martes, 28 de julio de 2009

Canillas y Hortaleza - Siglo XIX – Sexta parte.

Comienza el siglo con una epidemia de fiebre amarilla en el año 1800, por lo que el Ayuntamiento de Madrid ordenó una cuarentena a todas las personas que fueran a entrar en la villa. Esto afectó especialmente al barrio de Las Ventas, por el que discurría la carretera de Aragón (hoy calle Alcalá), y que en aquellos días pertenecía a Canillas.

Seguidamente se registran unas de las peores cosechas durante los años 1802 al 1804, y si unimos el estallido de la guerra contra los franceses de 1808 tendremos una primera década de hambruna y enfermedades.

Tanto Canillas como Hortaleza se vieron amenazadas por la instalación del mismísimo Napoleón en el palacio de los duques del Infantado en Chamartín de la Rosa, pueblo colindante a Canillas y Hortaleza. La contienda (1808 a 1813) costó la vida de muchos vecinos, hambrunas por estar obligados a avituallar a las tropas, así como el aumento del pillaje y vandalismo por la miseria existente, que se prolongaría hasta 1815, en el que una Real Orden mandaba encarcelar a cualquier persona sospechosa sin previo aviso. Para rematar la mala racha, es en estos años cuando se derrumbó la iglesia de San Matías de Hortaleza (desconocemos la fecha exacta).

La estructura de la sociedad continua manteniéndose como en el antiguo régimen, es decir, se siguen pagando las alcabalas. Así constan como principales perceptores de ellas los condes de Salvatierra, marquesa de Mejorada, conde de Canillas, marqués de Valmediano,... en los libros de los ayuntamientos datados en 1819.

Los grandes latifundistas eran los duques de Frías e Hijar y los marqueses de Santa Cruz, que arrendaban las tierras a las familias más pudientes que poseían los aperos y animales de labranza necesarios para su explotación, lo que permitió que estos últimos fueran adquiriendo terrenos con los beneficios obtenidos.

Es en 1820 cuando empieza a producirse un cambio en los títulos de las propiedades. Los burgueses (nueva clase social en España hasta entonces desconocida y fundamentalmente compuesto por comerciantes y banqueros), comienzan a adquirir bienes bajo el Trienio Liberal (1820-1823). Así encontramos en los legajos notariales nombres como: Sebastián Nikel, Juan Dot y Francisco Fiedrich, todos ellos comerciantes extranjeros. Este amanecer liberal se vio drásticamente cortado por la restauración absolutista de Fernando VII.

En septiembre de 1833 fallece Fernando VII, y toma la regencia Isabel II. Bajo el gobierno de Cea Bermúdez, se inician las reformas administrativas que supusieron la desaparición del antiguo régimen. De ello se encargó el Ministro de Fomento don Javier de Burgos, promulgándose el real decreto de fecha 30 de Noviembre de 1833, según el cual se rediseñó las provincias de España, siendo esta división la más ajustada y lógica que hubo hasta la fecha. Es así como se formó la actual provincia de Madrid, tal y como la conocemos, estando formada en aquel entonces por 13 partidos judiciales, 197 ayuntamientos y 225 poblaciones. Hortaleza dependía judicialmente de Colmenar Viejo, y Canillas de Alcalá de Henares, mientras que ambas pertenecían a la diócesis de Toledo.

El cambio de régimen trajo un nuevo sistema de elección de cargos municipales. Solo podían participar los varones, mayores de edad, residentes en las localidades y debían de tener la categoría de vecinos, es decir ser contribuyentes. Entre las funciones municipales estaban los pagos de consumos y contribución, reemplazos para el ejercito, sanidad, enseñanza, infraestructuras, mataderos,... todas ellas bajo la batuta del Gobierno Civil de la Provincia.

A mediados del siglo XIX se lleva a cabo la desamortización de los bienes eclesiásticos. Como ocurrió en tantos otros lugares de España, los campesinos con mayor poder económico aprovecharon la coyuntura para adquirir las tierras expropiadas, lo que permitiría a estos ir subiendo en el escalafón social, llegando a ser alcalde alguno de ellos en las décadas venideras (como Joaquín Aguado o Valentín Cuadrado).

Como no, la nobleza y burguesía también participaron en la compra de estos bienes. Así entre los burgueses encontramos propiedades a nombre de las familias Cavero, Urzait, de la Quintana, García Sancha,.... además, Natalia Urzait y Tomás Cavero se unieron en matrimonio, lo que consolidó el patrimonio más grande de la zona. Sus descendientes se emparentaron con la nobleza, llegando uno de sus hijos a ser marqués consorte de Portugalete y barón de Condorelet, y su hija condesa consorte Belchite. Este patrimonio se conservó hasta la mitad del siglo XX, siendo sus herederos los mayores promotores de viviendas en la primera mitad del siglo XX.

Como principales terratenientes de la nobleza estaban los marqueses de Bedmar, que poseían tierras en Canillas, Barajas, Canillejas, Hortaleza,....

Con la Restauración de 1876 volvieron muchas ordenes católicas, tanto a Canillas como a Hortaleza. En la primera, ya comenzado el siglo XX la Madre Cabrini puso en marcha su obra, y en Hortaleza los Paules y las Religiosas Ursulinas.

La ocupación de la población hasta estos años era de braceros para la labranza, y como ocurriera en siglo XVIII, alrededor de un veinte por ciento de la población se dedicaba a dar servicios a la capital, como ventas de productos frescos en sus mercados, sirvientas, lavanderas,...... la mayoría desempeñados por mujeres. .

Es en el último cuarto de siglo cuando una creciente inmigración llega sobre todo a Canillas, la mayoría empleados como albañiles en la construcción del ensanche de Madrid y las propias urbanizaciones de la villa, o labores afines, como los tejares, u otro más penoso pero que tenía mucho peso económico: los traperos. También se asienta una clase social media alta: militares, pequeños empresarios, empleados de banca,.... en los nuevos desarrollos urbanos de Canillas de la Concepción y la Ciudad Lineal.

Las condiciones de las casas de estos nuevos obreros eran lamentables, no disponían de agua, saneamientos, ni electricidad en su mayor parte; y las condiciones higiénicas eran sumamente precarias. Casi la totalidad de las rentas debían de ser destinados a productos de primera necesidad (techo, alimentos y ropa). Este fue el caldo de cultivo propicio para un movimiento reivindicativo obrero, como veremos en siguientes capítulos.

No obstante, el principal ingreso de los cascos urbanos de Hortaleza y Canillas siguió siendo la agricultura, aunque hay que tener en cuenta la reducida población del casco de Canillas respecto al total del municipio. Seguían cultivando fundamentalmente trigo, algo de vid y hortalizas. Tenían algún arroyo con pesca, un molino de aceite en Canillas, otro de chocolate en Hortaleza, y alguna tahona. La ganadería era lanar y caprina, muy escasa.

La industria, por llamarlo de alguna forma, eran pequeños talleres relacionados con la agricultura (herrerías, fábrica de carros,...) . Los tejares y cerámicas eran las empresas con más obreros. También elaboraban pan, vino y aceite, y vendían a otras poblaciones (fundamentalmente Madrid) los excedentes de grano, frutas, leche y aves.

Otra importante fuente de ingresos era el transporte mediante borricos, ya fuera de productos propios (pan, ropa de los lavaderos, vinos,...), o las frutas y hortalizas de la rivera del río Jarama para la capital.

En la tabla de las bases de contribuciones de Madrid del año 1820 vemos que Hortaleza contaba con una base de distribución sobre sus productos de 160.000, y Canillas 73.000, frente a los más grandes como Vallecas con 627.000, o Fuencarral y Vicálvaro 560.000.

En el último tercio de siglo surgen sendas iniciativas para mejorar la agricultura. En Canillas la Colonia Agrícola de la Purísima Concepción, promovida por don Manuel Heredia Ruiz, y que acabó convirtiéndose en una promoción inmobiliaria; y en Hortaleza, don Pedro Tovar Gutiérrez, compró en 1894 la Quinta del Cristo de la Salud para un proyecto en la mejora del forraje para el ganado.

Jarra del Mesón El Garnacho. Foto cedida por: Anuska de Moratalaz (Facebook).

El vino de garnacho, cultivado en ambos pueblos, cogió gran fama. Era un vino dulce y Canillas producía más que Hortaleza, aunque los mesones de Hortaleza eran muy visitados por los vecinos de Madrid, vendiendo la producción vinicola de los dos pueblos, aunque también una pequeña parte del vino de Canillas se vendía en bodegas del centro de la capital.

Nos tomamos un respiro después de este vistazo general al siglo XIX. En un próximo capítulo analizaremos más a fondo los cascos urbanos de Hortaleza y Canillas.

Capítulo anterior - Siglo XVIII

Autor: Ricardo Márquez.
En este blog también colaboran: Angel Caldito y José Manuel Seseña.

Fuentes:
Hortaleza, pasado y presente de un Distrito. Ayuntamiento de Madrid.
Biblioteca Nacional de España.
Biblioteca Comunidad de Madrid.
Instituto Geográfico Nacional.
Enciclopedia de Madrid Espasa Calpe. Año 1979.

6 comentarios:

  1. Hola Ricardo, te felicito por estos artículos sobre Canillas y Hortaleza, son magníficos, y da gusto leerlos de una vez, espero con mucho interés la continuación. ¡Cuánto trabajo hay detrás! enhorabuena, de verdad.

    Bueno, y por todo el blog, que voy leyendo poco a poco, os felicito a los tres, hay mucha tela...

    Viví un tiempo en Hortaleza, y le tengo mucho cariño, ¿la actual iglesia es también de San Matías?, desde luego ignoraba toda su historia, y que fuera zona de Quintas de Recreo.

    muchas gracias

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  2. Muchas gracias Mercedes por tu palabras. Están listos dos cápitulos más para finalizar el siglo XIX, y en uno de ellos trataremos la iglesia de San Matías, ya que fue reconstruida despues de casi sesenta años a finales del siglo XIX. Todavía sigue en pie la iglesia en el casco antiguo de Hortaleza, siendo junto a las Quintas y edificios que hay en ellas, las construcciones más significativos.

    Esperemos que entre todos, tu la primea, hagamos que se conozca más la historia de nuestro querido Madrid. Es algo que nos hace saber mejor quienes somos y de donde venimos.

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  3. Nueva foto añadida: Jarra del Mesón El Garnacho. Foto cedida por: Anuska de Moratalaz (Facebook).

    El vino de garnacho, cultivado en ambos pueblos, cogió gran fama. Era un vino dulce y Canillas producía más que Hortaleza, aunque los mesones de Hortaleza eran muy visitados por los vecinos de Madrid, vendiendo la producción vinicola de los dos pueblos, aunque también una pequeña parte del vino de Canillas se vendía en bodegas del centro de la capital.

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  4. Hola Ricardo, muchas gracias por tu blog. Por favor, necesitaría saber año aproximado de apertura de El Garnacho, y también de qué año a qué año funcionó el albergue de Santa María de La Cabeza, ¿era como una pensión o para la gente necesitada? ¿Había más fondas o posadas en el año 1900? Muchas gracias, es que estoy escribiendo un libro sobre Hortaleza.
    Y también, como te he preguntado ya en otro capítulo, tengo duda con los arroyos de Hortaleza: el del Quinto es el mismo que el de Rejas? O desembocaba en él? ¿A qué altura aproximada si lo sabes? Muchas gracias, sé que pregunto mucho, pero como tú sabes tanto... Un abrazo

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  5. Hola José. Te respondo a lo de los arroyos. El Quinto era el que salía entre Canillas y Hortaleza, iba a desembocar a la altura de la M30 en el arroyo de Juanes, que más o menos nacía por las Cárcavas. A la altura de Alameda de Osuna se unían el arroyo de la Granja y del Santo que venían de Conde de Orgáz y desde ahí era ya el arroyo de la Rejas.
    Del albergeue de Santa María no te puedo confirmar nada, y sobre el mesón de Garnacho lo más completo que he visto ha sido un artículo de no hace mucho en el periódico del barrio. Quizás en el libro de Aquiles encuentres algo de información sobre esto.
    Un saludo

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  6. Jo, muchísimas gracias Ricardo, entonces se puede decir que el único arroyo propiamente de Hortaleza era el del Quinto, ¿verdad? Muchísimas gracias por todo.

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