sábado, 7 de noviembre de 2009

Es tiempo de castañas



En el mes de Octubre, a mediados o finales dependiendo de la climatología, es el momento de ir al campo a coger castañas, el fruto del castaño que empezó a florecer en Julio que se encuentra dentro de una funda recubierta de espinas en un número variable de ejemplares de uno a cinco, pero ¡ojo! hay que tener cuidado de no pincharse con sus púas para no sentir la sensación de las ortigas, por lo que es recomendable varearlas para que caigan al suelo y una vez ahí pisarlas para que se rompa la cubierta que las protege y sacarlas sin problema.


El castaño es un árbol de hoja caduca, llamada candela, que se desarrolla en zonas frescas pudiendo alcanzar una altura superior a los treinta metros lo que da lugar a un gran tronco y una gran copa produciendo el conjunto de estos ejemplares entornos paisajísticos de gran belleza medioambiental denominados castañares que podemos contemplar en el norte de España desde Galicia a Pirineos y en zonas del Sistema Central y Sierra Morena[1].




El aprovechamiento del castaño puede ser para uso industrial y para su uso alimentario bien para personas o bien para animales. El uso industrial es la utilización de su madera para múltiples aplicaciones por su calidad, siendo la mas conocida aunque no la única importante, la de fabricación de muebles. El uso alimentario humano es la degustación de su fruto sea crudo, asado o formando parte de recetas culinarias en las que es un ingrediente protagonista, sobre todo en pastelería, o también en licorería. El uso alimentario animal es para engorde del ganado de cerda de forma similar a la bellota de los encinares. Las castañas secadas al humo reciben el nombre de castañas pilongas y pierden con ello gran parte de su agua, obteniéndose de ellas la harina de castaña.


La palabra castaña ha dado lugar a expresiones de gramática parda como ¡Toma castaña! ¡Vaya castañazo! etc.


El 1 de Noviembre, festividad de Todos los Santos, muchos lugares de nuestro país lo celebran yendo al campo a comer castañas asadas junto a otros productos, reuniéndose con este motivo amigos y familiares, algunos desplazados para la ocasión desde su lugar de residencia. Esta actividad festiva recibe diversos nombres según el lugar de celebración Calbote, Magosto, Castañada, Chaquetía, etc., con algunas particularidades que las diferencian pero que no detallamos por exceder del contenido de este tema.


Madrid también celebra a su manera el tiempo de castañas. Ha sido muy habitual la presencia en cada otoño-invierno de puestos callejeros de asado de castañas en lugares de mucho paso peatonal como plazas, proximidad a las bocas de metro, etc. Hay recuerdo de su existencia pasada en la Plaza de Tirso de Molina, Plaza de España, San Millán, etc.


Los puestos estaban protegidos por unos cartones o planchas de madera para aislarse del frío y de las corrientes de aire propias de la época invernal, e incluso algunos contaban con una pequeña techumbre donde estaba la asadora, pues aunque también había hombres, mayoritariamente eran atendidos por mujeres llamadas castañeras. La pieza fundamental del puesto es lógicamente la barbacoa toda de hierro, generalmente cilíndrica, que tiene las siguientes partes: En la superior la rejilla sobre la que se colocan los productos a asar removiéndolos con una paleta metálica para darles la vuelta, debajo de la rejilla un depósito de brasas azuzadas con un hierro de vez en cuando, y en la parte inferior la zona de lumbre con una pequeña puerta donde se introduce el combustible, unas veces carbón y otras astillas.


Los productos asados eran mayoritariamente castañas pero en algunos también había boniatos. Tanto castañas como boniatos se expendían dentro de unas bolsas de cucurucho de periódico, curiosa forma del reciclaje del papel-prensa, teniendo que demorar algo su consumo pues se vendían muy calientes.


Los puestos de castañas asadas han quedado en el recuerdo desapareciendo de las calles de Madrid, salvo contadísimas excepciones que siguen manteniendo esta tradición, al igual que ha venido ocurriendo con los de pipas, melones, helados, etc,. reducido su número drásticamente, ahogados por los gastos e impuestos que les impide compaginar precios asequibles con el justo beneficio de la actividad.



Autor: José Manuel Seseña.
En este blog también colaboran: Angel Caldito y Ricardo Márquez.

Fuentes fotografías y grabados:
http://www.flickr.com/photos/nicolas1056/
BNE
Museo Municipal Ayuntamiento de Madrid
http://blog.educastur.es/ (fotos de los castaños)

Notas:
[1] Abundan las poblaciones con nombres relacionados con el castaño: Así tenemos Miranda del Castañar en Salamanca, Castañar de Ibor en Cáceres, Candelario en Salamanca (Candela por la hoja del castaño y río por el río Cuerpo de Hombre), etc. Tampoco podía faltar una advocación mariana, representada por la Virgen del Castañar, patrona de Béjar (Salamanca) y de La Garganta (Cáceres) localidades que realizan una romería conjunta en su Santuario.


4 comentarios:

  1. Es una pena que cada vez queden menos. Sólo el olor que despiden, merece la pena que sigan existiendo.

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  2. Muchas gracias mcarmen por tu comentario. Tienes razón cada vez quedan menos puestos de castañas y lamentablemente no es lo único de antaño que va desapareciendo. La modernidad deja poco espacio para que siga existiendo lo tradicional.
    Entre todos procuremos que al menos permanezca su recuerdo.
    José Manuel

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  3. recuerdo de niño, una castañera que existia en el " paseo ronda " enfrente estaba el cine victoria , que no se si existe , creo que la persona que se ocupaba del puesto hera mayor, que recuerdo, saludos desde francia a todos los "CASTAÑEROS"

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  4. Gracias Anónimo por tu aportación. Aunque el punto que citas está retirado de los que hacemos el blog, intentaremos ´confirmar si aún se mantiene este puesto de castañas.
    Un saludo
    José Manuel

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