jueves, 30 de julio de 2009

Nos vamos de veraneo......


Expresión que empezó a utilizarse a comienzos del siglo XX por las clases pudientes que se iban a “tomar las aguas” al Cantábrico a raíz de decidir la Familia Real pasar unos días de la temporada estival en San Sebastián bañándose en la Playa de la Concha. Adquirieron también fama las del Sardinero en Santander, San Lorenzo en Gijón y Riazor en A Coruña pero quedaban por detrás en importancia por aquello de no ser lugar de estancia regia. El Mediterráneo carecía de interés para estas gentes.



También la Sierra de Guadarrama fue utilizada en la misma época por la gente adinerada para “tomar los aires” repartida entre San Lorenzo del Escorial y la Granja de San Ildefonso en la provincia de Segovia, lugares escogidos por los mismos motivos que San Sebastián. Surge tras ellos Cercedilla una población que es elegida para lugar de descanso por personas relevantes entre las que podemos citar a Santiago Ramón y Cajal y Joaquín Sorolla, cuyos nombres figuran de antiguo en importantes vías de su callejero.


La clase alta, única que se podía permitir el veraneo, precisaba en estos lugares serranos de unas estancias de acuerdo a su nivel social y se empezaron a construir enormes edificios rodeados de grandes extensiones de terreno, algunos coronados por una torre, utilizándose un patrón arquitectónico similar consistente en la colocación de ladrillo rojo en las esquinas del chalet y en los dinteles de puertas y ventanas de todas las plantas. El auge del veraneo de élite demandó la construcción de nuevas infraestructuras y así en 1.923 se inauguró el Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama que dio lugar en Cercedilla a la aparición de la selectiva colonia de Camorritos donde muchos de sus chalets, rodeados de pinos, no eran visibles desde el exterior y en San Lorenzo del Escorial la sociedad Abantos inició una serie de proyectos, malogrados todos ellos por cuestiones económicas, entre los que cabe destacar un casino y un tranvía desde la estación de ferrocarril cuyas vías sin haber entrado en servicio son visibles hoy en un pequeño tramo de la parte alta de la población.


La selecta clientela que frecuentaba la estación de Príncipe Pío encasilló al viajero-tipo al compararlo con los que utilizaban las otras, estereotipo que ha perdurado bastante tiempo. Aplicando un símil futbolístico se consideraba de primera categoría a los que usaban la Estación del Norte, de segunda a los de la Estación del Mediodía y de tercera a los de Delicias.


El aire puro y limpio de la sierra propició la aparición de sanatorios y preventorios para tratar las enfermedades pulmonares como la silicosis y la tuberculosis[1]. Con la llegada de la República se pretendió acercar la Sierra de Guadarrama a las clases populares para que disfrutasen de aire sano el día de descanso dominical diseñando un ambicioso plan de construcción de carreteras del que solo algunas se llegaron a empezar[2].

En los años cincuenta resurge nuevamente el veraneo en la sierra con la incorporación de cierta clase media compuesta principalmente por pequeños comerciantes. Nuevos lugares de destino aparecen, todos ellos en el entorno de las líneas de ferrocarril a Ávila y Segovia, inicialmente alquilando para la temporada de verano una habitación de una casa de pueblo con derecho a cocina y compartiendo el servicio con sus dueños[3].


Aparece el “Rodríguez” figura representativa del marido que trabaja durante la semana hasta el sábado que llega por la tarde a la sierra para reunirse con la familia regresando a Madrid a última hora de la tarde del domingo o en el primer tren del lunes, que circula casi de madrugada[4] .


A finales de los cincuenta y principios de los sesenta, los nuevos veraneantes a medida que sus recursos económicos lo permiten, se van haciendo propietarios al comprar parcelas que edifican con estilo propio, generalmente en piedra. El terreno y la superficie construida son sensiblemente menores si hacemos comparación con los de principio de siglo XX, pero bastante grandes si lo referenciamos a los actuales chalets individuales o pareados o adosados. Surgen muchas colonias veraniegas que unen el casco histórico con las estaciones del ferrocarril, generalmente alejadas de la población, algunas de las cuales reciben el apelativo de “colonia de los tenderos” por la profesión de la mayoría de sus propietarios. El medio de transporte sigue siendo el tren y el autobús de línea[5] .

A mediados de los sesenta, con el inicio de la motorización, salen nuevos destinos veraniegos en la sierra alejados del ferrocarril ya que con la moto con sidecar y sobre todo con el “600” hay una libertad de movimientos que permiten ir a lugares en el que comprar parcelas resulta mas barato, principalmente en el entorno de la carretera de Burgos.

Pero es en los años sesenta cuando le sale el mayor competidor a la sierra con la popularización de las playas mediterráneas, llegando a ser considerado el veraneo en la sierra como de segunda categoría. El desplazamiento de la familia en un pequeño utilitario, con múltiples trastos sobre la baca, carreteras tortuosas bajo un sol de justicia, resultan una aventura épica desde la óptica actual con coches amplios con aire acondicionado circulando sobre autovías.

Desde finales de los sesenta hasta la actualidad se produce una generalización del deseo de tener segunda vivienda, haciéndose urbanizaciones con escasa superficie edificada y poco terreno alrededor de la casa. El radio de actuación se amplia considerablemente ya que se construye también en sitios que no son necesariamente de sierra, en el entorno de las demás carreteras radiales y sus ramales, pues algunos lugares junto a la A-6 llegan a la saturación lo que ha hecho que los pueblos hayan perdido sus señas de identidad con la desaparición del ambiente rural al utilizarse el terreno de los prados donde pastaban las vacas o las huertas donde se sembraban tomates y patatas para edificar masificadamente.


Finalmente la Sierra de Guadarrama, ha sufrido un importante cambio en las características demográficas. Ya no es como antes que sufrían un considerable bajón de habitantes con la llegada del invierno, pues ahora muchos pueblos serranos son la primera residencia de gran parte de sus vecinos ya que gracias a las importantes infraestructuras construidas así como la extraordinaria frecuencia de los trenes de cercanías y autobuses interurbanos permiten trabajar en Madrid viviendo en la sierra, algo que habría sido considerado ciencia ficción cuando comenzaron los veraneos en los albores del siglo XX[6].


Autor: José Manuel Seseña Molina
Colaboran también en el blog Historias Matritenses Ricardo Márquez y Ángel Caldito.

Fuentes: BNE.

[1] Estos establecimientos sanatoriales estuvieron repartidos por diversos lugares de la Sierra de Guadarrama, aunque principalmente se concentraron en la zona de Tablada. Fueron aumentando en número y tamaño hasta finales de los años sesenta en que se establecieron otras formas diferentes para el tratamiento de las afecciones pulmonares, quedando muchos de ellos abandonados, algunos sin haber entrado en servicio, y otros, los menos, habilitados para otros usos.
[2] Afortunadamente para la Sierra de Guadarrama el plan no pudo hacer, independientemente de los motivos por los que no se llevó a cabo, pues estaría surcada por carreteras en donde hoy son caminos y senderos.
La mas famosa era la que subía al Puerto de la Fuenfría que quedó inconclusa con tramos inconexos. Otras carreteras importantes eran las que desde El Pardo se dirigían a Colmenar Viejo y a Torrelodones que atravesaban el Monte del Pardo y que no se pusieron en servicio por estar en este lugar la residencia del anterior Jefe del Estado, circunstancia indirecta que ha servido para mantener prácticamente virgen este bosque mediterráneo junto a Madrid.
[3] Fuera de la provincia de Madrid, destacan Las Navas del Marqués en Ávila y San Rafael, barrio dependiente de El Espinar, en Segovia.
[4] “Estar de Rodríguez” ha sido muy denostado debido a las películas españolas en las que presentaban a los maridos como mujeriegos que echaban de vez en cuando “una canita al aire” al estar libre del control familiar. Evidentemente ha habido casos en que así ha sido, sin embargo el verdadero “Rodríguez” lo pasaba mal pues hay que recordar que esa época todas las labores domésticas recaían en la esposa y los maridos no sabían ni freír un huevo, por lo que es fácil suponer las penurias que soportaban al estar solo durante la semana.
[5] El tren y el autobús de línea de los sábados por la tarde llevaba a los maridos y eran conocidos por “el lechero” .
Las empresas de autobuses eran Doaldi a San Lorenzo del Escorial, Larrea a Cercedilla y La Sepulvedana a El Espinar y La Granja. Independientemente en algunos lugares había servicio de autobuses desde la estación a la población para facilitar el desplazamiento que desaparecieron con la motorización, entre ellos había El Escorial-San Lorenzo del Escorial, Cercedilla, Segovia-La Granja, San Rafael-El Espinar, Las Navas...
[6] El diario ABC siempre tuvo una columna de Ecos de Sociedad en las que se daban a conocer actos de la alta sociedad, tales como natalicios, matrimonios, peticiones de mano, presentación en sociedad, etc.En un día veraniego de 1.920 leemos: La señora marquesa de ...... ha partido de la estación del Norte acompañada de sus hijos para pasar unos días de descanso en San Lorenzo del Escorial, viaja con ella su servicio doméstico. Hoy en que las ciencias adelantan que es una barbaridad como dice la zarzuela de la Verbena de la Paloma, con unas comunicaciones tan rápidas y fluidas, esta noticia no nos deja indiferentes.

martes, 28 de julio de 2009

Canillas y Hortaleza - Siglo XIX – Sexta parte.

Comienza el siglo con una epidemia de fiebre amarilla en el año 1800, por lo que el Ayuntamiento de Madrid ordenó una cuarentena a todas las personas que fueran a entrar en la villa. Esto afectó especialmente al barrio de Las Ventas, por el que discurría la carretera de Aragón (hoy calle Alcalá), y que en aquellos días pertenecía a Canillas.

Seguidamente se registran unas de las peores cosechas durante los años 1802 al 1804, y si unimos el estallido de la guerra contra los franceses de 1808 tendremos una primera década de hambruna y enfermedades.

Tanto Canillas como Hortaleza se vieron amenazadas por la instalación del mismísimo Napoleón en el palacio de los duques del Infantado en Chamartín de la Rosa, pueblo colindante a Canillas y Hortaleza. La contienda (1808 a 1813) costó la vida de muchos vecinos, hambrunas por estar obligados a avituallar a las tropas, así como el aumento del pillaje y vandalismo por la miseria existente, que se prolongaría hasta 1815, en el que una Real Orden mandaba encarcelar a cualquier persona sospechosa sin previo aviso. Para rematar la mala racha, es en estos años cuando se derrumbó la iglesia de San Matías de Hortaleza (desconocemos la fecha exacta).

La estructura de la sociedad continua manteniéndose como en el antiguo régimen, es decir, se siguen pagando las alcabalas. Así constan como principales perceptores de ellas los condes de Salvatierra, marquesa de Mejorada, conde de Canillas, marqués de Valmediano,... en los libros de los ayuntamientos datados en 1819.

Los grandes latifundistas eran los duques de Frías e Hijar y los marqueses de Santa Cruz, que arrendaban las tierras a las familias más pudientes que poseían los aperos y animales de labranza necesarios para su explotación, lo que permitió que estos últimos fueran adquiriendo terrenos con los beneficios obtenidos.

Es en 1820 cuando empieza a producirse un cambio en los títulos de las propiedades. Los burgueses (nueva clase social en España hasta entonces desconocida y fundamentalmente compuesto por comerciantes y banqueros), comienzan a adquirir bienes bajo el Trienio Liberal (1820-1823). Así encontramos en los legajos notariales nombres como: Sebastián Nikel, Juan Dot y Francisco Fiedrich, todos ellos comerciantes extranjeros. Este amanecer liberal se vio drásticamente cortado por la restauración absolutista de Fernando VII.

En septiembre de 1833 fallece Fernando VII, y toma la regencia Isabel II. Bajo el gobierno de Cea Bermúdez, se inician las reformas administrativas que supusieron la desaparición del antiguo régimen. De ello se encargó el Ministro de Fomento don Javier de Burgos, promulgándose el real decreto de fecha 30 de Noviembre de 1833, según el cual se rediseñó las provincias de España, siendo esta división la más ajustada y lógica que hubo hasta la fecha. Es así como se formó la actual provincia de Madrid, tal y como la conocemos, estando formada en aquel entonces por 13 partidos judiciales, 197 ayuntamientos y 225 poblaciones. Hortaleza dependía judicialmente de Colmenar Viejo, y Canillas de Alcalá de Henares, mientras que ambas pertenecían a la diócesis de Toledo.

El cambio de régimen trajo un nuevo sistema de elección de cargos municipales. Solo podían participar los varones, mayores de edad, residentes en las localidades y debían de tener la categoría de vecinos, es decir ser contribuyentes. Entre las funciones municipales estaban los pagos de consumos y contribución, reemplazos para el ejercito, sanidad, enseñanza, infraestructuras, mataderos,... todas ellas bajo la batuta del Gobierno Civil de la Provincia.

A mediados del siglo XIX se lleva a cabo la desamortización de los bienes eclesiásticos. Como ocurrió en tantos otros lugares de España, los campesinos con mayor poder económico aprovecharon la coyuntura para adquirir las tierras expropiadas, lo que permitiría a estos ir subiendo en el escalafón social, llegando a ser alcalde alguno de ellos en las décadas venideras (como Joaquín Aguado o Valentín Cuadrado).

Como no, la nobleza y burguesía también participaron en la compra de estos bienes. Así entre los burgueses encontramos propiedades a nombre de las familias Cavero, Urzait, de la Quintana, García Sancha,.... además, Natalia Urzait y Tomás Cavero se unieron en matrimonio, lo que consolidó el patrimonio más grande de la zona. Sus descendientes se emparentaron con la nobleza, llegando uno de sus hijos a ser marqués consorte de Portugalete y barón de Condorelet, y su hija condesa consorte Belchite. Este patrimonio se conservó hasta la mitad del siglo XX, siendo sus herederos los mayores promotores de viviendas en la primera mitad del siglo XX.

Como principales terratenientes de la nobleza estaban los marqueses de Bedmar, que poseían tierras en Canillas, Barajas, Canillejas, Hortaleza,....

Con la Restauración de 1876 volvieron muchas ordenes católicas, tanto a Canillas como a Hortaleza. En la primera, ya comenzado el siglo XX la Madre Cabrini puso en marcha su obra, y en Hortaleza los Paules y las Religiosas Ursulinas.

La ocupación de la población hasta estos años era de braceros para la labranza, y como ocurriera en siglo XVIII, alrededor de un veinte por ciento de la población se dedicaba a dar servicios a la capital, como ventas de productos frescos en sus mercados, sirvientas, lavanderas,...... la mayoría desempeñados por mujeres. .

Es en el último cuarto de siglo cuando una creciente inmigración llega sobre todo a Canillas, la mayoría empleados como albañiles en la construcción del ensanche de Madrid y las propias urbanizaciones de la villa, o labores afines, como los tejares, u otro más penoso pero que tenía mucho peso económico: los traperos. También se asienta una clase social media alta: militares, pequeños empresarios, empleados de banca,.... en los nuevos desarrollos urbanos de Canillas de la Concepción y la Ciudad Lineal.

Las condiciones de las casas de estos nuevos obreros eran lamentables, no disponían de agua, saneamientos, ni electricidad en su mayor parte; y las condiciones higiénicas eran sumamente precarias. Casi la totalidad de las rentas debían de ser destinados a productos de primera necesidad (techo, alimentos y ropa). Este fue el caldo de cultivo propicio para un movimiento reivindicativo obrero, como veremos en siguientes capítulos.

No obstante, el principal ingreso de los cascos urbanos de Hortaleza y Canillas siguió siendo la agricultura, aunque hay que tener en cuenta la reducida población del casco de Canillas respecto al total del municipio. Seguían cultivando fundamentalmente trigo, algo de vid y hortalizas. Tenían algún arroyo con pesca, un molino de aceite en Canillas, otro de chocolate en Hortaleza, y alguna tahona. La ganadería era lanar y caprina, muy escasa.

La industria, por llamarlo de alguna forma, eran pequeños talleres relacionados con la agricultura (herrerías, fábrica de carros,...) . Los tejares y cerámicas eran las empresas con más obreros. También elaboraban pan, vino y aceite, y vendían a otras poblaciones (fundamentalmente Madrid) los excedentes de grano, frutas, leche y aves.

Otra importante fuente de ingresos era el transporte mediante borricos, ya fuera de productos propios (pan, ropa de los lavaderos, vinos,...), o las frutas y hortalizas de la rivera del río Jarama para la capital.

En la tabla de las bases de contribuciones de Madrid del año 1820 vemos que Hortaleza contaba con una base de distribución sobre sus productos de 160.000, y Canillas 73.000, frente a los más grandes como Vallecas con 627.000, o Fuencarral y Vicálvaro 560.000.

En el último tercio de siglo surgen sendas iniciativas para mejorar la agricultura. En Canillas la Colonia Agrícola de la Purísima Concepción, promovida por don Manuel Heredia Ruiz, y que acabó convirtiéndose en una promoción inmobiliaria; y en Hortaleza, don Pedro Tovar Gutiérrez, compró en 1894 la Quinta del Cristo de la Salud para un proyecto en la mejora del forraje para el ganado.

Jarra del Mesón El Garnacho. Foto cedida por: Anuska de Moratalaz (Facebook).

El vino de garnacho, cultivado en ambos pueblos, cogió gran fama. Era un vino dulce y Canillas producía más que Hortaleza, aunque los mesones de Hortaleza eran muy visitados por los vecinos de Madrid, vendiendo la producción vinicola de los dos pueblos, aunque también una pequeña parte del vino de Canillas se vendía en bodegas del centro de la capital.

Nos tomamos un respiro después de este vistazo general al siglo XIX. En un próximo capítulo analizaremos más a fondo los cascos urbanos de Hortaleza y Canillas.

Capítulo anterior - Siglo XVIII

Autor: Ricardo Márquez.
En este blog también colaboran: Angel Caldito y José Manuel Seseña.

Fuentes:
Hortaleza, pasado y presente de un Distrito. Ayuntamiento de Madrid.
Biblioteca Nacional de España.
Biblioteca Comunidad de Madrid.
Instituto Geográfico Nacional.
Enciclopedia de Madrid Espasa Calpe. Año 1979.

miércoles, 22 de julio de 2009

Viaje virtual en el tranvía C – Quinta Jornada



PLAZA DEL EMPERADOR CARLOS V
Inicio una nueva etapa recorriendo la Plaza del Emperador Carlos V. A la salida tengo a mi derecha el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía por reconversión del antiguo Hospital de San Carlos, imponente edificio hospitalario proyectado por Sabatini que causaba impresión en los pacientes por el tamaño de sus dependencias. Se cuenta que a partir de dejar de ser hospital, ocurrían por la noche fenómenos paranormales según decían los vigilantes nocturnos.




RONDA DE ATOCHA
Entro en la Ronda de Atocha, llamada en mi época del General Primo de Rivera, y tengo la primera decepción del día pues la zona de bulevar ha desaparecido ¡otra mas! Sigue a mi derecha la reciente ampliación del Museo, realizada para dar cabida a mas eventos.
Seguidamente la salida del túnel que se inició muy cerca del monumento del 11-M comentado en la jornada anterior.

A la izquierda primeramente el centro Salesiano y un poco mas allá el Circo Price, reubicado aquí tras muchos años sin circo estable en Madrid tras su desaparición de su emblemático emplazamiento en la Plaza del Rey.




RONDA DE VALENCIA
Sin darme cuenta estoy en la Ronda de Valencia, pues la Ronda de Atocha cambia de nombre en la confluencias de las calles de Valencia y Fray Luis de León. Haciendo esquina la Ronda de Valencia con su calle homónima está el centro cultural de La Casa Encendida. Observo que en la zona se han creado infraestructuras culturales antes inexistentes.




GLORIETA DE EMBAJADORES
Llego a la Glorieta de Embajadores, llamada por los castizos el Portillo. Según entro tengo a mi derecha la Casa de Baños haciendo esquina con Miguel Servet, actividad higiénica que todavía permanece aunque hoy con los cuartos de baño en cada casa ha perdido gran parte de las causas que lo motivaron, quedando su uso para personas con escaso poder adquisitivo.

Entre Miguel Servet y la calle de Embajadores se halla la Fábrica de Tabacos que en su época daba empleo a muchas mujeres. Yo al pasar por aquí recuerdo el intenso olor a tabaco que desprendían sus instalaciones. Hoy veo que está en proceso de reconversión en Sede del Centro Nacional de Artes Escénicas.
A partir de la calle Embajadores comienza una larga verja de hierro que aloja en su interior en la actualidad al Instituto de Enseñanza Cervantes, aunque en mi época era todavía la Facultad de Veterinaria.




RONDA DE TOLEDO
Salgo de la Glorieta de Embajadores por la Ronda de Toledo y también ha desaparecido el bulevar con sus frondosos árboles. Sigue teniendo a mi derecha la verja de rodea las instalaciones de la antigua facultad hasta casi llegar a la Ribera de Curtidores.

La “Gran Vía del Rastro” por llamarla de una forma cariñosa a la Ribera de Curtidores, veo que ha sido prolongada a costa de los numerosos puestos y almacenes que había entre la calle Mira el Sol y la Ronda de Toledo y entre ésta y el Paseo de las Acacias donde enlaza con el Paseo de la Esperanza dando así continuidad a un gran vial que se inicia en la Plaza de Cascorro y termina en el Paseo de Santa María de la Cabeza.

El Rastro, un gran mercado ambulante tradicional madrileño los domingos y festivos, ocupa varias calles adyacentes a la Ribera de Curtidores y en él, sin prisas y con paciencia, se puede encontrar aquello que uno anda buscando.

Llego a la Plaza Campillo Mundo Nuevo, un lugar que forma parte de las diversas calles confluyentes al Rastro, y que en los días de establecimiento me obligaba a ir con “cien ojos” con tanto viandante por la calzada, especializado de siempre en el intercambio de cromos y revistas además de las otras actividades habituales del gran zoco madrileño.

El entorno de la plaza ha sufrido una gran transformación, el subsuelo ha sido aprovechado para la construcción de un aparcamiento de residentes, el edificio del Mercado de Pescados cuya parte trasera da a ella ha sido transformado en un Mercado de Arte llamado Puerta de Toledo desapareciendo el olor, algunas veces nausebundo, que desprendían sus instalaciones. Enfrente, al otro lado de la Ronda, la fabríca de Gas que también desprendía olores algunas veces y que tenía una potentísima sirena que anunciaba los cambios de turno de trabajo, ha desaparecido y su espacio parcialmente convertido en los Jardines del Rastro, conserva la antigua chimenea como monumento de arqueología industrial, y el resto transformado en viviendas ¡como no!. Frente a sus instalaciones por el lado de la calle del Gasómetro, estaba el Campo del Gas, en el que numerosos equipos de fútbol modestos jugaban en la mañana del domingo sus partidos de competición; también era muy célebres las veladas nocturnas veraniegas de boxeo o de lucha libre, actividades hoy en franca regresión, que eran anunciadas en carteles que se pegaban en los numerosos “lugares de costumbre”.

Continúo por la Ronda de Toledo y un paso subterráneo se adentra en las entrañas para evitar la Puerta de Toledo saliendo por la Ronda de Segovia, zona que no forma parte de mi recorrido.




PUERTA DE TOLEDO
Finalizo la Ronda de Toledo entrando en la glorieta de la Puerta de Toledo, edificada en el siglo XIX en honor de Fernando VII. rodeada por jardines que hoy son inaccesibles para visitarla al pie pero que en mi época sí lo eran e incluso la rotonda de alrededor era mayor. Me cuentan que hasta los años 30 el paso de tranvías se realizaba por el arco central.

A mi derecha la gran explanada central delante de la puerta principal del antiguo Mercado de Pescados, hoy de Arte, que también es utilizada los días de Rastro para ampliación del mercadillo y en mi época para aparcamiento de camiones pescaderos que hacían difícilmente transitable el paso por la Puerta de Toledo.

Al otro lado de la glorieta, la Gran Vía de San Francisco de la que ya hablé en la primera jornada y que dio lugar su construcción a la desaparición prácticamente total del Barrio de la Ventosa, llegando incluso a decirse que el Parque de Bomberos que hace esquina también tendría que ser derribado. Los miembros de este Cuerpo realizan en la glorieta ejercicios demostrativos el día 15 de Agosto cuando tiene lugar el descuelgue del cuadro de la Virgen de la Paloma, su Patrona, en la cercana iglesia bajo su advocación.




CALLE DE TOLEDO
Salgo de la Puerta de Toledo por la calle de Toledo con un fuerte repecho y en la esquina con Capitán Salazar Martínez ya no está el restaurante tradicional “Casa Maxi”, lugar donde los camioneros del pescado “hacían por la vida”. El traslado del mercado a Mercamadrid fue la causa de su desaparición.
Superada la mayor inclinación de la calle de Toledo, está a la izquierda el acceso auxiliar a la Parroquia de la Virgen de la Paloma que accede por las inmediaciones de la sacristía. Estamos en uno de los mas castizos barrios madrileños y la iglesia ¡no digamos!.

Un poco mas allá, la Fuentecilla, ¡ahí es ná!. Una artística fuente coronada por un león situada en la confluencia de la calle de la Arganzuela.

Sigo subiendo la calle de Toledo y un poco antes de llegar a la calle López Silva el paso me trae a la memoria el inconfundible aroma que había a café recién molido procedente de un desaparecido establecimiento.

Finalizo la etapa llegando a San Millán, en la esquina con la Plaza de la Cebada, donde enlazo con el recorrido inicial.




La próxima jornada la dedicaré a hacer un recopilatorio de las cinco jornadas.

Cuarta Jornada (anterior).

Autor: José Manuel Seseña Molina
Colaboran también en el blog Historias Matritenses Ricardo Márquez y Ángel Caldito.
Fuentes de mapa y vídeos: Google Maps.

jueves, 16 de julio de 2009

Madrid se divorcia

El 2 de marzo de 1932, las Cortes de la II República habían aprobado una histórica ley del divorcio impulsada por el entonces ministro de Justicia, Fernando de los Ríos, en virtud de uno de los artículos de la Constitución de 1931, que preveía la disolución matrimonial.

Esta norma, que contemplaba aspectos tan novedosos como la fórmula del mutuo disenso, la posibilidad de que la pareja acordara el destino de los hijos menores o la obligación mutua de pensión alimenticia, fue derogada el 23 de septiembre de 1939. Durante cuarenta años, el matrimonio fue indisoluble en España.

LEY DEL DIVORCIO DE LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA
El Concilio de Trento supone un hito importante en la disciplina del matrimonio en nuestro país, al disponer Felipe II, en Real Cédula de 12 de julio de 1564, que fuera guardado, cumplido y ejecutado lo dispuesto en el mismo. La Real Cédula significa el triunfo del principio de la indisolubilidad del matrimonio, principio que ha venido rigiendo sin solución de continuidad hasta la Ley del divorcio de 2 de marzo de 1932; por lo menos en materia civil.

La primitiva redacción del artículo 43 de la Constitución contemplaba el divorcio por mutuo disenso, por la libre voluntad de la mujer y a solicitud del marido con alegación, en este caso, de justa causa. La evidente discriminación entre el hombre y la mujer que ello suponía se justificaba pretendidamente en base a la realidad social de la época, pues, en muchos casos la mujer preferirá, por pudor, no pedir el divorcio a airear ante los Tribunales su intimidad familiar. Sin embargo, prevaleció la postura contraria, fundada en que ello vendría a consagrar la inferioridad de la mujer y en que contravendría el principio de igualdad entre los sexos. Por tanto, en su versión definitiva, la Constitución recogía sólo el divorcio por mutuo disenso y a petición de uno de los cónyuges con alegación de causa.

El artículo 3 de la Ley del divorcio de 2 de marzo de 1932 establecía como causas de divorcio:

1ª. El adulterio no consentido o no facilitado por el cónyuge que lo alegue.

2ª. La bigamia, sin perjuicio de la acción de nulidad que pueda ejercitar cualquiera de los cónyuges.

3ª. La tentativa del marido para prostituir a su mujer y el conato del marido o de la mujer para corromper a sus hijos o prostituir a sus hijas, y la connivencia en su corrupción o prostitución.

4ª. El desamparo de la familia, sin justificación.

5ª. El abandono culpable del cónyuge durante un año.

6ª. La ausencia del cónyuge cuando hayan transcurrido dos años desde la fecha de su declaración judicial, computada conforme al artículo 186 del Código Civil.

7ª. El atentado de un cónyuge contra la vida del otro, de los hijos comunes o los de uno de aquellos, los malos tratamientos de obra y las injurias graves.

8ª. La violación de alguno de los deberes que impone el matrimonio y la conducta inmoral o deshonrosa de uno de los cónyuges, que produzca tal perturbación en las relaciones matrimoniales, que hagan insoportable para el otro cónyuge la continuación de la vida común.

9ª. La enfermedad contagiosa y grave de carácter venéreo, contraída en relaciones sexuales fuera del matrimonio y después de su celebración, y la contraída antes, que hubiera sido ocultada culposamente al otro cónyuge al tiempo de celebrarlo.

10ª. La enfermedad grave de la que por presunción razonable haya de esperarse que en su desarrollo produzca incapacidad definitiva para el cumplimiento de alguno de los deberes matrimoniales, y la contagiosa, contraídas ambas antes del matrimonio y culposamente ocultadas al tiempo de celebrarlo.

11ª. La condena del cónyuge a pena de privación de libertad por tiempo superior a diez años.

12ª. La separación de hecho y en distinto domicilio, libremente consentida durante tres años.

13ª. La enajenación mental de uno de los cónyuges, cuando impida su convivencia espiritual en términos gravemente perjudiciales para la familia y que excluya toda presunción racional de que aquella pueda restablecerse definitivamente. No podrá decretarse el divorcio en virtud de esta causa, si no queda asegurada la asistencia del enfermo.

De la lectura de estas causas puede deducirse que la Ley republicana contemplaba los tres tipos de divorcio posibles: divorcio por mutuo disenso, divorcio-sanción o divorcio por culpa, y también divorcio-remedio.

En su época esta Ley fue enjuiciada favorablemente, sobre todo en base a la admisión del divorcio por mutuo disenso que se recogía en un número relativamente pequeño de legislaciones. De hecho, fue un modelo a adoptar para muchos países europeos cuyas legislaciones contemplaban un modelo de familia que, al menos en las grandes ciudades y en las zonas industrializadas, no respondía a la realidad social del momento. Nuestra Ley de Divorcio, en cambio, si de algo pecaba era de adelantarse a la sociedad española, señalando nuevos caminos de solución pacífica de los conflictos familiares a los que, por desgracia, no se encontraba demasiado acostumbrada.
(Texto extraído del Rincón del Vago)

En Madrid de 1934 el actor granadino Alfonso de Benavides, acometió la accidentada realización, que requirió la ayuda técnica del director chileno Adelqui Millar de la película Madrid se divorcia. Era una adaptación de una novela de Enrique López Alarcón y fue la primera película parlante y sonora en español filmada totalmente en Madrid. En dicha película actuaban entre otros los siguientes actores: Rosita Lacasa, José María Linares Rivas, Jesús Tordesillas y la bailarina Ana María.


Foto de Adelqui Millar

Se desconocen los problemas padecidos en la producción de ésta película, pero la publicidad aparecida en la revista Cinegramas del 2 de diciembre de 1934, decía lo siguiente:

La película de las 1.000 representaciones. Esta película, popularísima ya en los Tribunales de Madrid por el cúmulo de escándalos, incidencias y procedimientos a que ha dado lugar, va a ser, por fin, estrenada en breve, merced a la resolución dictada por la Sala I de esta Exma. Audiencia, que en sentencia hoy firme, de 4 de octubre pasado, reconoce la posesión y propiedad de la misma a don J. G. Mayorga, para su explotación en España y Portugal.
Tanto se ha hablado y comentado de esta película, donde se ven personas muy conocidas en sociedad, que su estreno se espera como el acontecimiento cinematográfico del año.


Se estrenaría en 1935 en el Cine Coliseum de Madrid con el siguiente eslogan publicitario:

¿Puede una mujer enamorada de su marido serle infiel sin ser culpable?



Esta publicidad reflejaba de algún modo las costumbres públicas durante la República. El divorcio, en efecto, se estaba introduciendo rápidamente en las costumbres españolas, especialmente entre la burguesía.

Según información de Juan B. Heinink se ha encontrado recientemente una copia de la película por parte de la Filmoteca Nacional. Esperamos tener alguna imagen de la misma en cuanto esté disponible.

En el siguiente link se puede ver la programación de la Filmoteca Española del 2006 con la proyección de 53´ de la película:



Autor: Angel Caldito.
En el blog colaboran también José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.

Fuentes: BNE, ABC y Filmoteca Española.

sábado, 11 de julio de 2009

Iglesia de San Juan Bautista – El Cerro de la Cabaña

Como introducción de futuros trabajos sobre el barrio del Cerro de la Cabaña, seguidamente reproducimos íntegro un artículo que hemos encontrado en un periódico de la prensa católica, fechado en abril de 1935. No opinamos ni a favor, ni en contra; ni afirmamos, ni negamos nada de lo que reproducimos, tan solo lo consideramos un magnífico testimonio.

La Parroquia de Canillas
Es muy poco conocida la historia de los templos de las afueras de Madrid, y menos todavía la riqueza arqueológica y artística que encierran y que merece divulgarse.

Canillas en la edad media, moderna y contemporánea. Cuando en el año 1083 tuvo lugar la gloriosa conquista de Madrid y de su castillo, que poseía los moros, por el gran y victorioso Rey de Castilla don Alfonso VI el Bravo (años 1073-1109), en cuyo reinado vivió el batallador Cid Campeador, el monarca se preocupó de los nuevos territorios que se agregaban a la corona castellana, fundándose señoríos en honor de lo nobles cristianos que tanto ayudaron a la Reconquista. Se sabe que uno de los señoríos fue otorgado a los señores de Canillas, y fundó el pueblo de Canillas, muy próximo al de Hortaleza. El condado de Canillas es posterior al señorío y data del año 1688. El título así lo dice y subsiste la casa condal.

De la importancia que tuvo la primitiva iglesia parroquial del Condado de Canillas da idea la hermosa y muy artística pila bautismal, que se conserva y que es del siglo XIII. En el archivo parroquial hay otro libro dedicado a la fundación del Posito de Canillas, del año 1595, que demuestra una vez más de que manera la Iglesia Católica se ha preocupado siempre de los labradores necesitados de auxilio y de crédito, con modestísimos intereses, como ordena nuestra Sacrosanta Religión.

En el año 1690, y sobre las ruinas de la primitiva iglesia parroquial, tan antigua, se levantó otro gran templo igualmente bajo la advocación de San Juan Bautista que prueba la insuperable fe cristina del siglo XVII, porque todos los vecinos de Canillas contribuyeron con recursos monetarios, los que los tenían, y con prestación personal los restantes. La fe erigió el templo que se conserva, afortunadamente. Hace unos pocos años se ha levantado una hermosa y capaz iglesia auxiliar, la de Nuestra Señora del Carmen, en el extremo opuesto de la jurisdicción, y de la cual hablamos después.
 Ciudad Lineal”, porque las calles afluentes a la central son perpendiculares a esta y las manzanas son rectangulares. El proyecto se llevó a cabo y la nueva ciudad corresponde, en gran parte, al término municipal de Canillas, y otra parte al de Chamartín de la Rosa. Como el tranvía eléctrico arranca de las inmediaciones del puente de las Ventas del Espíritu Santo, también afecta, en parte, al termino de Canillejas y al de Vicálvaro. El tranvía termina en la glorieta de los Cuatro Caminos, o sea en plena calle de Bravo Murillo.


La Ciudad Lineal en la parte oriental y limítrofe de Madrid Pronto hará setenta años que surgieron los ensanches de Madrid: barrios de Salamanca, Pozas, Argüelles, etc., y, posteriormente, en las Ventas del Espíritu Santo, Puente de Vallecas, la Guindalera, la Prosperidad y otras muchísimas y más barriadas, que actualmente encierran muchos centenares de miles de almas, de nuestra capital y de sus afueras.

Un hombre muy emprendedor, don Arturo Soria, concibió la idea de levantar al norte de la carretera de Aragón (que es la prolongación de la madrileña calle de Alcalá), una gran barriada, con el acertado título de “

En la Ciudad Lineal, que tiene abundante y hermoso arbolado, sobre todo en la calle central, que modernamente se llama calle de Arturo Soria, se han levantado muchísimos hoteles, con jardines, en esta gran vía central y en las numerosas calles adyacentes. Hay en esas extensas barriadas numerosa población, como vamos a ver.

Canillas antiguo y moderno. Al otro lado del arroyo Abroñigal, o sea del puente de las Ventas del Espíritu Sano, que dista más de cuatro kilómetros de la Puerta del Sol, se edificaron casas a uno y otro lado de la carretera de Aragón, formándose cerca del puente una gran barriada y como continuación de esta hay otra titulada oficialmente La Concepción, pero también llamada Pueblo Nuevo, ambas a lo largo de la carretera. A poca distancia del kilómetro 6 comienza la Ciudad Lineal, la calle de Arturo Soria, que es perpendicular al camino carretero expresado. Tal incremento han tomado las barriadas, que hace años el Ayuntamiento de Canillas trasladó a la carretera la Casa Consistorial, la Casa de Socorro y otros más servicios municipales.

Mientras que el antiguo casco, el histórico de Canillas, situado a dos kilómetros de Pueblo Nuevo, tiene menos de 900 almas, en Pueblo Nuevo hay más de 3.400. El Municipio de Canillas tiene unas 14.000 almas en total. Los grandes barrios de Canillas son el mencionado Pueblo Nuevo, San Pascual (inmediato relativamente a La Guindalera de Madrid, con 4.000 habitantes), Vista Alegre, también pobladísimo; el de Baterías, con cerca de 300 almas; San Fermín, San Juan, Barranqueras, San Pablo, Panderón, Quinta de la Paloma, la Ciudad Lineal y el Cerro de la Cabaña, con más de 700 almas, y sobre este cerro está levantada la iglesia parroquial auxiliar, construida recientemente y dedicada a la Santísima Virgen del Carmen. Es un templo muy hermoso y capaz.

Iglesias parroquiales y capillas auxiliares. Son las siguientes: la iglesia parroquial histórica, bajo la advocación de San Juan Bautista; la novísima iglesia auxiliar de la Virgen del Carmen; la capilla particular auxiliar de la Anunciada, con un coadjutor auxiliar, propiedad aquella de don Isidoro Vázquez; la del Colegio María Teresa, en la Ciudad Lineal, y la capilla de las Religiosas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, que tienen un asilo y colegio de niñas muy pobres y desgraciadas. La novísima iglesia del Carmen es fundación de la señora marquesa de Amboage, que la donó al Obispado. Es un templo amplio y de gran hermosura.

Ocupa dignamente el cargo de párroco desde hace unos años don Abrahán Quintanilla, joven sacerdote de extraordinaria cultura, virtud y merecimientos, ayudado por los coadjutores y capellanes, todos ellos sacerdotes igualmente meritísimos y laboriosos. Visitamos un domingo la parroquia, y he aquí las respuesta que bondadosamente dio a nuestras numerosas interrogaciones el señor cura:

Habla el señor cura párroco acerca de sus feligreses y de sus campañas.
- Por ser el Cerro de la Cabaña sitio estratégico y a las mismas puertas de Madrid, se ha inaugurado el culto parroquial el día 20 de junio de 1933 en la novísima iglesia auxiliar dedicada a Nuestra Señora del Carmen y levantada en dicho cerro. En una de las cercanas casas construidas para obreros –nos dice el señor párroco- resido yo. En la antigua iglesia parroquial del Canillas histórico atiende al culto un coadjutor. La parroquia, en total, tiene algo más de 4.000 almas. La población es heterogénea: en los hoteles de la Ciudad Lineal hay feligreses de la clase media y algunos de más elevada categoría social y económica; pero una enorme proporción es de gentes muy pobres, con preponderancia de obreros de la construcción (albañiles, etcétera), traperos y otros más desgraciados. Viven de su trabajo en Madrid, y con el gran paro existente sufren aquellos grandes necesidades, que la parroquia tiene que atender, pero lo hace con muchas dificultades, porque la parroquia es pobre en extremo.

Para atender mejor a estos desgraciados, el Excelentísimo Señor Obispo me ha autorizado para residir en el Cerro de la Cabaña, donde se halla la nueva iglesia, y vivo rodeado de muchísimos feligreses en situación muy precaria. El sacerdote encargado de la capilla particular frente a los barrios también pobrísimos de San Pascual y Alegría se ocupa preferentemente de estos feligreses igualmente desgraciados aunque yo intervengo por mi cargo. El fondo de todos los feligreses es cristiano y se comprueba diariamente por los enfermos a quienes visito personalmente, y otras veces lo hacen algunos bienhechores y las señoras de Acción Católica encargadas del servicio benéfico. Todos los feligreses mueren cristianamente. La labor benéfica, social y religiosa es continúa, pero requiere el empleo de limosnas diarias. Los frutos son hermosos y abundantes, aunque costosos, porque muchísimos feligreses estaban anteriormente apartados de la Iglesia material y moralmente a consecuencia de las propagandas extremistas rojas. Tenemos que prevenirnos de insuperable paciencia, porque al ir a visitar los barrios algunas personas nos insultan y emplean cánticos que hieren todo oído cristiano; pero a diario tenemos esta cruzada y, gracias a Dios, hemos obtenido frutos hermosísimos y esperamos que todavía sean mayores.
 Dejamos para un próximo capítulo lo que era el barrio del Cerro de la Cabaña, así como los planos y más fotos que vayamos encontrando.


Otras obras parroquiales, cultos y sacramentos
- Estos mapas topográficos del reputado Instituto Geográfico y este gran plano de Madrid y de su periferia que me presenta usted –nos dice el señor cura- permiten apreciar bien la enorme extensión de la parroquia de Canillas y conocer varias de las barriadas, pero no todas, porque estas son muy numerosas y se necesitaría un plano especialísimo y en amplísima escala lineal y gráfica de toda la feligresía.

Respecto al culto divino, todos los sacerdotes oficiamos diariamente en nuestra iglesia o capilla. Los domingos y demás días festivos decimos dos Misas cada sacerdote. Predicamos frecuentemente. Hay unas 4.000 comuniones mensuales, incluyendo las de los conventos. Todos los niños y niñas se bautizan y las bodas siguen celebrándose en la iglesia. Hubo disminución en los entierros cristianos debido a las propagandas extremistas, pero en la actualidad la proporción es mayor que antes y nos satisface mucho el triunfo de nuestras campañas de propaganda.

Asociaciones piadosas. En la iglesia vieja hay 19 Hijas de Maria, o sea todas las muchachas del antiguo casco, y 45 señoras del Apostolado de la Oración. En la Ciudad Lineal, 50 Hijas de Maria y 33 señoras del Apostolado.

Juventud masculina. En la iglesia nueva hay inscritos 30 muchachos mayores de catorce años, pero menores de veinte, que se reúnen en la pequeña sacristía porque no contamos con otro salón mayor. Utilizan una modesta biblioteca parroquial, aunque a veces tiene carácter circulante también para las muchachas. Espero incrementar el caudal bibliográfico para que la circulación de los buenos libros sea mayor. La Juventud está floreciente. Por la noche hay academia o clase de adultos. Se ha constituido una sección de deportes. Cuando sea posible habrá otra numerosa Juventud femenina, complemento de la masculina.

Escuelas católicas. Hay una de 50 niñas que sostiene las señoras bienhechoras; otra de niñas muy pobres huérfanas, que sufragan los Cruzados de la Enseñanza; en el Asilo de las Religiosas Misioneras del Sagrado Corazón, y la tercera, de 100 niñas, en el Colegio de las Religiosas de María Teresa, con algunas alumnas de pago, y las demás son gratuitas. El colegio es magnífico. Todavía proyectamos ampliar mucho más la enseñanza católica en varios de los barrio más populosos y necesitados de educación plenamente cristiana. Hay algunos maestros privados que son excelentes feligreses y de formación católica.

Catequesis. Es una de nuestras mayores preocupaciones. En la iglesia vieja, setenta y cinco niñas y niños; en la Ciudad Lineal, ciento veinte niños, que conoce usted –nos dice el señor cura- por haberlos visto en la Misa, a la cual ha asistido; en la capilla particular, las señoras costean la catequesis de 200 niñas. Tenemos el proyecto de que todos los niños y niñas de la parroquia de Canillas, distribuidos en sus barriadas, en la escala posible, acudan a la catequesis. Las señoras, los caballeros y las Juventudes, masculina y femenina, ayudarán cordialmente a todos los sacerdotes parroquiales y a los capellanes de la feligresía. En las Misas casi siempre hay niños y niñas de la catequesis y hay predicación de carácter infantil.

La miseria en Canillas, la ayuda de nuestro bienhechores para dar socorros y la labor parroquial benéfica. Las Religiosas Misioneras, que son catorce, tienen noventa niñas huérfanas de extremada pobreza, y aquellas salen diariamente a pedir limosna para sus desgraciadas asiladas; en el convento de Maria Teresa, que tiene doce religiosas, de las cien niñas, una gran parte de las alumnas del Colegio son verdaderamente pobres y su enseñanza es gratuita.

El paro obrero es muy intenso, y tenemos que suministrar medicinas, ropas, alimentos y limosnas en metálico. El hambre es nuestra preocupación, como también la de los enfermos. Para socorrer a tantos centenares de desgraciados, porque en el fondo son buenos, recurrimos a todos los medios lícitos, y principalmente a nuestras bienhechoras y bienhechores. A varios de estos los ha visto usted –nos dice el señor cura- en la Misa. Como la lista tiene cierta extensión, daré algunos nombres de estas personas tan buenas cristianas y muy amantes de la parroquia: señoras marquesas de Altamira y de Rialp, condesa Guimera (que tiene casa en la antigua Canillas), señorita Pilar Ortiz, don Carlos Gil Gárate, de familia abolengo tradicionalista; don José Gutiérrez del Álamo y don Ignacio Martínez. Estos buenos católicos y otros más son el paño de lágrimas parroquial, y sus nombres son bendecidos por nuestros pobres y figuran en las listas de honor de nuestros libros parroquiales de beneficencia.

Necesidades más urgentes. Un vasto salón o dos, una para cada grupo de jóvenes, masculinos y femeninos; materiales para la catequesis; un buen “cine” y películas, libros, etc. y sobre todo limosnas para nuestros pobres. También suplicamos oraciones para las demás personas que no puedan socorrer materialmente. Felicitamos al señor cura párroco, con encargo de que extendiera la felicitación a los demás sacerdotes y a todos sus auxiliares y bienhechores, de uno y otro sexo, y le dimos gracias reverentemente por sus atenciones al contestar a tantas preguntas. Esta parroquia (Deo volente) va a ser de las que más se han de destacar por sus nuevos y grandes triunfos, muy merecidos ciertamente.

En este blog colaboran: Angel Caldito, José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.

Fuentes: BNE y Filmoteca Nacional.
Vídeos: - Cerca de la Ciudad (1952)

martes, 7 de julio de 2009

Bancos de antaño – Segunda parte


Esta segunda parte está dedicada a las operaciones del día a día en una oficina bancaria tipo, vistas desde el punto de mira de los clientes.

La entrada al patio de operaciones era generalmente mediante puertas de molinillo, nada ver con las que hay ahora de esclusa que tanto crispan cuando una voz grabada dice con mayor o menor amabilidad “dejen sus objetos metálicos”. Un amplio mostrador corrido tenía los rótulos de los diversos negociados de la oficina Cartera, Valores, Extranjero, Cuentas Corrientes, Cuentas de Ahorro … y en un extremo las ventanillas de Cobros, Pagos y Letras. Curiosamente no era habitual el de Créditos pues estos temas se trataban directamente con Dirección.

Los tipos de interés tanto en las operaciones de depósito como en las de inversión eran fijos para todas las entidades y los establecía el Banco de España que los variaba de vez en cuando en función de la coyuntura económica española.

El dinero se tenía en Cuentas de Ahorro y el que “no se pensaba tocar” en Imposiciones a Plazo Fijo, en las que a pesar de estar marcado el tipo de retribución siempre había algunos casos excepcionales en los que se pagaban “extratipos”. Las Cuentas Corrientes eran utilizadas por los comerciantes y empresas y sí estaban a nombre solamente de una mujer casada precisaban para la apertura la autorización de su marido mediante firma de un documento llamado “autorización marital”, anacronismo desde la perspectiva actual pero que estuvo en vigor hasta la aprobación de la Constitución. Las comisiones de mantenimiento y administración de cualquier cuenta estaban “sin inventar”.

Los clientes que tenían cultura financiera invertían en Bolsa, generalmente en acciones pues no existían los productos que hay ahora. Aquellos que temían las oscilaciones de las cotizaciones ponían su dinero en obligaciones que les garantizaban un interés fijo, diciéndose de ellas en términos coloquiales que eran “papel de viudas“ por aquello de que ganaban menos pero conservaban intacto el capital. Los bancos por la custodia de estos depósitos y gestionar el cobro de cupón percibían unas comisiones bastante asumibles para la época.

El tener talonario de cuenta corriente daba prestigio al poseedor, y era normal oír decir “Ese sí que ha prosperado, tiene cuenta corriente”. Asimismo, los titulares de cartillas de ahorro era frecuente que evitaran ser vistos por personas conocidas cuando tenían que sacar dinero porque lo primero que iban a pensar era “¡Este que mal anda!” y así no tener que deshacerse en explicaciones, ciertas o falsas, de que era para una obra, para compra muebles, etc. Los niños junto con la cartilla tenían huchas metálicas donde metían sus ahorrillos, que solo podían ser abiertas en la oficina con la llave maestra del banco donde una vez contado el dinero se ingresaba en la cuenta.

En la actualidad el cobro de un talón o reintegro se hace yendo a la ventanilla de caja, pero en los tiempos que comentamos los trámites eran mucho mayores, a saber: un empleado rellenaba el reintegro, y a veces también el talón, les adhería un número de orden al documento entregando un resguardo al cliente; un botones u ordenanza los llevaba a la sección de Cuentas Corrientes o Cuentas de Ahorro donde los empleados con unos enormes libracos anotaban manualmente la operación; nuevamente el botones u ordenanza llevaba los documentos al apoderado de Caja que comprobaba sí la firma era correcta; y finalmente nuevo trasiego de los documentos haciéndolos llegar al ventanillero que procedía a llamar por el número adherido para efectuar su pago. A pesar de tanta manipulación de antaño, hoy también se espera en las filas de caja.

Un aspecto que se cuidaba al máximo era el encaje de efectivo para que no faltara dinero para pagar a los clientes, recurriendo a las oficinas mas próximas de la entidad si fuera menester. Hoy asumimos como normal cuando se nos dice “estamos esperando al coche”, “hay que esperar a que se abra la caja” …

Las transferencias eran operaciones que se tomaban con calma. Se hacían mediante carta, pero no siempre se confeccionaban en el mismo día que llegaban, después se ensobraban y se mandaban por correo a la sucursal de destino. Con este sistema transcurrían varios días, que se incrementaban considerablemente cuando iban dirigidas a otro banco pues la norma de todas las entidades era enviarlas a la sucursal de la misma plaza, o la mas próxima en caso de no existir, para que intentara captar como cliente al beneficiario. Tanta demora originaba frecuentemente el tener que localizar en qué punto estaba parada la operación. Las tarifas de comisiones dependían de sí el destino era una plaza bancable, semibancable o pueblo.

Un caso particular en las transferencias, eran las de vía telefónica entre sucursales de la misma entidad mediante claves convenidas, algo que los avances tecnológicos han erradicado. Se utilizaban para pagar las nóminas de una delegación o algún pago urgente, pero el problema surgía cuando había que contactar con alguna localidad no automatizada solicitando conferencia a través de operadora lo cual muchas veces daba lugar a prolongadas demoras.

La compensación de documentos era mediante presentación física al banco librado siendo su tamaño de lo mas variopinto. Los costes de manipulación llevó a las entidades a tratar de reducirlos empezando por la normalización de sus medidas hasta finalizar haciendo la presentación en soporte magnético, salvo en contadas excepciones.

Las letras de cambio eran los documentos mas habituales en cualquier mesa de trabajo. Hasta la aparición de las xerocopias, un número considerable de cobradores, sobre todo en los extrarradios, se encargaban de cobrar en domicilio del librado. Los efectos que no eran pagados a su vencimiento, los llamados “con gastos” eran enviados al Notario que hacía el requerimiento de pago.

En cartera descuento había verdaderos montones de letras para anticipar el importe al librador, siendo de destacar las que entregaban las tiendas de electrodomésticos procedentes de ventas a plazo, que por el tamaño del paquete en que venían se le llamaba coloquialmente “transistores”. En este negociado era donde mas variaban las condiciones de liquidación de una entidad a otra pues podía llegar a haber grandes diferencias en los tipos de comisión aplicados, ya que, como se ha indicado, los de los intereses eran “intocables”.

Los préstamos tenían una filosofía diferente, documentándose, como norma general, en letra financiera que se iba renovando periódicamente con rebaja de nominal. Los clientes de “primera línea” se les concedía en cuenta de crédito para que pagaran intereses solo por la cantidad utilizada.

La moneda extranjera estaba controladísima, pues no se podía tener en casa sin declarar. Los viajes al extranjero tenían una limitación de cantidad y el número de veces en que podía solicitarse moneda. En las cajas de alquiler, entre otras cosas, parece ser que se guardaba moneda extranjera por parte de aquellas personas que salían de España con frecuencia y no querían devolver el sobrante de sus viajes.

Cuando un cliente quería disponer fuera de la sucursal se utilizaba la conformidad telefónica, sistema que, al igual que las transferencias telefónicas, podía estar sujeto a demoras para conseguir la llamada. Los viajantes de comercio, en un mundo sin tarjetas, utilizaban un curioso sistema llamado carta de crédito simple, por el cual mediante retención en su cuenta del dinero que hubieran indicado, iban recorriendo España presentando la carta y mediante acreditación de su personalidad sacaban dinero que les era restado del disponible evitando con ello las esperas de las llamadas telefónicas.

Hasta aquí de forma muy abreviada algunas de las mas elementales operaciones. Hoy la tecnología hace impensable muchas de las aquí comentadas, desarrolladas con una gran cantidad de personal y exigua mecanización que estaba limitada a algunas sumadoras manuales y máquinas de escribir a compartir entre varios empleados. El tiempo de las actualizaciones de las cartillas y operaciones de cálculo “a mano” junto con el desconocimiento financiero es historia, afortunadamente.
-.-.-

Primera parte

Autor: José Manuel Seseña.
En este blog también colaboran: Angel Caldito y Ricardo Márquez.

Fotogramas de las películas:
- Todos al suelo (año 1981).
- Apartado de Correos 1.001 (año 1951).
Foto: Banco de Crédito Local (BNE, año 1933).
Vídeo: película Fin de Semana (1964).