viernes, 7 de enero de 2011

Sonría por favor – Anecdotario tranviario.

Esta conocida frase es con la que queremos empezar el 2011, año que se anticipa difícil, pero los que hacemos el blog Historias Matritenses pretendemos poner nuestro granito de arena de “al mal tiempo buena cara”, haciendo en este segundo artículo del nuevo ejercicio una pequeña recopilación de anécdotas tranviarias sucedidas en los primeros tiempos de este medio de transporte. Sí hemos conseguido que nuestros lectores esbocen una sonrisa nos damos por satisfechos. Se ha querido resaltar algunos aspectos de las normas sociales que imperaban con respecto a las señoras, a nuestro juicio muy encorsetadas por la etiqueta, que causan cierta extrañeza desde la perspectiva actual de igualdad.
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Los ripperts, vehículos que utilizaban ilegalmente las vías del tranvía, dieron lugar a muchas anécdotas. La enemistad de las empresas tranviarias que invirtieron su dinero en la construcción de las vías, con la del rippert, que se aprovechaba de la inversión económica de las otras, se trasladó a sus empleados siendo las riñas y peleas frecuentes y a veces alcanzaba también a los viajeros:


En la calle de Alcalá un tranvía atropelló a un rippert que utilizaba las vías. A consecuencia de ello, se enzarzaron en una pelea los mayorales y los cobradores de ambos, uniéndose a ella los viajeros de los dos vehículos. 1882
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Anuncio. Habiéndose hallado en un coche del tranvía de Madrid un billete del Banco de España de 25 pesetas, se hace saber al público que puede pasar a recogerlo en esta Delegación, calle Imperial nº 10, el que justifique pertenecerle, advirtiéndole que está reclamado por persona que dice ser su dueño. Madrid, 22 de noviembre de 1884, el Teniente Alcalde Delegado, Protasio Gómez


Siempre se ha dicho que el dinero no tiene dueño. Para hacernos una idea del valor, comentar que los trayectos costaban 10 y 15 céntimos.
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Un periódico informando de las trabas administrativas que pone el ayuntamiento de Madrid para el establecimiento de tranvías, motivadas por cuestión de competencias con el gobernador civil y el ministerio de Fomento, inserta este comentario que tiene doble lectura:


El ayuntamiento y el ganado mular piensan lo mismo, los dos odian a los tranvías.
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Mas sobre los ripperts. El humor popular madrileño veía así la pugna entre tranvías y ripperts con esta copla:

-El marido es el tranvía
-Y el amante Rippert es,
-Que se mete en su terreno
-Cuando el otro no lo ve
(Las vías son la mujer)
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Galantería con las señoras:

1) Suben cuatro señoras a un tranvía y un caballero se levanta y dice “Cedo mi asiento a la mayor de Vds.”. Como ninguna se dio por aludida, se volvió a sentar.

Groseros los ha habido siempre, porque su ofrecimiento es una falta de delicadeza.

2) En el momento que cae un gran chaparrón, sube a un coche-tranvía del barrio de Pozas una bellísima y desenvuelta joven, que por lo visto, viaja sola. A pesar de que el coche va lleno, se le hace sitio en interior. En el momento en que el cobrador se acerca a darle el billete, la joven echa mano al bolsillo y prorrumpe en una exclamación de sorpresa: había perdido el portamonedas. Tres caballeros se ofrecen inmediatamente a pagar su asiento, y medio ruborizada toma de cada uno de ellos 20 céntimos, paga su asiento y dando las gracias con una graciosa inclinación de cabeza y una no menos encantadora sonrisa, guarda en el bolsillo los 40 céntimos restantes.

¿Habría habido tantos voluntarios de generosidad si en vez de una apuesta joven hubiera sido una dama de edad madura?


3) En los países donde la galantería no es una palabra vana, sino algo a que obligan las leyes de la cortesía, los caballeros que viajan en tranvía no permiten que la plataforma la ocupen las señoras, que han de ir de pie, mientras ellos permanecen agradablemente sentados en el interior; pero como nuestro país es el de la cortesía por excelencia y también en las anomalías, estamos viendo continuamente que sucede lo contrario, no podemos menos que lamentar esta falta que desearíamos ver corregida. Hace pocas noches en uno de los tranvías iban cuatro señoras en la plataforma trasera y trece caballeros en el interior.

Recordar que en las plataformas era donde mas viajeros se acumulaban y las señoras por las apreturas podían ser “rozadas”.
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Quejas por el exceso de celo de los vigilantes de consumo en el fielato del Puente de Toledo para con los viajeros del tranvía de Leganés:

El jueves por la noche regresaban a Madrid una familia respetable que había pasado el día en una casa de campo. Al llegar el vehículo al Puente de Toledo, los dependientes de consumo, so pretexto de cumplir con su obligación, quisieron registrar a una señorita de la familia referida, para ver si llevaba contrabando oculto. La joven se resistió, como es natural, pero no hubo remedio, maniobra el gancho, produciendo todo a la familia el disgusto consiguiente, y a la joven un susto de primer orden, de resultas del cual se encuentra enferma. El contrabando no pareció.


¿Por qué solo mostraron interés en la señorita y no en los padres?. En toda época ha habido mucho “aprovechao”.
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Práctica habitual era la de los rateros robando relojes en los tranvías, unas veces al subir los viajeros y otras yendo en las plataformas, donde, a pesar de las normas dictadas por el gobernador civil, siempre iban mas de lo ordenado. Muchas veces aunque era detenido el ladrón o ladrona, no aparecía el objeto ya que se había deshecho de él a través de un compinche. Lugares mas conflictivos de lo habitual eran Cuatro Caminos y la Puerta del Sol:

1) Tres caballeros que subieron a un tranvía en Cuatro Caminos les fueron robados los relojes por el mismo caco que fue finalmente detenido.

En este caso la avaricia rompe el saco, porque lo normal era coger uno solo, apearse en marcha y montar, también en marcha, en otro tranvía o rippert que pasara en ese momento.


2) En los Cuatro Caminos una mujer robó un reloj a un caballero que iba en el tranvía. El robado detuvo a la mujer y la puso en libertad después de recuperar la alhaja y de propinarla un severo correctivo.

Acción esta última impensable hoy día la de pegar a una mujer como si tal cosa.
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Falsificaciones:

Además de las falsificaciones de billetes de banco, también se falsifican billetes de la plaza de toros y de tranvías.

¡Hay que ser modesto para falsificar billetes de tranvías!

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Extravío:

Se ha perdido una mula que se escapó de la estación del tranvía del Norte. Se ruega a quien la encuentre la entregue en Santa Engracia.

Curioso ¿eh?
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Relaciones comerciales:

Una comisión de comerciantes e industriales de la calle de Montera está recogiendo firmas a los vecinos para pedir al Ayuntamiento que desaparezca el tranvía. Esgrimen la razón de que la venta se resiente mucho por la gran cantidad de carruajes que transitan, ya que muchos de esos establecimientos son frecuentados por señoras que casi siempre van en carruaje y expuestas como se hallan a ser arrolladas por otros vehículos, dejan de frecuentarlos.

Los comerciantes de Montera fueron siempre muy beligerantes con la existencia del tranvía por la proximidad a sus establecimientos dada la intensa circulación de viandantes y todo tipo de vehículos, ya en el siglo XIX.

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Buenas costumbres

Quejas por las canciones obscenas que cantan, hombres y también mujeres, en el tranvía de Leganés que impiden a las señoras utilizar este medio de transporte.

Estas quejas se repiten en varias ocasiones, lo que da a entender que era práctica frecuente en esta línea que atravesaba zonas de un nivel social diferente a las demás del centro de Madrid. Hoy los jóvenes, sin distinción de sexo, “no se cortan” en el lenguaje.
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Ecos de sociedad:

Anoche, cuando la señora duquesa de Alba iba desde su palacio al de sus padres los duques de Fernán Núñez, el coche que la conducía chocó con el tranvía, rompiéndose la ballesta. La señora duquesa tuvo que subir a una casa de la plaza de Oriente mientras de su palacio llegaba otro carruaje, con el que pudo ir al baile, donde ya se notaba su ausencia.
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Hasta aquí una breve recopilación de anécdotas para entrar con buen humor en el 2011, extraídas de la diversa prensa digitalizada en Biblioteca Nacional de España.

Autor José Manuel Seseña
En el blog Historias Matritenses también colaboran Ángel Caldito y Ricardo Márquez.

16 comentarios:

  1. A un hermano del Padre Peinador Navarro le robaron la cartera en un tranvía madrilé......

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  2. www.historiasmatritenses.blogspot.com10 de enero de 2011, 23:55

    Hola Anónimo.
    Gracias por tu aportación. Las apreturas en los medios colectivos de transporte facilitaron la existencia de especialistas en robar carteras, de ahí el nombre de "carteristas".
    No obstante, en los primeros tiempos de los tranvías, lo habitual era robar los relojes de oro que llevaban los hombres colgando de una cadena del traje, y muchas veces la habilidad del caco era tal que cortaba la cadena sin que el propietario se diera cuenta; en fin, este tipo de robo dió lugar a múltiples anécdotas y sucesos curiosos los cuales sería imposible detallarlos para que el artículo no sea monotemático.
    Un saludo. José Manuel

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. La línea de tranvía que iba del Paraninfo a Moncloa cruzaba sobre la Avenida de los Reyes Católicos por un puente muy precario, de estructura metálica y sin barandilla ni suelo (aparte de las traviesas que sustentaban las vías). Aunque suficiente para un tranvía, no estaba pensado para su uso por peatones. El puente actual, de hormigón armado, no tiene nada que ver con el de aquella época.

    Pues bien, mi madre, que en los años 50 estudiaba Ciencias Exactas en Madrid, cuenta que a veces tomaba ese tranvía con unas amigas. Cuando el coche se iba aproximando al puente, un estudiante decía: "¡Peeeeeeeee!", y todos los viajeros comenzaban a botar rítmicamente en el vagón mientras recitaban "¡Péeee... peeee! ¡Péeee... peeee!", de forma que el tranvía saltaba sobre las vías. Mi madre aún no se explica cómo no llegó a descarrilar alguna vez.

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  5. www.historias-matritenses.blogspot.com11 de enero de 2011, 10:18

    Hola Grijan: Muchas gracias por tu comentario. Efectivamente ocurría esa gamberrada que algunos llegaron a considerar como una forma encubierta de protesta estudiantil.
    Precisamente este tramo del que hablas, es curiosamente el único vestigio que se conserva de la numerosa red de vías de tranvía que hubo en Madrid. Esperemos de la sensibilidad de quienes proceda el que se mantenga para siempre y pueda ser contemplado por las generaciones futuras, sirviendo de recuerdo permanente de que en la ciudad hubo un popular medio de transporte que funcionó durante 101 años.
    Gracias de nuevo
    José Manuel

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  6. Magnífico trabajo de recopilación, algunos son sorprendentes y curiosos.
    Enhorabuena al autor del texto.
    Felipe Salgado.

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  7. Muchas gracias por el comentario Felipe Salgado:
    Los tranvías de Madrid formaron parte de la historia de la ciudad durante 101 años y en ese tiempo han dado lugar a múltiples anécdotas de las que una pequeña muestra hemos dado a conocer.
    Los tranvías muy denostados en su momento, hay que verlos hoy desde la óptica de aquella época, pues ahora no se entendería que los viajeros tuvieran que ir colgados de cualquier asidero ni tampoco subir y bajar en marcha, algo que durante mucho tiempo fue práctica habitual.
    Gracias de nuevo.
    José Manuel

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  8. Que pena de ciudad, en lo que han convertido la calle montera, mi familia ya no quere vivir en los MADRILES

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  9. Hola Anónimo:
    Entendemos lo que quieres decir cuando te refieres a la calle de la Montera.
    Por otro lado es díficil hacernos hoy una idea de cómo una calle tan estrecha tenía doble sentido de tráfico rodado pues los tranvías circularon por ella hasta casi el final de los años cuarenta.
    Gracias a internet podemos estar en los Madriles o en cualquier otra gran ciudad sin estar en ella, es una presencia virtual que era impensable hasta no hace mucho.
    Un saludo
    José Manuel

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  10. He leído el commentario de Grijan sobre la línea Moncloa-Paraninfo y lo recuerdo perfectamente, pues comencé mi carrera universitaria justo el último curso en que funcionó ese tranvía, el de 1965-66. A veces se hacía "el Pepe" al tranvía con tal intensidad que parecía que iba dando saltos. Y efectivamente, nunca descarriló.
    Pero esa gamberrada no era la única. También de vez en cuando hacíamos "el Paco", que era similar al anterior, pero balanceandose todos al mismo tiempo de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, lo que hacía que el vehículo fuera dando tumbos como un borracho. Afortunadamente, tampoco volcó nunca con todos nosotros dentro.
    Y también algunas veces le quitamos el trole tirando de la cuerda en plena marcha. Por supuesto que el tranvía se paraba. El refinamiento de esta gamberrada era conseguir que la parada tuviera lugar en medio del puente, que en aquella época ya era de hormigón, pero todavía no tenía ningún tipo de barandilla o pretil lateral. Recuerdo a los conductores acelerando al máximo antes de pasarlo con el fin de tener la suficiente inercia para no parar en la mitad. Y tambiérn recuerdo a los cobradores vigilando atentamente a los que viajaban en la plataforma trasera. Esa vigilancia dio lugar a que alguno desatara la cuerda del trole y la llevara al centro del tranvía, desde donde se podía tirar de ella sin ser visto por el empleado. Luego, una vez parado el tranvía, el conductor tenía que subirse al techo a colocar el trole, cosa que supongo que haría acordándose de todos nuestros familiares más cercanos.
    No voy a juzgar este tipo de acciones, pero si quiero decir que no veo en ellas ningún tipo de protesta estudiantil. Es una simple consecuencia del paso brusco de la disciplina férrea y autoritaria de los colegios de aquella época a la casi total libertad de la universidad. Como dice la canción:
    Caballo le dan sabana porque está viejo y cansao
    pero no se dan ni cuenta que un corazón amarrao
    cuando le sueltan las riendas
    es caballo desbocao
    De hecho nunca ocurrió nada parecido en los años siguientes de la carrera.

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  11. Hola Ángel:
    Muchísimas gracias por comentar tu experiencia tranviaria de ir en la línea Moncloa-Paraninfo, lástima que yo solo la viera desde la calle y no desde dentro del tranvía.
    Por otro lado, te informo que hay varios artículos sobre tranvías, alguno mas sobre anecdotario, pero concretamente sobre esta línea hubo un proyecto de volver a utilizar su explanación como metro ligero, cuyo puntos mas significativos, los hemos puesto en el artículo "A vueltas por Madrid – Línea 6, la m-30 del Metro" en la entrega IV, con motivo de ser una de las alternativas estudiadas para hacer el cierre de la L6.
    Un saludo cordial.
    José Manuel


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  12. Debo reconocer que en mi anterior comentario introduje un error: en una foto publicada recientemente en el artículo "Autobuses y Tranvías en la Ciudad Universitaria" del blog "Madrid, Ferrocarriles y Transportes Urbanos" (http://goo.gl/OKAOp) se puede ver claramente que el puente construido en los años 30 es el de hormigón que se conserva en la actualidad. En todo caso, no hay duda alguna de que dicho puente tenía la suficiente elasticidad para que el tranvía botara sobre él.

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  13. Hola Grijan, encantado de que también compartas el blog de nuestro colaborador César Mohedas "Ferrocarriles y Transportes Urbanos".
    En respuesta a un comentario anterior he citado que una de las opciones para el cierre circular de la L6 de Metro se barajó la posibilidad de instalar un metro ligero sobre la antigua explanación tranviaria "A vueltas por Madrid – Línea 6, la m-30 del Metro" en la entrega IV.
    Un afectuoso saludo.
    José Manuel

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  14. debiera haber muchas páginas mas para conocer las más diversas anécdotas de nuestra ciudad. Yo por ejemplo necesito documentación al respecto y la mayor parte de las páginas es para apuntarte a recorridos o para comprar un libro y no contadas por la enorme capacidad del pueblo llano

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  15. debiera haber muchas páginas mas para conocer las más diversas anécdotas de nuestra ciudad. Yo por ejemplo necesito documentación al respecto y la mayor parte de las páginas es para apuntarte a recorridos o para comprar un libro y no contadas por la enorme capacidad del pueblo llano

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  16. Jose Manuel Seseña Molina27 de julio de 2016, 15:35

    Hola Diego Valor:
    Gracias por tu comentario. El buen humor no debería de perderse nunca pero las circunstancias actuales lo hacen poco propicio.
    Un saludo.
    José Manuel

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