El próximo 23 de junio se cumplirán 40 años de la clausura oficial de la tracción vapor en España, acto protocolario que tuvo lugar en la estación madrileña de Vicálvaro Clasificación en el que el rey Juan Carlos, entonces Príncipe de España, realizó el apagado de la locomotora 141F-2348.
Este fue un acto oficial referido únicamente a la tracción en vía ancha, aunque en realidad fue solo unos pocos días después cuando se apagaron las últimas locomotoras al rendir su último viaje a fin de quedar apartadas definitivamente para ser desguazadas. La tracción vapor en vía estrecha para viajeros siguió existiendo en España hasta el 12 de Mayo de 1980 con el mítico tren correo Ponferrada-Villablino que, además, mantenía las tres clases: primera, segunda y tercera (1).
La tracción vapor en Madrid había sido suprimida años antes, así en el depósito de la estación de Príncipe Pío desapareció a primeros de los años cincuenta del siglo XX, en el depósito de Atocha fue en 1968 y en la reserva de Delicias, dependiente del depósito de Atocha, también en 1968. La línea de mercancías del Contorno tuvo locomotoras de vapor funcionando mientras estuvo operativo el depósito de Atocha.
El ferrocarril con tracción vapor tiene una plástica que no tiene con ningún otro tipo de tracción, sin embargo hoy se le considera como un sistema del pasado y las locomotoras que han tenido la fortuna de haber sido preservadas se utilizan en viajes conmemorativos y turísticos.
España ha sido un país con una gran variedad de locomotoras de vapor, baste decir que cuando se creó la Renfe el 1 de Febrero de 1941 por la unificación de toda la red de vía ancha, el material que aportaron las diversas compañías ferroviarias estaba cercano a las doscientas locomotoras diferentes, y sí a este importante número le añadimos todas aquellas series que desaparecieron anteriormente a la integración en la compañía estatal, llegamos a la conclusión de que España fue un lugar muy interesante para quienes gustan de este tipo de tracción.
La longevidad de las locomotoras de vapor que funcionaron en España, permitió a mas de una y a mas de dos, rebasar con creces el siglo en funcionamiento, lógicamente separadas de los servicios en línea general pero haciendo maniobras en estaciones y apartaderos. En el momento de la clausura había importantes locomotoras de gran valor histórico y en condiciones de ser preservadas, unas apagadas definitivamente y otras con posibilidades de permanecer en condiciones de marcha para realizar viajes conmemorativos como estaba ocurriendo en los países de nuestro entorno.
La ancestral falta de sensibilidad hacia la conservación de nuestro patrimonio histórico en sus múltiples aspectos, tuvo también en el ferrocarril otro episodio a lamentar, pues en la abandonada estación de Madrid-Delicias en la que se pensaba establecer el Museo Nacional Ferroviario se fueron apartando locomotoras y automotores retirados del servicio. La falta de vigilancia, el interés económico que podía representar la chatarra de quienes sin ningún pudor podían canibalizar piezas, los daños de climatología por estar a la intemperie y la restauración prevista que nunca llegó para hacerlos piezas museísticas presentables sin circulación, hicieron que todo lo almacenado se fuera estropeando mas y mas. Para rematar la faena el Museo en sus comienzos decidió desguazar muchísimo material con el argumento de “no es material histórico” cuando la realidad era por un lado la falta de dinero para su adecentamiento y por otro la falta de espacio para guardarlo con vigilancia.
La sustitución de la tracción vapor por las alternativas diesel o eléctrica fue decidida en los países de nuestro entorno durante los años cincuenta y sesenta del pasado siglo sin saber hasta donde habría podido progresar en sus innovaciones (2). En contra de este tipo de tracción siempre estaban presentes varios inconvenientes: TIEMPO que precisaba para el servicio, antes para el encendido y puesta a punto y después hasta apagado, lo que suponía un derroche energético; MATERIAL, con mayor número de locomotoras; INSTALACIONES, con espacios para rotondas, puentes giratorios, aguadas, cubatos, carboneras, etc.; PERSONAL, mas plantilla para atender el servicio como maquinistas, fogoneros, encendedores, caldereros, etc.; COSTES importantes, por las cargas indicadas en los puntos anteriores, optando las empresas después de la Depresión de 1929 por la sustitución de las locomotoras por automotores diesel en las líneas de débil tráfico, cuestión que se venía estudiando en la década de los años veinte como uno mas de los asuntos dentro del genéricamente denominado “El problema ferroviario”.
La conducción de una locomotora de vapor era ciertamente complicada, pues se requería conocerla en profundidad para saber lo que podía dar de sí. Era necesario conocer “al dedillo” el camino a recorrer en base a curvas, rampas, pendientes, posición de semáforos, etc., para así obtener el máximo rendimiento echando mas o menos carbón, y sobre todo “no quedarse nunca tirado” pues era una deshonra entre los compañeros de profesión el haber tenido que ser remolcado por no saber afrontar algún tramo difícil de los muchos existentes en la red ferroviaria española. Como curiosidad decir que el palo de la escoba, además de la función que le es propia, tenía otra mucho mas importante, pues poniéndolo en la pared de los túneles sabían si la locomotora estaba avanzando o patinando en aquellas composiciones de mercantes con muchas toneladas de arrastre, ya que en algunos de especial dificultad por su longitud o rampa resultaba imposible saberlo de otra manera por el ruido ensordecedor y el humo que lo ocultaba todo impidiendo ver incluso al compañero, por lo que comprobar que el palo quedaba hacía atrás al tocar la pared era una sensación de alivio ante la lentitud en recorrer alguno de los túneles interminables.
La locomotora de vapor estaba asignada a una pareja fija, compenetrándose maquinista y fogonero como sí fueran una sola persona. Ambos, soportando jornadas interminables, tenían en la máquina su hogar pues pasaban mas tiempo en ella que en su domicilio familiar ya que muchas veces finalizaban su recorrido lejos de casa y habían de dormir en los espartanos dormitorios de agentes, aunque no siempre existían donde quedaban detenidos para el descanso. Como muestra del cariño y esmero con que cuidaban maquinista y fogonero a “su locomotora” radica el que muchas veces acudían al depósito el día que no tenían servicio a “echar una ojeada” para repasar los mecanismos, engrases y todo lo que pudiera ser susceptible de puesta a punto.
La fuelización fue una mejora sustancial en la explotación de la tracción vapor, pero sobre todo para el sufrido fogonero que alivió su duro trabajo pues había jornadas que tenía que palear de dos a tres toneladas de carbón.
La red ferroviaria española ha contado con grandes locomotoras de vapor alcanzado el cenit con la Confederación, construida y diseñada en España por la Maquinista Terrestre y Marítima en sus instalaciones fabriles del barcelonés barrio de San Andrés. Esta serie de potentes locomotoras, orgullo de la industria nacional, estuvo compuesta por diez unidades, y fue pensada para realizar el recorrido de los trenes expresos por la meseta castellana entre Ávila y Miranda de Ebro, puntos en las que eran sustituidas por locomotoras eléctricas. Tenían una enorme capacidad de arrastre manteniendo velocidad, pudiendo llegar a alcanzar los 140 kilómetros por hora, aunque en pruebas la superó ampliamente.
Para finalizar este breve repaso en el que hemos seleccionado algunos tipos de locomotoras de vía ancha, queremos concluirlo con las últimas que llegaron a Renfe., Fueron del tipo Garrat y su vida activa fue breve pues la postrera de la serie fue incorporada en 1961, solo 14 años antes de la clausura de la tracción vapor. Una está preservada.
La tracción vapor en Madrid también ha tenido protagonismo en los ferrocarriles de vía estrecha, todos desaparecidos. Merecen recordarse en esta evocación sobre la tracción vapor:
Con este artículo hemos querido rendir homenaje a los numerosos ferroviarios que prestaron servicio en condiciones climatológicas muy duras “para que el tren anduviese”, con frío, nieve, calor, hielo, lluvia, etc. cuyos profesionales mas conocidos siempre fueron los maquinistas y los fogoneros, pero junto a ellos estaban otros en segundo plano, pero no menos importantes, como eran el personal de guardabarreras (3), guardafrenos, guardagujas, brigadas de vías y obras, visitadores, etc.
Apéndice
Las locomotoras de vapor, en función del número de ruedas, tienen una denominación genérica. Solo indicamos las que figuran en este artículo:
Locomotora Consolidación, rodadura 140
Locomotora Mikado, rodadura 141
Locomotora Santa Fe, rodadura 151
Locomotora Mastodonte, rodadura 240
Locomotora Montaña, rodadura 241
Locomotora Confederación, rodadura 242
Locomotora Garrat, rodadura 282.
El numero central indica el número de ejes acoplados de la locomotora y los otros dos números corresponden a los ejes que van delante y detrás de ellos.
Agradecimientos
A Fernando Fernández Sanz que me honra con su amistad, por algunas informaciones facilitadas, erudito investigador de la tracción vapor de vía ancha en España inmerso en la colosal obra de dar a conocer su historia, de la que ya lleva publicados seis volúmenes y en preparación avanzada el séptimo y último.
Al amigo César Mohedas, una vez mas por la cesión de fotos.
Al amigo Antonio García Portas por la foto de Cercedilla que realizó para la revista Maquetrén.
Al amigo Mariano Orozco, gran “perseguidor fotográfico de trenes”.
A Fernando Muñoz Fercachito por las fotos del acto protocolario de la clausura del vapor.
Al foro Forotrenes por las fotos de gran valor histórico que cuelgan sus foreros, algunas de las cuales han sido utilizadas en este trabajo.
Autor José Manuel Seseña Molina
En el blog Historias Matritenses participa y colabora Ricardo Márquez
Notas:
(1) Nos estamos refiriendo a la tracción vapor en trenes de viajeros.
En líneas de carácter industrial, tanto de vía de ancho ibérico como de vía estrecha, las maniobras en algunos apartaderos siguieron manteniéndose con locomotoras de vapor, cada vez en menor número, hasta la década de los noventa. Tanto unas como otras no pertenecían a Renfe.
(2) El ingeniero francés André Chapelón estaba consiguiendo unos resultados espectaculares con sus estudios y experimentos prácticos en prototipos que desarrolló, pero la dirección SNCF (Société Nationale des Chemins de fer Français) los cortó de raíz al decidir la sustitución de este tipo de la tracción.
(3) El colectivo de guardabarreras tenía abundante representación femenina.
Hola José Manuel.
ResponderEliminarNo soy un gran entendido, ni por que no decirlo, aficionado al ferrocarril, pero eso no quita, para que me haya gustado leer este artículo, siempre se aprenden cosas, además he recordado los viajes que en alguna ocasión he hecho en trén, arrastrado por estas locomotoras, cuando tenía 12 años mas o menos, (año 59) viajé a Irún a casa de unos familiares, y quiero recordar que en esa época las locomotoras eran de vapor, recuerdo también que te asomabas por la ventanilla y te ponias la cara negra, en fin, que me ha traido recuerdos esta entrada, enhorabuena por ello.
Saludos.
Pedro.
Hola Pedro, muchas gracias por tu comentario, siempre tan atento.
ResponderEliminarEl mundo del ferrocarril, en el que también incluyo metros y tranvías, es mi gran afición. El artículo he querido mostrar una pincelada del trabajo de maquinistas y fogoneros, que muchas veces ha sido inhumano, pero a pesar de su dureza muchos de este colectivo lo hacían con una enorme vocación.
La tracción vapor representa el pasado del ferrocarril y la alta velocidad el presente y el futuro, pero donde esté una imagen de una locomotora de vapor que se quite cualquier imagen de los trenes modernos, casi todos iguales. En relación con este tema ferroviario de la tracción vapor, y sin sacarlo de este contexto, cualquier tiempo pasado NO fue mejor.
Un afectuoso saludo.
José Manuel
Muy interesante artículo ferroviario, yo aún recuerdo ver a las Confederación (aunque entonces no sabía que se llamaban así) en 1966 en Burgos, arrastrando los rápidos diurnos entre Madrid y Bilbao/Hendaya. Reconozco que la tracción vapor tiene mucho encanto, pero estaba condenada irremisiblemente. Saludos.
ResponderEliminarHola Rafael:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario.
Dado el carácter divulgativo del blog Historias Matritenses, el tema no lo trato con mayor profundidad. A mi me llamó siempre la atención las maniobras de cambio de tracción en Segovia, y en menor medida en Ávila ya que la frecuenté menos.
Un cordial saludo.
José Manuel
La estación de Peñuelas era la que en Madrid llamaban de las Pulgas,no lo tengo claro,un saludo de G.M.P
ResponderEliminarHola Gloria:
ResponderEliminarEncantado de poder leer nuevamente un comentario tuyo.
La estación de “Las Pulgas” era la estación de Imperial. En este enlace tienes mayor ampliación.
http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2014/06/curiosidades-ferroviarias-madrilenas-i.html
Un cordial saludo.
José Manuel
Gracias. Vuestro artículo me recuerda la historia que me contaba mi padre (y aún sigue haciéndolo, gracias a Dios), respecto de su venida a Madrid allá por el año 1.962, desde Sevilla. De como vino en un tren de asientos imposibles y del atronador empuje de la locomotora. Aún sigue viajando en tren. Desde luego es más confortable, pero infinitamente menos evocador. Trenes que ahora solo vemos en el museo del Ferrocarril y en maravillosas películas españolas de hace 50 o 60 años, "Todos somos necesarios" de 1956 y "Don Lucio y el hermano Pío" de 1.960, recuerdan a los que disfrutaron el tren de vapor sus viajes más interesantes y fascinan a las generaciones tardías sobre tiempos, puede que más humanos. En fin. Mi afectuosa felicitación a todos los que habéis colaborado en el artículo.
ResponderEliminarHola Manuel Santiago:
ResponderEliminarMe alegro mucho de que este artículo haya servido para constatar las peripecias de tu padre para venir a Madrid, pues vistas desde la perspectiva actual parecen difícil de creer que hayan podido suceder.
Aunque el blog Historias Matritenses es de temática variada, y no exclusiva de asuntos concretos, sin embargo en el enlace http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2014/06/curiosidades-ferroviarias-madrilenas-i.html del tema que publicamos hace tiempo, aparecen diversas anécdotas ferroviarias, una de ellas titulada "Viajes eternos" que tiene que ver con el interminable viaje cuando se iba en el tren correo de Andalucía.
Un cordial saludo.
José Manuel
DESDE TUCUMAN (ARGENTINA)LES HAGO LLEGAR MI GRAN AGRADECIMIENTO POR LA NOTA(RECIEN LA DESCUBRO)ES DEFICIL MANIFESTAR CON PALABRAS EL VALOR QUE EN TODO SENTIDO TIENE ,YO LA VALORO DE SOBREMANERA PUES FUI APRENDIZ DE LA TRACCION VAPOR DEL F,C.BELGRANO LUEGO MEDIANTE EXAMENES FUI OCUPANDO CARGOS MODESTOS E IMPORTANTES SIEMPRE EN LA DIVISION TRACTIVOA LAS VAPORERAS Y SIN JACTANCIA LAS CONOZCO DE CABO A RABO Y SE LO EMOCIONANTE QUE ES VERLAS FUNCIONAR MAS AUN EN SECTORES DE ALTA MONTAÑA LA SUERTE ME PERMITIO ANDAR A BORDO DE ELLAS EN EL RAMAL C14 SALTA-SOCOMPA TRAZA POR LA QUE HOY CIRCULA PARCIALMENTE EL FAMOSO TREN A LAS NUBES LES REITERO MI AGRADECIMIENTO Y LES HAGO LLEGAR MI ATENTO SALUDO ,CALIXTO.ALBERTO.GARAY SAN MIGUEL DE TUCUMAN ARGENTINA
ResponderEliminarMuchas gracias Calixto Manuel por tu comentario, en el que nos hablas de tu pasado profesional en las locomotoras de vapor. La tracción vapor tiene una plástica y una imagen que no tiene comparación con los trenes actuales que se diferencian poco unos de otros. Por otro lado la conducción es bastante mas laboriosa pues hay que conocer el trazado para saber cuando hay que sacar el máximo provecho a la máquina y evitar que se pueda quedar sin fuerza.
ResponderEliminarUn cordial saludo muy vaporoso.
José Manuel
JOSE MANUEL,RETRIBUYO TU SALUDO PARA MI MUY VALIOSO TE SUGIERO VISITES LA PAGINA TODO TRENES ARGENTINA (LOCOMOTORA 3025 LA PRESIDENCIAL)HUMILDEMENTE TE DIGO ES UNA DE MIS OBRAS QUE MIS MINIMOS CONOCIMIENTOS ME PREMITIERON REALIZARLA.UN ABRAZO Y A TUS ORDENES. CALIXTO
ResponderEliminarHola Calixto:
ResponderEliminarInteresantisima página y sobre todo preciosa locomotora Baldwin. Un placer para quienes gustamos de locomotoras aunque la tracción vapor la hayamos conocido en su decadencia.
Un cordial saludo.
José Manuel