martes, 3 de abril de 2012

El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (VII)

Preciosa vista de los Siete Picos que hemos dejado atrás. En el centro el edificio de la estación. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012
Vista general de la sierra desde la vía del “Eléctrico”. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012

Saciados y extasiados en la maravillosa panorámica que hemos visto en nuestra parada virtual de la entrega anterior, reanudamos nuestra marcha entrando en el valle que nos llevará al Puerto de Navacerrada.

Entrada al valle del Puerto en un día soleado. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012

En el mismo lugar que la foto anterior, con nieve. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012

El recorrido, a partir de ahora, será siempre entre pinos, lo que nos permitirá ver la margen contraria con nitidez solo en los pequeños claros que deja su separación.

Tren de pruebas, poco antes de la inauguración oficial, haciendo entrada en el valle del Puerto de Navacerrada. Obsérvese un tren con dos remolques, algo totalmente extraordinario. Colección Javier Aranguren

Un motor con remolque subiendo hacia Collado Albo. Colección Javier Aranguren

Al fondo del valle discurre el río Navalmedio de cuyo caudal se nutre el pantano del mismo nombre, situado aguas abajo, ya comentado en la entrega VI.

Pantano de Navalmedio. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012

A la derecha, enfrente en el otro lado del valle, la zona de El Ventorrillo y en la parte alta el lateral oeste del Real Sanatorio de Guadarrama.

Ruinas del Real Sanatorio de Guadarrama en 1994, año de la demolición www.panoramio.com

Este edificio, enclavado en un lugar privilegiado entre los valles del puerto de Navacerrada (oeste) y la Barranca (este), con fachada principal orientada a mediodía,  fue puesto en servicio en 1918 para favorecer el tratamiento de las enfermedades pulmonares. En los años sesenta cerró sus instalaciones al cambiarse la manera de tratar estas afecciones, quedando en el mas absoluto de los abandonos. Posteriormente se valló con una alambrada ante el inminente derrumbe para impedir el acceso a su interior, a fin de evitar daños a las personas que, sin poder reprimir su curiosidad, se adentraban en él y en sus construcciones anexas.

Su acceso era por una carretera que salía de la M-601 un kilómetro antes de El Ventorrillo, con el cartel en el cruce para aviso de navegantes “carretera en mal estado”, llegando tras dos largos zig-zags a la explanada de la entrada principal. Finalmente para obstaculizar la llegada de curiosos, fue instalada una barrera en el cruce para que quien tuviera ganas de verlo lo hiciera andando tres kilómetros.

Tres décadas después de su abandono fue derribado, quedando atrás episodios de extrañas presencias que dieron lugar a grabaciones nocturnas de psicofonías, tema sobre el cual no opinamos pero del que tenemos un profundo respeto, baste decir que en cierta ocasión bajando en el último tren descendente, ya noche total, vimos que había allí una luz lo que nos pareció muy raro ¿era algo relacionado con las extrañas presencias? ¿era alguien que andaba por allí con una potente linterna intentando descubrir algo de lo que se decía que ocurría? (1)

Residencia de El Ventorrillo del antiguo Banco Hispano Americano

A continuación, a casi un kilómetro del cruce del acceso al Real Sanatorio de Guadarrama, vemos el grupo de edificaciones de El Ventorrillo, primitivo lugar donde comenzó la historia de la estación invernal del Puerto de Navacerrada, situada cuatro kilómetros mas arriba. Aquí se instaló por el Club Alpino Español, el primer edificio para actividades deportivas de la Sierra de Guadarrama, destruido por un incendio en la Guerra Civil.

En los años cincuenta el Banco Hispano Americano construyó la residencia para empleados, la primera de todas las que años después se harían en Cercedilla. Su orientación a poniente hace que sea uno de los últimos lugares de la sierra en ponerse el sol. Hoy está fuera de servicio.

Completan las edificaciones de El Ventorrillo una capilla al otro lado de la carretera enfrente de la residencia del Banco, y las instalaciones de mantenimiento de carreteras, descendientes de la primitiva casilla de peones camineros. Aquí estaban las señales de “obligatorio el uso de cadenas” que se tapaban con una plancha metálica cuando no eran necesarias.

Poco antes de llegar a Collado Albo. Foto Ezequiel Martín. www.cercedilla.net

En el mismo lugar que la foto anterior, con nieve. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012

Es momento de hacer un recuerdo a los montañeros pioneros puesto que hoy con el coche llegamos a cualquier sitio, y eso que ahora ya hay algunos a los que no podemos acceder por falta de aparcamiento o cierre del camino para mantener la naturaleza virgen de ruidos, humos y gases.

Antes de hacer el Eléctrico, los amantes de la sierra llegaban hasta Cercedilla en tren, y recorrían de oeste a este la población de Cercedilla, saliendo por la actual avenida de Manuel González Amezua, eje central del barrio de San Antonio, cruzaban el río de las Puentes, nombre que adopta la unión de los ríos Pradillo y Navalmedio casi allí mismo aguas arriba, y acto seguido enfilaban la cuesta del camino del Calvario, nombre que indica muy expresivamente cómo es de incómodo el andar por este sendero, llegando a la explanada de El Ventorrillo donde estaba la antigua casilla de peones camineros.

Desde aquí la ruta se hacia mas fácil al discurrir por la carretera del Puerto de Navacerrada y una vez aquí, elegir cualquiera de los múltiples destinos serranos (2). 

Un Sunsundegui con remolque cerca de Collado Albo. Foto Antonio G. Portas. 27-03-1977

El mismo lugar de la anterior con nieve. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012

Vemos por las ventanillas del lado derecho, enfrente sesgado hacia la izquierda, en primer lugar el alto de Las Guarramillas y detrás, a bastante mayor altura todavía, la Bola del Mundo, donde se halla el repetidor de televisión. Este lugar ha sido recientemente el final de una etapa de la Vuelta Ciclista a España con la que se ha “martirizado” a los sufridos y abnegados deportistas de la bicicleta.

Bola del Mundo. Manuel Cayola invierno 2012

Distraídos por todo lo que hemos visto enfrente en el otro lado del valle, se ha llegado al apartadero de Collado Albo. Está dotado de dos vías con andén lateral y agujas talonables, realizándose los cruces de trenes siempre por la izquierda según el sentido de la marcha. A lo largo de la vía ascendente están las ruinas de un edificio-refugio que carece de techado y es totalmente inaccesible por la gran cantidad de maleza en forma de zarzas que acumula. Años después se reconstruyó parte de él volviendo a quedar en estado lamentable de abandono, desapareciendo finalmente.

Collado Albo con la rasante rectificada, vista desde lado Cercedilla. Foto Ezequiel Martín. www.cercedilla.net

Collado Albo con nieve visto desde lado Los Cotos. Foto Manuel Cayola invierno 2012

Después de transformarse Collado Albo en parada facultativa, fue finalmente suprimida, lo que se aprovechó para remodelar el entorno ferroviario mediante la supresión de la vía ascendente y suavizar en la descendente la fuerte rampa de salida hacía Puerto de Navacerrada, muy pareja a las máximas de la línea, mediante la eliminación de parte del tramo horizontal.

El movimiento de viajeros en Collado Albo fue prácticamente nulo, y su importancia era la de ser punto de cruzamiento de trenes, llegando en ciertas épocas a realizarse u mínimo de cuatro al día, uno de ellos tenía lugar bien entrada la noche, pues era el último ascendente con el último descendente. Al igual que Siete Picos carece de acceso para vehículos.

Al final del andén de la vía ascendente, por el lado Puerto de Navacerrada, había un álamo blanco, hecho curioso en medio de un pinar, y junto a él una fuente situada a pie de vía, con una lata vacía de conservas de sardinas que servía de improvisado vaso para que bebieran los empleados del ferrocarril, a los que he visto en alguna ocasión bajarse a refrescarse cuando iban en sentido subida, pero solo lo hacía uno de ellos pues el resto del personal de servicio no abandonaba el tren.

Fuente de Collado Albo. Foto Ezequiel Martín. www.cercedilla.net

La existencia de esta fuente a pie de vía, sin nadie alrededor, con absoluta tranquilidad, propició que fuera varias veces con mi familia. Era la época en que se tendía una manta sobre el suelo y todos nos sentamos en ella, y allí comíamos de los morrales que llevábamos a cuestas, pues lo de sillas y mesas apareció con los utilitarios que hizo que todos en general nos volviéramos mas “señoritos”. De vez en cuando había que apartar el paso de alguna hormiga roja o quitar las hojas de los pinos, llamadas acículas, que se clavaban en la manta, aunque siempre quedaba alguna que había que terminar haciéndolo en casa.

La llegada de veranos secos propició que la fuente, algo habitual en la sierra, llegase a menguar su caudal e incluso secarse, lo que hizo que se dejase de ir a este “oasis” de la sierra tan desconocido para todo el mundo.

Paisaje nevado a la salida de Collado Albo. Foto Manuel Cayola invierno 2012

Seguimos ascendiendo en el tren y vemos poco después en la ladera de enfrente, una gran calva en el pinar situada en pendiente, donde se asentaban en verano en la época que estamos recordando las instalaciones del campamento juvenil “Alonso de Hercilla” (con hache según ponía en la época), uno de los varios del Frente de Juventudes existentes en Cercedilla, abastecidos desde la llamada casa de Falange, tal como se indicó en la entrega III. En el centro de la explanada inclinada se sitúaba el mástil de la bandera y alrededor en círculo las tiendas de campaña, muy próximas a los primeros pinos.

Antiguo campamento Alonso de Hercilla. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012

Antiguo Campamento Alonso de Hercilla. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012, antes de la nevada.

El acceso al campamento se realiza por un camino que parte desde El Ventorrillo bajando por la ladera. Al poco de su inicio está el “pino de la cadena” protagonista de una historia de amor filial.

Árbol de la Cadena, en las proximidades de El Ventorrillo. Foto Ezequiel Martin www.cercedilla.net

Nuestro viaje prosigue y la vía gira hacia la izquierda para bordear unas vaguadas y hacer una herradura.

Vista de la herradura de la vía desde Peña Hueca. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012

¿Dónde está la vía?. Llegando a Peña Hueca. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012

La línea eléctrica Tablada-Los Cotos nos cruza por tercera vez mientras baja al fondo y seguidamente a la salida de una curva a la derecha, accedemos a la horizontalidad de 70 metros de Peña Hueca, emplazamiento previsto al construir el ferrocarril para establecer un apeadero que, sin embargo, nunca se llegó a hacer, perfectamente perceptible para el viajero por la aceleración del tren al liberarse por breve espacio de la fatiga del ascenso continuado (3).

Peña Hueca. Obsérvese la señal de pendiente 0 en 70 metros. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012.

Tren ascendente rebasando Peña Hueca. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012

A la salida de Peña Hueca curva derecha e izquierda y en el mitad nuevo cruce de la línea eléctrica Tablada-Los Cotos, que va a quedar a nuestra izquierda muy por encima de la vía.

Esta última curva se introducía en una conflictiva trinchera en la época de invierno que estaba constantemente bloqueada por la nieve acumulada a pesar de los constantes esfuerzos en despejar la vía, e inmediatamente después de limpia volvía a inutilizarse por los deslizamientos. La solución adoptada fue eliminar la zona de la derecha hasta el borde del valle con la creación de una gran explanada, ayudándose para realizar esta tarea con la instalación de una vía provisional de ancho decauville por la que circulaban cuatro vagonetas tipo mina.

Trinchera desaparecida, vista desde el lado Los Cotos. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012

A la salida de esta desaparecida trinchera vemos enfrente la parte trasera de la fuente de los Geólogos, parada obligada para los que van de camino de Madrid por la M-601 y quieran llevar agua fresca llenando sus botellas o cantimploras.

Fuente de los Geólogos en verano (carretera Madrid-Segovia por el Puerto de Navacerrada)

Fuente de los Geólogos en invierno

Seguimos subiendo y vemos la calle Virgen de las Nieves que parte de la M-601 para acceder a la parte baja de la estación del Puerto de Navacerrada. Sabemos que nuestro destino está muy próximo.

Muy cerca de llegar a la estación del Puerto de Navacerrada. Al fondo el alto de Las Guarramillas. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012

Llegamos a la señal de entrada de la estación del Puerto de Navacerrada, modesta instalación de seguridad que se enciende a la llegada de los trenes, y que carece de utilidad por la ausencia de maniobras (4).

Llegando a la estación Puerto de Navacerrada que ya se ve. Al fondo la trasera de la ermita de la Virgen de las Nieves y el edificio de Educación y Descanso. Foto Manuel Cayola. Invierno 2012.

Quedamos detenidos ante la señal en espera de sernos autorizada la entrada para la próxima entrega, cuestión virtual puesto que habitualmente los trenes no precisaban parar.

Virgen de las Nieves, patrona de los montañeros

Continuará nuestra evocación, y también reivindicación, del Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama.
Recordamos que el texto narra un viaje virtual de cómo era en la década de los años sesenta del siglo pasado, bastante diferente al actual.
-.-.-

Entregas anteriores:
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (I)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (II)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (III)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (IV)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (V)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (VI)

Autor José Manuel Seseña
En el artículo ha colaborado Ricardo Márquez.

Agradecimientos:
A Javier Aranguren por la autorización para poder reproducir fotos de su colección, y también a Senén Fernández, José Luis Cortijo Martín, Ju5 (Lorena y Juan), Ezequiel Martín (www.Cercedilla.net), Gonzalo Fanjul hijo, Antonio Agulló, Carlos López Bustos, José Gascón, Jordi Ibáñez, Justo Arenillas, José Luis García Salazar, Antonio García Portas y Mercedes (Maquetrén), Jaime Fernández (Amical Ferroviaria), Mariano Orozco, Paco Zabala, César Mohedas, cuyas fotos están intercaladas en las diversas entregas, grandes aficionados al ferrocarril y al Eléctrico en particular, algunos de los cuales ya no están entre nosotros, y también a Manuel Cayola, que es además montañero incansable, por el extraordinario reportaje del que, por falta de espacio, han quedado numerosas fotos interesantes sin poner, con nieve y sin nieve, junto con vídeos.
Asimismo, también a todos aquellos que nos han dado su apoyo para realizar este trabajo.
También a las páginas web www.cercedilla.es, www.panoramio.com, www.newasport.com y www.drehscheibe-foren.de

Bibliografía:
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama, de Javier Aranguren.
Automotores Españoles (1906-1991), de Javier Aranguren.

Notas:
(1) La sierra madrileña por su aire puro fue lugar de concentración de hospitales para tratamiento de la tuberculosis, silicosis y otras enfermedades pulmonares. Así surgieron principalmente en Tablada, pero también en Los Molinos, Guadarrama, Cercedilla (La Fuenfría), Navacerrada (La Barranca).
El cambio en la forma de tratamiento pilló a contrapié a algunos en construcción que no se llegaron a terminar nunca, y a otros les condujo al abandono total dándose también casos de extrañas presencias y grabaciones de psicofonías por los mas aventurados a estas cuestiones. Estos hechos no son exclusivos de la sierra de Guadarrama pues los hay por otros hospitales abandonados de España, recuérdese el caso del vigilante de seguridad en el Museo Reina Sofía de Madrid.
De los sanatorios comentados, el de La Fuenfría nunca dejó de funcionar como tal. Algún otro ha conseguido volver a tener actividad, pero es distinta del fin para el fue construido.
(2) Mi abuelo paterno, un amante de la sierra, llegó a hacer varias veces este recorrido para ir desde la estación de Cercedilla al pico de Peñalara.
La llegada del ferrocarril al Puerto de Navacerrada supuso para muchos montañeros un gran ahorro de tiempo y esfuerzo.
(3) Comunicación personal de D. Javier Aranguren detallando el desconocido tema de Peña Hueca.
(4) Son dos los semáforos existentes en la línea. El otro está para entrar en Cercedilla-estación, cuya ubicación ya comentamos en la entrega II.
Solo se encienden cuando va a llegar un tren. Después permanecen apagados.

11 comentarios:

  1. Hola José Manuel.

    Unicamente darte las gracias por esta nueva entrega, ojala en vez de la 7 fuese la 77, como sabes soy conocedor de esta parte de la sierra, la cual me entusiasma, aunque ahora no la frecuento tanto como me gustaría, la foto de la fuente de los Geologos si pertenece a los años sesenta, y no esperaba que sacarais una foto del pino de la cadena, cuantos recuerdos me trae esa zona, el pino se encuentra en el camino de la pradera de las cortes, hacia el Ventorrillo, es una pena que no hayais publicado todo el mensaje de la cadena, para la gente que no lo conozca, dice así, " a su querida memoría, 1840 - 1924 " me imagino que conoceras la historia.

    José Manuel, un abrazo, y hasta la proxima.

    Pedro.

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  2. Hola Pedro:
    Muchas gracias por tu comentario, que, sin ser pretencioso, le estaba esperando por tu cariño a la Sierra (de Guadarrama), ya que los madrileños no necesitamos citarla por su apellido. Tampoco la frecuento por mis ocupaciones actuales pero muy trae muy buenos recuerdos de la niñez, pues creo que ambos somos de edad muy similar.
    El “pino de la cadena” se ha mencionado expresamente de pasada, sin entrar en detalles, pues no es algo que sea vea desde el tren. La historia es la de un hijo, director del diario El Sol, que descansaba con frecuencia a la sombra de él, y aquí recibió la triste noticia del fallecimiento de su padre, queriendo de esta manera perpetuar su memoria.
    Espero que las siguientes entregas del “Eléctrico”, sin nieve y con nieve reciente, sean también de tu agrado.
    Un afectuoso saludo.
    José Manuel

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  3. Hola de nuevo.

    José Manuel, solo un inciso, he repasado o reeleido como quieras interpretarlo, y teneis que corregir, el texto por debajo de la cuarta fotogtafía, entre claros y deja, intercalar la silaba, " que ", para que quede como es debido.

    Saludos.

    Pedro.

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  4. Muchas gracias por avisar Pedro. Ya está correcto.
    Un abrazo

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  5. Hola. Sólo quisiera comentar que recientemente (menos de 1 mes) se han levantado los cambios y la vía de apartadero de Siete Picos, con lo cual la posibilidad de realizar cruces en esta dependencia desaparece definitivamente.

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  6. Hola José Luis:
    Muchas gracias por la información.
    ¡Qué díficil es hallar noticias positivas de este entrañable ferrocarril!. Como decía un conocido entrenador de fútbol "siempre negativo".
    Renfe, Adif, Comunidad de Madrid y Ayuntamiento de Cercedilla, son responsables, cada uno en la medida de sus competencias, de la situación del ferrocarril. ¿Conseguiremos que se celebre su centenario en 2023 circulando y no como vía verde?.
    Un cordial saludo.
    José Manuel

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  7. Hola antiguos residentes de EL Ventorrilo. Ante todo soy nostalgico y recuerdo con cariño aquellas quincenas en la residencia del BHA (hoy impernsable). Recuerdo a los guradeses, Luis y su mujer Manuela, que vivian todo el año. Tambien recuerdo el "pasilo" que se hacia a los nuevos residentes por paarte de los que tenian que marcharse. Que tiempo. Saludos

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    1. Yo trabaje en el Ventorrillo cuando estaban Manula y Luis como guardeses, Librada la secretaria. Tengo recuedos imborrables de ese tiempo

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    2. Hola anonimo, yo tambien trabaje en esos años en el Ventorrillo lo mismo nos conocemos, me encantaria contactar contigo. Me llamaban Rubí. Contestame por favor. Gracias.

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  8. Muchas gracias Anónimo por tu comentario que nos ha recordado el trato tan personal y familiar en la banca de antaño. Hoy los clientes difícilmente podemos hablar con personas pues la gran mayoría son máquinas de exterior y locuciones grabadas.
    Un cordial saludo.
    José Manuel

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  9. Muchas gracias por tu comentario Anónimo o Anónima porque no te has identificado.
    Un cordial saludo.
    José Manuel

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