Plaza de Santa Ana, hacía 1926. Memoria de Madrid.
La plaza de Santa Ana se gestó durante el reinado de José Bonaparte, apodado por el pueblo madrileño como "el Rey Plazuelas". En 1810 se procedió al derribó del "Convento de las Carmelitas Descalzas de Santa Ana", de ahí su nombre.
La manzana donde estaba el Convento de las Descalzas Carmelitas de Santa Ana remarcado de verde. Plano de Teixira, año 1656.
El convento ocupaba casi toda la manzana 215 del barrio de la Cruz. Las calles que limitaban la manzana eran: al sur, la calle del Prado; al oeste, la calle de Gorguera; al norte, la calle de la Lechuga; y al este, la calle del Príncipe. Precisamente los edificios de viviendas que estaban en esta última calle no se pudieron derribar por lo que quedó aproximadamente un 25% de la antigua manzana en píe.
Guía plano de 1800. con la manzana 215 de la Plaza de Santa Ana. Obsérvese que la cantidad de números de portales que tenía la calle del Príncipe (a la derecha de la manzana). Archivo Regional Comunidad de Madrid.
La plaza de Santa Ana fue inaugurada en marzo de 1812, siendo la primera plaza pública con zona verde con la que contó Madrid capital. Inmediatamente se instalaron los primeros establecimientos: una nevería, la prendería de "Doña Margarita" -objetos procedentes de subastas-, una barbería, un prestigioso almacén de papel. También aparecieron los primeros cafés, como uno que en 1818 servía "la acreditada leche de oveja". En 1820 abrió sus puertas una de las primeras academia de lenguas extrajeras de Madrid, donde impartían: francés, ingles y alemán, y que permaneció abierta muchos años.
Boceto previo de la Fuente de Carlos V y el furor. BNE.
La aprobación definitiva del proyecto firmada por el arquitecto municipal Silvestre Pérez.
La estatua de Carlos V y el furor. Museo del Prado.
Recorte de prensa de "El Zurriago". Año 1822.
La primera fuente que presidió la plaza fue la estatua del "Carlos V con el furor", estando en el centro de lo que debía de ser la plaza en el futuro. Fue instalada en 1812, cuando se inauguró la plaza. Recibía el agua del Viaje de la Castellana. Curiosamente en el año 1822 la prensa se empezó a hacer eco de unos rumores, según los cuales la estatua representaba el dominio y aplastamiento del emperador Carlos V de los pueblos castellanos (representado por el furor), e instaban a que fuese derribada. Ante el temor que la estatua fuese rota por los madrileños, el Ayuntamiento decidió retirarla en 1825 (1). La estatua está actualmente en la galería de esculturas del Museo del Prado.
La fuente de la plaza de Santa Ana con el Obelisco y las perchas movibles de los aguadores.
Foto de Begué, año 1864. Memoria de Madrid.
Hacía 1825 se instaló un obelisco -aguja según Madoz-, sobre la fuente en lugar que ocupaba antes la estatua de Carlos V. En cada una de las caras del obelisco estaban engarzadas en latón el escudo de la Villa y una estrella de 6 puntas. Esta fuente era de aguadores -los de la fuente de Antón Martín fueron trasladados a la fuente de la Plaza de Santa Ana cuando la primera fue declarada de ornamento-. Contaba con 4 perchas movibles para el llenado de las cubas (2).
En este plano de 1849 vemos la disposición de la plaza antes de demoler los edificios de la calle del Príncipe. La fuente del Obelisco ocupaba ya el centro teórico de la manzana. Francisco Coello y Pascual Madoz, Archivo Regional Comunidad de Madrid.
En octubre de 1850 se pusieron en marcha las permutas de los últimos edificios de la calle del Príncipe que taponaban la expansión de la plaza en su parte este. Desde su concepción se contemplaba la demolición de estos edificios para que el frontispicio del Teatro Español presidiera la plaza.
El Teatro Español se puede considerar el lugar más importante del teatro madrileño ya que desde 1579, cuando era conocido como el "El Corral del Príncipe", se representan allí funciones teatrales. A lo largo de su historia ha sufrido varios incendios y otras tantas remodelaciones, siendo la más importante la de 1840 que nos dejo la configuración actual que ha llegado hasta nuestros días.
En septiembre de 1860 se cambió el nombre oficial de la plaza, pasando a llamarse Plaza del Príncipe Alfonso.
Cuando se planteaba la ampliación de la plaza en 1861, se propuso muy seriamente hacer una galería acristalada para pájaros, llamado "Mercado de pájaros y flores". Era tradicional la venta y exhibición de pájaros exóticos en la Plaza de Santa Ana. Dibujo: Banda. Revista Nuevo Mundo. Año 1900.
Analizando los planos anteriores a la demolición de los edificios de la calle del Príncipe, se observa que el trazado de los jardines estaba hecho desde sus inicios contando con la demolición de los edificios de la calle del Príncipe. Debido a los problemas para llegar a un acuerdo con los propietarios -que duró más de 18 años-, los derribos no finalizaron hasta principios de 1868, empezando de inmediato el ajardinado y siendo inaugurada la nueva plaza en diciembre del mismo año.
La distribución definitiva de la plaza la podemos ver en el plano de Ibáñez Ibero. En el centro, donde antes estaba la fuente del Obelisco se dejó un gran círculo para poner una nueva estatua, mientras que en el círculo de la derecha se colocó la fuente del Cisne. Año 1872. ARCM.
La fuente del Cisne. Fototeca del Patrimonio Histórico.
La fuente del Cisne en donde estaba antes. Al fondo se ve el Obelisco de la Castellana. Foto: Begué. 1864. Memoria de Madrid.
Con la ampliación de la plaza se instaló la fuente del Cisne que estaba anteriormente en el paseo de la Castellana y fue famosa por dar el nombre al paseo del Cisne (actual Eduardo Dato). Tan solo se dejó el cisne de la fuente que estaba en la Castellana, desechándose su columna y piloncillo superior. Reemplazó a la fuente del Obelisco, pero ya no era de aguadores. simplemente de ornamento, y se trasladó del centro de la plaza a la parte este, frente al Teatro Español. El vecindario lamentó que el agua siguiera siendo de los viajes en lugar del Canal de Isabel II. Además la prensa se ensañó con la nueva fuente, llamando al cisne "gallina emplomada", a pesar que la estatua tenía una larga historia pues antes de estar en la Castellana había presidido uno de los patios del Convento de San Felipe el Real, en la calle Mayor junto a la Puerta del Sol.
Unos meses antes de la nueva inauguración de la ampliación, en octubre de 1868, se cambió el nombre de la plaza, siendo la Plaza de Topete o del General Topete, en honor del "Brigadier Topete" que tuvo una capital importancia en la revolución de ese mismo año. A primeros de 1875 se volvió a llamar Plaza del Príncipe Alfonso.
Postal de la estatua de Calderón de la Barca. Hacia 1900.
Magnífica foto con la fuente del Cisne en primer término y la estatua de Calderón de la Barca al fondo. Año 1900. Foto: Colección Salvador Alcázar.
Después de muchas deliberaciones se decidió poner en el centro de la plaza la estatua de Calderón de la Barca, insigne escritor de muchas obras que se representaron en el Teatro Español, al que parece vigilar desde la altura de su pedestal la escultura de Calderón. El monumento fue puesto en el lugar que ocupó la fuente de Carlos V y la del Obelisco el día 3 de diciembre de 1879, y su inauguración oficial fue el 2 de enero de 1880.
Detalle del plano de 1906 en el que se aprecia en el centro de la plaza el pedestal cuadrado de la estatua de Calderón Cisneros. ARCM.
Año 1922. Foto: Alfonso (AGA). Colección Anmogon.
La estatua de Calderón de la Barca. Al fondo el Hotel Reina Victoria, construido en 1919, y que fue famoso por dar hospedaje a los toreros que venían a torear en la Plaza de las Ventas.
Fototeca del Patrimonio Histórico.
Plaza de Santa Ana, tras la reforma de 1925. Foto: Díaz Casariego. Revista Nuevo Mundo.
Una de las muchas reformas que se han hecho en el Teatro Español. Años veinte del siglo XX. Foto: Alfonso (AGA). Colección Anmogon.
En 1925 fue la primera plaza urbanizada de Madrid en exclusiva para peatones. La reforma corrió a cargo del Jardinero Mayor de la Villa, don Cecilio Rodríguez. Además de añadir numerosos trozos de jardín, árboles nuevos con protección, y sanear los más viejos; mandó construir muchos bancos de obra recubiertos de azulejos, a decir de la gente no muy cómodos pero que encajaban perfectamente con el resto de la plaza. La reforma se tuvo que hacer en invierno para evitar la protesta de las cervecerías y cafés que ponían sus terrazas y veladores en la plaza, pero una vez finalizada supuso la desaparición durante al menos 20 años de las terrazas, siendo todo su espacio un lugar ajardinado con bancos para el esparcimiento de los vecinos.
Detalle de los bancos de azulejos. en el margén inferior izquierdo se ven las rejas que rodeaban casi toda la plaza. Foto: Palomo. Revista: Estampa. Año 1931.
La fachada del Teatro Español, hacía 1930. Foto Loty. Fototeca del Patrimonio Histórico.
Magnífico reportaje fotográfico publicado en la revista Crónica. Junio de 1934. Fotos: Videa.
En la segunda República el Ayuntamiento de Madrid comunicó el cambio oficial del nombre de la plaza en abril de 1933, asignándole su primera denominación "Plaza de Santa Ana". A pesar de tanto cambio de nombre el pueblo madrileño, siempre soberano, la llamó desde sus inicios Plaza de Santa Ana, sin más.
El esbozo del proyecto de Herrero Palacios. Año 1944.
Entre abril de 1944 y marzo de 1945 se llevó acabo una nueva reforma. Aunque se dijo que se iban a respetar los árboles fueron quitados bastantes, el más importante uno de los dos cedro que por lo visto había sido afectado por un rayo. La reforma se hizo de acuerdo a los planos de Herrero Palacios y replanteó con un gran pasillo central y otros dos más pequeños laterales a lo largo de la plaza. A lo ancho se hizo un pasillo en el centro con dos fuentes circulares en cada entrada de la plaza, a la altura de la estatua de Calderón que siguió en el mismo lugar pero cuyo pedestal fue rebajado en altura. Se instaló una cerca de herrería artística en todo su perímetro de la plaza y unas pequeñas columnas coronadas con unas jarrones. La obra costó entorno a un millón de pesetas y fue inaugurada con motivo de la conmemoración de la victoria de del ejercito de Franco (3).
Aspecto de la plaza tras la reforma de 1944. Como se ve quitaron muchos y se replantaron nuevos y se creó un ancho pasillo central enlosado. Fototeca del Patrimonio Histórico.
Bonita estampa de la plaza nevada. Fondo Santos Yubero. ARCM.
Otra de las reformas fueron los bancos de granito que se pusieron alrededor de la plaza. La fuente del Cisne se quitó y se pusieron dos pequeñas fuentes. Año 1953. Foto: Heydecker.
Saltando a la comba. Año 1955. Foto: Catalá Roca.
Los azulejos del Tablao Villa Rosa. Año 1967. Foto: Peter Witte (Ayuntamiento de Madrid).
Panorámica de la plaza de Santa Ana poco antes de la reforma de 1967. Foto del libro de Margarita Jiménez "Madrid, en sus parques, plazas y jardines".
Desde primeros de los años sesenta las terrazas de los bares fueron tomando la plaza. Incomprensiblemente las barandillas y las pilastras de granito que las sujetaban y rodeaban la plaza fueron desapareciendo. Muchos vecinos se quejaron pues se perdía una zona verde de juego para los niños y reposo para los mayores, pero fue en vano.
En 1967 comenzaron las obras del aparcamiento subterráneo de la plaza (4), con lo que se levantó por completo todo el terreno. A pesar que el Ayuntamiento insistió en que se salvaría el último cedro que quedaba, al cabo de los dos meses desde el inicio de las obras el árbol se seco. Nadie se puso de acuerdo si los dos cedros que se perdieron en las reformas de 1944 y 1967 eran del convento o plantaron cuando se hizo la plaza en tiempos de José Bonaparte.
En julio de 1968 se terminó el aparcamiento subterráneo de la plaza, dando una nueva distribución donde el cemento ocupaba mucho más espacio, y la estatua de Calderón fue desplazada a la parte oeste de la plaza. Todos los árboles fueron de nueva plantación, perdiendo estos el protagonismo que antes tenían.
Postal de la plaza de Santa Ana con la entrada al aparcamiento en primer término. Hacía 1968.
La Plaza de Santa Ana es considera como el primer lugar donde se reunían los seguidores del movimiento hippie en Madrid.
En el año 2001 se remodeló el aparcamiento subterráneo -cambiando sus accesos- y se quitaron casi todos los jardines, dando preferencia a un gran pasillo central que recorre longitudinalmente la plaza y va a dar al Teatro Español, se supone que para ensalzarlo todavía más.
No debemos de olvidar los establecimientos que han estado en la plaza y que son, sin lugar a dudas, los que han contribuido a crear uno de los espacios más cosmopolitas del centro de Madrid, donde los peatones prevalecen sobre los vehículos. Citaremos como ejemplo una pequeña muestra: Cervecería Alemana, Academia Afuera, Pastelería la Suiza -que estaba en la plaza desde 1879-, Almacenes Simeón, Hotel Reina Victoria -cuya construcción comenzó en 1919-, Tablao Villa Rosa -a decir de muchos el mejor de Madrid-, Bar Hawaiano, Librería Bailiy-Bailliére,....... Una de las características de los bares eran los bonitos azulejos que decoraban sus fachadas y paredes. Fue a mediados del siglo XIX el lugar ideal para irse a tomar unas raciones, y tanto era así que Mesonero Romanos la calificaba como "el cementerio de las gambas" por la cantidad de raciones de estas que se servían en las terrazas de la Plaza de Santa.
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Autor: Ricardo Márquez
En este blog también colabora José Manuel Seseña
Notas:
1.- No era un tema para tomárselo a broma. Recordaremos que la estatua de la fuente de Santo Domingo fue decapitada en 1863. El motivo fue que en aquellos días había graves revueltas en la que era la colonia española de Santo Domingo y algún exaltado la tomó con la estatua.
2.- Citaremos como curiosidad que en Mataró la plaza de Santa Ana también tenía un obelisco muy parecido, y además al lado estaba la plaza del Ángel.
3.- Nuestro más sincero agradecimiento a Juana Zaragoza que gracias a una foto nos hizo revisar y volver a investigar la reforma de 1944.
4.- Durante 1967 a 1969 el Ayuntamiento emprendió la construcción de aparcamientos subterráneos en plazas emblemáticas de Madrid, como la plaza Mayor o la del Marqués de Salamanca.
Foto: Todocolección