Los que pertenecemos a la generación de los 40 – 50 e incluso 60, si que sabíamos lo que era jugar, no importaba la estación del año, es cierto que había juegos que se practicaban más en una temporada del año, y otros en otra, pero como tampoco éramos muy delicados respecto al clima, pues podríamos decir que el tiempo no era el mayor inconveniente.
Pintura de Puri Sánchez (1).
Podríamos decir que no hacía falta ningún motivo especial para que en cualquier lugar y circunstancia nos pusiéramos a jugar, con que la situación lo permitiera, en cuanto se reunían un grupo, a alguno de ellos se le ocurría algo.
Todos sabemos que había muchos juegos, incluso se podría decir que se improvisaban algunos que no estaban catalogados como tal, pero que en la realidad se practicaban, en esta ocasión vamos a centrarnos en los juegos que eran practicados habitualmente por los chicos, salvo excepción , más adelante dedicaremos otro articulo a los juegos en los que predominaba el sexo femenino, o eran practicados por ambos.
Como sería muy larga la lista para hacer un resumen de todos, vamos a tratar de recordar algunos de los más conocidos, o los que más se practicaban.
La Pídola
Era un juego muy apreciado. En cuanto se juntaban unos cuantos chicos, salía a relucir el juego. Como era habitual en la mayoría de los juegos, había que sortear quién se quedaba de burro, la suerte se solía echar cogiendo una piedra pequeña, la poníamos en una de las manos, y ofreciéndole los puños cerrados a los otros jugadores para que escogieran, golpeando en uno de ellos, si daba en el que tenía la piedra, perdía, si había varios perdedores, estos volvían a repetir, hasta que quedara solo uno, y era el que tenía que hacer de burro.
El juego consistía en: el burro se doblaba por la cintura y se colocaba atravesado, los demás jugadores se ponían uno detrás de otro formando una fila, delante del burro se hacía una raya en el suelo, para delimitar el terreno desde donde saltar. El primer saltador corría hasta la raya desde donde saltaba por encima del burro, apoyándose en él con las dos manos sobre la espalda, y haciendo pasar las dos piernas por entre la cabeza y el culo, de esta forma pasaba al otro lado.
Así iban uno tras uno, saltando todos los jugadores, entonces el que hacía de burro, se retiraba un poco más de la raya, y volvían a saltar todos de nuevo, Una vez habían saltado todos, el burro se volvía a retirar otro poco, así hasta alcanzar una distancia considerable, que no se podía saltar de un solo brinco, entonces se utilizaba las “dos medias” y la “entera”, el saltador corría hasta la raya, la pisaba y decía “raya” se daba una zancada con un pie, una segunda con el otro pie que eran las “dos medias”, y luego con los pies juntos que era la “entera”, poner las manos en la espalda del burro y saltar al otro lado. Si alguno pisaba la raya al saltar, se decía que había marrado o hecho falta, y entonces tenía que ponerse de burro al principio de la raya; también marraba el que después de medir las “dos medias”, la “entera”, y el salto final, no conseguía saltar el burro.
Existía una variante de la pídola más agresiva, y que pocos querían jugar, el mecanismo era el mismo, pero en vez de limitarse a saltar, el primer saltador escogía entre cuatro opciones, “lique”, “tabaca”, “culé” o “pinocho”.
El “lique” consistía en mantenerse en suspensión sobre el burro, y con la punta del tacón del zapato, darle en el culo al burro. El saltador decidía si el “lique” fuera aumentativo o diminutivo; si era aumentativo, dependiendo de cómo lo diera él, había que ir aumentándolo; por el contrarío si era diminutivo, había que ir disminuyéndolo. Perdía y se tenía que poner de burro, el que no consiguiera aumentar o disminuir el golpe con respecto al anterior jugador.
La “tabaca” era lo mismo, pero en vez de dar el golpe con el tacón, se efectuaba con la parte lateral del zapato.
El “culé” consistía en mantenerse en suspensión sobre el burro, y dejarte caer sobre sus espaldas, el golpe podía ser como en los anteriores, aumentativo o diminutivo.
El “pinocho” era el más agresivo, se solía aplicar cuando al que le tocaba de burro no te caía bien. Consistía en saltar sobre el burro, desde la posición que caías contabas tres, mientras te ibas dando la vuelta y poniéndote en posición, para darle una patada en el culo. Si elegía la modalidad de diminutivo, y el primer saltador tocaba ligeramente al burro, difícilmente lo superaban, pero si elegía aumentativo, y el primer saltador propinaba una buena patada, huelga decir el resultado.
El Aro
Más que un juego, era un entretenimiento, se trataba de andar o correr por las calles rodando un aro. Lo hacíamos con una varilla de hierro que lo curvábamos formando un círculo, y luego lo soldábamos para que quedara unido, y una varilla larga que en un extremo hacía forma de arco o u, que se llamaba guía, con la cual hacíamos rodar el aro.
Cuando se juntaban varios chicos, se solían hacer apuestas, quien mantenía más tiempo el aro sin que se le cayera, o se trazaba un recorrido y a ver quien lo hacía en menos tiempo, o se echaban carreras; en fin, se trataba de pasar el rato en armonía. Era un artilugio muy apreciado, el que no lo tenía te pedía que si le dejabas dar una vuelta con él.
Las Chapas
Era un juego clásico de los chicos, lo mismo que ocurría con el guá. No había límite de jugadores. Había dos modalidades de juego que llamaban mas la atención, una, las carreras de chapas, otra, los partidos de fútbol.
Imagen de blog.educastur.es
En la modalidad de carreras, tan solo se necesitaba para participar tener una chapa. Había preferencia por las de los botellines de vermut Cinzano. El juego consistía en: hacer en el suelo con las dos palmas de las manos unidas y abiertas, una especie de pista, se hacían curvas, recurvas, glorietas, largas rectas, hacíamos montículos de arena para que hubieran subidas y bajadas, en fin, en cada juego se planificaba una pista, y la distancia del recorrido era distinta.
Se sorteaba como en casi todos los juegos el orden de salida. Una vez establecido el orden, se colocaba la chapa en la línea de salida, y dándole un empujón con el dedo índice o corazón, la desplazábamos tan lejos como pudiéramos. Para que valiera la tirada, la chapa no tenía que rebasar los laterales de la pista. Cada jugador realizaba una sola tirada, una vez hubieran tirado todos los jugadores, continuaba el jugador que hubiera colocado su chapa por delante de los demás. Cuando al realizar una tirada, la chapa se salía de la pista, se volvía a colocar en el mismo lugar, desde donde se hubiese efectuado la tirada. La carrera terminaba cuando uno de los jugadores llegaba al final de la pista señalizado con una raya en la que figuraba la palabra “meta”.
También se podía jugar dibujando la pista con una tiza, o trozo de yeso en la acera, esta práctica era más habitual en invierno, por la dificultad de hacer la pista en el suelo.
La otra modalidad a la que hacíamos referencia en el encabezamiento, es decir, los partidos de fútbol con chapas consistía en: dibujar en el suelo, o en este caso mejor en la acera, un campo de fútbol. En esta modalidad solo podían jugar dos jugadores cada vez, aunque cuando éramos varios, el que perdía se retiraba y jugaba otro contra el que había ganado. Cada jugador disponía de 11 chapas debidamente engalanadas con su equipo de fútbol favorito, para ello se recortaba normalmente de un cromo la foto de un jugador de fútbol, y se colocaba en la chapa por la parte en que iba el corcho, luego se le colocaba un cristal y se sellaba por los bordes con jabón, para que no se cayera el cristal.
Cada jugador colocaba las chapas en el campo que le tocaba jugar, como si fuera un partido de fútbol. Un garbanzo hacía las veces de balón, tirando cada jugador una vez, se trataba de ir haciendo avanzar el balón a la portería contraría e introducirlo adentro, lo que equivalía a un tanto. Por supuesto, igual que en el fútbol existían las faltas, las manos y las fuera de juegos; era falta cuando se golpeaba a una chapa contraría sin tocar previamente al balón, era mano si se subía el balón encima de una chapa contraría y fuera de juego si cuando chutabas a gol, tenias colocada una chapa entre la portería y una chapa contraría. La partida duraba dependiendo a los tantos a los que se jugara.
Carrera Ciclista
Se vendían unas figuras, solían ser de plástico, que consistían en una bicicleta con su correspondiente ciclista montado sobre ella, y un soporte para que se sujetaran de pie.
El juego consistía en: se dibujaba en la arena o en la acera, una pista similar a la del juego de las chapas, con la única diferencia que se dividía en espacios cada 5 o 6 cm, separados por una raya en horizontal, de forma que quedaran unos rectángulos, así durante toda la pista. En el primer espacio o rectángulo, se marcaba la palabra “salida”, y en el ultimo la palabra “meta”, podían participar tantos jugadores como se quisiera.
Había dos modalidades de juego, la primera modalidad consistía en que cada jugador participaba con un solo ciclista, y en la otra modalidad con un equipo de siete ciclistas. Todos los participantes colocaban a sus ciclistas en línea, si era la primera modalidad, o en fila uno detrás de otro, si se jugaba en la segunda modalidad.
Se sorteaba como en la mayoría de los juegos el orden de salida. Se necesitaba un dado de los empleados en el juego del parchís. Cada jugador en su turno lanzaba el dado y dependiendo el numero que saliera, eran los espacios que avanzaba. Si se jugaba en la modalidad primera, solamente tenías un ciclista para mover, si por el contrario se jugaba en la modalidad segunda, podías mover a los ciclistas a tu gusto, con el fin de avanzar mucho con uno, o llevar a varios hacía adelante. Cuando en un mismo turno de tirada salía el número seis, se repetía la tirada, y tres seises seguidos, se decía que habías pinchado, y volvías con el ultimo ciclista que hubieras movido, a la posición en que estaba antes de tirar. Como en las carreras ciclistas, ganaba el jugador que llegara primero a la meta.
El burro
Este era un juego prácticamente de chicos por su dureza. El juego consistía en: se hacían dos grupos de unos 5 ó 6 participantes cada grupo. Se sorteaba como es habitual en todos los juegos que grupo hacía de burro el primero, hecho esto, uno de los componentes de ese grupo (normalmente el mas débil) se apoyaba en un poste o en la pared de cara hacía los jugadores, este era llamado “el almohadón”, y los demás en línea uno detrás de otro, inclinados en forma de burro, y metiendo la cabeza entre las piernas del compañero que ocupa la posición de delante y las manos agarrando sus piernas.
Los componentes del otro grupo saltaban sobre las espaldas de los que hacían de burro. El de mas corpulencia solía saltar el primero, con el fin de llegar lo mas adelante posible, pues contra mas adelante cayera mas espacio dejaba a los demás. Una vez hubieran saltado todos, el que se erigía como voz del grupo, pronunciaba las palabras, “churro”, “media manga”, “manga entera”; a la vez que con la mano señalaba lo que quería decir. Si se juntaban las dos manos significaba “churro”, si se ponía la mano en el codo significaba “medía manga” y si se la ponía en el hombro significaba “manga entera”.
Uno de los del grupo que hacían de burro tenía que contestar, si la respuesta era positiva, cambiaba el burro, por el contrario si no acertaban seguían quedándose un turno mas, y se repetía el juego. Huelga decir que el que hacía de almohadón, no podía contestar a la pregunta formulada, siempre tenía que ser uno de los que componían el burro. También se perdía cuando el burro no aguantaba el peso y se derrumbaba.
Hemos llenado con estos 5 juegos el espacio de este artículo, continuaremos en una próxima entrega.
-.-.-
Autor : Pedro Gómez.
En este artículo han colaborado: José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.
Notas:
1-Puri Sánchez posee una amplia obra pictórica, una de las colecciones de juguetes antiguos más importantes y ha publicado hasta el momento tres libros. Toda su obra, en conjunto, muestra temas sobre el mundo rural y sus vivencias, los oficios artesanos que poco a poco van desapareciendo y una gran recopilación de juegos infantiles tradicionales.
Grabados extraídos del libro: Repertorio Completo de los Juegos, de Antonio Duran, año 1896. BNE.