Sacramental de San Martín. Entre 1917 y 1919. Foto: Otto Wunderlich. Fototeca del Patrimonio Histórico.
Desde los primeros tiempos de la cristiandad era costumbre el dar sepultura a los finados en las iglesias o en los cementerios anexos a las mismas. Así en las regiones pirenaicas o alpinas de Francia es fácil observar iglesias con sus pequeños cementerios alrededor. También en España las iglesias eran las encargadas de hacerse cargo de los cadáveres.
Tuvimos ocasión de consultar los libros parroquiales de la iglesia del pueblo de Canillas, de principios del siglo XVII, y tanto el de bautismo como el de difuntos ofrecen una información imprescindible para el estudio histórico del lugar, siendo los verdaderos "registros civiles" y mostrando la relación que tenían los vecinos de Canillas con otros pueblos teniendo en cuenta los matrimonios que se celebraban.
En el libro de difuntos se confirma que existían siete tipos de enterramientos -el séptimo era el más costoso-; según la limosna aportada así se tenía derecho al lugar de enterramiento y a un número determinado de funerales. Además algunos de los registros en el libro hacían las veces de verdaderos testamento.
Por ejemplo encontramos apuntes como los siguientes:
"+1612. Muere María de Juana Serrana, mujer de Juan Martín. Entierro en la iglesia de San Juan en 3º grado de la iglesia junto a la pila de agua bendita.
+1613. Niña de Juan del Moral, enterrada en 2º grado de la iglesia alantrado (a la entrada) de capilla del bautismo.
+1613. Juana Garcia, mujer de Juan Martín, deja en su testamento 2 reales para canonización de San Isidro.
+29-10-1708. Agueda Ruiz casada con Juan Aguado. De aprox 36 años. Enterrada en grado 4º
+13-02-1729. Pheliciana Serrano mujer de Antonio Hurtado, No hizo testamento, hizose ymbentario de sus vienes propios por Manuel Serrano, Alcalde ordinario de la villa por Anse Bernardo Garcia, Escribano de su Magestad...... baluados 492 reales a su manis?? .. "a lo corresponsive alquino pago el entierro, y rompimiento de la Sepultura que se abrio en el 7º grado por lo que deve a fábrica, 700 maravedis, + 45 misas." SIC
Además son numerosos los registros de entierro de los "pobres de solemnidad". Para estos menesteres la iglesia de San Juan Bautista de Canillas contaba con un cementerio pegado al templo y una cripta debajo del altar. En Madrid capital las sepulturas se hacían dentro de las propias iglesias, a excepción de un par de parroquias, entre las que destaca la de San Sebastián, entre la calle Huertas y Atocha que tenía un pequeño cementerio a su espalda, en la calle Huerta, que hoy todavía sigue siendo solar y llama la atención por encontrarse tan en el centro de Madrid.
Así las cosas sucedió el incendio de la iglesia de Santa Cruz en 1763, la vieja atalaya de Madrid, quedando al descubierto muchos de los cadáveres en ella albergados y desprendiendo un nauseabundo olor. Además varías epidemias asolaron España, una especialmente virulenta arrasó la "Villa de Pasage" en el año 1781.
En 1783 la Real Academia de La Historia remitió un informe al Consejo del Estado relativa "al lugar de las sepulturas", elaborado a partir de tres informes independientes hechos desde el año 1777. Desde esta última fecha se habían puesto a prueba varios cementerios fuera de las villas, siendo el primero el de El Pardo (Madrid), el segundo el de San Ildefonso (Segovia), y el tercero el de Los Yébenes (Toledo) -este último en plena epidemia de fiebres tercianas-. En vista de todo ello el día 3 de abril de 1787, bajo la regencia de Carlos III, se dictó la pragmática para poner los cementerios fuera de las urbes. Era importante intentar minimizar el riesgo de contagios en un clima tan cálido como el nuestro, por lo que como medida de urgencia se proponía establecer los cementerios fuera de los pueblos, aconsejando ubicarlos junto a las ermitas siempre que estuvieran en las afueras pues así se podía dar la despedida cristiana a los difuntos.
Por desgracia, como nos pasa en tantas otras cosas, la dilación en aplicar la normativa hizo que pasaran los años sin que se pusiera en práctica. No será hasta el 7 de marzo de 1809, cuando se publica en el Diario de Madrid (el equivalente al Boletín Oficial del Estado), la siguiente orden:
" DON JOSEF NAPOLEÓN POR LA GRACIA DE DIOS Y POR LA CONSTITUCION
del estado, REÍ de las Españas y de las Indias.
«Considerando muí conforme á las reglas de una buena policía cortar de raíz todas las causas que pueden influir en la putrefacción del aire, y dañar á la salud pública, en cuya conservación debe esmerarse tanto la solicitud y zelo del gobierno; y observando que, principalmente en las actuales circunstancias, nada se opone mas á lograr tan saludable objeto como permitir la práctica de enterrar los cadáveres en las iglesias, abuso contrario á la sana razon, á la política, al respeto debido á los templos, y á los preceptos de la disciplina eclesiástica de los mejores tiempos: hemos decretado y decretamos lo siguiente:......." (SIC)
En la ley se desarrollaba la construcción de cuatro cementerios para Madrid, incluido el General del Norte que todavía estaba en construcción según la Real Cédula del 26 de abril de 1804, en: "á mano izquierda del camino de Extremadura, otro en la primera altura á la mano izquierda del camino viejo de Leganés, y el tercero en la primera altura del camino de Alcalá, pasada la tapia del Buen Retiro" (SIC). Así mismo se decía que: "No habrá persona, por privilegiada que sea, que se exima de conformarse con las disposiciones de este nuestro decreto." (SIC). También se enumeraban los servicios con los que debían de contar los cementerios, entre los que estaba un capellán para los responsos.
En octubre de 1813 el Alcalde de Madrid -marqués de Iturvieta-, decretó la Ordenanza sobre la prohibición del traslado público de cadáveres entre las casas mortuorias y las parroquias y exposición en las mismas, mandando el traslado directo de la casa mortuoria al cementerio, incluso el transporte urgente cuando fuera mandado por un médico de acuerdo a las normas de la Junta de Sanidad para evitar problemas de salud pública. También en este mismo mes se hizo obligatorio para todos los pueblos de la provincia de Madrid el tener cementerios fuera de las poblaciones y la normativa del traslado de los difuntos, aunque en mayo de 1820 tuvo que volver a ser recordado su obligado cumplimiento en el Diario de Madrid pues la mayoría de los ayuntamientos hacían caso omiso.
Tras todos estos antecedentes, pasamos a enumerar los cementerios que se construyeron en Madrid de acuerdo a las ordenanzas:
Cementerio General del Norte
También conocido por el de la Puerta de Fuencarral o Puerta de Bilbao. Se abrió en 1809, según el diseño de Juan de Villanueva. Estaba en la actual calle Arapiles, junto a la Glorieta de Quevedo, donde después se instalaron las cocheras de Magallanes.
Planos del Cementerio General del Norte de Juan de Villanueva. Fuente: Juanjo - Urbanity.
La leyenda cuenta que la primera persona enterrada fue la condesa de Jaruco, bella mujer cubana que tenía mucho trato con el rey José Bonaparte. Se dijo que por la noche, el mismo día de ser enterrada, alguien -posiblemente un ser alado- exhumó el cadáver y la enterraron en el jardín de su casa de la calle de la Luna.
Patio de los pobres del Cementerio General del Norte. Año 1874. La Ilustración Española Americana.
Fue clausurado en 1884.
Cementerio General del Sur
Fue bendecido el día 29 abril 1810, abarcando ese día las siguientes parroquias: San Sebastián, Santa Cruz, San Justo, San Millán, San Andrés, San Lorenzo y San Pedro. Estaba en la calle de la Verdad, detrás de la Sacramental de San Lorenzo y San José.
Esta toma aérea es de donde estaba el Cementerio General del Sur, que se corresponde con los dos grandes rectángulos del centro. Justo detrás de ellos se ve la Sacramental de San Lorenzo. Colección Anmogon. Ejercito del Aire.
El único elemento destacable era la cruz que estaba anteriormente en la plaza del Ángel, concebida por Ventura Rodríguez.
Fue clausurado en 1884, aunque hasta julio de 1935 recibía los restos de los otros cementerios según se iban demoliendo.
Por su parte las diversas parroquias de la Villa se agruparon en Archicofradías y Sacramentales para hacer sus propios campos santos. Los feligreses aportaban un dinero para la construcción y el mantenimiento de los cementerios, llenándose rápidamente los cupos disponibles. A todas luces era insuficiente la capacidad inicial, lo que llevó a la ampliación de todos las sacramentales. Las cementerios fundados por este método fueron:
Sacramental de San Isidro
Primer cementerio Sacramental, inaugurado en 1811. Está junto a la Ermita de San Isidro. En un principio pertenecía a la Archicofradía del Santísimo Sacramento, Purísima Concepción y San Isidro, dependiendo de él las iglesias San Pedro y San Andrés (que tenían sus patios correspondientes dentro del cementerio) (1).
Patio de San Andrés, Sacramental de San Isidro. Año 1911. La Ilustración Española Americana.
Vista aérea de las sacramentales del otro lado del Manzanares. San Isidro con su forma de medio circulo y más cercano la Sacramental de San Justo. Año 1925. Foto Alfonso (AGA).
Sacramental de San Isidro. Foto COAM.
Ya en 1761 aparece la ermita con un pequeño recinto vallado a su espalda, lo que nos hace pensar que posiblemente existiera algún enterramiento en el lugar. En sus primeros años no era calificado como Sacramental en la prensa. Hasta 1860 se fue ampliando alcanzando entonces su dimensión actual. La ermita era el lugar ideal para dar la última despedida a los finados, lo que sin duda contribuyó a su crecimiento y a que se ubicaran más cementerios en los alrededores.
Sacramental de San Sebastián
Fue inaugurada en 29 de junio de 1821. Estaba en la calle Méndez Álvaro, junto a la Sacramental de San Nicolás, a la altura de la calle Canarias.
Sacramental de San Sebastián. Año 1911. La Ilustración Española Americana.
Según se dice tuvo el primer panteón/mausoleo de los cementerios de Madrid, perteneciente a la familia Fagoaga.
Sacramental de San Sebastián, junto a la de San Nicolás. Colección Anmagon. Fondo Santos Yubero (ARCM).
En agosto de 1884 se decretó su clausura, aunque realmente la última persona enterrada fue el general Serrano a finales de 1885. El Gobierno tuvo que dar una autorización especial para que el cementerio admitiera al general y así poder depositar su cadáver en el panteón familiar.
Panteón de la familia Gassó en la Sacramental de San Lorenzo, según diseño de Emilio Rodríguez Ayuso. Foto: Juanjo - Urbanity.
Detalle (sentimos la mala calidad), del ataúd encontrado abierto. Foto: Diaz Casariego, Heraldo de Madrid.
En 1935 se ordenó su derribo urgente para la ampliación de la calle Canarias. La nota tétrica es que
durante el vaciado fue encontrado en uno de los nichos un ataúd con la tapa levantada y las manos de la finada fuertemente aferradas a los bordes de la caja, lo que indicaba que la pobre señora fue enterrada en vida en 1864.
Sacramental de San Nicolás
Su nombre completo era: San Nicolás de Bari, San Salvador y Hospital de la Pasión. Fue inaugurado el 24 de Octubre de 1824. Estaba en la calle Méndez Álvaro, a la altura de la calle Canarias, junto a la Sacramental de San Sebastián. En 1839 se hizo una reforma y ampliación muy importante siendo dirigida por el arquitecto José Alejandro y Álvarez.
Sacramental de San Nicolás, al fondo la de San Sebastián. Año 1911. La Ilustración Española Americana.
Albergó los restos de Calderón de la Barca, que fueron depositados el día 18 abril 1841, con motivo de la inauguración del viaducto de la calle Segovia.
Sacramental de San Sebastián, junto a la de San Nicolás. Colección Anmagon. Fondo Santos Yubero (ARCM).
Contaba con un patio dedicado a escritores y artistas donde reposaban los restos de Espronceda, Larra, Bretón de los Herreros,... y el llamado Patio de la Libertad con personajes tan ilustres como: Argüelles, Olózaga, Calatrava, Mendizábal, etc.
Dejaron de dar sepultura en 1884, y fue derribado en 1912.
Sacramental de San Luis
Su nombre completo era Sacramental de San Luis y San Ginés. Se abrió en 1831, aunque tomó su verdadera relevancia tras la ampliación de 1846 cuando fue dotado de una capilla y nuevos edificios accesorios de acuerdo con los planos de Narciso Pascual y Colomer. Estaba en la calle Fernández de los Ríos, teniendo su entrada desde Bravo Murillo, y se adentraba hacia la calle Escosura. Pegado a él estaba hacia el norte el cementerio Patriarcal.
Vista de la Sacramental de San Luis. Universidad Politécnica de Madrid - Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.
Plano catastral de la situación de la Sacramental de San Luis, a la izquierda de la G. Pegado a la Sacramental, arriba, el cementerio Patriarcal. Debajo en el centro, marcado con el 13, el Cementerio General del Norte. Universidad Politécnica de Madrid - Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.
Fue clausurado en 1884.
Sacramental de San Martín
Pertenecía a la Archicofradía de San Martín, San Ildefonso y San Marcos. Abrió en 1848. Estaba en la calle Vallehermoso con la avenida Filipinas, donde estuvo después el estadio Vallehermoso y actualmente el complejo de GolfCanal.
Pórtico de entrada a la Sacramental de San Martín. Año 1911. La Ilustración Española Americana.
Panteón de los señores de Azas, en la Sacramental de San Nicolás. Obra de Domingo de Inza. Julio 1874. Grabado de Rico. La Ilustración Española Americana.
Sacramental de San Martín, en primer término el tercer depósito de agua del Canal de Isabel II. Entre 1917 y 1919. Foto: Otto Wunderlich. Fototeca del Patrimonio Histórico (MCU).
Diversas fotos del interior de la Sacramental de San Martín. Fotos: Juanjo - Urbanity.
Restos de la Sacramental de San Martín, casi acabada su demolición. Foto: Juanjo - Urbanity.
Fue clausurado en 1884, y el Ayuntamiento mandó su derribo en 1912, aunque en 1922 todavía seguía una parte en píe debido a un contencioso pues parece que fueron vendidos los terrenos al poco de ser clausurado y no estaba claro si era una propiedad particular o municipal. Hacía 1933 el Ayuntamiento tenía previsto hacer en el lugar un parque público.
Sacramental de San Justo
Su nombre completo era Sacramental de San Justo, Santa Cruz y San Millán, aunque también era conocido por "San Justo y Pastor" e incluso hay algún documento donde también figura el nombre de San Miguel. Abrió sus puertas en 1849. Está en el que llamaban cerro de las Animas, entre la actual Vía Carpetana y el paseo de la Ermita del Santo, junto a la Sacramental de San Isidro.
Sacramental de San Justo. Foto COAM.
Al cerrar los cementerios del ensanche se construyó en uno de sus patios el panteón de los hombres ilustres, siendo depositados los restos de: Larra, Espronceda, Rosales,...
Sacramental de Santa María
Originalmente llamado Sacramental de Santa Maria y del Hospital General. Está en la calle Comuneros de Castilla, en el lugar que ocupó la ermita de San Dámaso. Se inauguró a finales de 1849.
Vista de la fachada del Cementerio Sacramental de Santa María desde el Puente de Toledo. Año 1886. Foto: Laurent (BNE). Nuestro agradecimiento a Ramón Oria por su aviso de esta foto.
Sacramental de Santa María. Foto COAM.
Cementerio Patriarcal
Pertenecía a la Hermandad de Palacio y Santísimo Cristo de la Obediencia del Buen Suceso. Estaba en el llamado Campo de Guardias, en la calle Donoso Cortes esquina a Escosura, junto a la Sacramental de San Luis.
Monumento sepulcral costeado por suscripción nacional erigido en la memoria de Manuel José Quintana en el Cementerio Patriarcal. Diciembre de 1876. La Ilustración Española Americana.
Cementerio Patriarcal, 22 de junio de 1877. Deposito de los restos de Manuel José Quintana. La Ilustración Española Americana. Dibujo: Comba.
Estado del Cementerio Patriarcal en el año 1922. Foto del libro "Chamberí y sus barrios".
Fue clausurado en 1884.
Sacramental de San Lorenzo
Su nombre completo es Sacramental de San Lorenzo y San José. Fue bendecido el día 31 de julio de 1852. Está en la calle de La Verdad, y junto a él estaba el Cementerio General del Sur.
Sacramental de San Lorenzo. Foto COAM.
Con todos los cementerios anteriores en funcionamiento en enero de 1857 una comisión de Beneficencia y Sanidad del Ayuntamiento de Madrid realizó un informe en el que se hacía un análisis profundo de la situación. Lo primero que criticaba era el estado calamitoso de los cementerios generales del Norte y del Sur, calificándolos de simples osarios. Los dos cementerios tenían nichos en las paredes de cada patio, sepulturas privadas en galerías, sepulturas comunes y fosas comunes.
Debido al escaso número de nichos estos eran vaciados a los cuatro años estando todavía los cadáveres en descomposición. Además la mala calidad de las tapias que tenían grietas o poros dejaba escapar malos olores. Si a los cuatro años no se renovaban los derechos los restos eran arrojados a las fosas comunes.
En sepulturas comunes se enterraban entre 3 y 5 ataúdes. Los que estaban más arriba se descomponían sin ningún problema en cuatro años quedando los esqueletos, pero los de más abajo nunca.
Por último, los enterrados en fosas comunes -normalmente desnudos y con una pequeña separación de tierra entre los cadáveres-, permanecían en la mayoría de los casos hasta 20 años sin descomponerse, si a ello agregamos que la capa superior que los cubría tendía a agrietarse por los vapores, entenderemos el espectáculo dantesco e insalubre que ofrecían estas fosas.
Además los dos cementerios generales no tenían casi vegetación (el del Norte ninguna) que ayudara a mitigar los malos olores.
Las sacramentales tenían únicamente enterramientos individuales en nichos y sepulturas, lo que explica las ampliaciones de casi todos ellos por la necesidad de espacio para nuevos finados. Sin embargo muchas de las sacramentales se encontraban rodeadas de viviendas, en pleno ensanche de Madrid.
El informe proponía la creación de dos grandes cementerios, con todos los servicios, capilla, depósito de cadáveres, instalaciones de mantenimiento, etc. Estas mega-necrópolis debían de estar situadas al Norte o al Este, para evitar que los vientos predominantes llevarán las miasmas hacía Madrid, y en un lugar elevado y a ser posible separados por un río.
Además aconsejaba el tipo de urbanización interior, arbolado, característica de los nichos, tiempo y tipos de enterramiento,..... prácticamente como las necrópolis que tenemos hoy en día.
Mediante la Real Orden del 9 de agosto de 1884, que por desgracia tuvo que ser publicada por una epidemia de cólera que arrasaba España, se mandó cerrar de forma urgente y tajante todos los cementerios que estaban en la zona del Ensanche, a saber: San Martín, San Luis, San Sebastián, San Nicolás y Patriarcal, además de los dos cementerios generales; prohibiéndose los enterramientos en todos ellos desde el día 1 de septiembre de 1884. Fue entonces cuando pasó a tomar el relevo el cementerio del Este, o de la Almudena.
Cementerio de la Almudena. Año 1925. Foto: Alfonso (Aga).
-.-.-
Autor: Ricardo Márquez.
En este blog también colabora: José Manuel Seseña.
Nota:
1 - Las sacramentales que tenían varios nombres se las conocía por cualquiera de los que hemos mencionado, incluso por el de sus patios. Hemos optado por encabezar cada una de ellas por el más utilizado.