Un lector del blog nos preguntó por los escudos que tiene el llamado Cuartel del Archiduque, una singular edificación enclavada en el centro del barrio de las Palomas, en la calle Colios. Este fue el inicio de esta investigación, aunque con anterioridad ya teníamos datos de la quinta de La Piovera, que iremos exponiendo.
Para saber la historia de La Piovera haremos un resumen del excelente libro de don Miguel Lasso de la Vega Zamora: "Quintas de recreo: Las casas de campo de la aristocracia alrededor de Madrid", donde trata entre otros quinta La Piovera.
El nombre de La Piovera corresponde a una población italiana, en el Piamonte, y quedó vinculada a la quinta de Canillejas a mediados del siglo XVII cuando los Hamodei compraron el castillo de Italia y también la quinta, que aunque ya era utilizada anteriormente como finca de recreo (al menos desde 1609, cuando pertenecía a los condes de Villamor), no tenía un nombre específico y se asoció al castillo italiano que poseían los Hamodei.
Así encontramos los siguientes propietarios: Juan de Alcedo Velázquez, año 1619; príncipes de Esquilache, 1621; marqués de Auñón, 1635; y marqués de Piovera (Agostino de Homodei), año 1646. En 1698 pasó a manos de los Bamberde, y estos se la vendieron a Tomás Rodríguez de Cuenca y este a su vez a Honorato de Leotardi quien además compró diversas fincas limítrofes, vendiendo todas ellas al marqués de Aytona en 1723. Posteriormente, por temas de parentescos, pasó a los duques de Medinaceli, quienes la sacaron a publica subasta, siendo adjudicada a los hermanos Tarsis en 1746.
En 1767 fue comprada por el marqués de Casafuerte, don Joaquín Ciro de Acuña, que era también marqués de Escalona, vendiendo éste mediante una hipoteca a doña Mariana Sáez, viuda de Joseph García Gago, la quinta en julio de 1770, pero transcurridos los años regresó de nuevo al marquesado de Casafuerte, posiblemente por impago de la hipoteca. Por matrimonios, y tras la Guerra de la Independencia, estaba de nuevo en manos de la Casa de Escalona y Bédmar, en la persona de Manuel Antonio de Acuña y Dewite, poseedor también de la gran quinta del Aguilar.
En esta foto de principios de los años sesenta se puede ver todavía la antigua cerca de La Piovera. Actualmente transcurre por el lugar la avenida de la Azaleas.
En 1836 es propiedad de Juan de Tarquis Pugo, quien contrajo matrimonio con María Josefa Soria Vilar. El marqués de Ulagares compró la finca en 1858, arrendando parte de la finca (todo el centro de la posesión), a Manuel Seco Rodríguez, quien empezó a construir allí el colegio del Príncipe Alfonso.
En abril de 1859 es comprada por la compañía de don Enrique O´Shea (duque de Sanlúcar), quien mantiene el acuerdo de arrendamiento con Manuel Seco Rodríguez, pero de nuevo la mala suerte hizo de las suyas y el marqués de Ulagares tuvo que tomar de nuevo La Piovera por la quiebra de la compañía de O´Shea.
Ulagares vendió la finca a Juan Bautista Soldevilla en 1860, y éste revendió la parte que ocupaba el colegio a Seco, comprometiéndose éste a hacer la división de la finca mediante una tapia, pero 2 meses más tarde Soldevilla vendió toda la finca a Seco. En 1864 la finca salió a subasta por la quiebra del colegio Príncipe Alfonso.
Hasta aquí el resumen del magnífico libro de Lasso. Añadir lo que hemos podido encontrar y que no aparece en el libro: en 1791 sale en arrendamiento La Piovera y pertenecía a la testamentería de Joseph Sierra.
En 1817 se pone en arrendamiento la finca, perteneciente entonces al marqués de Escalona, con la siguiente descripción: "... de caber 32 fanegas de tierra, las 16 poco mas ó menos con agua de pie, y dos norias, y las otras 16 restantes se riegan con el agua de aquellas; está cerrada, y en su centro tiene varias casas arruinadas en la mayor parte, y un palomar en un estado regular; además 32 fanegas de pan llevar, y de ellas mas de 12 en un pedazo lindante con la cerca, y las demas en distintos parages." SIC.
La familia Tarquis Soria demandó al marqués de Ulagares por no pagar el precio pactado en 1858, pero un tercero también reclamaba la finca al marqués por otras deudas.
El colegio Príncipe Alfonso fue el que mayor relevancia dio a la quinta por la gran cantidad de anuncios que puso en la prensa. Abrió sus puertas en septiembre de 1860, y en los anuncios decía así:
"... Es abundante en aguas de pié, repartidas en varias fuentes, y la cerca contiene unas 40 fanegas de tierra. Se nos dice que hay un palomar grande, huertas, jardines, casas de recreo y labor; habrá casa para café-confitería para las familias de los alumnos, y estos tendrán en un jardín departamentos para la práctica de las lecciones de agricultura, así como también estarán separados en los dormitorios. La pensión será 8 reales diarios. Su propietario y director es el arquitecto don Manuel Seco y Rodríguez, el mismo que enseñará la agrimensura a todos los niños cuya edad sea suficiente para este estudio."
Además el colegio ofrecía un viaje en ómnibus desde Madrid para pasar un día de campo, con encargo de la comida en la fonda, y se vendía también flores y ramilletes.
A finales de octubre de 1864 La Piovera es sacada a subasta publica por concurso de acreedores que se seguía contra Manuel Seco. Hasta 1884 no se vuelven a encontrar ninguna noticia sobre la finca, y en este año Vicente Bertrán de Lis Derrer, Marqués de Bondad Real y Ministro de Ultramar, aparece como poseedor de La Piovera cuando presenta unas hortalizas en una exposición de horticultura. En años sucesivos hay referencias a los tejares allí instalados.
Don Enrique Gutiérrez de Salamanca (Caballero de Alcántara, miembro de la Diputación Provincial de Madrid por el distrito de Inclusa y senador), compró la finca en 1894 a Bertrán de Lis. Gutiérrez de Salamanca era un hombre muy rico y en esos años se dedicó a adquirir grandes propiedades, como el castillo y tierras de Oropesa.
Sin embargo en 1896 don Luis de la Mata entabla un pleito contra Vicente Bertrán de Lis Derrer, y que afecta también a Gutiérrez de Salamanca. Durante dos años la finca es sacada en pública subasta, y finalmente es el propio demandante, Luis de la Mata, quien se quedó con ella, subastando los aperos abandonados por Gutiérrez de Salamanca en 1898.
Es precisamente en los anuncios de la subasta donde podernos hacernos una idea de lo que era La Piovera a finales del siglo XIX:
" .... varios edificios, jardín y caminos, tres estanques, tejar y era: existiendo en la huerta árboles frutales, almendros higueras, olmos, olivos y plantación nueva de viñedo.... Un grupo de casas de un solo piso que ocupan una superficie de unos cuatro mil pies cuadrados y que constituyen vivienda para dos familias. Y un caserío principal que consta de casa de administración, compuesta de planta baja y granero en alto, lagar, bodega, palomar y una casa para el dueño con pisos bajo y principal, de extensión unos 12.000 pies cuadros. " SIC
En total la finca contaba con 17 hectáreas y en esa fecha se había agrandado la finca principal, añadiendo al vallado la parte que daba hacia Canillejas.
Es a partir del momento en que La Piovera pasó a las manos de Luis de la Mata Martínez cuando se estabiliza la proiedad. Luis de la Mata era uno de los mayores propietarios de inmuebles de Madrid, estando entre los veinte mayores contribuyentes (1). Fue candidato al Ayuntamiento de Madrid por el distrito de Buenavista en 1897, como liberal independiente. Ostentó el cargo de visitador médico del Hospital Provincial. Fue concejal del Ayuntamiento de Madrid y diputado provincial. Pero su faceta más importante era la de promotor inmobiliario; siendo, junto al marqués de Urquijo, el principal constructor de la capital a finales del siglo XIX.
Hombre inquieto siempre buscó el progreso, así en 1907 puso en marcha un proyecto para la construcción de 100 casas para obreros en el propio Canillejas. En 1911 montó en La Piovera un motor aéreo solar. Se trataba de un gigantesco tubo de 38 metros de altura pintado de negro en el que se instalaron varias hélices. Por la diferencia térmica o la fuerza del viento las aspas se movían generando energía. Incluso de noche podían encerrar ovejas en la base del cilindro y el calor de los animales seguía moviendo las hélices. Era un artilugio muy eficaz pues no necesita mantenimiento.
Obsérvese el gran tamaño del cilindro con relación a los dos hombres que están en la base.
Don Luis de la Mata Martínez falleció el 10 de noviembre de 1926. Su hijo don Luis de la Mata y Hervás vendió parte de los terrenos anexos a la quinta de La Piovera a la Compañía Madrileña de Urbanización (CMU), la sociedad de la Ciudad Lineal de Arturo Soria, para la construcción de la Colonia Alfonso XIII. La urbanización estaba planteada desde la carretera de Aragón (hoy calle de Alcalá), hasta más allá de La Piovera por su parte oriental, siendo el eje principal el camino entre Canillejas y Canillas. La Piovera conservaba integro todo el terreno que tenía vallado. La CMU compró terrenos, además de a la familia de la Mata, a don José Luis Gutiérrez Canales y don José Escobar, entre otros.
Anuncio en la prensa de la colonia Alfonso XIII
En contra de toda la teoría de la Ciudad Lineal se planteó una especie de ciudad jardín, aunque con una buena anchura de calles y rotondas en las intersecciones principales. Tampoco se exigía a los compradores una construcción preestablecida, distancia de las casas a las aceras, alturas u otras condiciones de servidumbre.
Los nombres que se asignaron a las calles fueron: Gutiérrez Canales, camino de Canillejas a Canillas, Luis de la Mata, Esteban Carro, Isla de Cuba, Nueva España, Estanislao Gómez, Antonio Jesús, Vizconde de Uzqueta, Eduardo Mazón, Unión de Canillejas, Honorio Valentín Gamazo, Conde de Posadas, Enrique de Prada, Castilla, Aragón, Enrique López, Marqués de Valdecilla, Perú, Vicente Jiménez,... existiendo todavía muchos de estos nombres en nuestro callejero actual.
En apenas 8 meses se llegaron a construir unas 50 viviendas, siendo en la practica la ampliación del pueblo de Canillejas. La CMU siguió con la urbanización y acometidas de suministros hasta finales de 1931, que hayamos podido corroborar.
Ejemplos de las viviendas que se construyeron en la parte más cercana a Canillejas, en la calle Raza y José Cano Heredia. Como se ve poco tiene que ver con la teoría de la Ciudad Lineal.
Como podemos comprobar en el plano parcelario de la urbanización Alfonso XIII las fincas más alejadas de Canillejas fueron las últimas en venderse. Por otra parte hay hileras, o parcelas contiguas, en las calles más alejadas (como en Conde de las Posadas, o en Francisco José Arroyo), que aparecen como vendidas, pero tenemos la seguridad que pertenecían a los antiguos propietarios, posiblemente en una permuta: A cambio de urbanizar la zona vendían los terrenos pero se quedan con alguno de ellos.
A principios de los años treinta se instaló la Cerámica San Antonio al oeste de La Piovera, entre la actual entrada al parque Juan Carlos I y la M-40. Se trataba de una gigantesca fábrica que sin duda aprovechó la depresión que se producía en la confluencia del arroyo del Santo con el de Juanes para extraer tierras y además poder usar sus aguas.
Cerámica San Antonio a principio de los años sesenta.
Durante la Guerra Civil los edificios de la quinta sufrieron graves daños. Es en los años cuarenta cuando se levantó el conocido Cuartel del Archiduque. Sin lugar a dudas se construyó sobre la planta de los anteriores edificios de La Piovera.
En el plano anterior se puede ver como afecto la avenida de América a la zona.
La apertura de la avenida de América (1952) supuso la desaparición de algunas calles de la colonia Alfonso XIII, pero lo peor fue la separación de Canillejas, aunque ya pertenecía a Chamartín desde el 1950 por la absorción de los pueblos limítrofes hecha por Madrid .
El puente de la calle Guadalajara sobre la avenida de América.
Sin embargo don Rafael Zea Morales, yerno de Luis de la Mata, vio el enorme potencial que ofrecía la nueva vía de comunicación con Madrid. Poco a poco fue comprando las parcelas que tenía en la colonia a Luis de la Mata y construyó chalets.
Esta vivienda actualmente forma parte del colegio Santa María de la Hispanidad.
También se construyeron viviendas más humildes.
En el plano de 1955 ya se observan muchas más construcciones junto a La Piovera.
La figura cuadrada del Cuartel del Archiduque ya destacaba en el plano en el centro de la finca de La Piovera.
Viendo la fuerte demanda que había de viviendas por parte de los americanos de la Base de Torrejón, remodeló interiormente el Cuartel del Archiduque para convertirlos en apartamentos. También levantó chalets al estilo norteamericano al norte y al oeste del Cuartel del Archiduque, en lo que era la propia finca de La Piovera a principios de los años sesenta. Estos chalets se conocerían como Las Palomas, probablemente por las pequeñas figuras de palomas voladoras que pusieron en sus fachadas, o por el famoso palomar de La Piovera. Se trata de una de las primeras urbanizaciones de chalet adosados construidas en Madrid.
El interior de La Piovera
Los primeros chalet adosados tipos "norteamerícanos".
Foto tomada desde los apartamentos de La Piovera. En primer término el muro del perímetro de la finca de La Piovera. Al fondo se ven las lomas donde hoy está el parque Juan Carlos I y a la derecha la chimenea de la Cerámica San Antonio.
Detalle de la fachada por el que el barrio, probablemente, recibe el nombre de Las Palomas.
Los adosados hoy en día.
En 1977 Vallehermoso construyó unos bloques en altura en la parte de la quinta que quedaba sin urbanizar, al este y sur del Cuartel del Archiduque.
En el croquis todavía destacaba el cuartel del Archiduque.
Para finalizar daremos un repaso al llamado Cuartel del Archiduque. El nombre procede de la re-edificación tras la Guerra Civil. Posiblemente en La Piovera se estableció el Archiduque Carlos de Austria cuando el 26 de septiembre de 1710 acampó antes de entrar en Madrid, pasando allí dos días, y volviendo esporádicamente. Cuando don Luis de la Mata y Hervás puso el nombre a la nueva edificación debió de basarse en lo que comentaban los vecinos con más arraigo de Canillejas.
Interior del Cuartel del Archiduque.
Si queda claro que el Cuartel del Archiduque se asienta sobre los antiguos edificios principales de La Piovera, conservando de hecho parte de la planta del colegio Príncipe Alfonso. Además el suelo está adoquinado con ladrillos, que sin duda pertenecieron a los antiguos edificios.
El escudo principal de la puerta es el de Castilla y León, y no parece muy antiguo, con toda probabilidad fue puesto en la fachada cuando se levantó el edificio en los años cuarenta, o cuando se remodeló en los cincuenta, haciendo juego con los ladrillos de las fachadas.
Sin embargo el escudo que hay en la puerta de una de las viviendas sí que parece muy antiguo, y corresponde ni más ni menos que al blasón de los Acuña: nueve cuñas romas y cinco escudetes. Por tanto el escudo debió pertenecer al marquesado de Escalona (1767 ó 1817), cuando La Piovera era de su propiedad.
Detalle del escudo que se encuentra en la puerta de una de las viviendas del Cuartel del Archiduque.
El escudo de los acuñas, la única diferencia es la orientación de las cuñas.
Además de estar La Piovera separada de su antiguo pueblo Canillejas, actualmente pertenece al distrito de Hortaleza, tiene cambiado el nombre, siendo ahora el barrio de las Palomas (por las casas que construyeron para los americanos), y el nombre del barrio de La Piovera está hoy asignado a Conde de Orgaz, al oeste de la antigua quinta ..... !pobre nuestra Piovera!
Residencias de lujo se entremezclan con las de media alta, colegios e instituciones religiosas en lo que fue la colonia Alfonso XIII.
Pegado a avenida de América encontramos modernos edificios de oficinas.
Construcción que se encuentra en la esquina de Avda. Azaleas - Sándalo. Foto Canillejero. Para saber que es.
Calle Conde de las Posadas. Casas que podían ser de cualquier pueblo castellano se intercalan entre los chalets.
El solar esquina Luis de la Mata a Av. de América, con sus 4 palmeras.
Las casas de la calle Estaníslao Gómez, 6 y 8, construidas en 1957.
Un solar donde había una casa con su palmera a la derecha, al fondo la casa de Estaníslao Gómez, 6.
Casi todas las fincas tienen su palmera.
La casa encantada, calle Eduardo Mazón. En la primera foto se ve el escudo con un solo árbol en él. La finca tiene el cartel en su entrada: "V. Guadalupe", imaginamos que Virgen Guadalupe.
Imagen actual de la fotografía número 2, avenida de las Azaleas. Por esta parte todavía se puede ver los antiguos muros de la cerca de la quinta de La Piovera.
Los apareados que se hicieron para los americanos, "Las Palomas". Calle de las Petunias.
La parte posterior de nuestro protagonista, el Cuartel del Archiduque. Calle Camelias.
Supestamente: calle vizconde de Uzqueta del año 1973. Foto Canillejero.
-.-.-
Agradecimientos: A la familia Zea López de la Mata por la información facilitada.
Autor: Ricardo Márquez
En este blog colabora: José Manuel Seseña
Notas:
1 - Según la familia Zea López de la Mata, Luis de la Mata Martínez era el segundo propietario más importante de la capital detrás del Marqués de Salamanca.
Fuentes consultadas:
Hemeroteca Municipal Ayuntamiento de Madrid
Escudos y heráldica: http://pantxike.wordpress.com
Hemeroteca BNE
Mapas IGN
Cartografía - Área de Urbanismo - Ayuntamiento de Madrid
http://www.memoriademadrid.com/
http://www.mhs64.org/
Biblioteca Universidad Politécnica de Madrid.