domingo, 14 de junio de 2009

Paso del cine mudo al sonoro en España. Sistema de sonido Laffón-Selgás. (3ª parte).

Las dificultades que tiene la industria cinematográfica española en el paso del mudo al sonoro se puede comprobar en El misterio de la Puerta del Sol (1928) de Francisco Elías, película que busca sorprender con los ruidos ambientales y diálogos ingeniosos, aunque todavía contiene muchas partes mudas en las que diversos rótulos van explicando los diálogos. La falta de medios técnicos y de equipos de rodaje sonoros, obligan a algunos directores como Benito Perojo a marchar a París o Berlín para rodar en aquellos estudios películas como El embrujo de Sevilla (1930) o La bodega (1930).

El cine sonoro español anterior a 1932 era nulo por las condiciones de sus instalaciones, por lo que se plantearon tres posibilidades de producir cine sonoro español.

La primera era realizar películas españolas en estudios europeos que dispusieran de dichos equipos sonoros. Una película española, considerada como la primera película española totalmente sonora y hablada fue La canción del día (1930), la dirigió G. B. Samuelson en Londres, y también hubo otros como José María Castellví que dirigió Cinópolis (1930) en París. Hasta que en 1932 se fundaran en Barcelona los Estudios Orphea y posteriormente los Estudios CEA y Ballesteros, el cine sonoro español dependía del exterior para sus rodajes con sonido.

De izq. a drch. Pedro Pérez Fernández, el maestro Jacinto Guerrero, el realizador inglés de la película Samuelson y Pedro Muñoz Seca.


La segunda era sonorizar las películas mudas españolas en los estudios europeos. Una de ésas películas era La aldea maldita (1929).
Escena de La aldea maldita (1929).

La tercera posibilidad era la incorporación de actores y técnicos españoles a las películas que empezaron a rodar empresas norteamericanas tanto en Estados Unidos como la Paramount en Joinville (Paris).
Equipo del film Las luces de Buenos Aires.

A estas dificultades de producción se deben añadir las que surgen en el sector de exhibición, en donde los múltiples sistemas de proyección que comienzan a llegar a España, que básicamente eran dos:

Sistema de grabación en disco. Como por ejemplo fue el Sistema Vitaphone, con el que se rodó la primera película hablada El cantor de jazz (1927).

Sistema de grabación óptico o en la película. Que fue la que se consolidó y desplazó al Sistema de grabación en disco.

Estos sistemas dificultaban en gran medida la implantación de una programación sonora continuada, además de obligar a los operadores de cabina a dominar los nuevos proyectores. Salvo algunos empresarios con más medios, la inmensa mayoría de las salas españolas se ven obligadas a proyectar cine mudo durante varios años. El cine sonoro, las películas habladas en español que producen los estudios de las grandes productoras en Hollywood y París, van encontrando cabida en las salas de las grandes ciudades. Tanto las versiones originales en español, como las películas subtituladas se difunden por las pantallas españolas hasta mediados de los años treinta.

Una de éstas patentes españolas fue el Sistema de sonido Laffón-Selgás, que se implantaría con éxito en la producción española. Fue inventado por los ingenieros Alberto Laffón Soto y Ezequiel de Selgás.



Como consecuencia de la implantación del cine sonoro, diversos sectores profesionales españoles se ven afectados por la revolución tecnológica que se está produciendo. Por un lado los directores deben adaptarse a la grabación del sonido, que depende de unos ingenieros que se convierten en los principales protagonistas del Estudio. Los actores son los que más sufren el nuevo invento, pues muchos deben abandonar la profesión debido a que su voz no es la más apropiada para la pantalla. Por último, las orquestas y pianistas que trabajaban en las importantes salas de las grandes ciudades ven cómo pierden su empleo al no tener que acompañar musicalmente las imágenes, pues éstas ya tienen sonidos, música y diálogos.


Una vez consolidados los primeros estudios sonoros en España, los Orphea Film de Barcelona, en Madrid también se levantaron nuevos estudios e infraestructuras (los estudios de rodaje CEA, ECESA, Ballesteros, etc., y otros de montaje, doblaje, además de diversas empresas de servicios y auxiliares) que permitieron que la producción fuera constante y amplia por parte de una serie de productores en el cine español.


Autor: Angel Caldito.
En este blog también colaboran: José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.

Fuentes: BNE, Historia del cine español.

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