Algunos bancos, no muchos, adoptaban formas jurídicas diferentes a la de la Sociedad Anónima, algo impensable en la actualidad, y así veíamos que había personas particulares, sociedades en comandita, sociedades regulares colectivas ... La seriedad que imponían los bancos y la confianza en la honorabilidad de sus máximos directivos, poco dados a aparecer en los medios de comunicación, hacía decir al pueblo llano “los bancos no dan una peseta de mas, pero tampoco la quitan”.
La apertura de oficinas estaba sujeta a estrictas normas dictadas por el Banco de España y no como ahora que podemos verlos en cada esquina o en una acera cuatro o cinco seguidos. La expansión se conseguía reubicando oficinas en lugares con mayor proyección como el caso de la zona de la Castellana donde algunos bancos cerraron oficinas en el centro de Madrid para establecerse aquí, pero la principal fuente de crecimiento era la absorción de entidades mas pequeñas aunque este método tenía el inconveniente de que era una época en España con una fuerte regionalización de los bancos y cajas de ahorro y los clientes de una zona veían a su entidad local como algo suya, razón por la cual algunos de tamaño medio sobrevivieron aunque tutelados por la entidad que se había hecho con sus acciones. A pesar de todo desaparecieron muchos bancos regionales de pequeño tamaño enclavados a lo largo y ancho de la geografía española engullidos por los grandes de ámbito nacional como forma de estar presentes donde las restricciones legales les había impedido situarse. En el periodo tratado o inmediatamente siguiente dejaron de existir Banco Mercantil e Industrial, Banco Coca, Banco Castellano, Banco Continental, Banco Occidental, Banco de Aragón, Banco Ibérico, Crédito Navarro ...., en fin, la lista es mucho mayor y todos ellos con oficinas en Madrid.
Las grandes entidades tenían su oficina central en Madrid, aunque su sede social estuviera en otro lugar de España, en la calle de Alcalá entre la Puerta del Sol y Cibeles. Las primeras agencias las habían ido situando en el Barrio de Salamanca por su mayor poder económico, siguiendo su expansión generalmente alrededor de los mercados tradicionales de alimentación como el de la Plaza de la Cebada y núcleos de intensa actividad comercial como Tetuán, Puente de Vallecas, etc.. Unas entidades adoptaron la denominación numérica (agencia nº 1, nº 2...), otros más prácticos (urbana calle Toledo, urbana calle General Ricardos, ...) y otros mas modestos en sus perspectivas de futuro (agencia A, B, ..) que tuvieron que cambiar de sistema al acabárseles el abecedario ...
Las nuevas oficinas que iban surgiendo en Madrid solían emplazarse en esquina para ser visibles por dos calles y eran locales muy generosos en metros cuadrados pues debían de acoger a numeroso personal, tener amplio patio de operaciones con varias ventanillas de caja y abundante espacio para ser dedicado a archivo, características todas ellas antagónicas en la actualidad. Las fachadas exteriores de estas nuevas instalaciones eran, por regla general, de color oscuro y cristales opacos, lo que daba un aspecto de gran seriedad y confidencialidad desde la calle con respecto a su interior; el mobiliario seguía las mismas pautas, y las sillas de ruedas para los empleados, muy cómodas para pequeños desplazamientos, tardaron en llegar hasta que fueron sustituidos los muebles de madera por los metálicos. Nada que ver con el presente donde priman los colores llamativos, decoración uniforme para toda la red de oficinas, mobiliario moderno ergonómico, letreros luminosos, pictogramas de las entidades, acristalamientos absolutamente diáfanos pero llenos de publicidad con las ofertas de sus diversas operaciones en campaña o regalos en especie ¡Quien iba a pensar que llegado el tiempo se iban a anunciar en los bancos los tipos de interés, mostrar cafeteras o mantelerías, como cualquier otro establecimiento de los antes!
Los extrarradios y poblaciones colindantes, algunas anexionadas posteriormente a Madrid, no eran zonas bancariamente interesantes y carecían de oficinas. Hoy no se comprende que Fuencarral, Canillejas, Vallecas Villa, Pozuelo, Leganés, Fuenlabrada, etc. estuvieran en esa situación, atendidas mediante corresponsales de radio que eran comerciantes acreditados en la plaza, generalmente de tejidos o ultramarinos, de moralidad intachable que mediante comisión hacían por cuenta de una o varias entidades algunas operaciones bancarias como cobro de letras o captación de pasivo, siempre como actividad secundaria suya pues su negocio, como se ha indicado, era el comercio. Hoy en muchos lugares de España, normalmente pequeños, ha surgido la versión modernizada de los corresponsales de radio mediante la aparición de los agentes bancarios, personas que por cuenta propia realizan muy diversas operaciones en exclusividad para una sola entidad que les rotula el local donde realizan la actividad, de tal manera que exteriormente parece una oficina de ese banco.
A comienzos de los años sesenta la evolución económica hace que las autoridades económicas de entonces dicten nuevas normas bancarias, obligando a las entidades a especializarse en banca al por menor y en banca de inversión para operaciones a largo plazo lo que hace surgir nuevos bancos, generalmente filiales de los existentes a fin de no perder cuota de mercado, cuya actividad no vamos a desgranar porque es ajena al tema que tratamos que es la banca tradicional de toda la vida.
Esta primera parte se ha dedicado a mostrar la visión de las entidades bancarias en el contexto del sistema financiero de la época y su presencia en el Madrid de entonces. Mas adelante, desde nuestra perspectiva, haremos un detalle de como era el día a día en una oficina bancaria-tipo madrileña en el desarrollo de las operaciones habituales de los clientes y su trato con ellos, sin que el trabajo que hoy presentamos en su primera entrega suponga una apología ni a favor ni en contra de las actividades financieras que realizan.
Autor: José Manuel Seseña Molina
Colaboran también en el blog Historias Matritenses Ricardo Márquez y Ángel Caldito.
Películas de los fotogramas: Don erre que erre (1970), y Atraco a las tres (1961).
Muy acertadas las fotos, amigos. Me recuerdan cómo era la Dirección General del Banco de Aragón, en Zaragoza, donde entré a trabajar como botones, en el año 1969. No obstante, voy a abstenerme de opinar acerca de lo que fue mi vida en el banco, para ceñirme exclusivamente a la estética, algo que siempre me ha preocupado. Y es que a mí me duele la vista cuando sobre todo de noche observo esos logotipos y carteles de plásticos de colores que presiden hoy en día los grandes edificios. Hay que diferenciar entre edificios con solera y agencias urbanas. No sé cómo puede consentirse que a esas construcciones emblemáticas de un valor cultural patrimonial tan alto, se les engalane de forma tan hortera. Es como ponerse una riñonera con un traje de Armani. Así que, a la vista de lo expuesto y al recuerdo de aquellos años, me quedo con aquel banco donde el mostrador separaba al cliente del empleado, con sus ventanillas de barrotes dorados y su rótulos metálicos que indicaban claramente "Pagos", "Ingresos","Libretas", etc.
ResponderEliminarMuy bien escogidas las imágenes para ilustrar un texto tan interesante. Atraco a las 3 es una de las grandes joyas del cine español. Normalmente se la considera una pelicula menor, pero muchos reconocemos en ella lo mejor del cine español de la época. El trabajo de los actores, esos planos de grupo son extraordinarios. Una de las fotos que incluis es la de Rafaela Aparicio hablando con José Luis Lopez Vazquez. Es descacharrante el diálogo que sostienen.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias a Rafael Castillejo y El ángel de Olavide por vuestras palabras. Hemos tratado una época en la que decir "mi banco" tenía unas connotaciones diferentes a las actuales. Antes indicaba algo propio o muy cercano, incluyendo al personal, hoy significa que es el banco en el que tienes domiciliados los recibos o la hipoteca.
ResponderEliminarUn saludo a ambos. José Manuel
Y pensar que caja Madrid nació como algo benefico. Y en lo que se ha convertido
ResponderEliminarPara Rafael Castillejo:
ResponderEliminarYo entré a trabajar de botones en el Banco de Aragón en MAdrid en el año 1970. En Madrid estaba el Director General y el Consejero Delegado.
Fui muchas veces a Zaragoza y siempre me pasaba por el Club, que estaba muy bien puesto.
Otra vez fui para examinarme para Oficial 1ª que aprobé y me ascendieron con caracter retroractivo.
Tengo muchas anecdotas y muchas vivencias de mis años en el Aragón. ¿Vives en Madrid?. En Madrid nos vamos a comer todos los años los que vamos quedando del Banco, algunos son de Zaragoza.
Si quieres podemos intercambiar recuerdos del Banco
Un cordial saludo
Rafael
Rafael.
EliminarMi abuelo, Manuel Marco, trabajo en el Banco Aragon en Madrid pero estaba jubiladoy murio en 1970. Puede ser que coincidierais algo.
Un saludo
Mamen.
Gracias por tu comentario, amigo. Yo entré como botones en el año 69 en la Dirección General del Banco de Aragón, en el mismo Zaragoza. Al antiguo Club de Empleados, que dices llegaste a conocer, se entraba por la Calle Valenzuela. La entrada principal al banco era por Coso 42-44. Tres meses después, aprobé unas oposiciones y me fui como auxiliar administrativo a Ejea de los Caballeros hasta que pude regresar a mi ciudad. Por cierto, si quieres ver fotografías de la Zaragoza de entonces, date una vuelta por mi "museo digital de recuerdos" que encontrarás en: www.rafaelcastillejo.com Abrazos.
ResponderEliminarHola Mamen: Por si puede servir de ayuda el Banco de Aragón tenía cinco oficinas en Madrid en el momento de su desaparición por absorción. La principsl en Gran Vía 14 y las cuatro urbanas en Plaza de Cascorro, Bravo Murillo (metro Valdeacederas), Príncipe de Vergara (Plaza República Dominicana) y Paseo de las Delicias (metro Delicias).
ResponderEliminarUn cordial saludo
José Manuel
Gracias José Manuel,
ResponderEliminarYo no conocí a mi abuelo pero sé que fue subdirector de la oficina de Gran Via, creo que, hasta finales de los sesenta.
Lo que no sabía era que había tantas oficinas.
Un saludo
Mamen
Hola Mamen de nuevo:
ResponderEliminarEl Banco de Aragón fue absorbido a finales de Diciembre de 1970 por el Banco Central, causando baja oficialmente en el Banco de España en Enero de 1971.
La oficina donde estuvo tu abuelo de subdirector pasó a ser durante un tiempo el departamento de Extranjero de la entidad absorbente. Actualmente es una dependencia mas de la Comunidad de Madrid, de las muchas que tiene repartidas por la capital.
Un saludo.
José Manuel