Hace cerca de 9 años Xesús Pisón nos escribió preguntándonos sí sabíamos sí el palacete de la foto que encabeza este artículo estaba en el Paseo de la Castellana. Sus antepasados tuvieron uno en la Castellana, pero desconocía sí el de la foto fue la casa de su familia y sí estaba en la Castellana. Desde un principio Xesús nos dijo que estaba convencido de que el palacete estaba en el actual número 60 del paseo de la Castellana.
Lo primero que hicimos fue ver todas las fotos aéreas que
teníamos de la zona, pero no tuvimos suerte, no aparecía en ninguna de ellas
(más adelante pondremos algunas fotos aéreas). Por tanto, nos pusimos a
investigar sobre su familia.
Xesús nos contó que el último propietario del palacete de su
familia fue Isaac Martínez Mon Moscoso, este era hijo de Juan José Martínez
Valcárcel de Moscoso, perteneciente a una familia hidalga terrateniente de
Lugo. Isaac tenía una hermana llamada Matilde y nos lo cuenta así:
“Isaac Martínez Mon Moscoso nació en Madrid en 1864, estudió
Filosofía y Letras, pero nunca ejerció, ya que vivió siempre de las cuantiosas
rentas familiares. Su vida fue una aventura casi literaria. Desde que murieron
sus padres, se dedicó a viajar por el mundo con toda clase de lujos. Se sabe
que visitó entre otros sitios: Lisboa, Londres, París, Austria, Egipto,
Jerusalén, India, Filipinas... Estuvo en Rusia en la coronación del zar Nicolás
II, también en Armenia, donde le sorprendió una persecución de cristianos de la
que consiguió huir oculto en un carro de heno... Era muy generoso, dio un
importante donativo para los niños huérfanos de Bombay por lo que recibió el
agradecimiento del príncipe de la India Ghulam Mahammad Khan Bahadur.”
El primer paso fue buscar en los planos antiguos la situación de
la casa. En el siguiente plano de 1906 vemos las construcciones que había en el
lugar.
El palacete debía de estar en la segunda parcela después de la
calle Pinar, junto a la actual Embajada de Portugal. En el siguiente plano del
Catastrón de 1954-50, observamos ya la numeración de la calle, aunque de poco
nos servía pues como vamos a ver cambió numerosas veces.
Buscando en la hemeroteca encontramos por primera vez que Matilde
Martínez Moscoso ya aparecía con residencia en la calle Pinar 3 en una de las
guías de 1886. Con posterioridad a la investigación Xesús encontró una escritura según la cual: "
Y en 1897 la esquela de Angela Mon, madre de Isaac y
Matilde, con domicilio en el Paseo de la Castellana número 30.
Buscando por el número 30 de la Castellana, encontramos el
siguiente anuncio de noviembre de 1898, en el que se sacaban a subasta cuatro
solares. Esto se corresponde con lo que nos contó Xesús, que su familia siempre
dijo que además del palacete tenían más terrenos en la manzana. Posiblemente
son las parcelas aledañas a su palacete que daban al Paseo de la Castellana, o
las posteriores de la calle Pinar.
En la guía de 1904 figura Isaac como propietario del Paseo
de la Castellana número 46, primer cambio de numeración.
Después de aparecer el anuncio en la prensa, se alquiló el
palacete al embajador alemán, según podemos leer en el contrato que nos
facilitó Xesús.
Durante 1907 encontramos muchos anuncios en la prensa
ofreciendo en alquiler el palacete de Castellana 46.
De nuevo, pero en esta ocasión en la calle Pinar 3, aparece
Isaac en la guía de 1908, pero curiosamente también figuraba domiciliado en la
calle Mayor, una incógnita, quizás tuviera el palacete alquilado y prefería
vivir de alquiler en el centro de Madrid, aunque tampoco era lógico tener otro
domicilio cuando él estaba constantemente viajando por el extranjero.
La noticia del fallecimiento de Isaac Martínez Moscoso la
encontramos en la prensa.
Y Xesús nos facilitó la carta del Consulado Español de
Manila que envió a su familia.
Tras un pleito complicado, pues según el testamento de Isaac este dejaba su herencia a dos bailarinas de París, salió a la venta el palacete de la Castellana. Así, en mayo de 1911, encontramos el siguiente anuncio.
La familia embarcó el resto de los enseres en tren y se los
llevó a Lugo. A su vez se empezaron a publicar los anuncios de las subastas de
las propiedades que Isaac tenía en Madrid, pero no aparecía el de la calle
Mayor.
El palacete debió de ser vendido en esta última subasta pues,
además de no volver a aparecer el anuncio en la prensa, en agosto de 1913 el
Ayuntamiento de Madrid autorizó la construcción de un cocherón en la finca, y
al mes siguiente la revista “La Construcción Moderna” anunciaba las obras en
Castellana, 46. Suponemos que durante estas obras se demolió o se reformó
totalmente el antiguo palacete y se construyó el palacete nuevo.
La compradora fue la Marquesa de Jurreta y Gamboa y Duquesa
de Andría, quien según algunas informaciones de prensa hizo en su palacete de
la Castellana “un verdadero relicario de estilo renacimiento español y gótico”
sic, lo que nos da una idea de la importante inversión que debió de hacer la
marquesa en su construcción. No obstante, en 1922 alquiló el palacete de
Castellana 46 a los condes de Orlowski, ya que la Marquesa de Jurreta tenía
otro palacete mucho más lujoso en la calle Miguel Ángel. La vida de la Marquesa
de Jurreta, y sobre todo de su hija, son muy curiosas y recomendamos a nuestros
que la echen una ojeada.
Como vemos hasta aquí todo es historia, pero seguíamos
teniendo pendiente confirmar sí la foto era del palacete de la Castellana, la
carpeta con la investigación seguía abierta en el escritorio del ordenador.
Pero de repente hace unos días Julio García Moutón publicó en el grupo
Historias Matritenses de Facebook unas fotos de la Fototeca del Patrimonio
Histórico, del fondo del Conde de Polentinos, de las cabalgatas de carnaval que
se celebraban en el Paseo de la Castellana. Aunque conocíamos las fotos no
vimos nuestro palacete hasta que Julio citó que se veía la Embajada de Portugal,
que sabíamos que lindaba con el palacete de Isaac.
En las dos siguientes fotos, fechadas en el carnaval de 1906,
vemos a la derecha la embajada de Portugal, y de frente el palacete de Isaac,
con los dos grandes cedros en su entrada.
Se ve que el Conde de Polentinos siempre se ponía en el mismo lugar, o un poco más al norte, pues tomó esta foto en 1909, casi en la misma posición que las de 1906.
Así se resolvió el misterio del palacete de la Castellana.
Al acabar la Guerra Civil en 1939 el nuevo palacete fue una
sede de la Cruz Roja, como vemos en esta foto aérea del desfile militar en el
Paseo de la Castellana (Colección Pepcor).
Mientras Madrid se preparaba para crecer en altura hacia el
norte, la manzana seguía conservando su aire señorial de antaño, foto de Urech,
Diario Madrid, año 1941.
Para finalizar, quizás la mejor foto del nuevo palacete, de
la colección de Javier Romeu, tomada a primeros de los años setenta, pocos años
antes de su demolición para levantar un edificio de oficinas en la parcela.
-.-.-
Agradecimientos: A Xesús Pisón por toda la información
facilitada, y a Javier Romeu y a Julio García Moutón por su perseverancia en
mantener documentos de edificios antiguos de Madrid.
Autor: Ricardo Márquez
En el blog Historias Matritenses participa también José
Manuel Seseña Molina.
Nuevo texto añadido de Xesús. Con posterioridad a la investigación Xesús encontró una escritura según la cual: "el padre de Isaac, Juan José, "le compró el palacete a don Fabián Gómez del Castaño, el 28 de mayo de 1885, ante el notario don Zacarías Alonso Caballero, poniéndolo a nombre de su segunda esposa, Ángela Mon y Moscoso". Este don Fabián era un millonario argentino y no pudo ser el vendedor del palacete, pues murió antes de esa fecha. De modo que tuvo que ser su hijo, Fabián Tomás Gómez del Castaño y Anchoreba, que se casó en España con María Luisa Fernández de Henestrosa y Pérez de Barradas."
ResponderEliminarMi felicitación, Ricardo, por tu investigación, tan meticulosa como interesante, de uno de esos muchos magníficos palacetes que configuraban la Castellana y que tuve la suerte de conocer en los años cuarenta. La historia parece una novela rosa y popular, en la que interviene la aristocracia y por eso mismo, tan atrayente, incluso para el republicano. El personaje central del relato, Isaac Matínez Moscoso, parece extraído de alguna novela de Pedro Mata, pues disfrutó la vida y murió a tiempo, sin haber degustado el agrio zumo de la vejez. Al leer que dejaba su fortuna a dos bailarinas parisienses no pude contener la carcajada: Me recordaba al Marqués de Bradomín, el de las Sonatas, o al político Mirabeau, quien pasó su última noche acostado con dos cortesanas en París.
ResponderEliminarRicardo, se aprecia que disfrutas con este trabajo; que sigas así.
Muchas gracias Ernesto por tu comentario. La verdad que esto son de las cosas pendientes que duran años en confirmarse. La verdad que la vida de Isaac es de novela. Quizás fuera uno de los últimos flecos del romanticismo.
ResponderEliminarUn saludo