La historia del Pósito se remonta a comienzos del siglo XVI. Su cometido era regular el precio del trigo, evitando su escasez y carestía en los años malos, y comprar las demasías para que no hubiera desplomes de precios en los años de bonanza. Además prestaba dinero y trigo para la siembra a Ayuntamientos y particulares.
Contaba para ello con el derecho de tanteo, e incluso el embargo de las cosechas en determinadas situaciones. Debía de renovar el trigo almacenado para que no se pasara, comprando el trigo nuevo y vendiendo el trigo viejo a los panaderos y vecinos.
Vista de pájaro desde la Puerta de Alcalá. Año: 1854. Autor: Alfred Guesdon. Destaca la antigua Plaza de Toros de Madrid y el Pósito a la Derecha.
En una Cédula de los Reyes Católicos, de marzo de 1504, dictada en Medina del Campo, se mandaba: “hechar sisa en todos los mantenimientos de comer, e bever, e vestir, e calzar, y en las mercaderías, e otras cosas, que en esa Villa é Lugares de su tierra se vendieren o compraren”, para el acopio y acarreo de trigo y “arina” del Pósito. También la Reina Doña Juana, ordenaba que se destinaran 508.500 maravedises correspondientes a la demasía en las ventas de la Villa del año 1514 para formar Pósito.
Diversas órdenes describían la instrumentación para el préstamo de hasta veinte fanegas a labradores a cambio de una fianza, que posteriormente se les devolvía. Fue Felipe II quien dictó la Cédula según la cual no se podía embargar por deudas ningún depósito o harina de los pósitos o alhóndiga.
En aquella época el Pósito debió de estar ubicado en la Cava Baja, donde estaba la Posada del Dragón, cerca de Puerta Cerrada. Además había varios pósitos más pequeños en torno a la Puerta de Toledo, en Guadarrama y en otros pueblos limítrofes. Totalizaban todos ellos una gran capacidad de grano, ya que debían de servir a todos los pueblos inmediatos y a Madrid.
Plano detalle del Pósito. Año 1849.
Hacía el año 1580 se establece una serie de intermediarios que operan en los principales centros productores, como Segovia, Ávila, Salamanca, Arévalo, Toro,... y otros centros de La Mancha y Tierra de Campos. El Ayuntamiento ya está endeudado para mantener el Pósito, recargando con sisas otros artículos de primera necesidad para la financiación del mismo.
Se tiene constancia que desde el año 1581 se utilizó el método del pan de registro, según el cual los pueblos vecinos estaban obligados a suministrar a Madrid o bien pan, o bien trigo, dependiendo de la distancia a que se encontraran. Los panaderos de la capital trabajan con muy poco margen de beneficio y en años con buena cosecha compraban directamente el trigo a los labradores de los pueblos, pero en los años de carestía acudían al Pósito para comprarlo a un precio más bajo que el del mercado. Para dar salida al trigo que tenían los campesinos de los pueblos limítrofes en los años de mala cosecha y asegurar el abastecimiento del pan de la Villa, se impone mediante el pan de registro las cantidades que deben de suministrar cada localidad a Madrid.
El gran Pósito de Madrid se debió de trasladar a la confluencia del actual Paseo de Recoletos con la calle Alcalá y la Puerta de Alcalá hacía el año 1666, ya que existen documentos en los que se mencionan algunas reparaciones hechas en el año 1685. Disponía de capilla propia, Nuestra Señora del Sagrario, construida en 1632; varías tahonas para la elaboración de pan y hasta un barrio propio, el de Villanueva. Un mayordomo era el encargado del Pósito, teniendo bajo su mandato a un contador, un clavero, un tesorero, un fiscal, varios alguaciles, mozos y oficiales.
Puerta del Pósito que daba al Paseo de Recoletos. Museo de Historia, Ayuntamiento de Madrid.
El presidente del Consejo de Castilla estableció una orden en el año 1699, por la que instaba al Ayuntamiento de Madrid a reunirse para encontrar la forma de mantener y conservar el Pósito madrileño, bajo la regencia de Carlos II.
Felipe V concedió el arrendamiento del peso de la harina en 1716, con el fin de que tuviera unos ingresos fijos y pasó a ser administrado por la monarquía, perdiendo su gobierno el Ayuntamiento.
Cercado por una alta valla, ocupaba el triángulo comprendido entre la plaza de Cibeles, calle Alcalá, plaza de la Independencia, calle Salustiano Olózaga y paseo de Recoletos, aproximadamente. Dentro del recinto habitaban 42 panaderos con sus correspondientes viviendas y hornos.
La Junta de Abasto prohibió en el año 1743 la entrada a la Villa de pan de los pueblos cercanos e instó a los panaderos a formar gremio. Ello supuso la protección de los panaderos de la Corte y el cierre de las pequeñas paneras del barrio de Villanueva. Se construyó el gran edificio de forma elíptica para que tuviera la suficiente capacidad para abastecer a oda la Villa hacía el año 1745, entre los reinados de Felipe V y de Fernando VI. Fue el edificio más importante en su género en España y una de las construcciones más notables de Madrid.
Torreón efímero por el natalicio de la Infanta Isabel (Año 1852). A la izquierda el Cuartel de Ingenieros y el Pósito. Ilustración Española Americana (1919).
El edificio central, llamado Santísima Trinidad y de forma elíptica como se ha dicho, contaba con un patio central, y dos plantas. La baja estaba dividida en 22 habitáculos que servían de depósito de grano a los particulares que los quisieran utilizar, pagando únicamente el pesaje si deseaban hacerlo. Su capacidad era de 40.000 fanegas. La planta alta era de una sola galería, impresionante según decían, y su capacidad era de 100.000 fanegas.
Bajo el auspicio de Carlos III, entre el gran Pósito y la cerca que daba a la Puerta de Alcalá, se construyeron cinco tahonas nuevas y grandes edificios, que daban un poder total de almacenamiento a todo el recinto de un millón de fanegas. Contaba con dos grandes puertas con pilastras de granito, una que daba a la calle Alcalá, construida en 1763, en el reinado de Carlos III; y otra, la principal, que daba al Paseo de Recoletos.
En el año 1758, desaparece el pan de registro quedando liberados los pueblos limítrofes de esta pesada carga. Para asegurarse el abastecimiento los panaderos de la Villa estaban obligados a comprar al menos dos tercios al Pósito madrileño. Tras unos años de alzas en los precios y algunas malas cosechas, los panaderos madrileños adquieren el 100% del trigo en el Pósito, ya que por la política de precios del pan barato les es mucho más rentable. Esto supone muchas pérdidas al Pósito, pues se ve obligado a adquirir el trigo a un precio elevado y venderlo por debajo del precio de compra, haciéndose cargo el erario público del déficit producido.
En esta situación se impone la pragmática de 1765, para la abolición de las tasas y la liberación del comercio de trigo y granos, intentando dar el papel de suministradores a almacenes particulares, aportando para ello la Corona 7 millones de reales para desligarse del todo del Pósito. El Pósito pasó a manos municipales en el año 1766, a pesar de que el Ayuntamiento lo reclamó para si en varias ocasiones anteriormente. Esto nos da una idea de la importancia que la monarquía concedía al abastecimiento y control de los alimentos de la capital. En el recuento de dicha cesión, se calculó que el Pósito contaba con unos 19 millones de reales, entre existencias, efectivo y préstamos dinerarios y de granos concedidos.
Puerta de Alcalá, 1852. El Pósito a la izquierda.
Sin embargo el sistema proteccionista para el Pósito de Madrid fue defendido sigilosamente por Campomanes desde el Consejo de Castilla por más de dos décadas, enfrentándose al Ayuntamiento para mantener los precios bajos en tiempos de carestía y haciendo ver su no intervención en años de bonanza. Según algunos estudios el consumo de pan subió considerablemente entre las décadas de 1740 a 1780 (de 2.000 fanegas diarias a 2.400), debido sin duda al fuerte incremento de los precios de otros alimentos y la sustitución del pan como alimento básico por su bajo precio protegido.
En 1783 se produce una cosecha excelente y el Pósito compra a precios baratos y mantiene el precio a los panaderos, lo que le permite obtener pingües beneficios. Pero en este caso los panaderos también compran en el mercado libre por lo que el Pósito no lograba resarcirse de todas las pérdidas de los años malos.
Como colofón, y debido a las malas cosechas de los años 1788-89, el Pósito estaba prácticamente sin fondos de maniobra, elevándose sus deudas a once millones y medio de reales, siendo sus principales acreedores el Banco de San Carlos, la Depositaría General de Madrid y el fondo de Propios y Sisas de Madrid, aún habiendo recibido nuevos fondos de la Corona y parte de algunos impuestos municipales.
Es así como en 1798 se crea la Real Dirección, dependiente directamente del Gobierno central, para el control de todos los abastos, incluidos los pósitos, e intentar remediar el fuerte déficit de estas instituciones bajo el mandato de los municipios. La situación se paliará en parte, aunque el nivel de endeudamiento no se llegará a corregir del todo.
Por primera vez se da el caso que en junio de 1801 no hay pan candeal a la venta en Madrid. La causa fue que los consumidores compraban más pan candeal, que era de mejor calidad que el llamado pan español y su diferencia de precio era mínima. Al requerir más trigo los panaderos para la elaboración del pan candeal, el Pósito se vio imposibilitado para atender la demanda por no tener fondos para la compra de trigo.
Continuará.....
-.-.-
Este artículo fue publicado por la revista Ilustración de Madrid (a la que agradecemos mucho su deferencia), en el número 19 de Primavera de 2011.
Autor: Ricardo Márquez
En este artículo han colaborado: Angel Caldito y José Manuel Seseña.
Fuentes:
BNE.
Madrid en la sociedad del siglo XIX. Vol. II. El pósito de Madrid: evolución y crisis de Concepción de Castro
Madrid, Audiencia, Provincia, Intendencia, Vicaría, Partido y Villa de Pascual Madoz, del año 1850.
El Pósito en el reinado de Carlos II.
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