domingo, 13 de marzo de 2011

El barrio de la Concepción – Madrid

Vamos a intentar plasmar lo que este barrio dio a Madrid, y Madrid al barrio. Un barrio eminentemente cinematográfico, desde la década de los cincuenta del siglo pasado; ligado a la Plaza de Toros de las Ventas; salida de la carretera de la Junquera, cuya frontera evocaba una libertaria Francia; barrio difuso en el tiempo y en el espacio; y que intentaremos describir más visualmente que en palabras.


Nos remontamos a mediados del siglo XIX para ver donde nació el barrio de la Concepción.

Recorte de prensa del año 1857.

Justamente en el cruce del camino de la Cuerda con la carretera de Aragón o la Junquera, actual calle Alcalá, se empezó a construir la Colonia Agrícola la Purísima Concepción. Sus promotores fueron Sebastián Castellanos, Tomás Corral, Luis Pérez y Manuel Heredia.


Estas colonias, o cooperativas, agrícolas fueron el antecedente de las Cooperativas de Casas Baratas, que estuvieron muy de moda durante finales del siglo XIX y principios del XX para dar solución al gran problema de la vivienda en Madrid.

Detalle del plano anterior de 1875 del Instituto Geográfico Nacional.

El camino de la Cuerda era una especie de M-30, M-40, M....... se trataba de un camino que evitaba la entrada a Madrid de los transportes que llevaban mercaderías a otros lugares y no tenían la necesidad de entrar a Madrid y pagar un peaje por ello.

Mencionaremos que el camino de la Cuerda pasaba por pueblos limítrofes a la capital en aquel entonces, como Chamartín, Hortaleza, Canillas, Vicálvaro,..... y en todos ellos se encontraban posada, donde descansaban los arrieros y sus tiros en las debidas condiciones, y con precios infinitamente más módicos que en la capital del Estado.

Recorte fechado en 1862.

Otro hecho destacable del camino de la Cuerda, según me hizo ver hace poco un vecino del barrio de Portugalete, era ser Cañada Real y el lugar por donde el Canal de Isabel II transcurre uno de los principales ramales de agua para el abastecimiento de agua de Madrid. Todo esto queda confirmado viendo los mapas de altitud, pues justamente por donde pasaba el camino de la Cuerda era la cúspide entre la vertiente del Arroyo Abroñigal (Manzanares) y la del río Jarama.

Foto del Camino de la Cuerda (calle Misterios), esquina a Fernández Caro.

Es más, nuestro querido y no siempre bien ponderado don Arturo Soria, construyó la Ciudad Lineal siguiendo el camino de la Cuerda, como podemos ver en el siguiente plano.


En definitiva, el primer emplazamiento del barrio de la Concepción estaba en el actual cruce de la calle Misterios (camino de la Cuerda) con la actual calle Alcalá, antiguo kilómetro cinco de la carretera de Aragón, exactamente a dos kilómetros del arroyo Abroñigal (Las Ventas), dependiente del Ayuntamiento de Canillas.


Para refrendar todo lo dicho hasta ahora sobre el camino de la Cuerda, añadimos una foto de la Venta del Gato que se encontraba en la esquina de la calle Misterios (camino de la Cuerda).

Nuestra sensación es la misma que la de ustedes, ¿cómo hablamos del barrio de la Concepción en el actual Pueblo Nuevo?..... Ya dijimos al iniciar esta entrada que era un tema difuso en el espacio.

En 1860 ya aparecen referencias al “Pueblo Nuevo de la Concepción”, y con el pasar de los años se fue imponiendo Pueblo Nuevo, hasta ser casi esta la única denominación hacia 1925.

Anuncio en la prensa en Marzo de 1870, donde vemos ambas denominaciones.

El primigenio barrio de la Concepción estaba enclavado en la intersección de los municipios de Canillas, Canillejas y Vicálvaro, y fue uno de los principales núcleos de vivienda para los obreros de Madrid capital. A diferencia de lo que pasaba más abajo, junto al puente de las Ventas, aquí se respetó un cierto criterio urbano, reafirmado y mantenido posteriormente por la Ciudad Lineal. Es más, el Ayuntamiento de Canillas trasladó su sede a la carretera de Aragón en el barrio.


En el plano anterior de Facundo Cañadas de 1900, podemos ver como la Posesión de Quintana, que con sus 200 fanegas de terreno ya era citada por la prensa en 1868, se interponía entre el Barrio de la Concepción y el Barrio del Puente de Ventas en la carretera de Aragón. También destaca la cantidad de construcciones al lado oriental del arroyo Abroñigal y la concentración de viviendas en la desembocadura del arroyo Calero, esto debido sin ninguna duda a ser mucho más barato el lado de Canillas que el de Madrid capital.


En el plano parcelario que precede, fechado en 1929, ya vemos que el barrio se denomina como en la actualidad, Pueblo Nuevo.

Durante los años de la República y la Guerra Civil Española la zona fue eminentemente de izquierdas, siendo el lugar donde instalaron las agrupaciones unificadas de los partidos para los municipios de Canillejas, Canillas y Vicálvaro.

Cruce de Arturo Soria con la carretera de Aragón. Al fondo podemos ver la Cruz. Años cuarenta.

La zona siguió atrayendo a la inmigración, acogiendo a la misma en infraviviendas y con una falta total de servicios, acrecentado todo ello por una dura postguerra. Quedó justo en el margen de la Villa, pendiente de la ligazón a la capital hasta 1949 en que todos los pueblos limítrofes se unieron a la gran urbe (en 1945 se levantaron algunos bloques aislados en Quintana). Desde ese momento en la zona empezaron a edificarse las primeras urbanizaciones, viviendas masivas que tan necesario era para la población.

En los aledaños de la futura calle Alcalá (todavía en aquellos días carretera de Aragón), se concedieron licencias para la edificación de grandes torres, como los bloques de la calle Virgen del Rosario (1955-59), o las hoy castizas torres de la calle Elfo en el barrio de Quintana, o vivienda social como las del Poblado Calero.


Viviendas Virgen del Sagrario, fotografía y plano.

Bloques de Quintana (Año 1955, un nuevo aire para la época).

Pero el gran hito se produce en 1953 (aunque los planos se remontan al 1947), cuando de la mano de don José Banús Masdeu, se pone a la venta el híbrido entre ciudad dormitorio y equipamiento social básico, algo novedoso en aquellos años.



El barrio de la Concepción (propiamente dicho), se ubica sobre el antiguo trazado del arroyo Calero.



Está enmarcado en el polígono formado por las calles Virgen de la Novena, Virgen del Val, Virgen de Nuria y Virgen del Portillo.


Las tres mil viviendas contaban con servicios, colegios, y algo novedoso para la época, un parque.......



y un polideportivo, aunque este último tardó algunos años en hacerse.

Construcción del Polideportivo y Colegio de La Concepción - 1960 – Foto de Cristina Gómez Montañez – Archivo fotográfico de la Comunidad de Madrid.

A finales de 1956 se anunciaba la venta de las últimas viviendas de esta primera fase.


La ampliación del Barrio de la Concepción.
Es en mayo de 1958 cuando se anuncia la ampliación del Barrio de la Concepción.


La ampliación se asienta entre el Barrio de la Concepción y el curso del Arroyo Abroñigal, anterio M-30 y actual calle 30, sobre el extinto Barrio de la Bomba y parte del antiguo Barrio San Pascual.




Sobre una planta de un triángulo rectángulo cuyo cateto base discurría paralelo al Arroyo Abroñigal, se construyeron 9 grandes bloques. No se construyó el último bloque previsto en el proyecto que era el más pequeño y el que estaba más cercano a Las Ventas, ocupando su lugar el antiguo mercado de Ventas. El segundo bloque más pequeño se dividió en dos, habiéndose construido la unión de ambos en el año 2003 (números 3, 5 y 7 de la calle Virgen del Puig).



Se trata de unas 5.000 viviendas, teniendo todos los bloques locales comerciales en sus bajos, con lo que se intentaba conseguir el concepto de ciudad autónoma, donde no hacía falta salir a comprar a otros barrios, y lo que es más importante, se podía ir a pie. Esto se logró y ha dado al barrio un ambiente muy cosmopolita.



Es el inmueble más poblado de España y debido a la particular forma de su construcción, una vivienda tras otra, es llamado popularmente “Las Colmenas”.


Rodaje del corto El día de los Muertos, de Joaquín Jorda.

Uno de los problemas más importantes fue la comunicación con la capital. La compañía de José Banús puso en funcionamiento su propia línea de autobuses.


Así mismo se construyó sobre el desnivel del Arroyo Abroñigal el Puente Calero, arteria principal de comunicación con Madrid.


Sobre él pasaba el tranvía que comunicaba Las Ventas con la Ciudad Lineal y el barrio de San Blas.


Un tranvía bajando por José del Hierro a la altura de la Colonia San Vicente.

Pero la mayor revolución fue la construcción de la M-30, llamada avenida de la Paz en este tramo, a principio de los años setenta.


Proyecto de construcción de la M-30, renombrada calle 30.



Tuvo que ser derribado el puente Calero y levantado de nuevo para adaptarse al trazado de la M-30.



Es sin duda una de las urbanizaciones más conocidas de España, en parte por pasar la M-30 junto a ella, pero también por haber sido elegida por muchos directores de cine para rodar sus películas.


Dos fotogramas de la película “Que he hecho yo para merecer esto”, de Pedro Almodóvar. Año 1984.
-.-.-

Autor: Ricardo Márquez
En este artículo ha colaborado: José Manuel Seseña.

Fuentes utilizadas:
Biblioteca Nacional de España
Hemeroteca ABC
Ventas-Ciudad Lineal en el Recuerdo
Archivo fotográfico de la Comunidad de Madrid
Guía de la periferia de COAM (Colegio Arquitectos de Madrid)
Coleccionable de Madrid Espasa Calpe, año 1979
Fondo Santos Yubero, Archivo Comunidad de Madrid
Planos del IGN (Instituto Geográfico Nacional)
Bibliotecas Ayuntamiento de Madrid
Juanjo de Urbanity
Revista Triunfo

sábado, 5 de marzo de 2011

El Ferrocarril Suburbano de Madrid: Plaza de España – Carabanchel (I)

En Febrero de 2011 se ha cumplido el cincuentenario de la inauguración del Ferrocarril Suburbano de Carabanchel, para algunos parece que fue ayer pero ya han pasado cincuenta años. Aniversario que recordamos transcribiendo a continuación y en sucesivas entregas su historia y avatares, el artículo publicado en la Revista Historia Ferroviaria nº 7, Junio 2007, de la autoría de César Mohedas, conocido de nuestros lectores, por sus numerosas aportaciones al blog Historias Matritenses de su material gráfico o documental, que incluye también los planos realizados por Pedro Pintado. Las fotografías que nos ha cedido César y que irán ilustrando las diversas entregas son diferentes a las que se publicaron en la revista y además inéditas, salvo alguna que por su interés ha merecido la excepción.

Plaza del Conde de Toreno durante las obras de construcción del ferrocarril

César Mohedas es autor de varios libros y de artículos publicados en diversas revistas de temática ferroviaria, tales como “90 años del Metro de Madrid”, “El Ferrocarril del Tajuña”, “Los ferrocarriles militares”, “El Ferrocarril a Almorox”, “El Ferrocarril a San Martín de Valdeiglesias”, etc., aparte de la cesión de objetos y documentación para exposiciones como fueron las últimas habidas sobre el metro y los tranvías de Madrid en la estación de Retiro y en el Museo Nacional Ferroviario de Madrid-Delicias. Los aficionados al ferrocarril esperamos que sus trabajos inéditos puedan ver la luz algún día.

Contamos también con la inestimable colaboración de Pedro Pintado, autor del libro “El Ferrocarril Valladolid-Ariza” y de muchos artículos en revistas relacionadas con el ferrocarril, pero sobre todo es un experto en la confección de planos de vías y trazados, siendo numerosísimas sus aportaciones en los libros ferroviarios que se publican en España pues sus trabajos son solicitados por el rigor con que los realiza. Actualmente, por lo que a nosotros respecta, está confeccionando unos planos para unos temas que se encuentran en proyecto avanzado.

El artículo comienza así:

Presentación
En los últimos años la red de metro de Madrid ha experimentado un crecimiento sin precedentes en la historia de este popular medio de transporte de la capital española. Dicha ampliación a la práctica totalidad de la red, pero si hay una línea que haya sido objeto de grandes transformaciones ha sido la 10. En efecto, el antiguo Suburbano de Madrid no solo ha visto ampliado su recorrido hasta configurar el actual eje Hospital Infanta Sofía-Puerta del Sur, sino que ha sido modificado en sus características principales, tanto de infraestructura y material móvil; se ha transformado la línea a gálibo ancho, ha aumentado la longitud de las estaciones, se ha reelectrificado a 1.500 voltios en corriente continua y se han introducido una nueva señalización, enclavamientos y los sistemas ATP, ATO (1), etcétera que la han convertido en una línea prácticamente nueva.

Obras de construcción de la estación de Plaza de España

Introducción
Podemos considerar que la actual línea 10 nace el día 22 de enero de 1998 cuando, al inaugurarse el tramo Nuevos Ministerios-Alonso Martínez quedaron unidas las antiguas líneas 8 Fuencarral-Nuevos Ministerios y 10 Aluche-Alonso Martínez. Dicho tramo alcanza una longitud de 2.029 metros y cuenta con una estación llamada Gregorio Marañón.

La antigua línea 8 fue inaugurada entre Fuencarral y Nuevos Ministerios el 10 de junio de 1982, por lo que era conocida como la “línea del Mundial” y fue ampliada cuatro años después con la inauguración el 23 de diciembre de 1986 de un tramo provisional de Nuevos Ministerios a Avenida de América por trazado en vía única a través de un túnel de enlace, tramo que fue suprimido el 16 de septiembre de 1996. Por su parte, la antigua línea 10 procedía del Ferrocarril Suburbano de Carabanchel, inaugurado el 4 de febrero de 1961 entre Plaza de España y Carabanchel. El 29 de octubre de 1976 perdió su tramo Aluche-Carabanchel al quedar transferido a la línea 5 de metro como consecuencia de la inauguración de la línea Aluche-Móstoles de Renfe, pero volvió a ampliar su recorrido el 18 de diciembre de 1981 con la prolongación desde Plaza de España hasta Alonso Martínez.

Obras de construcción de la estación de El Lago

Este Ferrocarril Suburbano de Carabanchel, objeto de nuestro trabajo, tuvo un origen independiente del que dio lugar a la red del metro de Madrid ya que fue proyectado y empezado a construir por el propio Ayuntamiento de Madrid en un intento de dotar de medios de comunicación a los nuevos barrios y distritos de la capital que iban a surgir tras el proceso de anexión de los municipios limítrofes a Madrid, proceso que se desarrollaría entre los años 1948 y 1954. Precisamente, las primeras anexiones fueron las de Chamartín de la Rosa, Carabanchel Bajo y Carabanchel Alto.

Obras de construcción en lo que hoy es la estación subterránea de Casa de Campo

La historia (1947-1985)
Durante las primeras décadas del siglo XX, la ciudad de Madrid ya había trabado cierta unión física con los núcleos de población de rápido crecimiento surgidos en los límites de los términos municipales colindantes, especialmente en el eje de las carreteras mas importantes que partían de la capital como eran las de Irún, Barcelona, Valencia, Andalucía, Toledo y Extremadura.

Túnel de Campamento en construcción, tramo hoy soterrado

En diciembre de 1938, en plena guerra civil, se creó el Servicio Nacional de Regiones Desvastadas, cuyo misión era la reconstrucción de las zonas “liberadas”. Este organismo se transformó en 1939 en la Dirección General de Regiones Desvastadas y Reparaciones, y pasó a formar parte de la estructura del Ministerio de la Gobernación, cuya dirección se encargó a José Moreno Torres. El organigrama del ministerio de completaría con la creación, en septiembre de 1939, de la Dirección General de Arquitectura, dirigida por Pedro Muguruza (2).

Visita a las obras accediendo por una desconocida Avenida de Padre Piquer

Estas instituciones eran las encargadas de dirigir las reconstrucciones a través de la Junta de Reconstrucción de Madrid, constituida en 1941, cuya primera actuación fue el nombramiento de una comisión, presidida por el arquitecto Pedro Muguruza, a la que encomendó la redacción de un Plan de Ordenación de Madrid y la organización de una oficina técnica, al frente de la cual puso a Pedro Bidagor.

El Plan de Ordenación Urbana de Madrid, redactado por Pedro Bidagor en el año 1941 y aprobado por Ley de 1 de marzo de 1946, consagraría definitivamente el principio de extender los límites de Madrid sobre los términos municipales vecinos, para lo que se había ordenado al Ayuntamiento de Madrid, por Ley de 25 de noviembre de 1944, la formulación de propuestas de anexión total o parcial de dichos términos municipales. La idea era crear en ese espacio una gran urbe al estilo europeo, lo que se conocería como “Gran Madrid” a imagen del gran Berlín, el gran París o el gran Londres, cuya planificación debería resolver los problemas derivados del crecimiento desordenado que se estaba produciendo en estos espacios.

En 1946 se iniciaron los trámites para la anexión total o parcial de los términos municipales colindantes y, el año siguiente, el Ministerio de Gobernación aprobó la primera de ellas, la de Chamartín de la Rosa, a la que seguirían el resto de municipios, en un proceso escalonado que culminaría en el año 1954 con la anexión del municipio de Villaverde (3).


Como consecuencia de este proceso, a finales de los años cuarenta, la actividad de Madrid afectaba a una extensión mucho mas amplia que los límites administrativos de su término municipal. En este momento, gran parte de esa área caía dentro de la jurisdicción del Ayuntamiento como consecuencia de la anexión de los pueblos de Chamartín de la Rosa y los Carabancheles Alto y Bajo el 5 de Junio y el 29 de Abril de 1948 respectivamente, pero por la separación que hasta entonces había existido, los antiguos términos anexionados carecían en general de servicios establecidos de acuerdo con las necesidades del conjunto urbano de Madrid.

Existían organismos encargados de preveer y regular la extensión de la capital, pero para que sus planes se convirtiesen en realidad era preciso contar, entre otros elementos, con medios de transporte, adecuados no solo a las necesidades de la población existente, sino a la constitución orgánica prevista.

Por la parte norte, la extensión de Madrid se había iniciado desordenadamente hacía muchos años. La construcción de la entonces denominada Avenida del Generalísimo, hoy Paseo de la Castellana, las obras de los futuros accesos a la estación de Chamartín, la inminente construcción de ésta y el Plan de Urbanización estudiado por el Ayuntamiento de Madrid para la zona que existía entre la citada avenida y la calle de Bravo Murillo, facilitarían la extensión de la capital en un área de tres kilómetros de longitud por un kilómetro de anchura que distaba como promedio cinco kilómetros de la plaza de Cibeles, por lo cual dicha extensión precisaba imperativamente de medios de transporte de gran capacidad y rapidez.

Visita de autoridades a las obras en el tramo, hoy soterrado, Campamento-Empalme

La zona de la carretera de Extremadura y de los Carabancheles había presentado durante muchos años menos atractivos urbanos que Chamartín, pero como consecuencia de la anexión de aquellos, sumada a otras circunstancias, estaba previsto que esta situación cambiase. Hasta entonces la extensión de Madrid hacia el sur y el oeste estaba dificultada por varias causas: la fuerte pendiente de la ladera izquierda del valle del Manzanares, que presentaba un desnivel de 80 metros entre la margen del río y la ciudad, el carácter del Manzanares cuyo caudal era insuficiente para crear actividad comercial, pero sí lo bastante como para que su cruce exigiese obras de cierta importancia; las instalaciones ferroviarias de Imperial, Peñuelas, Delicias y Atocha, que impedían la continuación de diversas calles; el limitado desarrollo, por las causas citadas, de los transportes colectivos que relacionaban la ciudad con las barriadas del otro lado del río y, finalmente, el hecho de que la Casa de Campo constituía prácticamente un límite de Madrid. Esta situación comenzó modificarse con la ampliación del puente de Segovia, la construcción del de Praga, la intensificación de los medios de transportes que cruzaban el río, las obras de canalización del Manzanares y los nuevos accesos por las carreteras de Extremadura y Toledo, todo lo cual preparaba la incorporación real a Madrid de los terrenos situados en la margen derecha del río. Además, tan pronto como hubiese posibilidad de que la edificación desbordase a la Casa de Campo, esta espléndida posesión constituiría un atractivo para que Madrid se desarrollase en sus inmediaciones, de modo que quedara rápidamente convertida en un parque interior.

La Casa de Campo era una antigua posesión de la corona española, formada por las sucesivas ampliaciones de una finca adquirida por Felipe II el 17 de enero de 1562, y contaba con acceso directo desde el Palacio Real, construido en tiempos de José Bonaparte, a través de un túnel bajo el Paseo de la Virgen del Puerto, un viaducto, y un puente sobre el Manzanares. Las 1.747 hectáreas de la finca fueron cedidas por el primer gobierno provisional de la Segunda República al Ayuntamiento de Madrid, un acto cuya acta de cesión fue firmada el 20 de abril de 1931 por el Ministro de Hacienda, Indalecio Prieto, y el Alcalde, Pedro Rico. El día 1 de mayo siguiente se produjo la apertura al público y el 1 de junio fue declarado Jardín Histórico, al igual que el jardín del Campo del Moro. Durante la Guerra Civil, la Casa de Campo se convirtió en escenario de los combates entre las tropas del General Franco y el ejército Republicano en el intento de ocupación de Madrid y quedó destruida. Tras una gran operación de limpieza de los restos bélicos, fue reabierta al público en enero de 1946, y pasó de nuevo a ser propiedad del Estado por Decreto-Ley de 23 de diciembre de 1948, aunque su usufructo perpetuo sería transferido al Ayuntamiento de Madrid. Finalmente, por la Ley Especial de Madrid de 11 de julio de 1963, se cede definitivamente el pleno dominio al Ayuntamiento, si bien su registro no tuvo lugar hasta el 26 de octubre de 1970. Entretanto, ya se habían inaugurado varias instalaciones que muy pronto se convirtieron en una referencia para los madrileños: Feria del Campo (27 de Mayo de 1950), Parque de Atracciones (15 de Mayo de 1969), Teleférico Rosales-Casa de Campo (20 de junio de 1969) y Parque Zoológico (23 de junio de 1972) (4).

Un automotor del ferrocarril Madrid-Villa del Prado-Almorox atravesando las obras en la zona de Empalme.

Desde la carretera de Extremadura hasta los Carabancheles había una zona casi despoblada, cuya anchura era aproximadamente de tres kilómetros, distante seis kilómetros de la Gran Vía y que, por su situación, ofrecía magníficas posibilidades para la extensión de Madrid si contaba con medios de transportes adecuados.

La necesidad de transportar grandes masas de población, con predominio de clase media y modesta, constituía un problema que sólo podía resolverse con un ferrocarril de tipo metropolitano de gran capacidad, rápido, que admitiese fuertes sobrecargas y que, con una explotación intensa, resultara el medio mas económico.

Las áreas servidas por el ferrocarril, en las que el terreno alcanzaba valores adecuados para que los alquileres fueran asequibles a la mayor parte de la población, serían urbanizadas y se crearían, de este modo, zonas residenciales con viviendas de buenas condiciones. En resumen, el objetivo del ferrocarril era facilitar y dirigir el desarrollo de Madrid facilitando la creación de nuevas zonas residenciales.

Consciente de su necesidad, el Ayuntamiento aprobó en 1947 un gasto de 479.000 pesetas para el conocimiento previo que el trazado del ferrocarril exigía, por ser de absoluta necesidad conocer las características del subsuelo, sobre todo en el paso del río Manzanares. Una vez construida la galería de exploración debajo del río, cuando se vio que se había pasado éste sin que existieran filtraciones y que el terreno era firme, se concedió un crédito de algo mas de cuatro millones de pesetas para ampliar esta galería a su sección definitiva, y se siguió trabajando desde la Casa de Campo al Campo del Moro. Como todos lo créditos que se llevaban invertidos procedían de los superávit de los ejercicios anteriores se continuó trabajando de forma que fue construyéndose el túnel entre el lago de la Casa de Campo y la plaza de España.

La Empresa Municipal de Transportes, al adjudicar la obra del túnel, la dividió en dos partes: la primera desde el lago hasta la tapia de tapia de la Casa de Campo y la segunda desde este último punto hasta la Plaza de España. Dicha adjudicación recayó en la empresa Fomento de Obras y Construcciones, sociedad que también se hizo, dos años mas tarde, el 12 de enero de 1949, con las obras de construcción de un tercer tramo comprendido entre el lago de la Casa de Campo y la Carretera de Extremadura (Campamento).

Vista aérea de las cocheras de Aluche durante su construcción

Pocos meses después, el 25 de mayo de 1949, en sesión ordinaria presidida por el Alcalde, José Moreno Torres, Conde de Santa Marta de Babio, el Ayuntamiento aprobó un acuerdo en relación con el ferrocarril suburbano por el cual:
-El Ayuntamiento tomaba a su cargo la ejecución de las obras del ferrocarril de que se trata.
-Se cifraba el gasto total de las mismas mediante la redacción de los proyectos que abarcasen en su totalidad.
-La Intervención Municipal señalaba la forma de hacer frente a los compromisos hasta el día adquiridos en la parte que restase por abonar, con el fin de que las obras emprendidas continuaran sin interrupción, y sin prejuicio de que se vayan informando a medida que se redacten los proyectos que aún restan hasta dar fin a esta obra (5).

Dicho acuerdo iba encaminado a normalizar la situación de la construcción del ferrocarril dándole el cauce legal necesario para su resolución. Asimismo, el proyecto sería sometido a conocimiento del Ministerio de Obras Públicas, ya que se trataba de un ferrocarril parcialmente subterráneo que, saliendo de Carabanchel, pasaría por Campamento y la Casa de Campo, entraría por debajo del Campo del Moro a la plaza de Alonso Martínez, continuaría por la calle de Fernando el Santo, los Nuevos Ministerios y recorrería en toda su longitud la prolongación de la Avenida del Generalísimo (luego Castellana), hasta llegar a lo que mas tarde sería la estación central de la Renfe, Chamartín. En resumen, comunicaría los Carabancheles con Chamartín a través de todo Madrid con estaciones en el interior de la población.

El proyecto completo fue firmado en julio de 1949 por el Ingeniero Director de Vías, Circulación y Transportes del Ayuntamiento de Madrid, José María Cano Rodríguez.
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Autor: César Mohedas
En el blog Historias Matritenses colaboran Angel Caldito, Ricardo Márquez y José Manuel Seseña

Notas:
(1) ATP Protección automática de tren; ATO Conducción automática de tren.
(2) Pedro Muguruza Otaño proyectó, entre otras obras, el edificio de la estación de Barcelona-Término así como la reforma realizada en la de Madrid-Príncipe Pío entre 1928 y 1934. Fue, además, autor del proyecto del Valle de los Caídos.
(3) Antonio García Martín. “Proceso de anexión de los municipios limítrofes a Madrid”. Madrid. Ayuntamiento de Madrid. 1991.
(4) Para poder construir tanto el Ferrocarril Suburbano como la Feria del Campo, fue preciso que se autorizara a Patrimonio Nacional la enajenación de diversas parcelas pertenecientes a la Casa de Campo por Decreto de 5 de julio de 1956 (Boletín Oficial del Estado de 10 de julio de 1956), elevado a rango de Ley por Decreto-Ley de 10 de Agosto de 1956 (Boletín Oficial del Estado de 19 de Agosto de 1956).
(5) “Libro de Acuerdos del Ayuntamiento de Madrid”. 25 de mayo de 1949. Archivo de la Villa.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Hogar Alto de los Leones – Auxilio Social – Ciudad Lineal

1908 Arturo Soria construye Villa Rubín.


Villa Rubín fue uno de los edificios más altos de la Ciudad Lineal. Debido a su situación, justo frente al futuro Parque de Diversiones [1] y al velódromo (los principales focos de visita en la Ciudad Lineal), fue cuidada con todo detalle su construcción; siendo la mejor muestra del poder de la Compañía Madrileña de Urbanización de don Arturo Soria.


En las dos fotos anteriores, tomadas durante la Fiesta del Árbol de 1906, podemos apreciar como se encontraba la construcción de Villa Rubín.

Foto tomada en 1908 durante la Fiesta del Árbol, recién acabada su construcción. A la izquierda podemos ver Villa Guitart.

Don Arturo Soria saliendo con su hijo de Villa Rubín, hacía 1911.


Año 1915

Don Arturo Soria con sus nietos en el patio de Villa Rubín. Año 1912. Foto de: Emilio Keller Soria, Archivo Fotográfico CAM.

Año 1912. Foto de: Emilio Keller Soria, Archivo Fotográfico CAM.

En la primera foto, de las dos anteriores, podemos ver a don Arturo Soria con sus hijos paseando por Villa Rubín. En la siguiente, cedida por Blanca Galindo Acto, vemos el cenador que está a la izquierda en la primera foto, es decir, el cenador de Villa Rubín. En primer termino, y a la derecha, don Arturo Soria con su esposa doña Julia Hernández Rubín a su diestra. Al fondo don Evaristo de la Riva González, ingeniero de obras públicas, junto con toda su familia. Don Evaristo fue el tatarabuelo de Blanca Galindo Acto (muy agradecidos a Blanca por su colaboración). Nos parece destacable la esfera-espejo que pendía del centro del cenador, pensamos que pudiera ser para ahuyentar a los pájaros..... cualquier información de su utilidad será bienvenida.

1920 Muere don Arturo Soria.

 Foto publicada en 1926 por la Revista de la Ciudad Lineal, aunque al no estar hecha la ampliación posiblemente se tomará entre 1908 y 1910.

1925 Subasta de los enseres y el ajuar de Villa Rubín; todo puesto a la venta, incluso los cuadros y los muebles.

Anuncio aparecido en el diario ABC el 29 de Agosto de 1925.

En Febrero de 1926 Villa Rubín es comprada por don Francisco de Borja Patiño y Mesa, hijo del Marqués de Castelar y de la hija del Marqués de Villafiel. Hombre emprendedor, dedicó sus esfuerzos a mejorar la agricultura y la ganadería, intentando abaratar el precio de los productos, planteándose la eliminación de los intermediarios para su venta.

Es así como en 1927 en la esquina de la calle Arturo Soria y Gregorio Benítez mandó construir un almacén tienda modélico para aquel entonces (sobre todo por los aislamientos empleados), para la venta al por mayor y al por menor de productos alimenticios.


La revista La Ciudad Lineal describía así la integración del almacén en la finca: “Interiormente va el edificio dividido en tres grandes naves paralelas, todas ellas con salida a la mencionada calle de Gregorio Benítez y va cubierto por una terraza que, por la situación especial del terreno, queda al nivel del jardín mismo sirviendo ésta de prolongación y de esparcimiento (se refiere a la finca de Villa Rubín)”.

Todos los negocios de Patiño y Mesa se llamaban Ceres, por ser la diosa romana de la agricultura y la fecundidad. Incluso montó una vaquería (ver texto posterior), que causó bastantes problemas a los vecinos por sus olores. También hay alguna referencia al Bar Ceres.
La estructura de la tienda-almacén Ceres la podemos observar todavía hoy; eso sí, con una fachada irreconocible y una planta más.

1932 La villa se pone a la venta en los diarios La Libertad y ABC por 50.000 duros. Está modificada: a cambio del rejado le han puesto una terraza enorme. Las persianas ahora son más bonitas, plegables y de color verde claro. Pero sobre todo, ya no se llama Rubín, sino Villa Ceres. Sin embargo, esta nueva venta en 1932 no creo que llegara a efectuarse, pues al terminar la guerra continuaba con el mismo nombre (Villa Ceres) y la misma estructura.

1939 Villa Ceres pasa a poder de Auxilio Social, que le pone el nombre de Hogar Villa Ceres, que es como la llamábamos cuando llegué yo en verano de 1940 [2]. No hay que ser un lince para adivinar que se incautaron de esa finca "sin dueño", como del resto de los hogares que de pronto pasaron a poder de Auxilio Social a raíz de la terminación de la guerra. Hay quien dice que el Auxilio Social los compró, precisamente en una época en que el Auxilio Social no tenía un duro, como confirma el informe de 06 de Julio de 1939, en que una de las autoridades denuncia "el estado desolador de pobreza en que se encontraba el Auxilio Social". Otros dicen que fueron las órdenes religiosas quienes los donaron. Aquí hay que decir lo siguiente: Nunca fue la Iglesia amiga de regalar nada, y en particular las monjas, eso de regalar fincas, vamos, eso, ni en sueños. Dionisio Ridruejo en ”Casi unas memorias”, pág. 83, refiriéndose al Auxilio Social: " ..cuando aún había bonitos chalets que expropiar...". El Hotel Guitart, que nosotros llamábamos "Casa de los Mineros", junto a Alto de los Leones, también fue incautado, pero no por el Auxilio Social; sino por Falange, que hizo de él una escuela de capacitación laboral (la primera tanda fueron mineros).

Las nuevas aulas construidas en el esquinazo de Gregorio Benito.

Noticia del diario ABC sobre la inauguración. 31 octubre 1940.

En el tejadillo de la terraza ponía Villa Ceres, y así la seguimos llamando durante dos o tres años los niños que allí estábamos "acogidos". El nombre de Rubín no lo conocíamos ni de oídas; se había esfumado por completo en las dos últimas décadas.


1941 Traslado de todos a Galaroza, Huelva, durante los meses de verano, pues Alto de los Leones -como se llamaba oficialmente- iba a ser reformado una vez más. Se construyen porches por doquier, al estilo andaluz, sin que posteriormente tuvieran utilidad ni uso alguno. Se derriba la casa de los guardeses y él se alista a la División Azul. Se construye el pabellón del personal.

Proyecto para el Hogar Alto de los Leones – Revista Arquitectura 1942.


1943 El edificio de la esquina, dentro del jardín de Rubín, había sido un almacén de alimentos, luego una vaquería y al final, las clases de Ceres. Tenía una terraza, donde jugábamos. Se reedifica, pero ahora de dos plantas y sin terraza. Al mismo tiempo, el Delegado Nacional tuvo la nefasta idea de empedrar el patio de juegos, no dejando ni un palmo de tierra sin cubrir de cemento y de cantos rodados, obligando a que desaparecieran para siempre aquellos juegos propios de chicos que sólo se pueden jugar en terreno de tierra: Dola, bolas, peón, tona, lima (robaterrenos), chapas, etc. Se construye también una especie de monumento "sui generis": El mástil, lugar harto simbólico y cabreante. Era algo así como un kiosco, voluminoso y elevado, en el que se izaba y arriaba la bandera diariamente. De cara al espectador había como otro kiosco extra, diminuto y de duro granito, en el que en la parte superior un león de arenilla estaba tumbado a la bartola, y más arriba que él, dominándolo todo, el águila de glorias imperiales...

El león en la actualidad.

La antigua piscina del hogar. Posteriormente fue dotada de elementos de seguridad para evitar accidentes.

Pin del Hogar. Fue presentado el día 22 de Abril de 1945. 

1944 Se llevan a los niños a un campamento de verano para que no estorben a los albañiles mientras trabajan. El hogar se renueva por completo -no se reedifica, como dicen en una foto-, dándole un estilo andaluz vistoso, pero muy poco práctico. Se cambia la fachada, y el tejadillo en arco de la terraza se substituye por otro rectangular, y ya no es hogar infantil, sino hogar escolar. Se desmontan las bonitas rejas de las ventanas de Villa Ceres, poniendo en su lugar otras muy feas con dos cruces en las esquinas superiores, que años más tarde algún severo ateo ha mutilado, cortando de cada cruz el brazo horizontal, no dejando más que la barra vertical (véase foto moderna). La fachada se enjalbegaba todos los años, lo que le daba un aire elegante, en comparación con el feo color crema actual impuesto por el Ayuntamiento a partir de 1972. Los antiguos balcones de fina forja se quitaron, poniendo en su lugar ese dechado de fealdad moderna. Las puertas se hicieron correderas, etc. Después de tantas obras durante tantos años (era el hobby de un irresponsable responsable), Alto de los Leones se convirtió en: el hogar modelo y pinturero por excelencia que había que enseñar a todo el mundo. Pero eran los niños los que sabían mejor que nadie lo que hacía falta: Una calefacción, para que en invierno no siguiéramos pensando que el hogar estaba en Siberia; una sala de juegos donde guarecerse en caso de lluvia y algunos juegos, por ejemplo parchís y damas; un patio amplio, de tierra, donde poder desplegar la imaginación -terreno había de sobra, pero era “coto vedado”-, en lugar de esa jaula de hormigón, que era el patio de recreo. Y sobraba algún que otro cuarto de baño que nadie usaba, incluso con bidet, objeto de nombre y uso desconocidos, y del que si preguntábamos qué era eso, las maestras nos respondían que un lavapies...

A la izquierda el Hogar de los Altos de los Leones, justo enfrente de los Estudios Cinematográficos CEA. Año 1944.

Un dormitorio del hogar. En esta habitación, en el módulo central derecha, durmió Francisco Fernández. La ventana del fondo daba al hotel Guitart. Aunque no se ve, en la parte izquierda del dormitorio había ventanas que daban al patio central empedrado.

1945 Con la pérdida de la Guerra Mundial por parte de Alemania, cesó también el afán desenfrenado del Delegado Nacional por las obras en el edificio, el cual ha mantenido hasta hoy la forma que a la sazón tenía.

Plano parcelario de principio de los años sesenta del siglo pasado (Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid).

La villa en la actualidad, cuyo nombre es Residencia para menores Manzanares. Foto: COAM.

Otra foto actual. Fuente: Ricardo Ricote.
En 1975 pasó a depender de la Diputación provincial, y posteriormente de la Comuniad de Madrid. En la actualidad es el internado: Residencia para menores Manzanares, integrado en el Instituto Madrileño del Menor y la Familia de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid.

-.-.-
P.D.
Hay un hecho curioso que no se puede apreciar en ninguna foto. Villa Rubín, tal como la construyó Arturo Soria carecía de algo que se hizo posteriormente: Una ampliación de la planta baja, pero sólo por la parte derecha, vista de frente. Era una nave que alcanzaba hasta el primer piso, coronándolo con una terraza. La anchura correspondía a medio comedor, es decir, una ventana. A lo largo tenía tres ventanas. Era la sala de juegos, en la que nunca llegamos a jugar, pues la tenía "ocupada" la dirección. La ampliación ya estaba hecha cuando el edificio se llamaba Villa Ceres.

Autor: Ernesto Fernández – Wiesbaden (Alemania)
Imágenes: Ernesto Fernández, revista La Ciudad Lineal y guías de la CMU.
Comentarios: Ricardo Márquez (en azul).

En este blog también colabora José Manuel Seseña.

Notas:
[1] Desde finales de 1902 ya estaba prevista la construcción en la manzana de enfrente el Parque de Diversiones.
[2] Con este nombre aparece en el Anuario Social de España de 1941, pág. 113.

sábado, 12 de febrero de 2011

El tranvía de la calle Olid

Recientemente unas obras en la calle Olid han descubierto un trozo de carril tranviario. El trazado estuvo poco tiempo en servicio y como dejó de funcionar hace casi setenta años resulta desconocido para sus vecinos. Vamos a hablar algo de su historia.

Plano tranviario de 1923.

El 7 de Septiembre de 1932 se inauguró con presencia del Alcalde de Madrid el trazado tranviario de la línea de Vallehermoso, que atravesaba este barrio uniendo la zona de Quevedo y la Plaza de la Moncloa. El acto desató la ilusión de los vecinos, algo similar a lo que ocurre hoy cuando se pone en servicio una nueva estación de metro, sin embargo el júbilo con que fue acogida no estuvo acompañado del resultado económico que se esperaba de ella.

A la nueva línea se le asignó el número 46 con el itinerario Moncloa-Cibeles y la tarifa que se estableció al inicio fue quince céntimos para cualquier distancia, careciendo de tramos intermedios como los existentes en otras líneas.

El sentido Cibeles, que era el que pasaba por la calle Olid, era: Fernando el Católico, Galileo, Rodríguez San Pedro, Jerónimo de la Quintana, Olid, Palafox y Plaza de Olavide.

Plano tranviario de 1940.

Entre la Plaza de Olavide y Cibeles, los dos sentidos iban por la misma calle: Trafalgar, Francisco de Rojas, Mejía Lequerica, Fernando VI, Plaza de las Salesas, Bárbara de Braganza y Paseo de Recoletos.

El sentido Moncloa a partir de la Plaza de Olavide era: Trafalgar, General Álvarez de Castro, Feijoó y Fernández de los Ríos.

Como consecuencia de la Guerra Civil desaparece la línea 46 el 18 de Noviembre de 1936, y los carriles de la calle Olid dejan de tener servicio tranviario al público, pues quedó como enlace de servicio de la Estación de Vallehermoso mientras pudo ser utilizada.


El 16 de Septiembre de 1939 se restablece con el mismo recorrido e itinerario que tenía anteriormente. Pero la duración es efímera puesto que es suspendida el 25 de Noviembre de 1939 para acometer obras en la Plaza de la Moncloa, y el trazado de Olid queda sin servicio al público.

El 26 de Marzo de 1940 se restablece nuevamente la línea 46 con iguales características a las anteriores y los carriles de Olid vuelven a tener servicio público.

El 20 de Marzo de 1942, sin haber cumplido diez años a los que hay deducir el periodo sin servicio de la Guerra Civil, se abandona el trazado por Olid desde Fernando el Católico hasta la Plaza de Olavide, a excepción de un pequeño tramo en Rodríguez San Pedro que sigue siendo utilizado por el material de Vías y Obras de la Estación de Vallehermoso. El motivo es el cambio de dirección de las calles de Fernando el Católico y Fernández de los Ríos que implica también el abandono del trazado en el sentido Moncloa, aunque correrá mejor suerte porque años después será rehabilitado (1). La modificación en esta fecha del itinerario de la línea 46 hace que tanto el de ida como el de vuelta pasen por la Glorieta de Quevedo.


Después de abandonarse el trazado por la calle Olid, la línea 46 aún funcionó unos años mas, pero eso ya es otra historia.


El material que prestó servicio en la línea 46 hasta su supresión definitiva fue Charleroi de las series II a V. Fue la única línea que circuló por la calle Olid (2).
-.-.-

Agradecimientos:
A El Ángel de Olavide por las dos fotos de los carriles tranviarios.

Autor José Manuel Seseña
En el blog Historias Matritenses también colaboran Ángel Caldito y Ricardo Márquez.

Notas:
(1) Hay que hacer notar que las calles Fernando el Católico y Fernández de los Ríos llegaron a tener varios cambios de sentidos tranviarios, cuyo detalle excede de los límites del tema.
(2) La documentación procede mayoritariamente del archivo de D. Carlos López Bustos (q.e.p.d.).

domingo, 6 de febrero de 2011

Como llegar a trabajar en el mundo del cine y no morir en el intento

Lo primero que quiero decir es que no había que morir de ningún modo para trabajar en este mundillo de locos, uno podía ser mujer u hombre, podía tener ideas políticas, las que fueran, y también podías ir a misa o no, nadie te preguntaba, lo que si era importante es ser muy trabajador, no tener tiempo para ponerte enfermo (pues nadie te puede sustituir, los puestos son contados y cada uno hace un trabajo especifico), y desde luego no ser idiota. Lo difícil no es llegar, lo complicado es mantenerse.

Estudios Cea. Julio Peña, montador, y nosotros ,sus ayudantes. Año 1960, película "El hombre que perdió el tren", de Leon Klimosvky.

Yo colgué mis estudios a los 16 años, no quería seguir. En aquella época (finales de los cincuenta), era normal que los padres de los que vivíamos cerca de los estudios CEA trabajaran allí (1). Mi padre creo que empezó en los estudios en el año 36, como dibujante y en lo que se llamaba entonces decoración. Se casó y ... a vivir en Ciudad Lineal y de paso a nacer nosotras, mi hermana, tres años antes que yo, en un chalet que estaba en Pilar o Angelita Cavero, y una servidora en “La isla de Gaby”(2).

Montaje en los estudios CEA, 1962.

Antes de decidir que no quería estudiar, yo llevaba un tiempo diciendo que quería trabajar montando películas, la verdad que no tenía mucha idea de lo que esto significaba, pero ya entonces tenía una prima mayor que era ayudante de montaje, mi hermana acababa de comenzar su aprendizaje también, y yo... ¡no iba a ser menos!. Mi padre, había hablado con amigos montadores para que nos acogieran como aprendizas a todas nosotras. Yo fui la última en llegar pues era la mas pequeña, pero cada una en su momento fue admitida por amistad y empezando desde abajo, sin cobrar nada, y desde luego agradeciendo de que nos dejaran “mirar”.

Montadores: José Antonio Rojo y Rosy Salgado, en los Estudios Cea.

Había algunas cosas que teníamos que estar dispuestas/os a renunciar, y es lo siguiente: Vacaciones: ¿Qué es eso?. Horas extras: ¿Queeee?. Cobrar algo llamado “paro”: ¿Queeeeee?. Y desde luego...olvidarse de la vida social. Cuando estabas en una “peli” era algo parecido a entrar en un club donde la vida se resumía a estar dispuesta a trabajar en cualquier momento (noches, domingos y festivos), y en cualquier lugar (desierto, montaña mar, etc...).

Sevilla Films, año 1957. Decorado de Los quince misterios del Rosario, que representa un trozo de Jerusalén .

Yo estuve sin cobrar un duro cerca de un año, y cuando mi ayuda se consideró que podía tener algún valor, el montador con el que yo aprendía me empezó a pagar 75 pesetas a la semana. Recuerdo la alegría que me dio aquel dinero. Lo guardé en un pañuelo al que le hice cuatro nudos y me lo escondí para que no me robaran“mi tesoro” en el tranvía que me llevaba de vuelta a casa. Yo en aquel momento estaba en los Estudios Chamartin y tenía que regresar a la parada 4 donde vivía. La peli que hacíamos era “Un ángel pasó por Brooklyn”, de Ladislao Vajda y el niño Pablito Calvo. Siempre pensé que aquel mi primer sueldo me lo dieron mas que nada porque Julio Peña (montador), era muy amigo de papá, pues yo entonces no sabía nada de nada. Eso sí, siempre estaba dispuesta a ayudar recogiendo recortes de la película o poniendo numeritos en el margen de esta para luego clasificarlos y poder encontrar los trozos que se desechaban por si en algún momento se decidía que había que utilizarlos.

Estudios Moro, año 1970. Con Kirk Douglas y el director Kevin Billington en el set, mi moviola y yo. Película: "The light of the end of the world".

Nunca hubo ningún tipo de discriminación por ser mujer, por otro lado en esta disciplina por lo general éramos mas mujeres que hombres, yo tengo mi teoría del porqué... En mi caso desde luego mi padre nunca hubiera hablado con nadie para que aprendiéramos otras cosas que no fueran montaje, donde al estar en lugares bastante separados de los platós, no teníamos tanto contacto con el resto del equipo. Es decir: maquillaje, peluquería, secretaria de rodaje (las llamadas scripts o continuity girls), secretaria de producción, o actriz, todas estas disciplinas estaban vedadas para mi familia femenina. La masculina (aparte de mi padre) un primo era cámara , otro técnico de sonido, otro doblador... Para estos trabajos había que tratar a gentes que tenían “unas libertades” diferentes al común de los mortales, y el trabajar en los platós de cine directamente y también salir de exteriores...pues podía ser ligeramente ¿nocivo?. Estoy convencida que a los ojos de mi padre en estos posibles empleos acechaban múltiples peligros para las chicas.

Estudios Moro, año 1971. Montaje de "Man in the wilderness".

Aún recuerdo la primera vez que tuve que irme a Almería con una peli americana (ellos, si llevaban a los de montaje de exteriores). Mi padre me dejó en el aeropuerto de Barajas y me dijo: “Esta es la única vez que sales de exteriores, olvídate de hacer cine con los americanos”. No fue así, a partir de entonces y dada la grata experiencia que suponía salir de casa, respirar aire fresco, cobrar dietas magnificas, conocer otras gentes y sobre todo “aprender de los grandes del cine”, me impulsaron a coger todas las películas que me ofrecían de habla inglesa, y tantas veces volví a Almería que fue allí, en un western, donde conocí al ingles Colin Arthur que mas tarde sería mi marido.

Almería montando "Conan el bárbaro" en los bajos del hotel Almerimar, donde estuvimos ubicados durante mas de dos meses con nuestras moviolas y demás parafernalia.

Con él, después de muchos años, me incorporé (siempre aprendiendo desde abajo) a su mundo de los efectos especiales de maquillaje y criaturas fantásticas. Este territorio en el mundo del cine es todavía mas fascinante, si cabe, que el de montaje, por ello no me costó trabajo cambiar. Pero eso... como decíamos en “La historia Interminable”, ... es otra historia.
-.-.-

Autora: Maria Luisa Pino.
En este blog colaboran: Angel Caldito, José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.

Notas:
1 La Ciudad Lineal seguía siendo considerado un lugar para vacaciones y fines de semana. Las únicas industrias que se podían considerar como tales eran la Cea y Femsa en la García Noblejas. Muy pronto crecerían muchas industrias junto a la avenida de América y Garcia Noblejas.
2 Antes a este chalet se le llamaba “La casa de cristal” pues en el segundo piso tenía una cristalera muy grande, no sé si para tomar el sol.