jueves, 25 de octubre de 2012

El Claustro de la Ciudad Lineal (III)


Seguidamente reproducimos íntegramente el artículo publicado el pasado domingo, día 14 octubre 2012, en La Opinión-El Correo de Zamora. En alguna ocasión hemos intercambiado información con José María Sadia, autor del artículo, quien nos ha permitido su publicación en el blog. Realmente es magnifica la investigación que han llevado a cabo.

Ignacio Martínez en el claustro de la Ciudad Lineal. Fuente: Fototeca del Patrimonio Histórico – Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo Moreno. Nº de inventario 5929_C

«Era el número uno de los anticuarios»
La familia zamorana de Ignacio Martínez revela las virtudes del comerciante, uno de los más reputados de la época, «capaz de convencer a cualquiera».
José María Sadia

«Ignacio era un as, el número uno». Al fin, la familia del anticuario zamorano que ideó y promovió el célebre claustro románico de Ciudad Lineal —redescubierto meses atrás en una finca privada de Palamós— ha dado un paso al frente para revelar quién fue realmente el personaje clave de esta fascinante e intrincada historia que ha ejercitado la mente de historiadores, arquitectos, arqueólogos o simples aficionados del arte de todo el país.

La familia zamorana de Martínez nada sabía del claustro de Palamós, pero la publicación en este diario de la fotografía en la que aparece junto al conjunto arquitectónico en los años treinta ayudó a reconocer a un joven Ignacio. Aquel personaje opulento, vestido de traje y zapatos elegantes y tocado con sombrero es el tío de las hermanas Lozano Martínez, que hoy lo recuerdan como «el mejor anticuario de Barcelona», capaz de «convencer a cualquier», ganador y derrochador de fortunas al mismo tiempo.


Y es que Ignacio tuvo un buen maestro, «el mejor», a juicio de la familia. Se refieren a su padre, Fernando Martínez López, «uno de los primeros anticuarios de España». Natural de Medina de Rioseco, Fernando barrió los pueblos de la provincia buscando tallas románicas, pinturas, bargueños... Un viaje a Fuentelapeña marcaría su devenir, porque en el municipio de La Guareña conoció a Teresa Hernández, la futura esposa de un matrimonio que escoció a sus convecinos. «La moza más guapa del pueblo se la ha llevado un silletero», decían en la localidad en alusión al oficio de restaurador de muebles de aquel forastero.

El matrimonio fue próspero, al menos en hijos. Fernando y Teresa tuvieron ocho vástagos, aunque la cruenta realidad de la época hizo que cuatro de ellos (de entre 18 y 38 años) murieran antes de tiempo. También falleció muy joven Fernando, situación que dejó a Ignacio, el mayor de los hijos, al frente de la familia junto a sus hermanos Eugenia, Jerónimo y Ángeles, la madre de las hermanas que ahora revelan la historia al completo.

Con el oficio de las antigüedades bien aprendido de su padre, Ignacio se enamoró de otra zamorana, María Ángela, «una persona buenísima», tal y como recuerda Paquita Lozano Martínez, quien ejercita su memoria a los 85 años para reconstruir la vida de sus tíos. «Corrían los años veinte y se fueron a vivir a Madrid, a Ciudad Lineal», asevera. También marchó Jerónimo, el hermano pequeño de Ignacio, quien abrió una tienda en las galerías Conchita Piquer del rastro madrileño.

El claustro cuando estaba en la Ciudad Lineal. Fuente: Fototeca del Patrimonio Histórico – Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo Moreno. Nº de inventario 5927_C

Paquita Lozano recupera el barrio de Ciudad Lineal y la casa de su tío Ignacio porque viajó allí en varias ocasiones para disfrutar de «un chalé que alquiló a una señora con unas naves enormes, jaulas con faisanes, bancos y mesas de azulejos antiguos». La memoria de Paquita se traslada a la finca que el zamorano alquiló a la marquesa Águeda de Martorell, espacio en el que se erigió el célebre claustro. «Al morir, aparecieron familiares por todas partes, pero ella le dejó todo a mis tíos: el chalé, las joyas, el dinero… todo».

El anticuario era un hombre con suerte, tal y como advertía la prensa de la época. En la capital española, él y su hermano se hicieron con parte de un gordo navideño en los años veinte. Poco después, en enero de 1931, Ignacio regresó a Zamora y tuvo la fortuna de adquirir tres series de Lotería Nacional que le reportaron 18.000 pesetas, todo un dineral para la época.

El anticuario zamorano poseía un talento natural, además del conocimiento heredado de su padre. Aseguran quienes le conocieron que era capaz de identificar piezas a ojo, incluso a ciegas. Una vez apostó con anticuarios de la calle La Paja de Barcelona que podría identificar, con los ojos vendados, piezas de terciopelo, tanto el color como la época en la que habían sido tejidas. Al tacto era capaz de reconocer los pigmentos usados en las telas. De una colección que le pusieron delante solo falló uno, del que dio un color aproximado al original.

El claustro cuando estaba en la Ciudad Lineal. Fuente: Fototeca del Patrimonio Histórico – Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo Moreno. Nº de inventario 5928_C

Pero, ¿quién era realmente Ignacio? «Jerónimo era uno más, pero Ignacio tenía fama de ser el mejor anticuario que había», rememora Paquita. Primero en Madrid y, con el estallido de la Guerra Civil, en Barcelona. «Él era como aparece en la foto, “echao pa’lante”, chulillo», detalla la sobrina. Su vida profesional le ayudaba: «El negocio le iba muy bien, ganaba mucho dinero, podía construir un claustro y mucho más», añade la sobrina.

Corrían los años treinta y Estados Unidos sufría un tremendo golpe con el crack de 1929. Al otro lado del Atlántico, el magnate de la prensa americana William Randolph Hearst observaba el declive de su imperio. Había ganado fortunas y «tirado» montañas de dinero en comprar piezas de arte que jamás llegó a desempaquetar.

A miles de kilómetros y salvando las distancias, Ignacio copió las artes del maestro que Orson Welles retrató en «Ciudadano Kane». «Ignacio obtenía dinero a punta pala, pero igual que lo ganaba, lo tiraba», detalla su sobrina. La pregunta es lógica: ¿Lo invertía en antigüedades? «En antigüedades... y en tomar champán a diario», revela Paquita.

Y es que el comerciante tenía repleto el bolsillo para ir a los toros, al cine o al teatro de la época. Pero, de repente, se le acababa y «su mujer María Ángela tenía que empeñar las joyas hasta que Ignacio concretaba otro negocio». Una filosofía muy personal que le valió la reprimenda de su hermano Jerónimo, quien no pocas veces le recomendó que metiera el dinero en un banco. La respuesta de Ignacio recuerda la ironía del personaje imaginario Charles Foster Kane: «Mi banco es mi bolsillo, lo voy sacando y cuando meta mano y no lo tenga, es que me lo he gastado».

En aquellos años treinta, Ignacio Martínez y el hispanista americano Arthur Byne iniciaron el conocido proyecto de Palamós. Posiblemente, el anticuario zamorano adquirió antiguas piezas románicas de un templo salmantino y encargó al reputado arquitecto Ricardo García Guereta la reconstrucción de un claustro medieval con tallas antiguas y nuevas. Este fue uno de los fiascos de la pareja Byne-Martínez. Al primero le sorprendió la muerte en la carretera, al chocar su moto contra un camión camino de Madrid en 1935. El segundo tuvo que huir con el estallido de la Guerra Civil en 1936.
El anticuario abandonaba los placeres de una vida acaudalada por los sinsabores de su nueva existencia. «Marchó huyendo, porque en Madrid los perseguían, no por ideología ni política, sino porque no tenían “manos de trabajadores” y no iban a la guerra», expresa de forma gráfica Paquita Lozano.

Pese a la huida, el comerciante zamorano mordió el polvo en Barcelona, donde llegó a sufrir la tortura en una de las checas —recintos empleados por los republicanos  durante la contienda— de la ciudad condal. Aunque perdió varios kilos y su aspecto empeoró, Martínez sobrevivió a duras penas para continuar ejerciendo un oficio en el que era un maestro.

De hecho, sus artes le valieron el apodo del «Maestro» o del «Divino» Martínez. El zamorano se estableció en el palacio de la condesa de Sobradiel, donde abrió su propio taller de restauración. Allí crió junto a María Ángela a su único hijo, Federico, un habilidoso artesano que culminó la operación del claustro a finales de los cincuenta con la venta del conjunto al adinerado alemán Hans Engelhorn. Ignacio había fallecido en 1956 y desde entonces descansa en un pueblo de las afueras de Barcelona.

Balborraz, primera vivienda de los Martínez en la capital (Zamora).

Completamente reconstruida en la actualidad, aún se puede reconocer la vivienda en la que vivieron los Martínez. Allí, Fernando y Teresa alumbraron ocho hijos, con Ignacio, el mayor, a la cabeza. Más tarde se trasladaron a las Cortinas de San Miguel y, con la llegada de los años veinte, Ignacio se casó con María Ángela y cambiaron Zamora por el barrio madrileño de Ciudad Lineal.
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Artículos anteriores:
Primero
Segundo

miércoles, 17 de octubre de 2012

El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (X)


Dejamos atrás Dos Castillas. Se aprecian los aislantes eléctricos por seguridad de las obras. Foto Manuel Cayola invierno 2012

Reemprendemos la marcha que habíamos interrumpido en la entrega anterior al detenernos en el apeadero de Dos Castillas.

En la actualidad ningún tren tiene parada prescrita, que con anterioridad había sido transformada de normal a facultativa.

Naval saliendo de Dos Castillas hacia Vaquerizas. Foto Gire-Renfe 1964

La mejor geometría de la traza ferroviaria entre Dos Castillas y Los Cotos con respecto al antiguo entre Cercedilla y Puerto de Navacerrada, como se ha indicado en la entrega anterior, permite realizarlo con mayor velocidad.

Se aprecia el mejor trazado al no ajustarse totalmente al terreno, pk 16,1. Foto Manuel Cayola invierno 2012

Tren hacia Los Cotos en el mismo lugar que la foto anterior, pk 16,1

El cambio de vertiente hace que ahora el lado montaña quede a nuestra derecha y el lado paisaje a nuestra izquierda, que, además, al estar orientada al norte, es mucho mas fría que la sur en la provincia de Madrid, y por ese motivo se mantiene por mas tiempo la nieve caída. Asimismo, dejamos atrás la cuenca del río Tajo y entramos en la del río Duero, pues las aguas del valle de Valsaín forman el río Eresma y éste a su vez, después de haber recorrido la provincia de Segovia, las entrega al Adaja, el segundo afluente mas importante del Duero por la margen izquierda.

Siete Revueltas, la tercera desde abajo. Fuente: Wikipedia.

Contemplamos el inmenso valle que recorre por la izquierda la CL-601 para llegar a Segovia a través de las famosas Siete Revueltas, el lugar recreativo de Boca del Asno, la población de Valsaín que da nombre al pino característico de la zona, y La Granja de San Ildefonso con su palacio real y jardines.

Dirigiendo nuestra mirada hacia el lado de la izquierda veremos el pico Peñalara, emblemática cumbre de 2.428 m, punto de máxima altitud de la Sierra de Guadarrama, excursión que recomendamos realizar quienes ya hemos estado allí (1). Mas a la derecha, a una altura muy similar en la que nos encontramos, está nuestro destino final Los Cotos, aunque no es posible verlo por estar tapado por una estribación de la cordillera que nos lo impide, la Loma del Noruego.

Pinada característica del pino Valsaín

El trazado, siempre en ascenso, continúa por la vertiente norte de la Sierra de Guadarrama hasta Los Cotos, lo que dificulta la explotación en época invernal al permanecer mas tiempo la nieve.

Asimismo, a medida que avanzamos, va disminuyendo la diferencia de cota entre la vía y la carretera M-604 que une el Puerto de Navacerrada con la A-1 en Lozoyuela a través de Los Cotos, El Paular, Rascafría y otras poblaciones del Valle del Lozoya, como son Oteruelo del Valle, Alameda del Valle, Pinilla del Valle y Lozoya. No obstante, la frondosidad del pinar hace que el trazado ferroviario no pueda ser divisado de forma continuada desde la calzada, y además, la fuerte pendiente del terreno, dificulta sobremanera el acceder de la vía a la carretera o viceversa al no existir caminos de comunicación, prueba de ello es la inexistencia de lugares donde poder apartarse los automóviles en el lado valle, excepto en una pequeña explanada que hay a poco mas de dos kilómetros del final del aparcamiento del Puerto de Navacerrada, que muchas veces servía para que algunas familias que habían llegado hasta ahí, bien andando o bien en el utilitario Seat 600, se quedaran a pasar el resto del día.

Al fondo, en lo alto, la Bola del Mundo. Foto Manuel Cayola invierno 2012

Acometemos poco antes de Vaquerizas la rampa mas fuerte que nos queda hasta Los Cotos, con perfil del 19,80%o, que es, además, la mayor en el nuevo tramo Puerto de Navacerrada-Los Cotos.

Inicio del tramo horizontal donde está el apeadero de Vaquerizas. Foto Manuel Cayola invierno 2012

Entramos en el apartadero, hoy apeadero, de Vaquerizas que se encuentra en el mayor tramo horizontal de toda la línea desde Cercedilla, 670 m.

Vaquerizas, conjunto de la estación, sin la segunda vía ni tampoco sus columnas del tendido eléctrico. Foto Manuel Cayola invierno 2012

Estaba dotado en origen de dos vías con andén lateral y agujas talonables realizándose los cruces de trenes siempre por la izquierda según el sentido de la marcha, operaciones ferroviarias que, aunque con menor intensidad que en Camorritos, Siete Picos y Collado Albo, también han sido realizadas en función al gráfico de trenes. Cuenta con refugio en la vía ascendente, actualmente la única existente, pues como en el resto de la línea también ha sufrido las consecuencias del desmantelamiento de las segundas vías. Para realizar el apartadero, ahora apeadero, fue necesario hacer un cortado en el lado montaña para darle la anchura necesaria a la plataforma.

Una unidad de Maquinista entrando en Vaquerizas procedente de Los Cotos. Foto Javier Aranguren

Apartadero de Vaquerizas con la segunda vía cubierta de nieve. Foto Antonio García Portas

Su emplazamiento en el collado de Vaquerizas es también de dudosa utilidad, puesto que carece de sendero de acceso para que puedan ir a él viajeros a pie, al igual que ocurre en el apeadero de Dos Castillas, justificando su existencia para poder servir de punto de cruzamiento como lo fue en la parte antigua Collado Albo.

Vaquerizas. La nieve acumulada sobrepasa ligeramente la altura del andén. Foto Manuel Cayola invierno 2012

La situación actual del edificio-refugio presenta un estado deplorable por el vandalismo, lo mismo ocurre con el otro edificio anexo para temas eléctricos, y ninguno de los dos se salva del grafiteado. En este momento no tiene parada prescrita ningún tren, y anteriormente había sido transformada de normal a facultativa, circunstancia similar a Dos Castillas.

Vaquerizas vista desde el lado Los Cotos. Foto Manuel Cayola invierno 2012

Salimos de Vaquerizas y empezamos a circular por el mejor trazado, con diferencia, pues tenemos rampas mas suaves y radio mínimo de las curvas superior al resto.

Preciosa vista desde el pk. 16,0 de la vía. Foto Manuel Cayola invierno 2012

Vista de Dos Hermanas desde el pk 16,8 de la vía. En el recodo de la derecha están Los Cotos. Foto Manuel Cayola invierno 2012

Para hacernos una idea del ascenso que hemos realizado desde la salida del túnel, hacemos una comparativa con la carretera M-604, sensiblemente horizontal, que a distinta altura por la derecha nos ha venido siguiendo en paralelo y la diferencia de cotas ha quedado reducida a ligeramente superior a los treinta metros, los mismos que tienen entre sí los puertos de Navacerrada y de Los Cotos, 1860 y 1830, respectivamente.

Tren hacia Los Cotos. Foto Manuel Cayola verano 2011

En el mismo lugar que la anterior, pk. 17,1 Foto Manuel Cayola invierno 2012

En este tramo final, entre Vaquerizas y Los Cotos, precisamente por sus mejores condiciones topográficas, fue elegido para rodar la película “Hora cero: Operación Rommel”, coproducción hispano-italiana ambientada en la Segunda Guerra Mundial en la que, entre otros actores españoles, participó el fallecido Jesús Puente. El material ferroviario empleado para las secuencias cinematográficas fue un motor suizo camuflado con un falso blindaje mas un remolque, también suizo, y varios vehículos de servicio que apenas eran utilizados pero que en esta ocasión fueron protagonistas al tener su momento de gloria.

Camino de Vaquerizas procedente de Los Cotos. Portada del libro El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama. Foto Javier Aranguren

En el mismo lugar que la foto anterior, pk. 17,4. Foto Manuel Cayola invierno 2012

La duración de las escenas de la película que tienen relación con el Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama es de algo mas de diez minutos, y en ese tiempo está incluido lo rodado en la estación de Los Cotos y en el túnel.


La misma unidad, 442 de Maquinista, vista anteriormente al poco de salir de Los Cotos. Foto Javier Aranguren

En el mismo lugar que la foto anterior, pk. 17,5. Foto Manuel Cayola invierno 2012

Nos cruza por quinta y última vez la línea eléctrica Tablada-Los Cotos que hemos llevado a nuestra izquierda por el fondo del valle, y a continuación, a la salida de una curva a la derecha, tenemos a la vista la estación última de nuestra línea: Los Cotos.

Línea eléctrica procedente de Tablada en el pk 17,8, una profunda herida en el pinar. Al fondo la parte trasera de Siete Picos. Foto Manuel Cayola invierno 2012

Estamos a punto de llegar al final de nuestro recorrido virtual, algo mas de 18 kilómetros a través de la sierra, en el que hemos visto preciosos paisajes y respirado aire puro. Lamentablemente el periodo en el que es mas necesario el ferrocarril, en invierno, ha estado cerrado por obras en el de 2012 por: ¿mala programación?, ¿indiferencia? ...  Esperemos que cuando haya que acometer alguna otra, se pueda compaginar con los intereses del público, reduciendo su duración de la suspensión al mínimo imprescindible y reanudando la circulación inmediatamente que sea posible, aunque sea con velocidad reducida, pues el cada vez mas escaso tráfico ferroviario asignado permite largos intervalos de tiempo.

Al fondo la estación de Los Cotos. En la próxima entrega entraremos hasta el final. Foto Manuel Cayola invierno 2012

A lo largo de esta entrega hemos querido dejar constancia con algunas fotos de lo triste que resulta un trazado ferroviario totalmente enterrado en la nieve, que la primera impresión que nos da a quienes lo vemos es de abandono.

Entrando en Los Cotos con cuña quitanieves. La vía a la subestación ya no tiene aguja. Foto Ju5

Continuará nuestra evocación, y también reivindicación, del Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama.
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Entregas anteriores:
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (I)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (II)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (III)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (IV)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (V)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (VI)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (VII)
El Ferrocarril Eléctico de Guadarrama (VIII)
El Ferrocarril Eléctico de Guadarrama (IX)

Autor José Manuel Seseña

En el blog Historias Matritenses también colabora Ricardo Márquez

Agradecimientos:
A Javier Aranguren, experto aficionado y gran conocedor de la línea,  por la autorización para poder reproducir fotos de su colección, y también a Senén Fernández, José Luis Cortijo Martín, Ju5 (Lorena y Juan), Ezequiel Martín (www.Cercedilla.net), Fernando Borruel (www.rutasyascensiones.org), Gonzalo Fanjul hijo, Antonio Agulló, Carlos López Bustos, José Gascón, Jordi Ibáñez, Justo Arenillas, José Luis García Salazar, Antonio García Portas y Mercedes (Maquetrén), Jaime Fernández (Amical Ferroviaria), Mariano Orozco, Paco Zabala, César Mohedas, cuyas fotos están intercaladas en las diversas entregas, grandes aficionados al ferrocarril y al Eléctrico en particular, algunos de los cuales ya no están entre nosotros, y también a Manuel Cayola, que es además montañero incansable, por el extraordinario reportaje que, por falta de espacio, han quedado numerosas fotos interesantes sin poner, con nieve y sin nieve, junto con vídeos. Asimismo también a todos aquellos que nos han dado su apoyo para realizar este trabajo.
También a las páginas web www.cercedilla.es, www.panoramio.com, www.newasport.com y www.drehscheibe-foren.de


Bibliografía
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama, de Javier Aranguren.
Automotores Españoles (1906-1991), de Javier Aranguren.

Notas:
1- La sierra de Guadarrama es una de las que conforman el Sistema Central, cuyo punto mas alto es el pico Almanzor, con 2.592 m, en la Sierra de Gredos, provincia de Ávila.

lunes, 8 de octubre de 2012

Institución Franco-Española del Inmaculado Corazón de María - Un colegio de la Ciudad Lineal



En el número 34 de la calle Arturo Soria (antes número 477), a la altura de la Parada 2 de la Ciudad Lineal, en el cruce de las calles de José del Hierro y de López de Aranda, manzana 98, se construyó sobre 3 lotes de terreno (unos 1.200 metros cuadrados), una casa de 2 pisos de tipo burgués a principios del año 1905, ampliada en los dos años posteriores con una casa para guarda y dependencias.

Plano parcelario. Ayuntamiento de Madrid. Año 1956.

En Septiembre de 1908 se inauguró la placita de toros de la Ciudad Lineal, al otro lado de la calle López de Aranda, convirtiéndose así la Parada 2 en uno de los sitios más concurridos de la Ciudad Lineal. La Sociedad de Espectáculos, explotadora de la plaza de toros, junto con La Sociedad de Cultura de la Ciudad Lineal, así como cafés y restaurantes de particulares, eligieron el lugar para abrir sus sedes y negocios.


Es en la revista de La Ciudad Lineal donde encontramos la primera noticia sobre la Institución Franco Española. El colegio estaba dirigido por Madame Raquel Antoniette Bourdié. Con toda probabilidad la finca debió de ser comprada por el marido de Madame Raquel, Eduardo García Zurbano - Oficial de Administración de primera clase del Ministerio de Cultura-, a un particular o la propia CMU (la constructora de la Ciudad Lineal), que en aquellos tiempos estaba saliendo de la suspensión de pagos poniendo muchas de sus fincas y construcciones a la venta. Siguiendo la moda de otras villas le pusieron el nombre de la Madame, Villa Antoniette, aunque se notaba la influencia francesa siendo de las pocas que en la relación de propietarios figuraba como Chalet antecediendo al nombre, es decir, "Chalet Antoniette".

A la derecha de la Placita de Toros, pasando la calle de López de Aranda, el colegio era la segunda finca. 

Los inicios del colegio no debieron de ser fáciles, así entre 1928 y 1932 encontramos diversos anuncios en los que se pone en alquiler el chalet o habitaciones sueltas, además de los anuncios del colegio, siendo algunos de ellos en francés.

Pero pasemos a un relato en primera persona de lo que fue el colegio:

En esta toma aérea el colegio la izquierda de la plaza de toros, pasado López Aranda, la casa de la esquina era la Estafeta de Correos y el colegio la siguiente.

"El colegio era conocido en el barrio como "el colegio de la Madame".  En mi época, del 49 al 53, era mixto, y los profesores, además de la Madame, eran sus cuatro hijos, mademoiselle Charito, mademoiselle Julieta, monsieur Eduardo y monsieur Carlos. Había también un profesor de latín, Don Juan,  y un sacerdote que nos preparó para la primera Comunión. Y no recuerdo si había más.


El libro que usábamos de francés y del que la autora era la directora del colegio, Madame Bourdié.

La maestra, mademoiselle Charito, era una persona buenísima y de la que tengo un grato recuerdo. Y también recalcar que sí bien el colegio era mixto, los recreos se hacían en patios separados. Las niñas en el jardín delantero que daba a la Ciudad Lineal (Arturo Soria) y los niños en la parte  posterior del edificio,  y como salíamos al mismo tiempo, rigurosamente prohibido cruzar la línea divisoria bajo pena de castigo (orejas de burro, o brazos en cruz). Había una pérgola en el jardín, entrando a la derecha. 

Foto de un grupo de alumnas, tomada en el barrio del Retiro, cerca de la iglesia de San Manuel y San Benito. Año 1952.

También recuerdo el nombre de casi todas las alumnas que salen en la foto, aunque supongo que no viene al caso nombrarlas ahora.  Me acuerdo especialmente de dos de las mas mayores, Amalia y Eulalia (las que lucen medalla de aplicación). Mi mejor amiga era Marisa Paz. 

Se trataba de un colegio pequeño,  la enseñanza era en castellano pero antes de iniciar la primera clase del día la salutación a la maestra, en francés,  cuando ella aparecía en clase, todas de pie,  “Bonjour madame” con la cantinela correspondiente y nos santiguábamos,  rezábamos  el Padrenuestro y el Avemaría en francés. También en francés se dirigían a los alumnos para cualquier orden, aviso o instrucción. Por la tarde, al finalizar las clases, teníamos la clase de francés propiamente dicha, para quien quisiera apuntarse, como ahora dirían: actividad extraescolar.

Tranvía de la línea 75 cogiendo la curva hacia la calle de José del Hierro. La primera casa de la izquierda era la  estafeta de Correos, y la otra el colegio.

El método que se seguía supongo que era el de la época, aprender a base de memorizar, cantando las tablas de multiplicar, los ríos de España, etc. etc., pero lo cierto es que se salía muy bien preparado, y así lo valoraron en el colegio al que asistí posteriormente. 

El día de las primeras comuniones siempre era el 13 de Junio, día del Santo de la directora. Se celebraban en San Manuel y San Benito, íbamos en autocar desde el colegio, uno para los niños y otro para los padres. A la salida de la Iglesia nos llevaban a lo que sería una cafetería o granja de los alrededores, a desayunar:  suizos,  ensaimadas y fresas con nata. Los niños que hacían la comunión ese día invitaban a los demás de la clase. El procedimiento era éste, lo que no sé como funcionaria la logística, supongo que todo a través del colegio.

El colegio era el chalet con las persianas en verde y tejado a dos aguas.

Una última anotación: no hace mucho me comentaron que Flori, el hijo de Imperio Argentina, también había ido a ese colegio y que le acompañaba al mismo una hija de Felipe Trigo (el escritor que se suicidó en su casa de la Ciudad Lineal), la que luego fue pediatra. Por lo visto lo iba a recoger a su casa y lo llevaba al colegio y viceversa."

Hacía el año 1979

El colegio perduró como institución docente hasta 1985, estando al frente del mismo las hermanas Julieta y Rosario, e impartiendo educación preescolar bajo el nombre de Jardín de Infancia Nuestra Señora del Rosario. Un apunte significativo, en aquel entonces Julieta tenía 68 años (su hermana había fallecido unos años antes); lo que nos viene a decir que pasaron toda su vida dedicadas a la enseñanza.


Si nos fijamos en esta última foto podemos ver el soporte del cartel sobre las dos columnas de la entrada.

El chalet fue derribado en 1996, construyéndose en su lugar una pequeña urbanización de viviendas en altura.
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Autor: Ricardo Márquez

En este blog también colabora: José Manuel Seseña

Agradecimientos: A David Miguel Sánchez Fernández, por la cesión de las fotos de su libro de Ana Muller y la foto de 1979.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Madrid y sus trenes internacionales “Directos”. El Lusitania (2)


MADRID-DELICIAS. Lusitania entrando en la estación el 25-03-1966. Foto Lawrence G. Marshall, colección Cesar Mohedas

En esta segunda entrega vamos a hacer una cierta cronología histórica de las relaciones ferroviarias Madrid-Lisboa, con especial hincapié en el Lusitania y la línea por Valencia de Alcántara, aunque siempre quedarán aspectos que no habremos abordado o los hemos hecho de una forma testimonial, entre ellos todo lo relacionado con el transporte de mercancías y muchas de las cuestiones que tienen que ver con las relaciones aduaneras....... seguir leyendo.

El primer artículo fue publicado en el blog Historias Matritenses el 5 de Diciembre de 2011

Este segundo artículo se anuncia su publicación también en el blog en 26 de Septiembre de 2012, pero solo con un breve resumen. Para ver el artículo completo pulse aquí.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

¡A jugar chicas!


Pintura de Puri Sánchez (1).

Cuando hicimos los artículos dedicados a los juegos que mayormente jugaban los chicos, dejamos pendiente dedicarle otro u otros, a los juegos que mayormente jugaban las chicas. Habría sido mejor que hubiesen sido recordados por alguna fémina, en todo caso, pedimos disculpas de antemano por los errores que podamos cometer en el ejercicio de las explicaciones de los juegos, haremos un esfuerzo de memoria, para tratar de recordarlos lo máximo posible.

La Comba
Quizá el juego mas popular entre las chicas, curiosamente es un juego que no pierde su practica al dejar la adolescencia, pues incluso en la juventud se sigue practicando. Quien no ha visto a chicas con 18 – 20 años, incluso de mas edad, en fiestas o en salidas campestres practicar este divertido juego.

Fuente: www.recuerdas.es

Para practicarlo únicamente se necesitaba espacio y una cuerda, pues era un juego que no necesitaba de aprendizaje, solamente tener habilidad.

El juego consistía en: podían jugar tantas jugadoras como se quisiera, dos de ellas agarraban la cuerda por cada uno de los extremos y la hacían dar vueltas al mismo compás; las demás, se colocaban en fila en uno de los extremos, para ir saltando sin perder el turno, una detrás de otra.

Había varias modalidades de juego:
1ª - Pasar la cuerda empleando un único salto, para lo que había que coger bastante carrerilla.
2ª – Pasarla empleando dos saltos bajo la cuerda.
3ª – Pasarla empleando tres o mas saltos bajo la cuerda
4ª – Después de dar varios saltos bajo la cuerda, las que daban, levantaban la cuerda dejándola horizontalmente en el aire, la que salta, debe agacharse y volver nuevamente a saltar cuando se empiece a voltear otra vez la cuerda, después de otros saltos, debe salir, y así sucesivamente las demás jugadoras.

En este juego perdía turno, y por lo tanto dejaba de saltar y pasaba a dar (se decía que la ligabas), o quedaba eliminada, cuando no saltaras cuando te tocara por tu turno o te engancharas con la cuerda.

Los Bonis
Juego por excelencia de chicas. Era un juego muy entretenido, podían jugarlo tantas jugadoras como se quisiera, por lo general no menos de tres o cuatro, cuantas más, mas ameno se hacía el juego. Había chicas que eran muy hábiles con los alfileres.

Fuente: www.unaprobrepensionsta.blogspot.com

El juego se practicaba encima de una mesa, en la acera, o en el suelo, y para jugar lo único que se necesitaba era poseer alfileres con la cabeza de colores. Estos alfileres, llamados también “bonis”, los había mas largos o mas cortos, así como con la cabeza mas grande o mas pequeña. Se guardaban en un artilugio esponjoso para poder clavar en el los bonis  llamado “acerico“, que podía ser de distintas formas, cuadrado, redondo, ovalado, triangular, o en forma de corazón.

El juego consistía en: una vez seleccionado el orden de jugar, cada jugadora ponía la misma cantidad de bonis extendidos sobre el suelo (o lugar de juego). La primera participante empujaba con el dedo el boni contra el montón, si conseguía montar su boni sobre otro u otros, era los que ganaba y repetía la jugada. Mientras consiguiera montar sobre alguno iba repitiendo, dejando de tirar cuando no conseguía llevarse ninguno; y le tocaba jugar a la siguiente jugadora por orden, así sucesivamente una tras otra. Se dejaba de jugar por voluntad propia, o cuando te quedabas sin bonis.

Aunque este que hemos reseñado fuera quizá el mas usual, había otras formas de juego, por ejemplo:

- Se hacía un montón de arena, en el montón cada jugadora metía la cantidad de bonis acordada y se sorteaba el turno de tirada. Cada jugadora tiraba una vez sobre el montón una piedra, tantos bonis descubriera era los que ganaba, así jugadora tras jugadora mientras hubiera bonis en el montón. Cuando se sacaba el ultimo, se volvía a repetir el juego.

- Se ponían un montón de bonis en el suelo (cada jugadora la misma cantidad). La primera en jugar apoyaba la mano sobre ellos, tantos bonis como se le clavaran eran los que ganaba, si no conseguía ninguno pasaba turno, así sucesivamente todas las jugadoras.

El Corro
De este clásico juego poco hay que explicar, únicamente reflejarlo por su tradición y uso, en especial por la chiquillería mas pequeña. Podían jugar tantas jugadoras/es como se quisieran, cuantos mas participantes mas grande era el corro. El juego era imprescindible que fuera acompañado de alguna de las muchas canciones que existían, pues de lo contrario quedaba muy soso y aburrido el dar solo vueltas sin mas.

Fuente: www.olmo.pntic.mec.es

El juego consistía en: las jugadoras/es se daban las manos entre sí formando un corro, y al compás de la canción daban vueltas en círculo. En ocasiones se agachaban, o daban un salto; en fin, como se ha dicho al principio, poco mas hay que reflejar referente a este popular juego.

Las Cuatro Esquinas
Juego este en el que lo único que se requería para jugar era una zona donde existieran cuatro esquinas, bien el cruce de dos calles, o lugar donde hubiera cuatro árboles, o cuatro postes de luz. A falta de estos elementos ya mencionados, se podían marcar con cuatro piedras o círculos en el suelo los puntos para formar un cuadrado.

Pintura de Puri Sánchez (1).

Para jugar eran necesarias cinco jugadoras, cuatro que ocuparían las esquinas, y una que ocuparía el círculo central.  

Una vez delimitado el campo de juego y dibujado un círculo en el centro, entre las jugadoras se sorteaba el orden para ocupar las esquinas y la jugadora que se quedaba en primer lugar, que era la que ocuparía el círculo central.

El juego consistía en: una vez ocupadas las esquinas y el círculo central por las jugadoras, una de ellas asignada por las demás era la que daba la orden de salir corriendo. Cada una de las jugadoras debía de ocupar una esquina distinta a la que ocupaba anteriormente, lo mismo debía de hacer la que ocupa el círculo central. Si las que ocupaban las esquinas conseguían acoplarse en otra distinta seguían disfrutando de esquina. Sí por el contrarío cualquiera de las cuatro esquinas era arrebatada por la jugadora que ocupaba el círculo central, la jugadora que ocupaba esa esquina perdía y pasaba a ocupar el círculo central. De esta manera se repetirían los sucesivos juegos. También perdía la jugadora que se quedaba en su esquina sin salir.

Píes Quietos
Juego en el que ineludiblemente había que disponer de espacio para practicarlo. No había número de participantes, pero como mínimo deberían de ser cinco o seis. Para su práctica solo se necesitaba como hemos dicho anteriormente espacio y una pelota.

Fuente: www.cosasdeandlucia.com

El juego consistía en: el primer paso era dibujar o marcar en el suelo con un trozo de yeso un círculo, posteriormente entre todas las jugadoras se sorteaba quien se quedaba en primer lugar (o lo que es lo mismo, quien ocupaba en primer lugar el círculo). La jugadora que se quedaba era la que poseía la pelota. Se acordaba de antemano a que distancia mínimo de altura debía de lanzarse la pelota y las demás jugadoras se colocaban alrededor de la que se quedaba tocándola con una mano; esta lanzaba la pelota hacía arriba y las demás jugadoras echaban a correr en las distintas direcciones. Cuando la que se queda cogía de nuevo la pelota, pronunciaba las palabras “pies quietos“ y en ese momento todas las jugadoras deben de pararse. La que se quedaba lanzaba la pelota contra la jugadora que elija (normalmente la más cercana a ella), con el fin de darla, y si lo conseguía esta ocupaba su lugar, es decir se quedaba, y se volvía a empezar un nuevo juego; si por el contrario fallaba era ella la que se volvía a quedar.

Otra modalidad era que la jugadora que recibía el impacto abandonaba el juego.

Algunas veces se volvía a iniciar el juego porque después de varios intentos sin dar a ninguna jugadora, por la lejanía de estas; era inútil seguir jugando. Esto ocurría cuando la que la pochaba era poco habilidosa o muy pequeña.

El Truque
Quien haya estado en Roma, y haya visitado el forum, habrá podido comprobar que este juego tan tradicional en España tiene allí su representación conocido como la rayuela. Pero no solo con este nombre es conocido en Roma, si preguntásemos en Extremadura seguro que la gran mayoría de mujeres lo conocía por rayuela, en vez de por truque.

Fuente: www.recuerdas.es

En este juego no podemos hablar de números mínimos o máximos de jugadoras, incluso una sola podía pasárselo bien. Lo mismo se podía decir de los objetos que se necesitaban para practicarlo, únicamente una piedra plana. Con un trozo de yeso se hacía un dibujo en el suelo, que consistía en varios rectángulos y cuadrados, algunos de ellos divididos por una raya en vertical, siendo el último un semicírculo. Estos dibujos (llamémoslos compartimientos), se numeraban y alguno de ellos se le denominaba descanso.

El juego consistía en: una vez acordado el orden de participar, la jugadora arrojaba la piedra al primer compartimiento, este se lo saltaba cayendo en el siguiente a pata coja, así debe de realizar todo el recorrido de ida y vuelta, con la salvedad de que en los compartimientos que están divididos en dos partes la jugadora saltaba sobre ellos con las piernas abiertas, es decir, debería de poner un pie en cada lado del compartimiento. En el ultimo compartimiento donde dejó la piedra debía de posarse y empujar la piedra fuera de él y pisarla. La misma operación debe de hacer en todos los compartimientos hasta llegar al último. En los compartimientos denominados descanso, así como en el compartimiento final, la jugadora podía apoyar los dos pies.

La jugadora perdía su turno cuando: apoyaba los dos pies en los compartimientos en los que debía de avanzar a pata coja, cuando pisaba alguna raya, cuando al empujaba la piedra esta se salía fuera. En cualquiera de estos casos, pasa el turno a la siguiente jugadora, que debía de realizar las mismas operaciones que la anterior. El juego podía concluir en la primera vuelta o dependiendo de las vueltas que se acordaran entre las jugadoras.

Epílogo
Con estos seis juegos hemos cumplido nuestra promesa, dejamos en el aire la iniciativa de alguna de las féminas seguidoras del blog de nuestra generación, para que elaboren otro artículo con los muchos juegos que quedan en el tintero.

Fuente: www.edu.jccm.es

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Primera entrada !A jugar chicos! - 1ª parte
Segunda entrada !A jugar chicos! - 2ª parte

Autor : Pedro Gómez.

En este artículo han colaborado: José Manuel Seseña y Ricardo Márquez

Notas:
1-Puri Sánchez posee una amplia obra pictórica, una de las colecciones de juguetes antiguos más importantes y ha publicado hasta el momento tres libros. Toda su obra, en conjunto, muestra temas sobre el mundo rural y sus vivencias, los oficios artesanos que poco a poco van desapareciendo y una gran recopilación de juegos infantiles tradicionales.