Los aguadores en algunos lugares de Madrid, aunque cueste creerlo, estuvieron cumpliendo su función hasta finales de los años setenta. Su labor se desarrollaba en aquellos lugares que carecían del líquido elemento vendiéndola a los vecinos que por diversas circunstancias no podían acudir a la fuente pública mas próxima.
Hagamos antes una breve semblanza de cómo era este servicio según se estableció en las ordenanzas municipales de 1.892 que nada tiene que ver con la última época.
Las fuentes públicas de Madrid las clasificaba en:
a) Fuentes vecinales. Son las que están destinadas al servicio preferente de los vecinos.
b) Fuentes de vecindad y aguadores. Son en las que al menos habrá un caño destinado al servicio de la vecindad y los demás al de los aguadores, pudiendo éstos hacer uso del caño o caños destinados al vecindario tan sólo en el caso de que no los utilizare ningún vecino.
c) Fuentes de aguadores. Son las destinadas al servicio de los aguadores.
d) Fuentes volantes. Son las fuentes que solo se colocarán en caso extremo oyendo el parecer del Jefe facultativo de Fontanería, y se utilizarán bien por los aguadores, bien por los vecinos, según el servicio por el que provisionalmente han sido instaladas.
Trasladándonos de nuevo al momento final de esta actividad hay que comprender el entorno urbano en el que esta función se llevaba a cabo.
El barrio de Vallecas fue profundamente remodelado a partir de los años ochenta creando un nuevo entorno urbanístico que hizo desaparecer todo resto de chabolismo, sin embargo en los años sesenta y setenta había todavía numerosas infraviviendas en Palomeras, Entrevías y Pozo del Tío Raimundo, e incluso cuevas en el cerro del Tío Pío, hoy llamado barrio de Pío Felipe.
La población que habitaba en estos lugares tan precarios estaba formada mayoritariamente por emigrantes andaluces y castellano-manchegos aunque había también de otros lugares de España. Las casas por llamarlas de alguna manera pues el nombre correcto sería chabolas, eran construidas de la noche a la mañana textualmente y no como forma coloquial de hablar, ya que se tendía una manta o una larga sábana en la cuerda de tender la ropa que evitaba que desde fuera se viera como se levantaban los tabiques durante la noche teniendo que quedar concluida al día siguiente por la mañana.
Vallecas se convirtió en una colmena de cuchitriles carentes de agua y alcantarillado, algunos de los cuales se congregaban alrededor de una corrala con solo una puerta exterior a la calle. Algunas edificaciones, las menos, tenían pozo negro o salían las aguas fecales por la parte trasera en aquellas que tenían este espacio libre, pero en las mas corría el canalillo por el centro de la calle con el consiguiente hedor que desprendía en las épocas estivales, amen del riesgo que ello suponía para la salud pública por la ausencia de higiene.
El agua para el consumo se obtenía de diversas fuentes de un único grifo pertenecientes a la red del Canal de Isabel II que estaban estratégicamente distribuidas en estos barrios suburbiales, pero en número mas bien escaso, lo que daba lugar a filas bastante largas de señoras haciendo turno para llenar los recipientes con esperas interminables porque la presión en estos puntos de suministro era baja. Esto suponía un duro trabajo para las féminas al tener que recorrer un largo camino hasta llegar a casa acarreando cántaras y cubos llenos de agua. Algunas fuentes tenían a su alrededor terreno sin edificar y era utilizado para secar la ropa colgada en precarios tendederos por aquellas mujeres madrugadoras antes de que otras se les adelantaran, que hacían allí mismo la colada lavando en un barreño con jabón “lagarto” restregando las prendas sobre una tabla de madera.
Es aquí donde entraban en función los aguadores o aguadoras pues los había de ambos sexos. Unos iban provistos de una carretilla de madera con dos huecos donde colocaban las cántaras y una goma para conectarlas al grifo y llenar los recipientes sin tener que sacarlos de donde estaban alojados. Otros llevaban la ayuda de un borrico que tenía sobre el lomo un serón donde cabían cuatro cántaras, dos a cada lado. Pero la imagen mas curiosa es la de algunas mujeres que con rara habilidad llevaban un cántaro a la cabeza y otro en el costado, andando como si tal cosa, que nos traslada mentalmente a aquellas zonas desérticas de África. Común a todos los aguadores era el cazo medidor para echar el agua.
Los aguadores cumplían la función de servir el agua a quién no podía esperar las colas, bien fuera por cargas familiares, por motivos laborales, por ser personas mayores, por no poder coger pesos, o por infinidad de motivos, teniendo, por tanto, una clientela casi fija. Su llegada a la fuente era motivo de conflictos con las personas que allí esperaban pues tenían prioridad sobre la vecindad y como el fluido del agua en el único caño era lento y los recipientes a llenar eran varios y además grandes, la discusión estaba servida ... Su trabajo era especialmente complicado los días de lluvia o posteriores ya que al recorrer zonas carentes de urbanización el desplazamiento por esos andurriales llenos de barro resultaba muy difícil.
Es una vivencia que tuve de niño cuando para ir al colegio, distante de mi casa cerca de kilómetro y medio, tenía que atravesar estos barrios carentes de agua corriente y alcantarillado viendo las penalidades de sus moradores y el oficio de los aguadores. Agradecería de la amabilidad de los lectores del blog nos informen si conocen algún barrio mas de Madrid, aparte del de Vallecas, en el que hubiera aguadores.
Autor: José Manuel Seseña.
En este blog también colaboran: Angel Caldito y Ricardo Márquez.
Fuentes de las fotografías: Fondo S. Yubero, Archivo Regional de Madrid
Hola José Manuel
ResponderEliminarYo no conocí barrios donde el paseo de la gente con su cántaro era moneda corriente como lo vemos en las fotos.
Sin embargo, te voy a contar una anécdota. Cuando vivía con mi marido y dos bebés en un 4º piso de Carabanchel Bajo, hubo un gran escape de agua en los sótanos sin que nadie se entere, hasta que pasaron la cuenta a los 20 vecinos que se negaron a pagar, alegando que no eran culpables de la rotura de las tuberías. Nos cortaron el agua, pero aguantamos más de un mes. Todos los de la finca iban a una fuente del barrio a por agua para subirla a su casa. Como teníamos dos niños muy pequeños, mi marido subía un enorme barreño de 50 litros hasta el 4º piso. Después de esta larga resistencia, terminamos pagando todos. Entonces el agua se pagaba a partes iguales sin contadores.
Un abrazo
Anne
Efectivamente Anne no se sabe lo que se tiene hasta que por cualquier circunstancia se deja de tener: agua, luz, medio de transporte, etc.
ResponderEliminarLa zona de Palomeras-El Pozo y aledaños constituyó un enorme núcleo de chabolas carentes de las mas elementales medidas higiénicas. En la remodelación no se aprovechó ni la alineación de las calles como podemos ver a continuación de la Plaza de la Asamblea de Madrid.
Muchas gracias por tu comentario. José Manuel
Hola otra vez José Manuel
ResponderEliminarComo soy adicta a contar anécdotas, te cuento otra.
En la Plaza de Toros de Ventas hace años, había una fuente con agua potable en la esquina de Alcalá con Julio Camba. Un día, vi un espectáculo que me dejó admirada.
Llegó una gitana con sus faldones y su delantal. Tenía un bebé mamando y bolsas colgando del brazo que sostenía al niño; otros pequeños, muy pequeños pero obedientes, estaban agarrados de sus faldas. Ella se paró en la fuente, la abrió, y sin apartar el bebé del pecho, le quitó en un segundo los pañales sucios (de tela), y con la otra mano libre los lavó en la fuente bajo el chorro, escurriéndolos muy bien después del aclarado. Los dejó en una bolsa de plástico y de otra bolsa sacó pañales limpios y secos y, en un abrir y cerrar de ojos, cambió el bebé. Y todos a andar de nuevo. La operación fue tan rápida que no lo podía creer, yo que había tenido 4 niños. Hay mucho que aprender de esta gente tan apañada.
Esta fuente ha desaparecido como otras tantas.
Un abrazo
Anne
Desde luego Anne la necesidad aguza el ingenio. Yo he visto lavar a niños, siempre llevando las madres uno solo, poniéndolos de pie en el sumidero de la fuente.
ResponderEliminarA la anécdota que tú cuentas de la gitana sobre su habilidad hay que añadir el esfuerzo que siempre suponía el desplazamiento a la fuente desde la chabola e incluso desde las cuevas, no todas individuales, del cerro del Tío Pío.
Gracias por comentarnos tu anécdota. Un saludo afectuoso José Manuel
Hola,yo vivi en un barrio en el que habia que ir a la fuente a por agua,un dia en el que volvia para casa con un cantoro a la cadera y un botijo en la mano,se me acerco un coche en el que iban 4 señores y me pidieron agua del botijo.El que me la pidio,un hombre correcto,le di para que bebiera,pero el resto,no eran de fiar y al negarles el botijo me dijo uno de ellos que si no me habian enseñado una de las virtudes era dar de beber al sediento,yo le conteste que habia otra,enseñar al que no sabe,ahi tiene usted la fuente.G.M.P.
ResponderEliminarHola GMP. No puede haber mejor respuesta,... jejeje
ResponderEliminarPues a mí me gustaría hacer un mapa de las fuentes que aún quedan por Madrid. De momento tengo ubicadas 3 en Villaverde Alto y una cerca de plaza de Castilla. Son de granito como esa que sale en una de las fotos:
ResponderEliminarhttp://maps.google.es/maps?q=palomares+55,+madrid&hl=es&ll=40.347002,-3.713154&spn=0,0.010986&sll=40.346924,-3.712710&sspn=0.006295,0.006295&layer=c&cbp=13,74.96,,2,8.64&cbll=40.347031,-3.713314&z=17&panoid=FMBUmCBUlYKQX-hGEjUp0g
http://maps.google.es/maps?q=jose+del+pino+jimenez+11,+madrid&hl=es&ll=40.345457,-3.71399&spn=0,0.006899&sll=40.345441,-3.713969&sspn=0.006295,0.006295&layer=c&cbp=13,110.2,,3,12.25&cbll=40.345485,-3.713742&z=17&panoid=dlfexmNkvr0EOv5QvqWaTg
http://maps.google.es/maps?q=calle+alberto+palacios,+madrid&hl=es&ll=40.343813,-3.712553&spn=0,0.006899&sll=40.345485,-3.713742&sspn=0.004432,0.006899&z=17&layer=c&cbll=40.343711,-3.712537&panoid=Y2pbOKjJqwR8luIWNI1UuQ&cbp=13,40.91,,3,20.86
http://maps.google.es/maps?q=mateo+inurria,+madrid&hl=es&ll=40.467176,-3.683853&spn=0,0.013797&sll=39.215763,-0.392761&sspn=0.27238,0.441513&z=16&layer=c&cbll=40.46728,-3.683955&panoid=30Ow1cctqbcGN_HDAFkp8w&cbp=12,214.92,,2,10.43
Hola XXXXXX. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarPropones una buena idea como es la de recopilar las fuentes públicas que siguen sobreviviendo a la política que ha habido estos años para suprimirlas del mobiliario urbano.
¡Qué bien viene un trago de agua fresca en estos días de calor sin tener que tomarse un refresco que luego suele dar mas sed!
Un saludo
José Manuel
José Manuel,el jabón de Lagarto era un lujo,la mayoría usábamos jabón hecho en casa con el aceite que sobraba de freir,una vez colado para quitarle las partículas de harina.Se colocaba en un barreño o perol grande y se agregaba sosa cáustica,después de movérlo un poco con un palo de madera,se iba echando agua(no recuerdo la proporción),se volvía a mover hasta que quedaba bastante duro,se dejaba secar durante un día un un molde hecho con madera,a las 24h. ya estaba el jabón que servía para todos los menesteres.
ResponderEliminarDespués se cortaba con una cuerda de bramante en trozos que a cada uno le convenian.
Un saludo de G.M.P.
Hola Gloria: Muchas gracias una vez mas por tus acertados comentarios.
ResponderEliminarYo recuerdo de niño ver a mi madre restregar la ropa en una tabla de madera con un taco grande de jabón de color verde.
Para aseo personal teníamos el jabón amarillento/ocre de lagarto cuya silueta venía estampada en la pastilla. Siempre me decía mi madre que lo usara "con tiento".
Un cordial saludo.
José Manuel
Hola,
ResponderEliminarEstoy viendo la posiblidad de realizar un documental sobre el acceso al agua, y me ha parecido muy interesante la historia de Vallekas. Conoces dónde puedo encontrar más información sobre las mujeres de vallekas en la década de los 60 que eran aguadoras o tenían que acudir a la fuente? así como si tal vez quede alguna mujer que recuerde esto?
saludo,
Raquel
Hola Raquel:
ResponderEliminarHay una asociación que recopila asuntos relacionados con la historia de Vallecas, que tiene su sede en la glorieta del final de la Avenida de los Andaluces, en unos locales que hay bajando unas escaleras.
Quizá ahí te puedan informar u orientarte a otro lugar para lo que buscas.
Un saludo.
José Manuel
Hola,
ResponderEliminarTengo un par de fotos de aguadores de un barrio que no es Vallecas, es Ciudad Lineal, de los años 50. Si queréis os las puedo enviar pero me deberíais decir dónde.
Un saludo
Hola Carmen. Puede enviar las fotos al correo del blog:
ResponderEliminarmatritenses@yahoo.es
Las fotos se ponen ponen al tamaño adecuado para el blog y las marcamos con su nombre.
Saludos
Nuevas fotos añadidas de Carmen: Las fotos corresponden al año 1950 ó 1951 o quizá al 1952, no lo sé con seguridad. La calle es Germán Pérez Carrasco y el aguador pasaba a petición de los vecinos porque se decía que el agua del grifo no era potable y ésa que traían era agua de Lozoya. Comentario de Carmen.
ResponderEliminarBuenísimas las fotos,creo que fue en la época en que se juntó el agua del río Lozoya con la de Santillana,los habitantes de Madrid no querían que se mezclaran las agüas,porque decían que sabía peor,hoy en día no sabemos ni qué bebemos.
ResponderEliminarUn saludo para todos de G.M.P.
Vamos a ver si me sé explicar. Primero saludos a todos y ahora voy con mi historia. La tía de mi padre trabajaba en el Canal de Isabel II, (todo lo que cuento es lo k recuerdo de haber oído, no sé hasta qué punto es verdad o no). Su trabajo según me contaban cuando yo era pequeña, era coger agua en una fuente y llevarla a analizar cerca de Cuatro Caminos. Ella vivía en El Rastro. Y lo k me llamaba la atención es que.... iba andando con el agua. Ella murió hacia el año 1980. Ya estaba jubilada y con muy buena pensión. Llevo tiempo buscando en historias sobre esta clase de trabajo y me he encontrado nada. Sabe alguien algo de ello? Gracias y muy interesantes todos los temas de nuestro Madrid.
ResponderEliminarNunca entendí qué función tenian los aros de madera que se apoyaban sobre los cubos que llevaban las mujeres, uno en cada mano. Alguien podría dar razón? Grácias.
ResponderEliminarPara Carmen:
ResponderEliminarEl cuadro, era para separar los cubos cargados de agua, de las piernas de las que las llevaban y digo de "las" porque esta función generalmente estaba encomendada a las chicas jóvenes.
El cuadro se ponía encima de los cubos llenos de agua, dejando las asas del cubo por fuera del cuadro, y la persona se metía dentro del cuadro. Cuando se agarraban las asas y se levantaban los cubos del suelo, el cuadro mantenía una distancia de separación con las piernas e impedía que los cubos las golpearan. Además el cuadro permitía perfectamente andar al que los transportaba. Todo un invento. Por cierto y si no me equivoco, cuanto tiempo sin verte por estas páginas.
Saludos.
Migueli.
Respaldar todo lo que dice Migueli, en mi barrio, El Cerro de la Cabaña, Gabriel lo utilizaba de continuo el cuadradillo. Él era un chico joven que se ganaba la vida llevando el agua a los vecinos. Lo único Migueli, creo que esta Carmen no es la que conocemos.
ResponderEliminarPara Anónimo. Imagino que en aquellos tiempos no habría laboratorios móviles para desplazarse a las fuentes. Lo de ir andando no te extrañe. Mis tíos tenían que ir desde el Parque de las Avenidas al mercado de San Miguel, en la calle Mayor, andando, pero lo malo no era esa, era que tenían que ir con una barra de hielo.
Hola Migueli y Ricardo,
ResponderEliminarMuchas gracias por las explicaciones del cuadro. Me ha quedado clarísimo y visto así tiene lógica que antes no se la encontraba. No sé si soy la Carmen que conoceis u otra. Yo soy la que os mandó las dos últimas fotos de este artículo de los aguadores. Un saludo afectuoso,
Quisiera añadir alguna ventaja mas de este invento, al utilizar el aro, el trasporte se hacía mas llevadero, pues parece ser que pesaban menos los cubos, otra era que no se vertía el agua, como cuando se llevaba a pulso, y no te encharcabas los pies.
ResponderEliminarUn saludo.
Pedro.
Vaya Carmen, pues re-bienvenida y muchas veces, un placer tener aquí.
ResponderEliminarMuy buenos los apuntes Pedro, que cuando el agua te caía en los pies en invierno te daba algo.
Pensando en lo del trabajo de tomar muestras, quizás fuera del Rastro al Canal por la calle recogiendo muestras de las fuentes públicas y por esto era mucho mejor ir andando.
Saludos.
Otro sistema complementario a los ya citados, eran los camiones-cuba, con los que el ayuntamiento abastecía de agua potable a los pequeños núcleos de población diseminados principalmente por los alrededores de Madrid capital. Acudían dos o tres veces por semana suministrando agua potable a estos núcleos o pequeños barrios. Solían ser camiones grandes, tipo similar a las cisternas actuales, de color gris oscuro, y solían tener establecidos unos puntos fijos donde paraban; puntos que eran frecuentemente lugar de tertulia, como pasaba también en las fuentes, entre las personas que iban a buscar agua "para beber o para cocinar". En el barrio San Fernando, colonia Leonesa y otras zonas, actuaron hasta bien entrados los años sesenta.
ResponderEliminarSobre las fuentes publicas, algunas desaparecieron hace unas décadas cuando hubo algunas épocas de sequía y de escasez, otras porque se robaban los caños de salida que eran de bronce. Posteriormente estos caños fueron sustituidos por otros, tipo grifo, que generalmente tenían el caño terminal de salida con un ángulo de 135º, con lo cual al abrir el grifo el agua caía por fuera de la pileta, al estar diseñada para los antiguos de bronce, que eran de pulsador, acodados a 90º, (otras veces el grifo se dejaba abierto), total que los alrededores de la fuente a veces eran un gran charco. Desde luego en los veranos calurosos, hay ocasiones en las que se echan en falta.
Migueli.
mi suegro era aguador en entrevias se le conocía como Manolo por el burro el se llamaba José Pérez gonzalez
ResponderEliminarHola Anónimo o Anónima puesto que no te has identificado. Muchas gracias por tu comentario. El artículo está basado en mis vivencias de principios de 1960 al recorrer la zona de Palomeras Altas.
ResponderEliminarTu suegro podrá contar muchas historias de su dura profesión.
Un cordial saludo.
José Manuel