domingo, 3 de julio de 2011

“La grieta” (Historia de una extraña visita)


En el año 1988 estábamos preparando una película en Madrid “La grieta”. El director era Juan Piquer, buen director, persona estupenda, ameno y divertido contador de historias, pero desgraciadamente poco reconocido en España.

Hoy ya no está con nosotros, tampoco está Emilio Ruiz (realizador de maquetas). Por ello y antes de empezar con mis recuerdos, quiero decir que ambos eran geniales en su trabajo, y además unos buenos amigos para nosotros que siempre echaremos en falta. Ellos nos hicieron la vida agradable en esta película y en cada una de las que tuvimos la suerte de trabajar con ellos.

Colin Arthur y su equipo (en el cual estaba incluida yo, su mujer) debíamos hacer varios monstruitos para la película, teníamos varios meses de trabajo por delante, que seguro iban a ser, interesantes, estresantes y alucinantes.

Escena de la película con el “feto” de La Grieta.

En aquella época, no estábamos instalados del todo en España, no teníamos el estudio de la “Dream factory”, ni ningún otro lugar donde trabajar, con lo que decidimos organizar un taller en los bajos de la casa, es decir, el garaje y la habitación contigua se convertirían en el lugar de trabajo por tiempo ilimitado.

Las criaturas, según se terminaban, las recogían y se guardaban en el estudio de cine de Piquer, en la calle Pradillo, mientras, nosotros podíamos seguir trabajando con las siguientes. Aun así no había mucho sitio, pero nos arreglábamos bastante bien las diez o doce personas que éramos en el equipo, añadiendo las visitas regulares del director, del diseñador de arte, y también de producción, que venían a ver como marchaba la creación de los monstruos.

Con nosotros estaba viviendo y trabajando Steve (americano que también estuvo en “Red Sonja”), gran amigo nuestro, excelente mecánico de Efectos Especiales y con él, ocasionalmente alguna de sus novias que venía de visita y se quedaba unas cuantas semanas, hasta que se peleaban y venía la siguiente.

Taller de campaña. Pintando criaturas

Ni que decir tiene, que tanto la casa como la parte de abajo, llegó a ser un desmadre total y absoluto y una pesadilla para el ama de casa, o sea YOOOOOOOOO .¿Por qué?. Pues porque no había modo de separar la vivienda del taller, y como todos los trabajadores éramos amigos además de compañeros, estaban todo el día subiendo del taller a la zona habitada, la cual dejó de ser “habitable” para convertirse en un completo caos en unos días, pues todos la usaban a su antojo sin ningún atisbo de disciplina.

Siempre había alguna excusa: “Voy a hacer un pis”, o “¿Tienes Coca-Cola en el frigo?”, “¡Oye, que bien huele!, ¿nos darás hoy de comer?. Estamos hartos del restaurante de la esquina...” “¡Hoy hay fútbol y subiremos a verlo en la tele!...” Y la tele estaba en el salón, y cuando se iban, dejaban flotando una nube de polvo de escayola, o pegotes de barro de modelar en la alfombra, y también de látex y en ocasiones de pintura. Todo este trasiego a mí me tenía de los nervios, pero como por otro lado yo también era una trabajadora del grupo, pues no tenía mas remedio que admitir las idas y venidas tratando de ser lo mas comprensiva que podía con la situación. Pero, me prometí a mi misma que nunca volvería a admitir esta locura en la casa... “Never again”.

Aun así, debo dar gracias de que los experimentos con pólvora no los hicieran dentro del improvisado taller. Todavía recuerdo el día que hicieron una prueba con una criatura, especie de pulpo, que tenía que estallar en trocitos cuando el protagonista se deshacía de él disparando su arma. Llenamos el interior del bicho con gel de color verdoso, mezclado con comida de gatos, corn flakes y algún que otro yogurt, en fin, cualquier cosa que pudiera dar un aspecto asqueroso en el estallido. El resultado era un bicho extraño con patas, parecido a un inmenso globo, con piel de látex y relleno con toda aquella porquería vomitiva.

Decidieron probar el efecto enfrente de casa. Justo donde había un campo entonces abandonado y un castillo semi-derruido. Hoy día este lugar está muy arreglado, el castillo es el de “Los Zapata” y está en “La Alameda de Osuna”.

Ejemplar indultado de uno de los monstruos que explosionaban.

La criatura llevaba dentro de su barriga unos gramos de pólvora. Nunca se sabe si será suficiente o excesiva la cantidad, siempre en una prueba es la primera vez y hay que arriesgarse.

Uno de nuestros ayudantes tenía una cámara para rodar el momento, Colin, accionando el mando a distancia, dos o tres de nosotros, mirando desde mas lejos...Y el “pulpo” sentado en una piedra. ¡Uno, dos , tres,! ¡Fuego!.

Aquello salió por los aires y el trozo mas grande era como una moneda de un céntimo, y nosotros... cubiertos de mierda hasta el infinito; la cámara, inservible, al chico de la cámara no se le veían mas que los ojos y a Colin tampoco se le reconocía... Los demás, al estar más lejos, pudimos salir un poco menos deteriorados que ellos. Obviamente se habían pasado con la pólvora.

Con el tiempo, pude amaestrarles para que la entrada y salida a la calle la hicieran por el garaje. Y a partir de entonces, me quité algo de trasiego por la casa. Los primeros que siguieron la nueva orden fueron las visitas: Piquer (director), Escrivá (productor), Gonzalo (arte), y quien fuere, entraban y salían por el garaje y la vida empezó a ser mas llevadera.

Y así marchábamos cuando un día me dicen que Dino De Laurentiis va a venir a ver el monstruo más importante que estábamos modelando. Esta criatura, inspirada en un dibujo de Ron Coob (diseñador de arte en “Conan”), estaba quedando magnifica, pero aun así y precisamente por su importancia “El gran jefe” quería ver el desarrollo del trabajo y dar su (todo hay que decirlo) siempre acertada opinión de experto productor.


La relación que tenía Dino con esta película, creo que partía sobre todo, de que en aquel entonces Pepe Escrivá (productor) estaba casado con Francesca De Laurentiis. Ellos se habían conocido en “Conan” y no sé sí ya en Madrid, después de que Francesca dejara de trabajar conmigo en el departamento de montaje y se incorporara al de producción surgiría el flechazo, o tal vez sería cuando todo el equipo nos afincamos en Almería y allí, cumpliendo con las reglas no escritas del amor en los rodajes fuera de casa, y tal como muchos de nosotros hicimos en su momento, ellos se enamoraron... no lo sé. Por cierto, no fueron los únicos, en esta película como en tantas otras de largo tiempo de rodaje se hicieron varias parejas más...

Pero ahora no estamos en “Conan”, estamos en “La grieta”. Y estamos en mi casa trabajando. Aquí no hay exteriores, hay poco glamour, y no mucho dinero, pero muy buenas vibraciones y ganas de trabajar en una película llena de creatividad y buen rollo. Y como el taller de Efectos y de fabricación de criaturas está donde está, pues De Laurentiis, el mismo que nos hizo cambiar el aspecto del pez monstruo de “Red Sonja” en Roma, y el mismo que yo había dejado en Hollywood visionando el montaje de “Conan” años atrás... Él, estaba anunciado para venir a mi “humilde casa” de Madrid...

Me puse de los nervios. ¿Por donde lo haría pasar? ¿Por la zona “noble” de la casa? ¿Le debería ofrecer un refresco? Él, no era famoso por su simpatía, y yo lo sabía por lo cual estaba convencida de que hiciera lo que fuere, no funcionaria. Estas tonterías las pensé durante unos segundos, no podía pedir consejo porque Él, ya estaba en camino, y porque Colin o Piquer, no hubieran entendido mi problema en absoluto. Solo se me ocurrió preguntar a Pepe Escrivá por teléfono “Por donde vais a entrar, por arriba o por el garaje”, la respuesta fue tajante “Por el garaje como todo el mundo”.

Monstruo inspirado en un dibujo de Ron Coob

Monstruo marino

De nuevo suena el teléfono, es Escrivá, me advierte que en veinte minutos están en casa, que lo tengamos todo preparado. Su suegro es una persona muy ocupada, no puede perder ni un segundo mas de lo establecido... Me instalo de vigía en el segundo piso, desde allí controlo la calle. No han pasado ni quince minutos, cuando llega una limusina negra, cristales ahumados, larga, muy larga, la siguen dos coches mas, también negros, también cristales ahumados. De la limusina baja a la carrera Pepe Escrivá, llama a la puerta del jardín, me pide que abra con el mando a distancia la puerta de comunidad de los garajes, que avise a los de abajo y se marcha a mostrar el camino a su suegro. Este ya se ha bajado del coche salchicha, con él, su secretaria (mas tarde será su tercera mujer), Piquer, y un fotógrafo. Los guardaespaldas ya han salido de los otros coches y han echado una ojeada a la calle, todo está en orden. Dino y su séquito descienden la cuesta que lleva a la entrada a los garajes que ya he abierto. Aquí les pierdo de vista, me quedo en el piso de arriba para no incordiar en el taller.

Allí no estuvieron más de quince minutos. Según me contaron Dino dio su opinión concisa y tajante pero acertada, como era su estilo, y en líneas generales le gustó lo que se estaba haciendo. Él fotógrafo, tiró unas cuantas fotos que atestiguan su paso por mi casa con todos los protagonistas en plano: Dino, Colin, Piquer, Escrivá y Marta la secretaria. Y de nuevo cuesta arriba hacia la calle: guardaespaldas en su sitio, chofer abriendo la puerta de la limusina, vecinos con la boca abierta por la puesta en escena y los tres coches saliendo a todo gas del plano secuencia. No le dio tiempo a decir “Arrivederci” era un hombre muy ocupado.

Foto de la “extraña visita” de Dino de Laurentiis a casa de Marisa y Colin. De izquierda a derecha : Pepe Escrivá, D. De Laurentiis, Colin Artur y Juan Piquer.

La vida siguió y el trabajo también, la película dio los problemas justos en el rodaje, pero la verdad es que rodar con Juan Piquer era estupendo, nunca pedía imposibles, sabía las limitaciones que un presupuesto justito da a la hora de hacer cualquier cosa, y él, y sus colaboradores (los mejores de nuestro cine) eran una piña a la hora de resolver con ingenio algo que de otro modo hubiera costado mucho tiempo y dinero en abundancia.

Gonzalo de Gonzalo (director de arte), Emilio Ruiz (maquetas), Juan Marine (cámara), Colin Arthur (efectos especiales de maquillaje y criaturas) y tantos otros... incansables y animosos niños grandes o locos, según se mire, dieron (junto con su equipo) el máximo que podían y sabían en esta película, cada uno, en sus respectivos departamentos.

Una vez estrenada la película, tuvo un éxito relativo de público, pero buenas criticas, y aquel año estuvimos nominados en los premios Goya. La noche de la gala estábamos bastante nerviosos y esperanzados. Todos los componentes de los Efectos Especiales vestidos de etiqueta, todos guapísimos...Y finalmente ¡Lo conseguimos! “La Grieta” fue premiada con un “Goya “ a los mejores Efectos Especiales del año 1990.

Premios Goya a los mejores efectos especiales de 1990: La grieta (Colin Arthur, Basilio Cortijo y Carlos de Marchis)
-.-.-

Autora: María Luisa Pino

En este artículo también han colaborado: Angel Caldito, José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.


Curiosidades:
- La grieta se rodó en los ya desaparecidos Estudios Verona en Tres Cantos.
- Supervisor efectos especiales: Juan Piquer; Efectos especiales técnicos y diseño submarinos: Carlo de Marchis; Efectos especiales: Basilio Cortijo; Maquillaje y criaturas: Colin Arthur.
- Lugares de rodaje : Madrid - El Ferrol - Los Angeles (California).
- La película obtuvo en España una recaudación de: 309.189,75 euros (51.444.846 ptas.)
- Los nominados en 1990 en el apartado a los Mejores Efectos Especiales fueron:
- Colin Arthur, Basilio Cortijo, Carlo de Marchis; por “La grieta”.
- Christian Bourqui, por “El sueño del mono loco”.
- Reyes Abades, por “Amanece, que no es poco”
- Emilio Ruiz, Reyes Abades, Ángel Alonso, Basilio Cortijo; por “El niño de la luna”
- Reyes Abades, por “La noche oscura”.

El Nombre de los premios Goya
El argumento elegido para justificar esta decisión era que Goya, aparte de ser un pintor mundialmente conocido y representativo de la cultura española, resultaba un nombre corto y semejante a los de los Oscar o César que existían en Estados Unidos y Francia. Propuesto en Asamblea, los académicos se enzarzaron en una nueva polémica, zanjada a la postre por el director artístico Ramiro Gómez, quien recordó a los asistentes que Goya había tenido un concepto pictórico cercano al cine y que varias de sus obras más representantes tenían casi un tratamiento secuencial.

El Premio
La primera estatuilla que se entregó fue obra del escultor Miguel Ortiz Berrocal. Se trataba de una escultura desmontable que combinaba el busto del pintor Francisco de Goya con una cámara cinematográfica. Desde la segunda edición la estatuilla se encargó al escultor José Luis Fernández, quien desarrolló un nuevo busto en bronce, más pequeño, que representa al pintor.

Fuente: La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.

7 comentarios:

  1. Estupendo artículo, como siempre Maria Luisa. Aún no se me ha olvidado la curiosa historia del domador-gladiador.
    Cuéntanos más¡
    Irene

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  2. Maria Luisa fabricante de sueños,¿no te dieron a ti una estatuilla como premio a tu paciencia con tantas personas a tu alrededor?,creo que te la hubieras merecido.
    Un saludo de G.M.P.

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  3. ¡Gracias chicas!Me alegro que me sigaís leyendo. Los comentarios me animan un montón, pues una no sabe si esto se lee o nó...Yo he tenido la "suerte" de vivir muchas "historias para no dormir", pero cuento las cosas con cuidado, pasando todo por mi propia censura pues las personas que nombro son seres reales y nada de lo que digo es invención en absoluto, es más , está minimizado. Sí, yo tambien creo que merezco un premio por estar ahí, poniendo baselina en las relaciones entre gentes creativas (que tiene lo suyo)y por la fortaleza que debo de tener por sobrevivir a todos los egos del mundo juntos...¡y encima trabajando con ellos en situaciones extremas!. Pero debo confesar que las experiencias fueron gratificantes y eso es lo que cuenta. Un saludo

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  4. Ernesto Fernádez (Alemania)5 de julio de 2011, 20:40

    Hola, Maria Luisa, déjame decirte que todo lo que cuentas lo haces de manera agil y directa, ajustándote a la realidad vivida y, como muy bien dices, sin herir a nadie, y además de manera entretenida. Todo eso ya de por sí vale lo suyo. De la calidad de la pelicula no puedo opinar, pues por entonces ya llevaba muchos años fuera de España y, claro, no la llegué a ver. No te duela si el eco que tu artículo pudiera encontrar no fuera tan amplio como tú deseabas, pues me parece que hay en general como una cierta desgana en manifestarse. Para que te sirva de consuelo te diré que a mi artículo "La Ciudad Lineal en el recuerdo" sólo contestaron dos, aunque eso sí, llenos de alabanza y buena intención. Pero de ese alubión de opiniones que yo había esperado -dado el tema-, de eso, ni rastro. Pero bueno, de lo que se trata en definitiva es de que saques a relucir todo aquello interesante que si no desaparecería para siempre. (Por suerte ahí está Ricardo, como siempre velando para que eso no ocurra). Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero (en E-Mail). Un saludo muy cordial.

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  5. Ernesto Fernández (Alemania)5 de julio de 2011, 20:48

    Si no fuera tan vago consultaría ANTES y no DESPUES el diccionario. NO "alubión", sino "aluvión". Sorry

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  6. Hola Maria Luisa, he dado contigo buscando información sobre LA GRIETA. Soy un chico de Tres Cantos que junto con otros jóvenes hemos montado un pequeño cineclub en la ciudad, y para el estreno (el jueves 13 de octubre) vamos a proyectar LA GRIETA junto con un cortometraje de género fantástico. Nos encantaría proponerte venir a visitarnos ese día y que comentaras la película con nosotros, sería todo un honor.

    Si estás interesada te rogamos que nos escribas a cineclubverona@gmail.com y nos dieses tu opinión. Muchas gracias y un saludo,

    Hugo

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  7. Hemos avisado a María Luisa de vuestro comentario. Imaginamos que se pondrá en contacto con vosotros. Exito con el Cineclub.

    Saludos

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