El “mielero-quesero“, con que energía nos hemos criado los chicos/a de nuestra generación, gracias a las abejas. Afortunadamente no ha desaparecido este producto, lo que ha desaparecido es la figura del vendedor callejero.
Aunque estos productos se elaboran en casi toda la Península Ibérica, a Madrid llegaban procedentes de la Alcarria la miel, y de Campo Real el queso, salvo excepciones, raro era en la casa que no había el tazón, o el envase con miel.
La imagen del mielero–quesero, era la del típico ciudadano rural, vestía con el típico mandil o guardapolvos de color gris, y zapatillas de esparto, algunos con la típica boina. Transportaba en la mano una orza de barro que la mantenía mediante una cuerda, es obvio decir lo que contenía la orza. Así mismo llevaba dos talegos o talegas de tela similar a la del guardapolvos, en ella transportaba los quesos. Traía únicamente queso manchego, unos más curados, otros menos, pero solo esta clase de queso.
Su presencia se hacía notar voceando mielero–quesero, la gente salía a la puerta con el envase, y mediante un cucharón de madera que introducía en la orza, sacaba la miel enrollándola en el cucharón, y posteriormente la vertía en el envase desenrollando el cucharón. Del queso no hace falta decir la forma de servir, le pedías una cantidad, cortaba en cuña como es tradicional y lo pesaba.
No podía faltar como es de suponer el peso, era la típica romana de varilla con pesa y un plato en el cual se depositaba la mercancía y en la varilla (o barra) marcaba el peso.
Poco más podemos decir de estos abnegados trabajadores, que seguramente abandonaban las faenas del campo o la granja, para vender sus productos por las calles de los distintos barrios madrileños.
Botijero
Que imagen mas alegre la del “ botijero “, precisamente era en la época primaveral, cuando aparecía la figura del botijero por las calles de Madrid, se dice que procedían de Extremadura de la zona de Barros, pero lo cierto es que en Madrid en esos años había tejares y alfares por las afueras de la capital. Aunque se les denominaban botijeros, en realidad la mercancía no solo se limitaba a botijos, sino que transportaban toda clase de utensilios cuya materia era el barro.
Vamos a hacer un pequeño recuerdo de estas personas que aparecían y desaparecían como si se tratara de un ciclo estacional.
Quizá decir, quien no recuerda sería un poco antagonista, pues lógicamente los más jóvenes no solo es que no los recuerdan, sino que quizá ni los hayan conocido, puede que por los pueblos aún se contemple esta imagen, pero apostaría que debe de estar casi extinguido, por no decir desaparecido.
En el encabezamiento de este relato, decía que era una imagen muy alegre la del botijero, y era realmente cierto, alegre y festivo diría yo, al reclamo de el botijeroooooo, aparecían cual Quijote, o mejor dicho Sancho Panza, por el tipo de montura que utilizaban para ejercer su trabajo, sencillamente estamos hablando del clásico y simpático burro, animal que también esta en fase de desaparición, afortunadamente hay granjas que están preocupándose por la cría de este animal para que no desaparezca del todo.
El burro lo llevaban engalanado con gusto, con esmero, con cariño, sus borlas colgando por su frente, algunos hasta con sombrero, sobre una manta que le cubría el lomo. Llevaba acoplado un armazón hecho con listones o varas entrelazadas, formando una especie de cesta, dos eran las que llevaban, una a cada lado, estas iban rellenas con paja u otro material análogo, con el fin de que los cacharros que contenían, no se golpearan entre si. También era corriente que llevaran algunos cacharros colgando por el exterior de las cestas. La mercancía era muy variada, desde el típico botijo, tanto el blanco como el colorado, el ancho o más estrecho; fuentes para asados, tanto redondas como ovaladas, o rectangulares.
Llevaban diversos cacharros útiles para las cocinas, diversos platos, cucharones, alguna orza pequeña para las aceitunas, candelabros para las velas, en fin toda clase de cacharros de barro, y si alguna vez no traían lo que necesitabas se lo encargabas; pero lo que no faltaban eran los botijos. Del botijero lo que podríamos reseñar era su típica vestimenta, pantalón de pana, zapatillas de esparto y como no el sombrero cordobés.
Para terminar este relato, recordar la imagen del botijo colgado bajo la parra (quien la tuviera), o en cualquier lugar siempre que diera la sombra, ¡que rica nos sabía!. Se decía que el botijo blanco hacía el agua mas fresquita que el colorado, quizá el motivo fuera el que era mas grueso.
Churrero / a
Si del botijero decíamos que era una imagen muy alegre, que podríamos decir del “ churrero/a “, una figura peculiar que cuando no venía se la echaba de menos, era como el despertador, pasaba siempre a la misma hora, vamos a recordar brevemente a este personaje.
No podemos decir que se haya perdido este oficio, ni que haya desaparecido por completo la imagen del churrero/a por las calles, pero juraría que es muy rara su presencia, incluso en los pequeños municipios hay que acudir a la churrería.
Solían hacer dos rondas los festivos, y una los días laborables, el motivo era porque los festivos se quedaban antes sin mercancía. Solían ir voceando la mercancía, o estabas pendiente de su llegada, o desayunabas café migado con pan.
Llevaban bajo el brazo una cesta de mimbre, en algunas ocasiones una cesta en cada brazo, en la cual llevaban los churros a un lado y las porras a otro, raramente buñuelos. Ubicados bajo el asa de la cesta, llevaban los juncos con los que se engarzaban los churros, las porras se solían atravesar con el junco.
Terminamos este relato, no votando por que vuelvan, cosa que parece un tanto difícil, pero sí para que sirva como homenaje, y apostando porque por lo menos, no desaparezcan nunca los churros, ni las porras.
Perfumista
Mas que un oficio, podíamos llamarlo una forma de sobrevivir, me refiero a la figura del “ perfumista “, y para recordar a este personaje me voy a referir a un familiar que se dedicaba a este menester.
Se llamaba Epifanio, vivía en la calle de Capitán Blanco Argibay, justo la última casa de la calle en la parte izquierda. Este hombre visitaba cada día de la semana un barrio de Madrid, lógicamente sin extenderse mucho. Los jueves venía por el Cerro y las Casitas, también creo que visitaba la Quinta por comentarios suyos. Su transporte para desplazarse y llevar la mercancía era una bicicleta, tenia acoplado en la parte trasera del sillín una especie de arca de madera, en la que llevaba muy bien colocado el género, así como en la tapa.
Como el género que vendía no era de grandes dimensiones, le permitía llevar buen surtido de lo que ofrecía, en general colonias, brillantina para el pelo, maquinillas, brochas, jabón y hojas para afeitar, el típico Barón Dando (aunque pocos hombres lo usaban), fijador para el pelo, cortaúñas, cremas y cepillos para los dientes; en una palabra, todo tipo de pequeño menaje para el aseo personal.
Como los frasquitos que se usaban para guardar la colonia o la brillantina, solían tener el agujero de la boca muy pequeño, recuerdo que disponía de un embudo que salía el liquido casi gota a gota, medía la cantidad con una especie de tubo parecido al de una jeringuilla, que marcaba por centímetros, aunque lo normal era pedirle por un importe en dinero.
Los adelantos, nos han privado también de este personaje, sirvan estas líneas como homenaje.
Epílogo
Es una pena que se hayan perdido estos oficios tan arraigados en nuestro Madrid, esos días en que la memoria te juega una mala pasada, y te hace sentirte nostálgico/a, y reflexionas, y das gracias por haber tenido la oportunidad de haberlos conocido, y de poder contar a esta generación, los maravillosos años que se han perdido.
Autor: Pedro Gómez
En este artículo también han colaborado: José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.
Artículo anterior.
Añado los oficios comentados en la primera parte (espero que no se me pase ninguno:
ResponderEliminarSereno
Sillero
Farolero
Pipera
Escobero
Chamarilero
Bataneros
Cerillera
Buscataxis
Maletero
Mozo de cuerda
Castañera
Vendedora de billetes de Metro (no la oficial, era para ahorrarse la cola)
Colillero
Trapero
Heladero
Tranviario
Cobrador de autobús
Costurera
Lavandera
Esquilador de perros
Lechero a domicilio
Es increíble cómo han cambiado los hábitos y la misma estructura de la sociedad en relativamente poco tiempo. Lo digo porque con muy pocas excepciones yo he conocido todos estos oficios, forman parte de mi infancia, de mi juventud y algunos hasta de mi entrada en la adultez. Conservo todavía una fotografía y la indumentaria con que mi madre me disfrazó de mielero en unos carnavales cuando podría tener cinco o seis años; por entonces era todavía una figura muy típica en Madrid, no era ninguna extravagancia. Y aunque ya no soy de ninguna manera un mozalbete, tampoco es que haya tenido por compañero en la mili al hombre de Atapuerca. Y, sin embargo, creo que cualquier persona menor de cuarenta años que lea estas descripciones de los oficios pensará de inmediato en la España de Pérez Galdós. Y no es así, fue ayer mismo. En fin, que el pasado sábado cumplí un año más y aunque jamás diré aquello de "cualquier tiempo pasado fue mejor", lo cierto es que uno no puede evitar que le invada la nostalgia.
ResponderEliminarhola ricardo, te has dejado mi oficio. fontanero-vidriero. antonio marcos
ResponderEliminarGracias Don Bernardino y Antonio Marcos. Aunqué el artículo es de Pedro, me permito responderos independientemente que lo haga él. Don Bernardino, muchas felicidades; ya atesora un año más de sabiduría, que para si muchos querriamos tener. Antonio Marcos, damos por añadido el oficio de fontanero-vidriero, aunque creo que este en alguna medida sigue con las empresas de reparación de 24 horas en un conglomerado de oficios perdidos (hoy en día se suele cambiar, no se repara como antaño).
ResponderEliminarSaludos.
Hola Pedro. De todos no tengo memoria de haberlos conocido, pero si que en mi barrio Chamartin, por mi casa iba el mielero/quesero, y en un solar cercano, se vareaba la borra de los colchones.
ResponderEliminarBonito post.
Un saludo.
Jose Casado
Hola a los tres, D. Bernardino, Antonio, Jose.
ResponderEliminarDon Bernardino, me identifico contigo, cierto que parece que fuera ayer, y sin embargo no los hemos vuelto a ver el pelo.
Antonio, aunque el fontanero - vidriero, sea un oficio antiguo, quizá como los que hemos detallado, sigue siendo un oficio que se ejerce en la actualidad.
José me alegro que te allan gustado los articulos, Chamartin podriamos decir que hacía frontera con el Cerro, por lo que pudiera ser que el mielero fuese el mismo.
Un saludo para los tres.
Pedro.
Me permito disentir con Ricardo y Pedro respecto al oficio de fontanero-vidriero que reivindica Antonio Marcos, porque creo que él se refiere a una especialidad distinta que ciertamente ha desaparecido. Más que fontaneros quizá habría que recordarles como plomeros, lateros u hojalateros, porque su oficio consistía en reparar tanto tuberías, como las juntas de vidrieras (no sustituir cristales), como en general todo objeto latonado, lo que hacían fundiendo barritas largas de plomo con aquellos soldadores dorados tan bonitos que funcionaban con gasolina, con un olor y un chisporroteo inconfundibles (si soy capaz de localizar alguno no dudaré en comprarlo para mi particular museo de objetos viejunos). Iban por las calles y las casas ofreciendo sus servicios, igual que hacían los afiladores y los paragüeros (otro oficio extinguido que no habéis mencionado, absolutamente nadie arregla hoy un paraguas), nada que ver con los actuales fontaneros que trabajan con elementos de PVC y con siliconas, ni con las empresas multiservicios. Si Antonio Marcos vuelve a asomar por aquí, me gustaría que confirmara si éste era su oficio.
ResponderEliminarMuchas gracias don Bernardino, aclarado perfectamente lo de los plomeros, lateros,.... a ver si nos confirma esto Antonio Marcos. Los afiladores y paragüeros están mencionados en la primera parte, tienes el enlace al final del artículo. Hablando de cristales, recuerdo una masilla marrón clara que se daba entre el cristal y el junquillo, tenía un olor muy penetrante y solidificaba con el tiempo, tanto que al cabo de los años había que cambiarla pues se acababa cayendo. No recuerdo como se vendía o si se hacía.
ResponderEliminarSaludos.
¡Hola a todos!,por si sirve de aclaración,la masilla a la que te refieres,se vendía en porciones,como si fuera un trozo de jabón y envuelta en un papel paráfinado,se vendía en las droguerias.
ResponderEliminarLos esquiladores de perros siguen en vigor pero mucho más modernizados,existen tiendas especializadas en esos menesteres.
Un saludo para todos de G.M.P.
efectivamente don benardino, todo cuanto has mencionado es asi. mi oficio es fontanero, pero dado a que tanto como mi bisabuelo, abuelo y padre eran plomeros......pues he trabajado haciendo vidrieras emplomadas.todo un arte como era todo lo relacionado a soldar con plomo. las barras a las que haces mencion era una aleacion de estaño plomo. aunque hoy dia se siguen usando por que es lo que usamos para soldar plomo. los sopletes eran de gasolina y tenias que meter aire con una bonba que tenia el propio soplete al calderin de la gasolina para que cogiese presion. los plomeros la llamabamos lamparilla. supongo que seria porque para encenderla tenias que echar gasolina encima del calderin para que se calentase a su vez. que por cierto tengo una de recuerdo bien brillantita de laton. ricardo, la masilla a la que haces mencion hoy dia se sigue fabricando pero no para que la usen los cristaleros si no para los fontaneros para hacer las juntas. eso si,pintada con minio para que no se cuartee y se seque. el olor que dices que tenia era porque se hace con aceite de pescado. y ya para terminar decirle a pedro gomez que yo entiendo por oficio todo aquello que requiera de un aprendizaje o maestria. osea que vendiendo botijos por las calles.....no se yo. de todos modos si lo miramos desde el punto de vista de como se tenia que ganar la vida la gente podria tener un pase desde otra perspectiva. pero lo de vender billetes de metro...eso seria oportunismo. saludos de antonio marcos
ResponderEliminarMuchas gracias Gloria y Antonio Marcos, así da gusto, con tantas respuestas tan precisas. Marcos, me dejas asombrado con la respuesta sobre la masilla. En mi casa los cristales de las ventanas eran sujetados con unos junquillos de madera redondos, que al formar 90 grados, eran clavados en los marco con unos clavos sin cabeza, y esta masilla tapaba y juntaba totalmente el cristal. Además se podía pintar en la masilla.
ResponderEliminarPedro me recordaba que en este tiempo pintábamos las casas del barrio, cal en las paredes de los patios y el interior como correspondiese para tapar las humedades (nunca las quitaba, solo las maquillaba. En mi casa teniamos unos rodillos de plasticos que hacían florecitas cuando pintabamos).
Cuando Pedro se refiere a oficios desaparecidos, además de los oficios propiamente dicho, se refiere a las personas que andaban por los barrios y con su actividad se ganaban la vida. Hay que tener en cuenta que además de la pericia para fabricar, o reparar algo, también está el bienhacer del vendedor que nos colocaba un botijo, un barquillo, o un perfume “vendido de París”; es decir: cada maestrillo tiene su librillo, y cualquier trabajo puede considerarse un oficio como el que más.
Antonio Marcos, una pregunta de curiosidad: ¿En las casas de nuestros barrios había cristales emplomados, o solo era en las iglesias?.
Por último, creo que deberíamos de hacer un gran homenaje a aquellos que reparaban (eso era reciclar y no lo que hacemos hoy en día). Creo que son oficios desaparecidos por culpa del modo de fabricación actual.
Saludos.
Es genial esta serie de oficios perdidos. Muchas gracias. Cuando yo era niña todavía venía a mi casa el lechero, que nos traía una lecherita fresca cada día. ¡Y eso que no soy tan vieja! Pero estos oficios se han perdido muy rápidamente.
ResponderEliminarDe dónde habéis sacado tantas fotos tan chulas?
Hola Bea. En mi casa también venía el lechero con las cántaras. Si mal no recuerdo la leche tenía que hervirse antes de beberla. Después, cuando cerraron las vaquerías, el mismo lechero traía la leche en unas bolsas blancas de Lauki. Así estuvieron durante muchos años hasta que tuvimos que ir a comprar la leche diariamente a la panadería (el vaquero, después lechero, dejo el negocio al derribar el Ventorro para hacer la M30), junto con el pan. En mi barrio había tahona, pero alli solo vendían pan, la leche era en las panaderías más modernas.
ResponderEliminarLas fotos en las que no aperece la fuente están sacadas de las hemerotecas, del Ayuntamiento, de la Cam, del Mcu, o de la Bne.
Un abrazo.
Antonio Marcos: estaría muy bien si pudieramos poner en el artículo una foto de tu "lamparilla", junto a la explicación de su funcionamiento. Ya me dirás.
ResponderEliminarSaludos.
hola ricardo, pues si las vidrieras normalmente se ponian en las iglesias.en las casas de currantes salvo algunas....normalmente no, ya que ran muy costosas. yo recuerdo ir con mi abuelo en la moto-carro al parque conde de orgaz para que las pusieran los carpinteros como tragaluz especialmente. referente a lo que mencionas de la lamparilla...esperemos que no me pase lo mismo que con el guernica que luego nadie escribe jajajaja. echare un vistazo a ver si las localizo en internet ya que habia varios modelos para distintos usos. un saludo antonio marcos
ResponderEliminarBravo Antonio, aunque la expresión de ¡no se yo!te justifica, existe una diferencia entre nosotros, respecto a la forma de interpretar un oficio, para ti un oficio es aquel que necesite de un aprendizaje o maestría, (como la fontanería) para mi cualquier persona que realice una actividad, está desarrollando un oficio.
ResponderEliminarCon estas dos entradas, hemos querido representar a nueve de los cientos de oficios o actividades desaparecidas, según tu, ninguno precisa de un aprendizaje o maestría para desarrollarlo, y pones como ejemplo al botijero, y yo te pregunto.
Un profesional de hostelería (vulgarmente camarero) es un oficio, un dependiente de comercio es un oficio, estos dos ejemplos por simplificar, no dejan de ser simples vendedores, como lo son el botijero, el mielero, el churrero, el perfumista, etc.etc.
Quiero dejar claro, que hemos empleado estos sinonimos, para dirijirnos a estos personajes por ser el nombre con los que eran conocidos, aún sabiendo que no eran los nombres propios de estos oficios, por ejemplo, el fabricante de los botijos es el alfarero, y el de la miel seria la abeja, así como en el laboratorio es en donde se fabrican los perfumes.
Por otro lado quiero decirte que el fontanero de hace 50 o 60 años, no tiene comparación en cuanto a su actividad con el de hoy en día, hoy el fontanero se dedica entre otras cosas, a la instalación de calefacción y gas, y el de aquella epoca, (es decir la de tu padre,o abuelo) todos sabemos como, y a que se dedicaban, ni antes, ni ahora, el oficio de fontanero, precisa de un aprendizaje universitarío.
Espero cambies de opinión, respecto a la imagen de estos abnegados profesionales.
Un saludo.
Pedro.
pedro, no me digas bravo que no soy torero, soy fontanero.efectivamente si me dices que cualquier persona que realice una acividad esta desarrollando un oficio...si hay diferencia entre nosotros ya que cualquier delincuente o ladron estaria ejerciendo un oficio. oficio viene de oficialia y oficialia es la calidad de oficial que adquieren los artesanos,que nada tiene que ver en ganarse la vida como buenamente pueda cada uno. por otra parte decirte que te estas contradiciendo, por un lado me dices que el fontanero vidriero si ejerce actualmente y por otro lado me dices que el fontanero de antes no es como el de ahora; pues....el fontanero vidriero no ejerce ahora y el fontanero de antes es como el de ahora, la unica diferencia es que antes los tubos eran de plomo y ahora son de plastico. es como el carpintero, antes tenia serrucho y ahora sierra electrica. los oficios son mas comodos de ejecutar. pero un fontanero-fontanero sabe soldar y un carpintero sabe serrar. y lo que me dices que un fontanero de ahora hace calefaccion y gas pues.. como si luego llega a casa y hace botijos. si sabe el oficio porque no va a hacerlo. el que un fontanero haga calefaccion es porque se ha unificado el trabajo. eso si, tienes que haberlo aprendido porque nada tiene que ver una cosa con la otra. bueno si, que los dos oficios ponen tubos. un saludo antonio marcos
ResponderEliminarhola a todo el mundo. aunque lo he leido por encima solo, no he visto nada del paragüero/lañador, que también circulaba por ahí con su infernillo.
ResponderEliminarhola anonimo, pues si,si hubieses leido por debajo hubieses visto que el lañador ya estaba incluido.
ResponderEliminarMI padre vendió botijos en Madrid sobre 1940 es de Salvatierra de los Barros, Badajoz, se llama Manuel Pérez
ResponderEliminarMI padre vendió botijos en Madrid sobre 1940 es de Salvatierra de los Barros, Badajoz, se llama Manuel Pérez
ResponderEliminar¿Por qué han desaparecido las fotografías en este árticulo?.No creo que solo sea en mi ordenador,un saludo para todos de G.M.P
ResponderEliminarGracias Gloria por el aviso. Está ya resuelto. Realmente no se que pasaba. Voy a revisar los anteriores por si existe el mismo error.
ResponderEliminarUn abrazo.
Allá por los años 40-50 había un churrero por los aledaños de la CEA que llevaba sujeta al brazo una cesta de mimbre que contenía el género. Este hombre, ya mayor, anunciaba la mercancía con una voz tan cavernosa que no sé por qué rara ley de la física se podía escuchar a gran distancia, eso que no se esforzaba lo más mínimo.
ResponderEliminarTodas las mañanas acostumbraba a depositar la cesta en el suelo, en medio de un grupo de chicos que esperában el ómnibus que nos llevaba al instituto y que formaban corro, contemplando con arrobo los churros, porras y buñuelos, todo muy grasiento y chorreando un aceite ya viejo... indeciblemente apetitosos. Sólo uno de los chicos, el que nos cortaba el pelo por una peseta, podía permitirse el lujo de comprar una "porra" al churrero con voz que parecía venir del más allá.
Ese churrero también aparecía por la Quinta de la Paloma para vender su mercancía,sobre todo los domingos,tenía la churreria en la C/de López de Hoyos,pasada lo que hoy es la M-30 en plena cuesta de subida,seguro que Ricardo o Pedro se acuerdan bien de ella,lo que no puedo decir si la churrería era suya o no,un saludo para todos de G.M.P
ResponderEliminarGracias Ernesto y Gloria por vuestros comentarios. A falta de la contestación de Pedro, que sabe infinitamente más que yo, si que recuerdo al churrero de López de Hoyos, aunque de una forma muy difusa. Creo que estaba cerca de la vaquería y la chatarrería en el Ventorro. Recuerdo que en mi casa se compraban ocasionalmente churros y porras los domingos y quiero recordar que pasaba por la calle el churrero, pero también puede ser que nos acercáramos a la churrería. Si recuerdo haber estado dentro de la churrería y el gran recipiente (como una paellera enorme pero con funciones de sartén), y el calor y vapor de aceite que había en el local que chorreaba por los cristales. Sin embargo creo que cuando fui fue a comprar patatas fritas, en aquellas bolsas de papel amarillas.
ResponderEliminarUn abrazo a los dos