Cuando publicamos hace tres años los artículos de Bancos de Antaño, considerábamos que el tema quedaba terminado, pero en este tiempo “ha llovido mucho” y en la mayor parte de las veces, siguiendo con el símil, no han caído buenas noticias sobre el mundo de las finanzas. Problemas de bancos ha habido anteriormente y por citar algunos, mencionamos el Crédito de la Unión Minera de 1925 y la expropiación de Rumasa en 1983 sin entrar en ninguna consideración de los motivos y circunstancias.
Todos los días salen informaciones sobre las entidades bancarias de que hay que capitalizarlas para aumentar la solvencia, fusiones, absorciones, aumento de la morosidad, desahucios, creación de banco malo, capitalización, etc. etc. La crisis económica es indudable que ha hecho mella en muchas de ellas, pero los problemas de solvencia no son solo achacables a ella, sino que intervienen también errores graves de cálculo al “poner todos los huevos en la misma cesta”, es decir, forzar inversiones en lo que se ha denominado “el ladrillo”. Y si además unimos que algunos gestores no han actuado de acuerdo con el código de buenas prácticas, por decirlo de forma suave, ha dado origen a una imagen pública de este colectivo de entidades ante los ciudadanos de a pie que nosotros no vamos a calificar, pero las hemerotecas están ahí donde se puede leer la opinión generalizada de los españoles sobre ellas, pues están recibiendo ayudas en millones de euros que traducidas a las antiguas pesetas dan cifras de vértigo, mientras por otro lado crece inexorablemente el número de desahucios, haciendo perder lo mas sagrado de la propiedad material de las personas que es la vivienda.
El objetivo del presente tema, que se puede considerar la tercera parte de los dos anteriores, es hacer una pincelada de las entidades bancarias y sus oficinas existentes en Madrid, remontándonos a cincuenta años nada mas. No se trata, por tanto, de realizar una historia legislativa sobre el sistema financiero, muy abundante, por otro lado, pues el control sobre él difiere según el régimen político.
A comienzos de la década de los sesenta del siglo pasado la clasificación de las entidades financieras era simplista Bancos y Cajas de Ahorro, aunque también existían las Cajas Rurales de ámbito muy local, representando en su conjunto un escaso porcentaje en el volumen total de la actividad financiera española.
Las Cajas de Ahorro tenían su zona de influencia limitada a su provincia, salvo alguna excepción en que también estaba implantada en las limítrofes. En Madrid, por tanto, existía únicamente la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, ahora operando bajo otro nombre, y una representación de las demás a través de la oficina de la Confederación Española de Cajas de Ahorros.
Los bancos, en cambio, se encontraban extendidos por toda España y aunque su expansión era muy restringida estaba supeditada siempre a la autorización de las autoridades monetarias (1). Los mas importantes eran los conocidos como “los siete grandes”: Banco de Bilbao, Banco Central, Banco Español de Crédito, Banco Hispano Americano, Banco Popular, Banco Santander y Banco de Vizcaya. Los presidentes de estas entidades se reunían, periódicamente y con gran frecuencia, en “almuerzos de trabajo” donde tomaban decisiones conjuntas “pactos de caballeros” que hoy serían vistas como oligopolio pero que en ese momento la prensa las destacaba como muestra de la “armonía” existente entre ellas.
Además de “los siete grandes” había otros de menor tamaño y otros tan pequeños que contaban solamente con una o dos sucursales cuya sede principal estaba en poblaciones rurales de escasa población, hecho que hoy lo vemos como anecdótico. A ello hay que añadir el aspecto societario pues tenían fórmulas jurídicas diferentes a la de Sociedad Anónima, como eran las de personas físicas, sociedad en comandita, sociedad regular colectiva y sociedad limitada.
Los grandes bancos no contaban muchos de ellos con sucursales en todas las capitales de provincias y grandes plazas, y la única forma de poderse establecer en ellas era a base de compras de bancos pequeños con lo que desaparecieron muchos de ellos (2) o incluso, mediante el intercambio de oficinas entre ellos, pero siempre con el visto bueno del Banco de España.
En 1962 se promulga una Ley de Ordenación Bancaria, y, lo mas importante desde el punto de vista que estamos comentando, es la obligatoriedad de especialización de los bancos en comerciales e industriales. Aparecen nuevos bancos que llevan en el título una de las dos palabras, teniendo la mayoría oficina o sede en Madrid (3).
El desarrollo posterior de la Ley permite en los años siguientes comenzar el paulatino proceso de apertura de oficinas en base a unos parámetros que se denominan “capacidad de expansión”. Los que no están en Madrid aprovechan para establecerse, y los que ya lo están abren nuevas en zonas céntricas evitando los extrarradios pues, craso error, los consideran poco atractivos. A finales de la década de los setenta la libertad de oficinas para los bancos es total, mientras que para las cajas de ahorro llega a mediados de la década siguiente.
Este periodo es de gran incremento de plantillas, floreciendo diversas academias especializadas en preparar a los alumnos para las oposiciones que se suceden año tras año, lo cual no quiere decir que fuera fácil entrar en banca pues la relación entre el número de opositores por plaza ofertada era elevadísimo, cada vez mayor. Con el tiempo, cuando las entidades dejaron de necesitar personal de nuevo ingreso de forma masiva, alguna de las academias tuvieron que cerrar a pesar de estar acreditadísimas por el gran porcentaje de aprobados.
En 1975 tiene lugar la absorción de Caja Ibérica de Crédito Cooperativo por parte del Banco Central. Dejando a un lado cuestiones de ámbito legal como es una sociedad anónima y una cooperativa, lo significativo es que la mayor parte de las oficinas las tiene situadas en los extrarradios madrileños y generan un importante volumen de negocio. Empieza entonces una carrera desenfrenada entre las diversas entidades para establecerse en las zonas que antes no merecían su interés al darse cuenta que han llevado una política expansionista no acertada del todo, llegando a abrir en lugares con escasas perspectivas pero lo importante era tener muchas y muchas oficinas ..., mas que el competidor.
La llegada a Madrid de casi todas las cajas de ahorro, con posterior incremento de su número de oficinas, junto con lo ya comentado de los bancos, da lugar a que en la prensa aparezcan numerosos anuncios ofertando locales en alquiler para las entidades financieras, indicando el número de metros cuadrados, detalle de las calles a las que hace esquina. Hay propietarios que invierten su dinero en la compra pensando en tener una renta segura de por vida.
La banca extranjera, empieza a establecerse a finales de los setenta (4). Muchas entidades llegan y enseguida cierran pues les es difícil hacerse un hueco en el sistema; otras en cambio la única forma que tienen de continuar en España es comprando bancos españoles a los que les cambia el nombre poniendo el suyo en la mayoría de las veces.
A finales de los ochenta, la banca grande empieza a dar pasos para serlo aún mas mediante fusiones, aunque algunas no dieron resultado y no vamos a entrar en motivos: 1987 Bilbao-Banesto, 1988 Bilbao-Vizcaya, 1988 Central-Banesto, 1991 Central-Hispano, 1999 Santander-Central Hispano.
La enorme duplicidad de oficinas de los bancos fusionados, algunas incluso pared por pared, hace que se empiecen a cerrar. Se aprovecha la situación para establecer criterios racionales de rentabilidad, hasta entonces no tenidos en cuenta, suprimiéndose también las situadas en emplazamientos erráticos o, incluso, las que dando beneficios no llegan a la cifra esperada.
Algunos de los locales vacíos, no todos, son aprovechados por la expansión de las cajas de ahorros de otras provincias para aumentar su red en Madrid. Los propietarios empiezan a ver que se acaba la gallina de los huevos de oro, ya que el conjunto de oficinas bancarias disminuye y además ya no se precisan tantos metros cuadrados porque la informática reduce considerablemente el número de empleados con sus respectivas mesas por el incremento del número de las operaciones de autoservicio que se realizan en el exterior de la oficina, bien a través de los cajeros o bien por internet, a lo que hay que añadir que ahora la necesidad del espacio para archivo es mucho menor por la digitalización.
En 2008 comienza la inexorable disminución de oficinas de las cajas de ahorro, que hasta entonces habían tenido un crecimiento continuado en su número, siendo la causa la crisis de algunas entidades y sus múltiples fusiones.
Al igual que son muchos los locales de todo tipo de negocio que llevan mucho tiempo con los carteles de “se vende” o “se alquila”, también los hay que en su día fueron entidades financieras pues conservan restos en su fachada de lo que fue el cajero automático.
Para terminar, un informe publicado recientemente en la prensa indicaba que en 2007, año de mas oficinas bancarias, existían mas de 46.000 en España y que para 2014 debe de estar su número comprendido entre la horquilla de 25.000-30.000, pues somos el país como mayor número por habitante, lo que no se corresponde con nuestro potencial económico. Posiblemente, los últimos acontecimientos que estamos viviendo con respecto al mundo financiero hagan demasiado optimistas las previsiones de 2014 y el número de oficinas sea bastante menor, lo que siempre lleva aparejado una sensible disminución del número de personas que trabajan en las entidades financieras.
Epílogo
La concentración de bancos y cajas de ahorros, con sus correspondientes cambios de nombre y deslocalización, han hecho que se pierdan sus señas de identidad y como consecuencia, el vínculo afectivo intangible de los clientes con sus entidades financieras ha desaparecido. Ahora dicen “Voy al banco” y antaño decían “Voy a mi banco”; situación que se puede también extrapolar a las cajas de ahorro.
Finalizamos sin pretender ser exhaustivos, con una relación de entidades de origen español que hubo en Madrid en el periodo comentado (5). Algunas tenían la sede central en la capital y otras solamente oficinas.
Banca Catalana
Banca López Quesada
Banco Alfaro
Banco de Andalucía
Banco de Aragón
Banco Atlántico
Banco de Barcelona
Banco de Bilbao
Banco de Cantabria
Banco Cantábrico
Banco Castellano
Banco Catalán de Desarrollo
Banco Central
Banco Central Hispano
Banco Coca
Banco Comercial para América
Banco Comercial de Cataluña
Banco Comercial Occidental
Banco Comercial Transatlántico
Banco del Comercio
Banco Continental
Banco de La Coruña
Banco de Crédito Comercial
Banco de Crédito e Inversiones
Banco del Desarrollo Económico Español
Banco de Descuento
Banco de Expansión Industrial
Banco de Europa
Banco Europeo de Negocios
Banco de Financiación Industrial
Banco de Finanzas
Banco de Fomento
Banco General del Comercio y la Industria
Banco de Granada
Banco de Gredos
Banco Herrero
Banco Hispano Americano
Banco Hispano Industrial
Banco Hispano Suizo
Banco de Huesca
Banco Ibérico
Banco Industrial Fierro
Banco Industrial de León
Banco Industrial de los Pirineos
Banco Industrial del Sur
Banco Intercontinental Español
Banco Internacional de Comercio
Banco Latino
Banco de Levante
Banco Mercantil e Industrial
Banco Natwest
Banco de Navarra
Banco del Noroeste
Banco del Norte
Banco Occidental
Banco del País
Banco Peninsular
Banco Popular Industrial
Banco de Préstamo y Ahorro
Banco de la Propiedad y Comercio
Banco Riva y García
Banco Rural y Mediterráneo
Banco Unión
Banco Urquijo
Banco de Valladolid
Banco de Vizcaya
Banco Zaragozano
Caja Ibérica de Crédito y Ahorro
Caja Postal de Ahorros
Caja Rural Provincial de Madrid
Central del Ahorro Popular
Crédito Navarro
Nuevo Banco
Unión Industrial Bancaria
P.D.
Expresamente se han puesto fotos solo de inmuebles que antaño fueron oficinas bancarias y que en el momento presente ya no lo son. Asimismo, de igual manera, se omite cualquier referencia a las entidades actuales.
Como excepción en base a sus edificios se citan en fotografías a dos entidades que son anteriores al periodo de los últimos 50/60 años que trata el tema. Son:
-Banco Español del Río de la Plata, absorbido por Banco Central en 1931, y
-Banco Hispano de Edificación, con inmueble en Gran Vía 60 (6).
Agradecimientos
Al Banco de España, por la información facilitada sobre una consulta de una determinada entidad, y además muy rápida.
Autor: José Manuel Seseña
En el blog Historias Matritenses colabora Ricardo Márquez.
Notas:
(1) Se podrían citar numerosos ejemplos de las dificultades para aumentar el número de oficinas, pero citaremos dos, ambas referidas al desaparecido Banco Central.
En la calle Capitán Salazar Martínez tenía una urbana que atendía a las actividades comerciales del contiguo Mercado de Pescados y fue cerrada, trasladando el negocio a la que tenía en La Latina, para poder abrir otra en su sustitución en la zona con gran proyección de futuro de la Avenida del Generalísimo, hoy Paseo de la Castellana.
En Gijón durante muchos años tuvo un local comprado con el anuncio “Local adquirido para las nuevas oficinas del Banco Central”.
(2) El presidente de un conocido banco, muy activo en absorciones, tras varios intentos anteriores para hacerse con una entidad regional, considerados en la época poco ortodoxos, aunque hoy no lo serían, respondió a uno de sus accionistas en la junta de general donde se aprobó la integración a primeros de los años setenta “Estamos queriendo entrar en el Mercado Común y ahora vamos a empezar con luchas entre ....... y Castilla”. Por razones obvias omitimos el nombre del Banco y de la región que se quedaba sin “su banco”.
(3) Los siete grandes también crean sus bancos industriales para no perder esta parte del negocio bancario.
(4) Se exceptúan las entidades autorizadas desde muchos años antes.
(5) Algunas entidades existen con otra denominación. En otras se mencionan varios de sus diversos nombres antiguos.
(6) La Ley de Ordenación Bancaria de 31-12-1946, establecía la solicitud de autorización para el ejercicio de la actividad bancaria de determinadas personas o entidades. La Dirección General de Banca y Bolsa se la denegó el 12-12-1947.
Cada vez me parecen mejores vuestros articulos,gracias una vez más.Un saludo de G.M.P.
ResponderEliminarMuchas gracias Gloria por tu elogioso comentario. Para nosotros también es placer leerte.
ResponderEliminarUn cordial y afectuoso saludo.
José Manuel
Que hay José Manuel.
ResponderEliminarChico yo no voy a alagarte tanto, ya sabes que me gustan los artículos que editas, pero yo en este en concreto, me hubiera gustado que aparte de explicarnos los entresijos, nos hubieras explicado la forma de hacernos con sus productos.
Nunca es tarde si la ..........
Recibe un saludo.
Pedro.
Hola Pedro, muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarHay un frase lapidaria que dice "El progreso de la Humanidad es el arte de complicar lo sencillo". Pues bien, eso es lo que está pasando con los productos financieros, ya que sí uno es díficil de entender, incluso para los entendidos, el siguiente que "inventen" aún lo será mas, y así sucesivamente. Traslademos por tanto la cuestión a las personas que no tienen cultura financiera y tendremos los resultados que estamos viendo en la prensa de los diversos colectivos de inversores afectados.
Un cordial y afectuoso saludo.
José Manuel
Los Bancos nunca han sido Santo de mi devoción,pero vivimos en un sistema capitalista,sin los Bancos tendríamos que tener nuestro dinero en casa y sería un autentico engorro.
ResponderEliminarOs voy a contar una anécdota que me ocurrió en el Banco Hispano Americano en el año 1966,necesitabamos dinero para hacer una compra importante y fuimos a la sucursal que tenían en el Parque de las Avenidas,teniamos cuenta allí toda la familia,cuando llegamos a ventanilla nos dice el cajero que no puede darnos las 200.000 pts. que le pediamos,le pregunte el por qué y me respondió que no podía dármelas sin más explicación,en la cuenta había mucho más dinero por lo que me quedé desorientada,le volví a decir que motivo había para rechazar mi demanda,respuesta bajen a la oficina y cuando venga el director se lo piden a él.
Mi hermana pequeña que me acompañaba me dijo de salir de la entidad y buscar a la Guardia Civil,yo la calme y dije que esperaramos a el director y las explicaciones pertinentes.
Estuvimos media hora esperando al susodicho,por fin apareció y cuando le pregunté cual era el motivo por el que no nos daban el dinero no me respondió,cartilla en mano subió la escalera y cuando regresó me dijo que otro cliente se había llevado todo el dinero en efectivo y que no tenían liquidez,bien le respondí yo no quiero el dinero en"sabanas"no tengo donde llevarlo,yo lo que quiero es un cheque y nadie me ha dejado hablar,solo disculpas y retrasos.
Cuando me hizo el cheque él muy sinvergüenza pretendía cobranoslo,la que se lió fué la de San Quintín,logré que no nos lo cobraran y la sentencia como así se hizo de retirar no solo la cuenta nuestra sino también la de mis padres.
Mucho cuidado,un saludo de G.M.P.
Hola Gloria, como siempre da gusto leerte.
ResponderEliminarLa cuestión del encaje de efectivo, nombre con el que se conoce el dinero que tienen los bancos en las oficinas para las operaciones diarias, daría sin lugar a dudas para uno o dos temas monográficos como poco.
En la época que comentas era habitual tener un exceso bastante grande sobre lo normal pues estaba muy mal visto que llegara un cliente y no se le pudiera pagar ya que eso podar lugar a que se pensara que la entidad anduvieraa mal. Con la llegada de los atracos, empezaron medidas restrictivas que como siempre es el ciudadano "el que paga el pato": reducción de efectivo a límites insospechados, cajas retadadas, etc. Aparecieron casos en que los clientes tenían que esperar exasperados a que llegara el furgón pues no había a veces ni para pagar 10.000 pesetas. Recuerdo por la novedad de ests medidas, el caos creado en una entidad bancaria, que hoy sigue existiendo, situada en el Barrio de Salasmanca, próxima a las Puerta de Alcalá en la que se presentó la Policia y salió en un importante periódico de tirada nacional. Este hecho de falta de efectivo al ir al banco empezó a verse como normal y dejó de ser noticia.
Las restricciones al movimiento de efectivo son cada vez mayores y cada gobierno ha ido dando una vuelta de tuerca a la cuestión perjudicando a la persona de bien. Para hacernos una idea de ello tenemos que ahora se ven pocos furgones blindados y antes estaban las calles llenas de ellos, y por tanto mas gente en el paro, bien por no acoplarlos a nuevos puestos, bien por no precisar nuevas incorporaciones.
Un saludo
José Manuel
Muy buenos vuestros artículos.
ResponderEliminarHola Manuel:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario tan halagador. La verdad es que todos los artículos del blog, los hacemos poniendo en ellos nuestro máximo interés, palabra esta última que viene como anillo al dedo con respecto al tema tratado sobre las entidades financieras.
Un cordial saludo.
José Manuel