Actualmente existen una serie de personajes en Madrid que se han convertido en habituales de nuestras calles.
En los semáforos nos encontramos con el vendedor de pañuelos de papel, el pedigüeño, los limpiadores de las lunas de los vehículos, los malabaristas que hacen diversos juegos de habilidad ...
En la calle mendigos con carteles informando de sus desgracias, algunos acompañados de hijos menores...
Los músicos callejeros en sus mas diversas variantes instrumentales (cuerda, percusión, aire, etc)., muchos de ellos de gran calidad artística, pero en el Arte, lamentablemente no caben todos. Algunas veces actúan en grupo y se arremolinan muchos transeúntes a su alrededor, ejemplos los hay en Puerta del Sol, Puerta Cerrada, etc.
En las instalaciones del metro también hay músicos que aprovechan los pasillos para utilizarlos como local de ensayo. Aunque está prohibido tocar dentro de los coches, hay muchos que lo siguen haciendo hasta que son detectados por los vigilantes de seguridad, siendo el viaje mas ameno para la mayoría de los viajeros, aunque otros, absortos en sus pensamientos y problemas, “no oyen nada”.
En los trenes de cercanías o metro van recorriendo los coches todo tipo de pedigüeños a los que se les amontonan los contratiempos que nos los cuentan infundiendo lástima.
Los hombres/mujeres estatuas, maravillosamente decorados, que sorprenden al viandante por su extremada quietud. Sin ser los únicos lugares, suelen concentrarse en la Puerta del Sol, Plaza Mayor y las calles peatonales de su entorno
Los hombres/mujeres anuncio, de reciente aparición con el reclamo “Compro oro”.
Pero el objeto de este tema no es recordar a los personajes del momento presente, sino que es evocar a todos aquellos que se han dedicado a unas profesiones o forma de ganarse la vida que ya han desaparecido de nuestras calles o su existencia es algo testimonial, y también algunas actividades lúdicas que son historia.
Sereno
Había una canción con el estribillo “A las diez se cierran los portales y el sereno se queda en la calle”. Se le llamaba a voces ¡Sereno! y en el silencio de la noche nos respondía ¡ya voy!. Cuando tardaba en venir se le reclamaba con palmas. En su gran mayoría procedían de Asturias.
Tranviario
Solían llevar la gorra muchos de ellos en la coronilla, de ahí que en la mili cuando un soldado no se la colocaba bien se le decía “Te pareces a un tranviario”. Los taxistas también llevaban gorras.
Charlatán
Personas que por su habilidad de palabra vendían productos “milagrosos y maravillosos” alrededor de un montón de público que se iba congregando al verle y le escuchaba extasiado.
Vendedor de prensa ambulante
Con un montón de periódicos bajo el brazo iba voceando por las calles “Madrid, Pueblo, Alcázar, Informaciones …”.
Vendedor de hielo
Iba por las calles con un carro de mano en el que llevaba varias barras de hielo evitando que las amas de casa tuvieran que cargar con este peso y la bolsa de la compra. Partía las barras con gancho de hierro de tamaño al gusto del consumidor.
Farolero
A la puesta de sol iba encendiendo los faroles de gas de plazas y calles valiéndose de dispositivo que introducía por el hueco del farol.
Regador
Persona que regaba las calles con manguera que conectaba a las bocas de riego. Tenía una gran habilidad puesto que la dirección del agua la subía o bajaba según el tráfico de vehículos o peatones. Los chavales le acosaban con “La manga riega que aquí no llega”.
Mozo de cuerda
Persona que hacía portes a sus espaldas.
Organillero
Antiguamente había organillos que iban arrastrados por un borriquillo deteniéndose en plazas y sitios concurridos donde se obsequiaba a los viandantes con algunas piezas y luego se pasaba la gorra esperando recoger la voluntad.
Remalladora
Señora que arreglaba las “carreras” de las medias de cristal, algo que hoy, si se rompen se tiran. Era habitual su presencia en las mercerías en un puesto situado en la zona de público, aunque también las hubo en alguna tienda de ultramarinos como la que estaba en una de la calle del Humilladero.
Fumista
Persona que desde los tejados y desde los fogones de la cocina se encargaba de limpiar los tubos de las chimeneas desprendiendo el hollín incrustado en las paredes.
Carbonero
Las casas con inquilinos de cierto nivel económico disponían de calefacción central que funcionaba con carbón. Periódicamente había que reponer el gastado y esta función la hacían unas personas provistas de una tela dura que les cubría la cabeza y la espalda cargando los sacos desde el camión a la habitación contigua a la caldera. Tenían siempre la cara negra del tiznado.
Botijeros/as o vendedores de agua
En la época veraniega había en los puntos concurridos como la Plaza Mayor o en la entrada de los lugares de espectáculos como el fútbol o los toros, personas ofreciendo agua fresca para calmar la sed. El agua era del grifo, por supuesto.
Vendedor de Gaceta-Goleada
A la salida de los cines y en las bocas de metro había voceadores que decían ¡Ha salido Goleada, con los resultados de los partidos de la jornada!. Era un pequeño boletín impreso a prisa y corriendo nada mas acabar los partidos puesto que había que venderlo rápidamente ya que los compradores eran aquellos “nerviosos” que no podían esperar a llegar a casa a oír la radio para saber que había hecho su equipo o cuántos aciertos tenían en la quiniela. Los vendedores tenían su punto fijo, siendo uno de ellos en la Plaza del Emperador Carlos V donde estaban las dos bocas de metro de Atocha desaparecidas que daban también acceso a Atocha-Apeadero.
Reventa
Los hay y los ha habido en muchas actividades. Pero no nos vamos a referir a las del fútbol o los toros, quizá de las mas importantes desde el punto de vista económico, sino que vamos a evocar la de los reventas de los billetes del metro. Hubo en la salida de Duque de Alba de la estación de Tirso de Molina una señora bastante mayor que en todo tiempo, con calor, frío o lluvia estaba apoyada en la balaustrada del primer escalón repitiendo esta cantinela “Por una perrita mas para no esperar cola”. Reventas las había en muchas otras bocas, pero en el caso comentado sería muy probablemente su única fuente de ingresos.
Carretillero de Correos en las estaciones
En las estaciones ferroviarias de Madrid, principalmente las de Norte y Atocha, circulaban por los andenes unas carretillas que iban cargadas con las sacas de correos para salir en los trenes. El conductor hacía sonar una bocina para que se apartasen los viajeros de su trayectoria, algo que resultaba incómodo porque llevaban bastante velocidad y se corría el riesgo de ser atropellado.
Guardia de la porra
Era el que dirigía la circulación en las intersecciones conflictivas sin semáforos, destacando de su vestimenta el casco blanco y la funda de la porra que era también del mismo color. Hoy sus funciones las realizan los Agentes de Movilidad pero su indumentaria no tiene nada de particular.
Rifador en los trenes
Su presencia era habitual en los trenes de cercanías. Para animar a los viajeros a participar en la rifa, hacía un recorrido por todo el convoy obsequiando con un “caramelito” como así decía. Después pasaba vendiendo papeletas con el dibujo de la baraja española, y sí en la primera vez no había agotado el papel, volvía a pasar de nuevo insistiendo. Finalmente buscaba una “mano inocente” generalmente un niño para que extrajera una carta del mazo y daba la información del premio a lo largo del tren, que en mas de una ocasión fue un bastón de caramelo.
Trapero
Eran los que recogían la basura de la casas. Iban en un carro, normalmente el matrimonio, recorriendo las calles. Cuando el Ayuntamiento decidió establecer el servicio de recogida, los traperos se opusieron pues perdían su medio de vida. Finalmente se llegó a una solución de compromiso para instaurarlo de forma paulatina. Muchos de ellos vivían en Tetuán.
Botero
Confecciona y arregla botas de vino. Es una tradición perdida el beber en bota, algo habitual ha tiempo cuando se iba a pasar un día de campo a la Casa de Campo o se iba al fútbol. Queda un artesano en la calle del Águila.
Cerillero
Hubo bares que por su gran tamaño tenían en la zona de publico una persona vendiendo por cuenta propia tabaco, puros, cerillas e incluso mecheros. La estancia en el establecimiento era como consecuencia del acuerdo a que había llegado con el dueño. La proliferación de las máquinas expendedoras de tabaco los hizo desaparecer.
Limpiabotas
Era una figura habitual en muchas calles de tránsito peatonal de Madrid. Hoy, al menos, permanecen dos en la Gran Vía. También fue frecuente verlos en los bares con amplio salón bar aunque actuaban por cuenta propia, ofertando sus servicios con la palabra abreviada “Limpia”.
El afeitado era un servicio que se hacía en las peluquerías. Era curioso ver toda la cara enjabonada del cliente y después la habilidad con la navaja que mostraba el barbero sin producir ningún corte. Las máquinas eléctricas de afeitar y las maquinillas desechables han hecho desaparecer esta función, además de que el precio que actualmente habría que cobrar por ello para que fuera rentable para el peluquero la hacen inviable.
Jugadores
Con una pequeña mesa, tres cubiletes y un dado o piedra, un hábil jugador incitaba a los viandantes a apostar contra él para tras varios y rápidos movimientos le dijeran donde estaba escondido. La timba reunía a multitud de curiosos y finalizaba apresuradamente cuando aparecían los guardias municipales.
Lavanderas
Duro trabajo el que tenían muchas mujeres para entrar dinero en casa. Recoger la ropa de los domicilios, bajar al río Manzanares a lavarla, tenderla, esperar a que se secara y subir cargada con ella al centro de Madrid para proceder a entregarla.
Guarda de jardines
Tenían un uniforme que imponía respeto, con bandolera y sombrero, y si a eso le añadimos que muchos llevaban bigote, pues se completaba la imagen de rectitud. Desde su caseta vigilaba el buen estado de los jardines y además era el látigo de los novios para que no se acaramelasen y si se daban un “beso de hermanos” porque de los otros ni pensarlo, enseguida aparecía llamando al orden.
Bañistas en el Manzanares
Antaño las riberas del río eran propicias para que los madrileños fueran a refrescarse durante el estío a pesar de las prohibiciones por la mala calidad sanitaria de las aguas así como la peligrosidad que representaba la existencia de pozas, pues podía ocurrir que no cubría mas que hasta la rodilla y al siguiente paso se estaba con el agua al cuello o totalmente sumergido. Fue frecuente tener que lamentar alguna desgracia.
Estos personajes, tanto actuales como pasados, que ni están todos los que son ni son todos los que están, con su idiosincrasia, ha hecho que llamemos al tema “Tipos, Tipillos y Tipejos” cuya clasificación queda al buen criterio de nuestros lectores.
Otros oficios ya tratados en el blog:
- Castañera.
- Pipera.
- Mielero.
- Aguador/a.
- Colchonero.
- Telero.
- Paraguero/Lañador/Estañador
- Barquillero
- Afilador.
- Mielero/Quesero.
- Botijero/Vendedor de alfarería.
- Churrero.
- Perfumista.
Autor: José Manuel Seseña Molina
En este blog colabora: Ricardo Márquez
Hola José Manuel.
ResponderEliminarGracias por recordarnos esta "SARTÁ" de personajes, que algunos han quedado para el recuerdo, por lo menos para los que los hemos conocido, y algunos, yo por ejemplo, hemos practicado.
Enhorabuena José Manuel, y felices Pascuas y prospero año.
Pedro.
Hola Pedro:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus comentarios.
Parece mentira que hayan existido en el pasado en Madrid tantas cosas que han desaparecido y que para los jóvenes les puede resultar muy distante en el tiempo y sin embargo es la rápida evolución de la sociedad lo que hace que nada se salva de pasar de moda, como por ejemplo los juegos populares infantiles tan bien detallados por ti, profesiones, cines de barrio, ordenadores, teléfonos móviles, electrodomésticos, coches, etc.
Te deseo una feliz estancia en tu nueva residencia de Extremadura, región que conozco ampliamente de arriba a abajo y a la que voy una o dos veces al mes.
Que el año 2013 nos sea mejor que el 2012, solo con que lo sea "un poquito" ya será mucho.
Un cordial saludo.
José Manuel
José Manuel,feliz año nuevo,yo también recuerdo al barquillero y al maletero de las estaciones que por una propina te llevaba las maletas hasta el taxi.
ResponderEliminarEs verdad que según transcurre la vida los que tienen que sobrevivir tienen que inventarselas.en los últimos años también he visto a los que limpian los cristales de los comercios por la propina.
En fin cada uno se las apaña como puede,un saludo de G.M.P.
Hola Gloria:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus acertados comentarios, como siempre.
Este tema es una pequeña muestra de oficios que han pasado a mejor vida y que hemos tratado de recordar, algunos desaparecidos no hace mucho.
Feliz añ0 2013.
Un cordial y afectuoso saludo
José Manuel
Gracias por recordarnos tantas cosas que resultan ya muy lejanas y producen una sonrisa nostálgica. Muy feliz año 2013!
ResponderEliminarHola Maria Pilar:
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario.
La verdad es que es increible que no hace tanto tiempo hayan existido estas profesiones tan diferentes viéndolas desde la perspectiva actual.
Si, además, nos remontamos a la época previa a la proliferación de los medios mecánicos de transporte, encontraremos multitud de profesiones relacionadas con todo lo que tiene que ver con los animales de carga que también han desaparecido: carreros, guarnicioneros, herreros, personal de establos, encuarteros, caleseros, palafreneros, etc.
Feliz 2013 y que resulte mejor que el 2012, aunque solo sea un poco.
Un cordial saludo.
José Manuel
Precioso el artículo.
ResponderEliminarSólo creo que deberiamos aclarar que a coger los puntos a las medias se le llamaba remallar. Y al oficio, remalladoras.
Efectivamente siempre enviaban desde las mercerias las medias a una remalladora con la que tenían acordado el servicio. Normalmente realizaban su labor desde casa (completando la economia familiar) por lo que sólo dejabas las medias en la mercería que servía de intermediario.
Sin embargo yo he conocido una de las últimas (hasta finales de los 80) en los pares de la calle Altamirano. Tenía su propia tiendecita dedicada solo a coger puntos, a remallar.
Sl2
Maza
Hola Maza:
ResponderEliminarMuchas gracias por la información sobre el nombre del oficio de las señoras que cogían los puntos a las medias. Vamos a proceder a sustituir el nombre que hemos puesto por el de "remalladora".
Feliz 2013
Un cordial saludo.
José Manuel Seseña
Hola José Manuel. He encontrado muy interesante tu artículo y quería hacer una pequeña ampliación al comentario de Maza. En la industria del Género de Punto existían unas máquinas llamadas remallosas cuya función era cerrar las punteras de los calcetines o las medias . De ahí viene el nombre de remalladoras a las personas que hacían este oficio. En cuanto a las personas que cogían los puntos de las medias, en Cataluña se les llamaba reseguidoras. Un saludo y feliz Año 2013.
ResponderEliminarHola Carmen:
ResponderEliminarMuchas gracuas por tu comentario, pero sobre todo por la ampliación de información.
Cuando de niño iba de la mano de mi madre, siempre me llamó la atención el trabajo de estas señoras remalladoras, situadas fuera de mostrador, en la zona de público, además recuerdo ver a varias, pues había que buscando "la peseta". como ahora tiempo de crisis tratamos de ahorrar "el euro".
Un cordial saludo y feliz 2013.
José Manuel