viernes, 27 de septiembre de 2013

Las hormigas de alas - El juego del mes de Septiembre

Llegado el mes de septiembre solían empezar las primeras lluvias. Con ellas salían las hormigas de alas apenas aparecían los primeros rayos de sol. Las hormigas revoloteaban de un sitio a otro, en un vuelo anárquico sin destino fijo.

Hormiga de ala.

Existían dos tipos de hormigas: las que llamábamos alines que eran mucho más pequeñas que la hormiga de ala propiamente dicha, además, esta última tenía la parte del culo o aguijón mucho más gruesa. El suelo se llenaba de hormigas que perdían las alas, mejor dicho, que se quedaban sin alas pues los pájaros se las comían. Curiosamente los pájaros solo comían las alas de las hormigas de alas, no así de los alines. Esta debilidad era la que aprovechamos para este juego, entretenimiento, o caza; llámese como quiera.

Lo primero era tener un bote de cristal de un litro de capacidad o más, con una tapa de chapa de rosca. En la tapa se hacían unos agujeros minúsculos para que las hormigas pudieran respirar pero no escapar. Como un tercio del bote se llenaba de arena. Era muy importante poner en el bote solo hormigas de alas, pues si se ponía alines o hormigas comunes, se atacaban entre sí.

Las hormigas de alas se podían coger  cuando se posaban, o cuando salían del hormiguero, pero estas dos formas eran muy engorrosas y resultaba difícil coger muchas. La forma más efectiva era con una buena azadilla y que alguien te enseñara como excavar un hormiguero. Había que saber como de duro era el terreno, como de grande podía ser el hormiguero (tenía que ver con lo grande que fuera la entrada al hormiguero), pero sobre todo como y por donde empezar a excavar, pues si se hacía en vertical a la entrada, se taponaban y se perdían las túneles siendo un trabajo en vano. Lo ideal era empezar a un lado del hormiguero teniendo en cuenta el sentido que tenía el túnel en su inicio. Los hormigueros que eran más fácil de atacar eran los que se encontraban junto a un desnivel, pues se podía escarbar desde ese desnivel.

El factor sorpresa era importante, existían una especie de pequeñas hormigas blancas, como si fueran larvas, que corrían muchos. Nosotros las conocíamos como chivines, y eran importante no dejarles correr hacía el interior del hormiguero, pues suponíamos que eran los encargados de avisar al resto del hormiguero de que había problemas.

El caso es que cavando se llegaba a las habitaciones más grandes de los hormigueros, donde había cientos de hormigas de alas. En algunas ocasiones se llenaban casi tres botes de cristal. Era importante no machacar las larvas o huevos blancos de las hormigas, con el fin que el hormiguero pudiera sobrevivir en años posteriores.

Después llegaba la segunda parte del juego, la caza de los pájaros. Estos eran siempre pequeños, del tamaño de los gorriones o menores. Entre sus nombres recuerdo: verderón, pinchauvas, alitas,.... Para la caza utilizábamos cepos, que estaban hechos totalmente de alambre, y tenían la suficiente fuerza para atrapar al pájaro.

Un cepo.

También se podía cazar con ballestas, pero la fuerza de estas era descomunal y el pájaro siempre moría, mientras que con los cepos, aunque en ocasiones también morían, el pájaro solía quedar solo atrapado.


La ballesta.

Había que abrir la parte central del cepo, la pinza, apretando a los lados, de tal forma que se abría lo suficiente para agarrar a la hormiga de ala entre el abdomen y el culo con la parte superior de la pinza, pero teniendo cuidado de que sus alas quedaran libres y no se rompieran para que pudieran moverlas y llamar así la atención de los pájaros.

Otro cosa importante era el tiempo y el lugar donde ponerlos. Por lo general se hacía desde primera hora de la mañana hasta mediodía, y normalmente en algún sitio con árboles cerca. Eran siempre muy apreciadas las fincas abandonadas de la Ciudad Lineal que tenían árboles frutales.

El cepo se abría con mucho cuidado y se ponía la varilla que lo sujetaba lo más al límite posible de la pinza para que saltará al menor movimiento. Casi siempre el cepo se cubría con yerbas, pajas, ... para evitar que el metal asustará a los pájaros.

Como se ve la actividad era mucha, buscar las hormigas, darlas algo de comer, buscar un buen lugar, tener paciencia para esperar a que picaran. Eran momentos para disfrutar y charlar con los amigos,..... pero teniendo cuidado de no hablar muy alto, que los pájaros se asustaban.
-.-.-

Autor: Ricardo Márquez.
En este blog colabora: José Manuel Seseña.

18 comentarios:

  1. Muy bien Ricardo, me gusta este tipo de artículos porque me trasladan al pasado, no se si ahora se seguirá practicando este tipo, digamos de entretenimiento, antes llegado el tiempo de verano, pues las hormigas de alas, o aladas, solian aparecer desde finales de la primavera hasta el principio del otoño, despues de una tormenta o día lluvioso, era muy común que los chicos practicaramos esta afición, en parte como juego, y en parte porque a nadie le amargaba un dulce, y los pajaritos fritos estaban muy ricos, solo tenian un inconveniente, que había que pelarlos.

    Esta constumbre no solo era practicada por los crios, había quien en esta época aprovechaba para incrementar la precaria situación economica que se padecia, pero no solo para el abastecimiento particular, es decir, su casa, sino que era frecuente que en algunos bares se sirvieran pajaritos fritos, los hombres (mayormente) salian por ejemplo a las 5 o 6 de la mañana, con alrededor de toda la cintura colgados de cepos, como si de una canana se tratara, con dirección a los campos de Hortaleza o canillas, despues de 1 o 2 horas colocando los cepos, tocaba descansar hasta ver el resultado, o bien, algunos llevaban una escopeta de perdigones, y se hacía una caza paralela, con los cepos se cazaban los clasicos pajaros de verano, utilizando como tu has dicho las hormigas de ala, y con la escopeta los clasicos gorriones, a la vuelta se les podía ver, o bien con los pajaros colgando de la cintura, o en una especie de talego que se llevaba para el efecto, hay que decir que en esa época no estaba prohibida la caza de pajaros.

    En fín, reiterarte mi agradecimiento, y decirte que me ha parecido corto este artículo, podias haberlo ampliado por ejemplo, contandonos algo sobre la vida y costumbres de las hormigas aladas, a si que esperamos otro.

    Un abrazo.
    Pedro.

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  2. Hola Pedro. Yo creo que cuando nosotros eramos pequeños ya estaba prohibida la caza con cepos, pero lo nuestro era uno o dos cepos, como mucho, y desde luego la escopeta de perdigones totalmente prohibida para la caza. Lo que si que recuerdo es que cuando más hormigas de alas había era en Septiembre. Los desniveles de los que hablo son los que estaban entre las casitas y el campo de fútbol. Alli era muy fácil empezar a picar desde más abajo, y al ser el terreno algo arcilloso las paredes de los hormigueros aguantaban muy bien. Donde más poníamos los cepos era en Bueso Pineda pues había unas tres fincas abandonadas y con bastantes árboles, y por supuesto en las boleras, en las filas de árboles que estaban paralelos a las casitas. Había otra forma de atrapar los arboles: con liga, También tenía su técnica, nada fácil, ¿a que sí Pedro?
    Un saludo

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  3. Curioso e interesante este artículo de las hormigas aladas Ricardo, aunque hablas como en pasado, por lo que supongo que te refieres al juego en sí, y que las hormigas voladoras seguirán existiendo ¿O es que acabasteis con ellas con aquellas cacerías? Porque la verdad es que no se ven actualmente por la ciudad estas bandadas de insectos. Me imagino que el cemento, invadiéndolo todo, habrá acabado con los hormigueros de la capital.
    Un saludo,

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  4. Hola B.R. Muy acertado tu apunte. Efectivamente, hablo en pasado por ser una historia pasada esa forma de cazar o jugar. Hoy en día estos cepos están totalmente prohibidos (aunque en Madrid van a permitir la caza de unos loros verdes muy grandes, que están desplazando a los pájaros autoctonos). De pequeño si que eran bandadas de hormigas volando por todos los lados, hoy no llega ni a un 10% de lo de antes. Como bien dices el cemento que todo lo invade (antes todo era tierra), y los pocos hormigueros que hay están en los jardines, y estos son fumigados, con lo que no quedan muchos hormigueros, o las hormigas son de otro tipo, imagino que más resistentes a los pesticidas. Nosotros si teniemos la suerte de encontrar un buen hormiguero llenabas más de un bote, y con eso había para más de lo que necesitabamos. Quedaban cientos de hormigueros sin escarbar, con toda seguridad. Estoy seguro que la sabia naturaleza ya contaría con los explolios que haciamos "los cachorros humanos" en los hormigueros. Contra los elementos químicos la naturaleza malamente se puede defender.
    Un saludo.

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  5. Hola Ricardo,
    Pues a todo esto te diré que aunque me gane las antipatías de los ecologistas, de los amigos de los animales alados, y de bastantes más simpatizantes de toda esta fauna, no sé si no prefiero los tiempos actuales de exterminio por fumigación. Lo cierto es que no puedo con las hormigas aladas, con las avispas asiáticas y las comunes, con los mosquitos tigre y los comunes, con los escarabajos picudos rojos y los otros, con las termitas aladas, con las abejas, abejorros, moscas, moscardones, y en definitiva con todo lo que vuela, excepto las aves (y los aviones) y las mariposas. El hecho de ser susceptible de ser atacado por esos bichos me incomoda grandemente. Lo siento por las indefensas hormiguitas que circulan a ras de suelo pero mi pensamiento en ese sentido es irrevocable: sí a los pesticidas.
    Aun con todo he encontrado interesantísima esa historia de la caza que llevabais a cabo sin perder de vista a los chivines (nunca antes había oído esa palabra) porque en lo que sí creo es en la capacidad de organizarse que tienen esos insectos y que seguro correrían ellos a avisar a los integrantes del hormiguero.
    Un saludo,

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  6. Juan Antonio Díaz1 de octubre de 2013, 10:12

    Muy bonito este post sobre las hormigas de ala (o aladas). Sobre todo me ha encantado ver las fotografías de los cepos que se utilizaban para "cazar" pájaros. Todos los que tenemos una cierta edad hemos salido de caza. Y lo hacíamos por dos motivos: para divertirnos y para incrementar el abastecimiento familiar, tal como apunta acertadamente Pedro. En casa siempre nos comíamos los pájaros que capturábamos, de ahí supongo, que hoy me guste tanto la cocina de pluma. En la época en que no había hormigas de ala, también poníamos pan, aunque es cierto que a los pájaros les gustaba mucho más lo primero. Ahora, ni hay cepos, ni hay hormigas de ala (aunque en la terraza de la cocina de mi casa todavía caen algunas), ni hay apenas sitios donde las haya, ni siquiera hay pájaros. Por otra parte, casi mejor, porque viéndolo desde la perspectiva de hoy me resulta extremadamente cruel aquella práctica de la caza de pajaritos. Muchas veces, como señala Ricardo, éste no moría y lo normal era estrellarle contra el suelo para terminar de rematarlo. Horrible.
    Lo que no recordaba era el nombre de "chivín" para referirse a ese otro tipo de hormigas más pequeñas. A mí, el nombre de chivín me remite a las lagartijas pequeñas.
    En fin, muy interesante artículo en el sentido de recordar lo que se hacía en épocas pasadas (de penuria y de no tener mayores entretenimientos), pero vuelvo a repetir que visto con la perspectiva actual, me cuesta creer que aquellas prácticas las pudiésemos hacer sin ningún tipo de remordimiento.
    Un abrazo,
    Nono.

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  7. Casi nada podemos hacer contra nuestras bofias (no sé si se dice así), o miedos, repelus a ciertas cosas B.R. Particularmente me parecen las hormigas de alas de los insectos alados más limpios, con su negro reluciente. Si acaso pueden darte algún mordisco, aunque las que si hacen daño son las homigas de cabeza roja, las guerreras. Un abrazo.

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  8. Muchas gracias Nono por tu comentario. Tienes toda la razón en lo que dices. A propósito omití lo de dar al pájaro contra el suelo para rematarlo, o que las ballestas eran tan fuertes que algunas los decapitaba del propio golpe que daba a cerrar; y ojo... como se te escapara alguna ballestas entre las mano que te podía partir algún dedo.... En definitiva, era como bien apuntas bastante brutal. Pero en nuestra descarga, aquellos niños que practicábamos este tipo de caza, decir que lo más que podíamos cazar en una mañana eran 5 o 6 pajarillos, y como mucho íbamos a cazar 3 o 4 días en el mes de septiembre.

    Lo de los chivines era la forma en que los llamábamos en el barrio, corrían que se las pelaban, y en relación al número de hormigas eran muy pocos, menos de un uno por ciento. Seguro que tendrán un nombre más científico, y en cada barrio tendrían un nombre.

    La caza con liga era mucho más suave y servía para coger a los jilgueros,... pero eso ya es otra historia, como dice nuestra amiga Marisa.

    Un abrazo

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  9. Hola Ricardo . Sí, sé a qué te refieres cuando hablas de las fobias (hiciste un baile de sílabas) aunque mi particular aversión a esos insectos no alcanza todavía ese grado. Ahora a esperar tu artículo sobre la caza del jilguero con liga, que también promete ser interesante.
    Un saludo,

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  10. Hola B.R. Sé por "un pajarito", que nuestro amigo Pedro Gómez está preparando la descripción de la caza con liga. A mi nunca me llegó a salir el punto de ligazón de la liga (valga la repetición),... pero que nos lo cuente él.
    Un saludo

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  11. Fantástico! Quedamos a la espera pués.
    Un saludo,

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  12. Juan Antonio Díaz3 de octubre de 2013, 9:30

    Buenos días: A mí tampoco me llegó a interesar la caza con liga. Normalmente se hacía para cazar jilgueros y después meterlos en jaulas. Nunca me interesó esa práctica aunque reconozco que era mucho menos cruel que lo de las ballestas o cepos. Pero que conste que tampoco quiero enfatizar en esto de la crueldad. Como bien dice Ricardo, salíamos a cazar tres o cuatro días y muchas veces la recompensa no alcanzaba ni "para pipas". Además era lo que había, nos lo tomábamos como un juego.
    En fin, que aguardo con interés el relato de Pedro Gómez sobre la caza con liga.
    Un cordial saludo.

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  13. En la contestación que hace Ricardo a mi comentario del día 28, hace alusión a una modalidad de caza que no solo era practicada por diversión por los chavales, si no que es una practica muy extendida, me refiero a la caza del jilguero con liga.

    Esta practica de caza, prohibida en la actualidad en toda España, salvo creo en andalucia, sobre todo en la provincia de Cadiz, tenía varias modalidades, y varias eran sus preparaciones, yo no conozco todas, únicamente la que he practicado, y es a la que me voy a referir.

    Recuerdo acudir por la zona entre Hortaleza y Barajas, concretamente por la parte del arroyo Valdebebas, pues en la época a la que me refiero, años sesenta, era una zona en la que abundaban los cardos, propios para colocar la liga.

    La liga podía ser casera, se que se sacaba de las semillas de una mata, pero no recuerdo el nombnre de esta, o bien comprarla en la droguería, era mas facil lo segundo, la liga era una especie de argamasa pegajosa de color grisaceo, la practica de caza era la siguiente.

    Se cogian unas varitas finas, pero macizas, con el fín de que pesaran, de cualquier arbusto o mata, se cortaban como a 25 cm de largo, se pringaban en la liga dejando como 3 cm por donde agarrarla, y se iban colocando entre cruzadas en los cardos, era importante que las varitas sobresalieran del cardo por todos los lados, con el fín de que se pegaran no solo las patas, si no también las alas, y porque al sobresalir las varitas, se posaran en ellas en vez de en el cardo.

    Luego de colocar la liga, había que colocar los reclamos, estos eran imprescindibles en esta modalidad de caza, dependiendo de la cantidad de cardos que se utilizaran, así había que poner de reclamos, el reclamo propiamente dicho, constaba de una jaula pequeña, con un jilguero dentro, era imprescindible que el jilguero fuese macho, para su colocación, se utilizaba una varilla de hierro de un metro aproximadamente de larga, con una especie de gancho en uve en la punta, para colgar la jaula, esta se clavaba en el suelo, y se colocaban a cuatro o cinco metros una de otra, era imprescindible que los jilgueros que se empleaban para reclamo, fueran buenos cantadores, una vez colocada la liga y los reclamos, había que alejarse lo suficiente para no levantar sospechas, pero lo suficientemente cerca para ver cuando caia una presa, pues había que acudir rapidamente a cogerla, pues al moverse podría soltarse de la liga y escapar, era preferible que cayese al suelo, pues la varita pringada con liga se pegaba al suelo o a la hierba y le costaba mas soltarse, se le quitaba la varita, y se volvía a colocar en el cardo, la liga que se les quedaba pegada en las patas o en las alas, se les quitaba con disolvente.

    Conviene reseñar que algunas veces convenía según el terreno, arrancar los cardos y transplantarlos a otro lugar, bien porque existiera un buen escondite, por ejemplo una junquera, o también para colocarlos junto a un arroyo, para aprovechar cuando venian a beber, pues el jilguero cuando acude a beber lo hace en grupo, en este caso se procedía de la siguiente manera.

    Bien cuando ibas al lugar de caza, o bien los llevabas de casa, se cogian unos cardos lo mas altos posibles, se pelaban por la parte de abajo como 30 cm, y como el interior del cardo es blando o medio hueco, se le introducia un trozo de varilla, y se clavaba en el suelo, esto permitía que el cardo quedase en alto.

    Para terminar quiero decir que esta modalidad de caza con liga, es practicada incluso por ornitólogos, pues esta modalidad permite coger a los pajaros vivos, luego de examinarlos, y anillarlos, los vuelven a poner en livertad, otras veces es para coger hembras, rara vez se utiliza esta modalidad de caza para matar a los jilgueros, pues para ese fín estaba la caza con cepo, o otros metodos, había quien se dedicaba a cogerlos para su cria y venta, pues un jilguero que cantara bien, era muy apreciado.

    Pedro.

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  14. No quiero desaprovechar esta oportunidad que me brinda este artículo, para exponer otra de las modalidades de caza, como es la practica de caza con red, existen varias modalidades de red, pero me referiré a la denominada de libro, que es la que conozco.

    Aunque ni he tenido red, ni he practicado esta modalidad de caza, si que he ido, y he visto como se prepara y se caza con red, estas redes suelen tener aproximadamente unos 6 metros de largo, por 1,5 de ancho cada pliegue, aunque me imagino que las habrá de varias medidas, el armazón de la red, está compuesto principalmente por cuatro palos que llevan en una de las puntas una especie de visagra, las cuales se clavan en el suelo, en estos palos va engarzada la red, y dos cuerdas paralelas a lo largo de la red, el metodo de caza es el siguiente.

    En primer lugar hay que buscar un trozo de terreno llano, y que esté despejado, o bien limpiar el terreno para colocar la red, esto recuerdo que se llama preparar la postura, una vez hecho esto, se buscaban y cortaban unos cuantos cardos y matojos, para colocarlos en el centro de los dos pliegues de la red, con el fín de que los jilgueros, verderones o pardillos, se posaran en los cardos, no todos, pues otros se posan en el suelo de la red.

    La red se extiende en el suelo, y se clava al suelo una de las cuerdas que van paralelas, con unos ganchos como los que se usan para las tiendas de campaña, todo lo largo de la red, con el fín de que al plegarse no se escapen los pajaros por debajo, de la otra punta de los palos, se atan las cuerdas que van a permitir el pliegue de la red, y estos se atan a la cuerda matriz, que hace que al tirar, los palos que están tumbados en el suelo se giren como las ojas de un libro, y quede cerrado el abitáculo central, los palos no deben de coincidir uno frente a otro, si no separados con el fín de que no se tropiecen al cerrarse la red.

    En esta modalidad de caza, lo mismo que he explicado en la caza con liga, es primordial la labor del reclamo, y que sean buenos, pues de ello depende el que acudan o no a la llamada, el sistema es el mismo, unos jilgueros enjaulados, que se colocan colgando en una varilla clavada en el suelo alrededor de la red, estos al cantar hace que acudan, y se posen en los cardos extrategicamente colocados en la red, aprovechando este momento, para tirar de la cuerda, la red se pliega, y se acude corriendo a recoger los pajaros que hubiese dentro, lo normal suelen ser un par de ellos, aunque a veces se recoge solo uno, recogidos estos, se vuelve a colocar la red.

    Hay otra modalidad de reclamo empleado en la caza con red, " el cimbel " , mas efectivo si cabe que el reclamo enjaulado, el cimbel es una especie de trapecio vasculante, se trata de un trozo de madera redondo clavado al suelo a traves de una especie de visagra, que lleva una serie de agujeros, por uno de ellos se atraviesa una cuerda que es la que va a permitir vascular una varilla, también de madera, que está a su vez enganchada al trozo redondo haciendo valancín, el jilguero reclamo se coloca en la punta de la varilla, sujeto de una, o de las dos patas con una anilla, el cimbel se mantiene tumbado en el suelo, cuando se percibe la presencia de algún jilguero, se tira de la cuerda, el valancín hace que suba la varilla, y quede en alto el jilguero reclamo, sobresaliendo por encima de los cardos instalados en medio de la red, se tira y afloja para que suba y baje el reclamo, y llame la atención de los que vuelan y acudan a su lado, momento que se aprovecha para cerrar la red, se necesita tener mucha practica, pues el tirón de la cuerda precisa de experiencia, pues de lo contrario, puede suceder que no se quede completamente plegada la red y el tirón haya sido en valde.

    Para una jornada de caza con red, se precisaba como minimo de tres o cuatro componentes

    Pedro.

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  15. Magnífico Pedro la explicación. Sin embargo tengo que decir que me he llevado una decepción, no por tu relato, sino por un recuerdo que tenía: yo creía que la liga se hacía con los guantes de goma de la casa para las tareas domésticas (lavar platos, limpiar baños,...), los naranjas de toda la vida que cubren hasta el antebrazao. Recuerdo haber estado con un bote de conservas calentandolo a modo de cazuela e ir añadiendo los guantes rotos que se tiraban en mi casa, y se suponía que era para hacer la liga. Leyendo tu relato coprendo que no debía de hacerse así, con razón nunca salia liga de los guantes.

    Una duda Pedro ¿los verderones y los pardillos eran también para tenerlos después enjaulados?

    Y a raiz de la red te contaré algo que siempre nos contaba mi abuelo. Como sabes en mi casa había gallinero. Por lo visto, mucho antes de yo nacer, mi abuelo hizo con una red y unas cuerdas un sistema para que se cubriera todo el patio del gallinero, con la red y poder coger a los pájaros que bajaban a picar el pienso de las gallinas. No sé si cogería muchos pajáros, pero fijo que del susto que se llevaban no volvían a intentar comerse el pienso.
    Un abrazo.

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  16. Hola Ricardo.

    Todos los fringilidos, pueden vivir en cautividad, entre estos se encuentran aparte del jilguero, el verdecillo, el Verderón mas grande y verde que el anterior, y el pardillo, ademas es frecuente verlos volar juntos.

    Contestandote a tu pregunta te diré que si, ademas tienen un canto muy armonioso.

    Saludos.
    Pedro.

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  17. Felicidades Pedro por esta lección magistral sobre la caza del jilguero con liga y la caza con red. Lástima que sean métodos prohibidos ahora porqué con estas explicaciones cualquiera podría atreverse a practicar y así no se perderían algunas tradiciones que por lo visto marcaron una época.
    Un saludo,

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  18. Hola B.R.

    Gracias, me alegro que haya sido de tu agrado, yo que soy un amante de la nuturaleza, reconozco que los metodos de caza agresivos, está bien que los prohiban, pero en esa época era una cosa normal, ahora bien, estos metodos de caza, (la liga y la red) los veo positivos, pues los animales no sufren en absoluto, se cogen vivos, y se mantienen vivos, lo único que comprendo que no me gusta, es que el pájaro es sinonimo de livertad, y algunos acaban enjaulados.

    Saludos.
    Pedro.

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