La única actividad donde encontrábamos a hombres y mujeres en estos recortes. Como vemos en los grabados la diferencia era que ellos llevaban un cesto más grande con cuchillo y paleta para el corte, mientras ellas llevaban ya las porciones hechas para poderlas tomar en el momento. Lo que decían para anunciarse era: "El requesonero de Miraflores y a prueba", " La requesonera, a cuarto requesones".. lo de Miraflores es porque la leche de allí estaba considerada como la mejor.
La zapatillera
En un palo llevaba colgadas zapatillas de varios colores para que las vieran bien sus clientes. El palo estaba atado en los extremos con una cuerda que colgaba en su hombro para poder manejar con las dos manos las zapatillas colgadas. En el palo tan solo llevaba expuesta una del par, estando la otra en el cesto que transportaba con el otro brazo.
El florero
Lo que decían estos vendedores era: "Las plantas de claveles doble vendo", o bien pregonaban: "Las que huelen, rosas finas, a las ricas dalias y a las marimoñas". Los claveles más acreditados eran los que venían de Valencia. Las flores eran vendidas con los tiestos incluidos, por lo que se daba gran importancia a la calidad de la tierra. Así mismo vendía albahaca, verbenas, pensamientos, dalias …
El mediero
Se anunciaba por las calles de Madrid voceando: "Medias de estambre y lana, el mediero". Los que hacían buenos negocios vendían las medías en un local, y el máximo rango que podían alcanzar era ser "Maestro mediero de seda" que tenían sus establecimiento en las mejores calles de la Villa.
El mielero
Uno de los vendedores que más ha perdurado en el tiempo, tratado varias veces en este blog. El de la ilustración que vemos gritaba en 1861: "Miel de la Alcarria,.... al buen queso".
El navajero
Tenían que ser hombres muy robustos para transportar todos sus productos en el expositor que llevaban con unas cinchas sobre sus hombros. Se hacía oír diciendo: "Navajas, tijeras, ligas y tirantes". Desde 1820 las navajas con más renombre eran las de Albacete, aunque no le iban a la zaga las de Guadix y Toledo. Se ayudaba de un palo con soporte para apoyar el cajón expositor que también le valía para sentarse, aunque fuera muy inestable.
Velonero
Su oficio consistía en trabajar la hojalata ó el latón -artesanos del metal-, para hacer utensilios que alumbraran los hogares madrileños durante la noche. Vendían sus productos andando por las calles diciendo: "Palmatorias, velones y candeleros".
El cerillero
Eran vendedores que salían al caer la noche. Al igual que el navajero utiliza las cinchas y el palo con soporte para manejar su expositor. Además, en este llevaba adosado un farolillo que encendía para mostrar bien su género. Solían ponerse en la puerta de los teatros, cafés y lugares con gran tránsito de gente. Eran de las últimas personas en retirarse a dormir. Para hacerse oír entre el gentío gritaban: "Papel y fósforos. De cien cerillas por 2 cuartos".
Perdiguero
Eran cazadores que venían a Madrid a vender sus capturas. Se anunciaban diciendo: "Perdices y conejos de campo,.... palominos, palominos".
Adivino
Realmente no hemos podido encontrar el nombre de este señor, ni nada exacto sobre su actividad. Tan solo sabemos como llamaba la atención de sus clientes: "Por cuartos se dan los fijos de loterías y el sino de cada persona,... quien quiere otro". Por lo que vemos en el dibujo se debía de tratar de una especie de carracas que al tirar de la cuerda movía los muñecos (pájaros). Parece como si tuviera barquillos en la parte baja de la casa, por lo que puede que fuera una especie de barquillero que atraía a los más pequeños.
La naranjera
"Quien quiere naranjas, limas ...... Naranjas y limones dulces". Otra vendedora ambulante que venía de tierras valencianas, como los horchateros.
El ruedero
De el otro extremo de España venían los ruederos, gallegos que a voz en grito decían "Ruedos... El ruedero". El ruedo era un felpudo de forma circular que hacían en Galicia y eran muy usados en los hogares de Madrid.
El trapero
Al contrario que los que hemos conocido en el siglo XX, en el año 1861 estos señores iban bastante bien vestidos, aunque llamaban la atención por la cantidad de cosas variadas que transportaba. Compraban y vendían objetos usados, pero sobre todo eran lo que decía a su paso: "Trapo y hierro viejo que vender". Tenían que llevar una romana para pesar lo que compraba y vendía.
El zorrero
"Zorros y plumeros", esto era lo que decía para vender sus plumeros este señor.
Autor: Ricardo Márquez
En este blog también colabora José Manuel Seseña
Capítulo anterior.
Hecho de menos al escobero,vendían las escobas que llevaban al hombro atadas con una cuerda,"las mejores escobas,las vendo yo".Un saludo de G.M.P
ResponderEliminarBuenos días Gloria. Tienes toda la razón, pero en esta revista no venía el escobero. Con toda seguridad que existía pues lo hemos tratado en algún otro artículo, pero por la razón que sea la revista no lo incluyó en sus grabados.
ResponderEliminarUn saludo