domingo, 10 de enero de 2010

Cercedilla - Cine de Pueblo


Foto cedida por Enrique Seseña Molina

Hubo un tiempo en que algunos pueblos de la España rural recibían muy de tarde en tarde la visita de alguna modestísima compañía de actores dispuestos a representar algunas obras de su repertorio en la plaza de la localidad. Estas personas hacían los viajes de la manera mas precaria, en trenes de tercera, en autobuses de línea e incluso en carromatos, alojándose en pensiones vulgarmente llamadas de “mala muerte” sufriendo calamidades de todo tipo y sobre todo hambre para poder llevar el arte escénico a estos lugares recónditos porque las recaudaciones siempre eran exiguas. Su labor no fue apreciada y estaban mal considerados por su vida errante.

La construcción de salas de proyección de películas en las pequeñas poblaciones les supuso a los actores ambulantes una feroz competencia que dio al traste con todos ellos[1]. Pero nada en la vida es eterno y a los cines también les llegó la hora de su masiva desaparición[2] por culpa de la televisión que cada vez proyectaba películas con menos tiempo desde su estreno y sobre todo la creación de los video-clubs donde mediante alquiler se visionaban tranquilamente sentados en el sillón de casa sin los problemas de conseguir una buena entrada o dar vueltas y mas vueltas hasta encontrar un aparcamiento, no siempre gratis. A su vez a los video-clubs les salió Internet, un competidor aún mas agresivo que la televisión, y también desaparecieron pues resultaba imposible hacer frente a las descargas de películas de todo tipo, incluso las recién estrenadas o a punto de hacerlo.



Tras esta introducción retomamos el tema Cine de Pueblo, que son en esos lugares donde estas salas han desaparecido totalmente, convirtiéndose en tristes locales mudos de toda actividad o derribados para construir viviendas. En estos pueblos, en una época en que escaseaban los medios propios de locomoción y solo se utilizaban los colectivos para asuntos de necesidad, los cines cumplían la función de entretenimiento sin tener que desplazarse. En nombre de todos ellos vamos a hablar del Teatro-Cine Montalvo en Cercedilla, pueblo serrano de la Comunidad de Madrid, construido alrededor de los años cincuenta en la calle Fragua. El edificio en cuestión, situado en la parte baja de la población, tenía tres niveles y planta en forma de “ele”, a saber:

Nivel inferior: Se accedía por una escalera exterior desde el nivel medio hasta una hermosa terraza-velador en verano con vistas al mediodía. Desde la terraza a través de varias puertas se entraba al bar que contaba con un amplio salón con mesas, conocido por el “Casino” algo habitual en muchos de nuestros pueblos, que servía de baile en invierno pues la climatología no permitía actividades al aire libre[3].



Nivel medio: Era el mas importante para el cine, pues aquí se encontraba la entrada, tras la cual se accedía al vestíbulo principal donde estaba la taquilla que siempre expendía localidades numeradas. El despacho de entradas con muy buen criterio se situó en zona interior del edificio, al contrario de la mayoría de los cines que tenían la ventanilla hacia la calle, con lo que se evitaba que las esperas para adquirirlas fueran soportando las inclemencias del tiempo pues Cercedilla es un lugar de sierra donde las temperaturas son mas bajas y la posibilidad de lluvia es mayor.

En el vestíbulo, situado en el lado corto de la “ele” del edificio, estaba el acceso a las localidades de “abajo” y dos escaleras, una que bajaba al bar y otra que subía a las localidades de “arriba”.

Las localidades de “abajo” estaban en zona plana con pasillo central careciendo de pendiente por lo que si se estaba detrás de alguien alto había una visión de la pantalla algo condicionada. La pantalla estaba la derecha del pasillo de entrada que llegaba solo hasta el medio donde enlazaba con el central; había algunas localidades mas traseras situadas a la izquierda del pasillo de entrada.

Tras la pantalla había un escenario que era utilizado en las escasas ocasiones en que se hicieron sesiones teatrales.



Nivel superior: Tenía un vestíbulo de similar tamaño al del nivel medio y situado encima de él. Aquí había una puerta para ir a la cabina de proyección y otra para acceder a las localidades de “arriba”. Esta planta estaba en rampa y por tanto la visión de la pantalla era bastante buena. La distribución de localidades era la siguiente: un pasillo de entrada que llegaba hasta la mitad donde hacia la izquierda había un pasillo central que terminaba al pie de los huecos por donde se proyectaba la película. A la derecha dos filas completas sin interrupción, del ancho de la sala; la primera era considerada “delantera” con los mismos precios que las de “abajo”, casi siempre vacía, la segunda considerada de “arriba” con una estupenda visión.

Las funciones durante el verano eran dos diarias a las 19,30 y a las 23 horas, excepto los lunes que había descanso de personal, aprovechando el “tirón” de espectadores que suponía la gran colonia veraniega, pero durante el invierno eran mas restringidas pues únicamente quedaban en Cercedilla sus habitantes nativos, residentes todo el año. La programación cambiaba cada dos días de tal manera que a lo largo de la semana se podían ver tres películas, una los Martes-Miércoles, otra los Jueves-Viernes y otra los Sábados-Domingos. El cine se abría al público a las 19 horas siendo la contraseña para general conocimiento la puesta en marcha de su altavoz que transmitía diversas canciones, casi siempre de Nat King Cole con su trabajo Perfidia y otros de su repertorio. Entre ambas sesiones había tiempo suficiente para que su personal pudiera cenar[4].



El precio de las localidades durante los años sesenta fue de diez pesetas abajo y delantera de arriba y siete para el resto de arriba. La parte de abajo con mayor número de plazas que arriba, estaba generalmente mas solicitada, muchas veces por la “tontería” de algunos veraneantes que tenían que ir abajo porque consideraban que era de “ricos” y rehusaban ir arriba porque era de “pobres”. Sinceramente la visión de arriba era mejor que la de abajo pero ¡que pensarían los del chalet de al lado si no se iba donde estaban los demás de la colonia!.

El número de acomodadores era de tres, dos para abajo y uno para arriba. La misión de ellos eran colocar a los espectadores aunque estuviera todavía la luz encendida pues como se ha indicado, las localidades siempre fueron numeradas. Algunas veces había que esperar en la puerta a que regresaran de atender a otros. La costumbre como en los demás cines eran obsequiar con una propina.

El comienzo de la película se anunciaba con tres timbrazos espaciados para avisar al publico; igualmente ocurría para reanudar la película tras el descanso. La cabina de proyección solo tenía una máquina por lo que cuando se acababa el rollo se anunciaba intermedio en el que daba tiempo a estirar los pies y bajar al bar el que quisiera. La reanudación siempre perdía alguna secuencia con respecto al final de la primera parte.

La reglamentación no permitía pasar a menores a las películas no toleradas, pero en este cine alguna vez se hacía una pequeña excepción si se estaba próximo a la edad y se iba acompañado de mayores[5]; no obstante en alguna ocasión alegaban para no dejar pasar el carácter de la película o que habían sido llamados la atención por la Guardia Civil que unas veces lo hacía por decisión propia y otras por comentarios del cura párroco[6].

Se publicitaban las películas colgando dos pizarras en la “Carretera” que a pesar de tener diversos nombres en su trazado era conocida por esta denominación genérica. Una, en el lado derecho de la carretera, estaba en el centro del pueblo en la pared de una bodega que hacía esquina con la calle Fragua y la otra, en el lado izquierdo, estaba en la Colonia de la Cuerda, a la entrada de la población donde había algunos establecimientos de alimentación. Las pizarras tenían pintado de forma fija el nombre de Cine Montalvo y a continuación, con tiza el nombre de la película[7], las sesiones, algún actor y si era tolerada; y junto a ellas diez o doce carteleras, algo desaparecido en la actualidad, donde se mostraban algunas escenas de la cinta. En ambos lugares eran puntos de parada del autobús de línea Madrid-Cercedilla de la empresa Larrea que en el portaequipajes llevaba un saco en el que iban las películas a proyectar en fechas próximas con sus carteleras correspondientes.



En el tiempo que estuvo en funcionamiento se pudieron ver toda clase de películas y actores, aunque con el lógico retraso al tratarse de un cine de pueblo que daba lugar a comentarios del tono de “Echan una película muy antigua”, sin comprender quien los hacía que tenía que ser así pues no iban a proyectar una de estreno a ese precio. Como en los demás cines se agradecía el paso del acomodador con el ambientador dejando en la sala un buen olor y una sensación de frescor.

La década de los ochenta fue nefasta para la supervivencia de los cines en España, y el Teatro-Cine Montalvo no fue una excepción y cerró. Los que tuvimos la suerte de ir con frecuencia nos queda el recuerdo de un cine instalado en un bonito edificio con sus resaltes exteriores en rojo y los bellos decorados de su interior en vestíbulo, sala y marco de la pantalla con el fin de que cuando ésta se retirara para transformarse en teatro realzara el escenario.



Hoy día que los cines se cierran y desaparecen, el antiguo Cine Montalvo por mediación de su actual propietario Javier Ruiz y su familia han conseguido recuperarlo para ofrecer una oferta cultural y de ocio en Cercedilla.

-.-.-.-.-

Agradecemos a Enrique Seseña la foto que inicia este trabajo y muy especialmente a El Aborigen (Javier Ruiz y familia), entidad que ha dado una segunda vida al Teatro-Cine Montalvo, por permitirnos poner las imágenes actuales de las renovadas instalaciones.


Autor: José Manuel Seseña y Angel Caldito.
En este blog también colabora: Ricardo Márquez.

Notas:
[1] Algún teatro portátil, a semejanza de las carpas de los circos, aún recorre España aunque afortunadamente en situación muy diferente a la comentada. La mejor consideración popular hacia estos actores y la mayor sensibilidad de las Consejerías y Concejalías de Cultura de Comunidades y Ayuntamientos en forma de subvenciones, siempre escasas y mas en estos tiempos de dificultades económicas, ha permitido que el arte de Talia llegue adonde no podría hacerlo.
[2] Algunos intentaron varias opciones: unos suprimir la sesión continua, muchos estableciendo el día del espectador y otros convertir la sala en multicines, lo cual no era posible en la mayoría de los casos y los que acometieron esta reforma al final cerraron porque la demanda del público era que fueran muchas salas y no pocas a fin de poder tener una variada oferta de películas en la cartelera.
[3] En la década de los sesenta hubo una pista de verano en Cercedilla llamada “Los Faroles”, desaparecida hace bastantes años al construirse viviendas en ella. Estaba situada en la calle del Carmen.
[4] Hubo una vez que el tradicional horario de las 19,30 horas de la primera sesión fue adelantado a las 19,00 cuando se proyectó la película Horizontes de Grandeza, de extraordinaria duración muy superior a lo normal. En esa ocasión se restringió el tiempo de intermedio de la primera sesión y la salida se produjo a las 22,35 con el público esperando para entrar a la segunda, lo que impidió que ese día tuviera el personal el merecido descanso entre sesiones.
[5] Pude pasar a ver la película “Las Girls” al ir acompañado de mi familia.
[6] La “Casa del Cura” como era habitualmente conocida donde vivía, situada al inicio del “Empedrao”, tenía un salón de televisión donde acudían muchos chavales. La aparición de un rombo llevaba aparejada de forma taxativa el ir todos a la calle con gran disgusto de la chiquillería ya que muchos aún no tenían “caja tonta” en sus casas.
Tanto las películas de antaño no toleradas como las de un rombo en la televisión hoy, en su gran mayoría, podrían pasar por inocentes cintas infantiles
[7] En caso de lluvia la escritura en tiza se borraba y las carteleras se estropeaban.

martes, 5 de enero de 2010

Algo de Toponimia (I)

Plaza de la Independencia o Puerta de Alcalá

Se llama toponimia al estudio de los nombres geográficos. Es una disciplina que tiene múltiples variantes pero de la que solo nos vamos a referir a la denominación de las calles y plazas.

A lo largo y ancho de la geografía española hay unos topónimos que se repiten en numerosas poblaciones, así tenemos estos ejemplos:

Avenidas
De España, del Ferrocarril, del Mar, de la Plaza de Toros, de los Reyes Católicos, de los Toreros ...

Calles
Del Castillo, de la Fuente, de la Iglesia, Madrid, Mayor, Real, del Río ...

Caminos
Del Cementerio, de la Ermita...

Carreteras
De Madrid

Paseos
De la Estación, Fluvial, Marítimo ...

Plazas
Del Ayuntamiento, de la Constitución, España, Mayor ...

Rondas
De Circunvalación ...

Por otra parte hay nombres de calles en la geografía hispana que producen cierta sonrisa tales como ... Calle de Madrid Capital, Calle Coche, Calle Quiniela, Calle Sal si puedes, Bajada al pilón de las bestias ...

y de diversos equipos de fútbol que no mencionamos para no herir susceptibilidades mientras que otras nos indican que tienen un pasado tenebroso ... Muerte, Ahorcado, Traición, Degollados, Verdugo ...

y si nos referimos a personajes a los que se les ha honrado con la asignación de una calle, los hombres superan ampliamente a las mujeres, ahora que está tan de moda llevar la paridad a muchos aspectos sin tener en cuenta que los méritos en determinadas materias puede haberlos mas en un sexo que en otro, sea varón o hembra o viceversa.

También hay nombres de calles que hacen referencia a un día del mes, unas veces por algún acontecimiento trascendental pero otras son de escaso mérito como la de reflejar la visita de un determinado personaje a cierto lugar. En Madrid mencionamos el 28 de Marzo, el 2 de Mayo, el 15 de Mayo, el 7 de Julio, el 25 de Septiembre, el 12 de Octubre y el 6 de Diciembre [1].

La forma de denominación es múltiple: avenida, calle, callejón, camino, carretera, costanilla, cuesta, glorieta, paseo, plaza, travesía, vía ... En Madrid tenemos de todas ellas y de algunas mas no citadas.

Detalle del plano de F.Witt del Rastro, año 1635.

La toponimía de las ciudades está muy ligada a los avatares de la historia, unas veces los cambios han venido impuestos por normativa que obligaba a ello y otras simplemente por alternancia de signo político en las corporaciones municipales. El cambio de un régimen de gobierno en un país puede dar lugar a que mientras un personaje sea en uno de ellos un héroe en el nuevo sea un villano o a la inversa. Actualmente es habitual tomar el acuerdo de asignar el nombre de una calle o plaza a personas con trayectorias relevantes en la actividad profesional que han venido desarrollando cuando ocurre su óbito: artistas, escritores, periodistas, políticos, etc., pues son muy pocos los afortunados a los que se les perpetúa la memoria en vida.

Realizar cambios de nombres por motivaciones políticas son de gran sensibilidad en la opinión pública pues para unos les recuerda un pasado que comparten y para otros todo lo contrario, pero podemos citar de ejemplo algunas vías importantes del Barrio de Salamanca de las que nadie dice nada que llevan 150 años con el nombre de generales que en algún momento de su vida militar sacaron de los cuarteles las tropas bajo su mando a pasear... Las modificaciones cuando se llevan a cabo tienen unos efectos colaterales independientemente de su nada desdeñable costo económico, como son los nombres de centros de salud, de estaciones de ferrocarril, de establecimientos comerciales, adaptación de la vecindad, servicios de Correos, etc. [2].

El Rastro en el plano de Texeira, año 1656.

La implantación de nombres sin tradición local en calles que han tenido siempre la misma denominación es muy difícil que arraiguen en las gentes, existiendo numerosos ejemplos de preguntar por el nombre oficial y no sabernos responder a ciencia cierta, mientras que si lo hacemos por el nombre popular se nos informa inmediatamente [3]. Madrid no podía ser menos en este aspecto y tiene en la actualidad varios casos como son Atocha (Plaza del Emperador Carlos V), El Rastro (Ribera de Curtidores), Glorieta de Iglesia (Glorieta del Pintor Sorolla), Glorieta de San Bernardo (Glorieta de Ruíz Jiménez), Las Vistillas (Gabriel Miró), Neptuno (Plaza de Cánovas del Castillo), Plaza Elíptica (Plaza de Fernández Ladreda) y Puerta de Alcalá (Plaza de la Independencia); y si nos remontamos al pasado están la Cibeles, la Glorieta de Cuatro Caminos, la Gran Vía, el Paseo de Recoletos, la Plaza de Manuel Becerra y otros casos mas que a lo largo de la historia tuvieron nombres oficiales que no llegaron a “calar” en los madrileños y hubo que adoptar el nombre popular.

En el último siglo han sido tres los momentos que han generado importantes modificaciones: la caída de la Monarquía de Alfonso XIII, la caída de la República, y la llegada del régimen actual [4]. En el caso de Madrid hay que añadir otro que es el que tuvo lugar a comienzos de los años cincuenta con los absorción de trece poblaciones de la periferia, hoy barrios madrileños, que tenían nombres redundantes con los de la capital, incluso repetidos ellos mismos al existir barriadas unidas Madrid pero separadas de su casco urbano. Por motivos diversos sigue habiendo denominaciones que se diferencian por el tipo de vía: López de Hoyos, calle y glorieta; Santa María de la Cabeza, paseo y glorieta; Bilbao, barrio y glorieta; Goya, barrio y calle; Recoletos, calle y paseo; etc. y en el pasado incluso coincidentes totalmente siendo el caso mas significativo las dos avenidas de los Reyes Católicos, una Avenida Arco de la Victoria-Plaza de Cristo Rey y otra Plaza de San Francisco-Puerta de Toledo que fue inaugurada por las máximas autoridades y actualmente cambiada a Gran Vía de San Francisco ostentando hasta bien entrado 2.009 una lápida en la pared de Iglesia de San Francisco al lado de la Daliada que decía “Avenida de los Reyes Católicos que el pueblo y el Ayuntamiento madrileños...” siendo muy visible el lugar donde estaba por el muy diferente color de la fachada.

La placa de San Francisco el Grande. Fuente: Nodo50.org

La toponimia de las grandes ciudades está en constante crecimiento pues los nuevos barrios requieren nuevos viales, siendo muy importante en la medida de lo posible sectorizar la denominación de las calles por barrios o zonas, sirvan algunos ejemplos de Madrid: ríos en la colonia El Viso, accidentes orográficos en Vallecas, islas en Fuencarral y Peñagrande, poblaciones que empiezan por A en la colonia San Francisco, monedas en el ensanche de Carabanchel, pueblos de Extremadura en San Ignacio de Loyola.... lo que facilita la labor a todos los profesionales que ejercen su actividad en la calle: taxistas, carteros, repartidores, etc. Pero lo mismo que la toponimia crece, también hay desapariciones a gran escala cuando se reestructuran barrios, sirva de ejemplo, aunque no es el único, la enorme remodelación urbanística de Vallecas en las zonas de Palomeras y Pozo del Tío Raimundo que tiene su inicio en la Plaza de la Asamblea de Madrid.

Plano del anteproyecto de urbanización del Buen Retiro, año 1865.

En próximas entregas haremos un pequeño detalle de aquellas calles, plazas o avenidas mas importantes que han tenido alguna modificación de nombre, ya que razones de espacio nos impiden hacerlo mas amplio.

Continuará.
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Autor: José Manuel Seseña.
En este blog también colaboran: Angel Caldito y Ricardo Márquez.

Notas:
[1] En el pasado hubo mas siendo los mas conocidos el 14 de Abril y el 18 de Julio.
[2] En un periódico de tirada nacional se publicó en 2006 una relación de calles de Madrid que hacen referencia al régimen anterior, cifrándose su número en mas de 300.
[3] Alguna población ha llegado a rotular las calles con el nombre oficial y debajo el popular.
[4] Un cambio importante es el producido al adaptar a la lengua de la zona las denominaciones de las calles (carrer, kalea, rúa) y así con los demás viales (avenidas, plazas, etc.)


Epílogo
Como es norma del blog no opinamos sobre las polémicas que se suscitan con los cambios de nombres.
En todos los capítulos en los que hemos dividido el trabajo hay bastantes mas cambios de los que se han reflejado, reseñando solamente aquellos que estimamos son de mayor interés para nuestros lectores, pues incluir todos excedería con creces el carácter divulgativo que hemos querido dar al tema, no obstante añadiremos un anexo con aquellas modificaciones que nos soliciten ser incluidas, incluidos los de barrios que por centrarnos en calles y avenidas hemos excluido expresamente.

Bibliografía
Guía Oficial de las Vías Públicas de Madrid. Ayuntamiento de Madrid.
Hemeroteca ABC.
Callejeros de diversos años.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

El blog en la Ilustración de Madrid

Es para nosotros una alegría que un artículo de José Manuel Seseña haya sido elegido por la Ilustración de Madrid, revista temática sobre Madrid de publicación trimestral.




El artículo versa sobre el mayor accidente de los tranvías madrileños ocurrido en el Puente de Toledo en 1952, y cuenta los pormenores de las circunstancias que desembocaron en el fatal desenlace.



Don Enrique Aguinaga remata la información con un relato en primera persona, y en un alarde periodístico nos desvela los entresijos posteriores al accidente.


lunes, 28 de diciembre de 2009

Se vende un tranvía de Madrid que circuló en línea 137

Sí, sí, línea 137, hemos dicho bien, y para afirmación de lo que decimos ponemos una imagen de la parada que indica el recorrido que hace esta línea que es Sol-Cuatro Caminos.



También vemos un tranvía Peter Witt, número 1.080, saliendo de la calle Maldonado tomando la calle Francisco Silvela hacia la Plaza de Manuel Becerra.



Tras este preámbulo, perdónesenos el atrevimiento de esta pequeña broma en el Día de los Santos Inocentes pues cualquier lector perspicaz habrá advertido que se trata de una película y en el cine nada es lo que parece. Por tanto la línea nunca existió porque el listón numérico de los tranvías de Madrid se detuvo en el 81 y el tranvía, que era único, tenía el número 1.000.

Este cortometraje hubiera sido el programa piloto de una serie de televisión cuyo tema central era la estafa. El proyecto no cuajó y el primer capítulo que se titulaba “Se vende un tranvía” [1], no llegó a emitirse nunca. Fue censurada en la época, quizá debido a que salían disfrazadas de religiosas algunas timadoras lo que podría entrar en colisión con la institución de la Iglesia o también por el numeroso grupo de maleantes, simpáticamente tratados en la trama, que están jerarquizados y perfectamente organizados para el timo, lo que pudiera motivo de desagrado en el estamento policial...



El argumento parece ser que está basado en un hecho real, aunque también se dice que hubo un caso similar en Barcelona, por lo que agradecemos cualquier detalle ampliatorio sobre su certeza. El timo se llevó a cabo aprovechando que el modelo de tranvía utilizado era único y que el timado era “de pueblo”, presa fácil en aquella época para los espabilados “de la capital”[2].

El rodaje tranviario principal de la película está realizado en Francisco Silvela desde Maldonado a Plaza de Manuel Becerra. Este tramo de doble vía situada junto al bordillo de ambos lados del desaparecido bulevar, fue instalado en Octubre de 1.952 con la idea de hacer pasar por él una nueva línea, que, sin embargo, no se llevó a cabo por lo que nunca tuvo servicio de viajeros, razón por la cual las tomas cinematográficas, que tantas veces suelen repetirse hasta conseguir la ideal, no afectaban en este caso a la explotación tranviaria. Estas vías de Francisco Silvela pronto fueron convertidas en cocheras de tranvías al aire libre, única utilidad que tuvieron, quedando definitivamente abandonadas el 10 de Septiembre de 1.958 cuando fue suprimida la línea 70 Diego de León-Puente de Toledo que circulaba por el bucle Maldonado-Francisco Silvela-Diego de León-Conde de Peñalver, con la parada de inicio/final en la calle de Maldonado.



El tranvía, que va lleno de figurantes, merece también un pequeño comentario, renumerado para la ficción cinematográfica como 1.080 solo en la parte delantera pues en la trasera se puso el itinerario 137 Sol-Cuatro Caminos. Llegó a Madrid de segunda mano, iniciando su circulación por las calles de Madrid a comienzos de 1.936 asignándosele el número 1.000. Poco después de concluida la Guerra Civil se le renumeró como 1.001 pero volvió al original 1000 a la llegada de los PCC’s para evitar duplicidad. Este vehículo fue desguazado en 1.965 y durante su vida fue protagonista de diversas anécdotas aparte del timo que motiva este tema, una fue en los primeros tiempos de la posguerra cuando se decía por aquello de su peculiar numeración que en Madrid circulaban mas de 1.000 tranvías cuando en realidad solo lo hacían ciento y pico; otra fue el mote puesto por los universitarios debido a su antigüedad de “el abuelo” cuando estaba asignado a la línea de la Ciudad Universitaria [3].



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Autor: José Manuel Seseña.
En este blog también colaboran: Angel Caldito y Ricardo Márquez.


Notas:
[1] Ficha de “Se vende un tranvía”
Programa piloto de una serie sobre la estafa.
Producción: Estudios Moro
Dirección: Luis García Berlanga y Juan Estelrich
Guión: Luis García Berlanga y Rafael Azcona
Fotografía: Francisco Sempere
Decorados: Luis Puig
Música: Antonio Ramírez y José Pagán
Duración: 25 minutos
Intérpretes: José luis López Vazquez, Antonio García Quijada, Antonio Martínez, María Luisa Ponte, Goyo Lebrero, Pedro Beltrán, Luis Ciges, Chus Lampreave, José Orjas, José María Tasso, Luis García Berlanga y Xan das Bolas.

Argumento: En el patio de la cárcel uno de los presos, narra a un grupo la historia que le ha llevado allí. Con ayuda de los hombres de su banda y un montaje adecuado ha conseguido vender a un desconfiado paleto un tranvía. Cuando intentaba vender a otro "primo" una baliza aerostática robada en una Base Americana, son apresados por la policía.

[2] Las películas españolas siempre nos han presentado a las gentes de pueblo, despectivamente llamados “paletos”, como personas incultas y confiadas producto de su falta de información y escasas ocasiones en que utilizaban medios de locomoción. En contraposición, los residentes en las ciudades cuando se les comparaba con ellos siempre salían bien parados en agudeza y conocimientos.

[3] Este tranvía tiene una curiosa historia, que figura con todo lujo de detalles en un artículo de D. José Antonio Tartajo incluido dentro del libro Tranvías de Madrid de D. Carlos López Bustos, páginas 225 y 226.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Navidad, Navidad, dulce Navidad......



La Navidad es una fecha que simboliza el nacimiento de Jesucristo y marca el comienzo del calendario universalmente aceptado además de que existan otros de ámbito mas restringido como el judío, el chino, el musulmán, etc. No obstante existen dudas si el inicio de los años coincide con tal acontecimiento, lo cual nos podría llevar a la incongruencia de que Jesús nació dos años después de Cristo o tres años antes de Cristo, por poner un ejemplo.

La Navidad es un periodo del año que tiene como eje central los días 24 de Diciembre, día de Nochebuena, y el 25 de Diciembre, día de la Natividad del Señor, pero sin circunscribirse únicamente a ellos sino que también se consideran navideños los precedentes y los siguientes.

La Navidad la asociamos a la nieve aunque no somos un país especialmente afectado por este fenómeno meteorológico, pero nos sentimos influenciados mentalmente por los dibujos e imágenes que vemos de los países nórdicos donde se desplazan en trineos por calles y caminos y liberando con palas los accesos a las casas que tienen grandes témpanos de hielo colgando de los aleros.



La Navidad tiene unas costumbres específicas en comportamientos sociales, alimentación, en sentimientos personales, etc., que pasado este periodo nos olvidamos de todo y si te he visto no me acuerdo. Hablaremos de ello...

Según se acerca la Navidad la publicidad en todos los medios nos lo recuerda desde mucho antes con insistencia, sobre todo con los juguetes que desde Octubre empiezan a mostrar para que nuestros pequeños hagan la carta a los Reyes Magos. Después, ya mas próximos esos días, vienen todo tipo de anuncios que hacen de la Navidad una época consumista alejada de todo lo que realmente significa en la que gastamos mas y comemos mas y como consecuencia de estos excesos tenemos que solventar la “Cuesta de Enero” ahora traspasada a Febrero por aquello del pago con tarjeta y pensar en las dietas de adelgazamiento que difícilmente consiguen el objetivo de reducir el sobrepeso adquirido.



En Noviembre empiezan los preparativos en la ciudad para que puedan estar listos a primeros de Diciembre, consistentes en el montaje de adornos luminosos en calles y plazas relevantes del centro y la periferia incluidas sus zonas de arbolado, la colocación de árboles gigantes de Navidad en puntos estratégicos y la instalación de las casetas de venta de artículos navideños y de broma en los lugares de costumbre. El comercio por su parte también adapta la decoración de sus establecimientos al periodo de la natividad instalando colgantes, bolas y demás adornos propios del árbol de Papá Noel; otros, mas tradicionalistas, ponen un Misterio e incluso los hay que montan un Belén completo que hacen que pequeños y mayores se queden embelesados observándolo en el escaparate.

En Diciembre todo ha de quedar listo pues la iluminación navideña tiene fecha de encendido oficial, los establecimientos están decorados para afrontar el intenso periodo comercial que se avecina, las casetas de venta llenas de productos y los numerosos Nacimientos repartidos por Madrid preparados para ser abiertos a la exposición pública[1], unos correspondientes a organismos públicos como la Comunidad de Madrid o el Ayuntamiento de Madrid; otros a instituciones religiosas como parroquias o lugares donde tienen un participación activa como colegios o sanatorios; otros a empresas o instituciones laicas; y finalmente los de las asociaciones sin ánimo de lucro, entre ellas las de belenistas, y las personas que a título particular y de manera desinteresada abren las puertas de su casa para la contemplación a todo el que quiera verlo[2].


Plaza Mayor, Madrid. Autor: Chusseau-Flaviens, entre 1905 y 1908. Foto del archivo George Eastaman

En Navidad se intensifican las relaciones personales y profesionales. Son múltiples las cenas de empresa y amistades que se celebran en estos días dando lugar a sobrecarga en los restaurantes donde no es posible atender todas las peticiones que se solicitan; algunos de estos banquetes, la presencia de algunos asistentes es puro compromiso sobre todo en las de trabajo en que hay que compartir mesa y mantel con personas con las que hay rencillas o subordinación profesional muy distante o complicada en el día a día. En las relaciones comerciales abundan los regalos de empresa, generalmente en forma de cestas de Navidad de muy diferentes contenidos en función de las posibilidades económicas del que regala o de la categoría del receptor[3] o intercambio de décimos de Lotería Nacional.

Los días navideños son de enorme actividad en la calle, con un incesante tráfico de coches y peatones que hace estresante la circulación por todos los sitios con atascos y congestión de los transportes públicos por concentrarse en estas fechas todos yendo de un lado a otro para compra de regalos, ver adornos e iluminación navideña, reuniones de familiares y amigos, vacaciones infantiles, decorados en movimiento con un música de un conocido centro comercial, etc., en fin, cualquier motivo es bueno para salir de casa.

Pero los días navideños son también de gran actividad en los domicilios. Se decora la casa poniendo el Árbol de Navidad u otros adornos similares, se instala el Belén, se coloca en la puerta de acceso a la vivienda, luces intermitentes de colores en las ventanas, pegatinas, etc., pero además hay que hacer compras extraordinarias de los productos típicos de estas fechas como turrón, mazapán, polvorones y demás dulces para degustación propia o de las visitas, muy frecuentes en esta época para felicitar las Pascuas.



En torno al 20 de Diciembre los jóvenes han acabado las clases tras pasar los duros exámenes del primer trimestre y para festejar el inicio de las vacaciones organizan puntos de encuentro en diversos lugares siendo muy frecuentado el de la Plaza Mayor, pero se puede considerar el 22 de Diciembre como el primer día importante del ciclo navideño pues es la fecha del Sorteo de Lotería Nacional en la que ponemos muchas ilusiones tras haber adquirido “por si acaso toca” los números y participaciones que nos han ofrecido, muchos con recargo, por los compromisos con familiares, amistades, asociaciones, parroquias, colegios, etc. o también en aquellos sitios donde tomamos café todos los días o compramos en los establecimientos de alimentación de los que somos parroquianos, lo cual nos lleva a decirnos a nosotros mismos “no me queda mas remedio”, forma de autoconvencimiento que implica “jugar por necesidad es perder por obligación” por eso esta fecha es conocida coloquialmente por el Día de Salud por los innumerables nuevos perdedores que se consuelan diciendo “lo importante es tener salud” esperando al día siguiente a ver las listas oficiales para saber si al menos resultamos agraciados con la pedrea. Alrededor de estas fechas, determinadas empresas cada vez menos, obsequian a sus empleados con la Cesta de Navidad, que para algunos por la carestía de la vida es la ocasión de tener algo extraordinario.



El 23 de Diciembre o 24 por la mañana vienen las compras de la cena de Nochebuena, mariscos, pescados, carnes[4], bebidas, para que en ese día tan entrañable no falte de nada en la mesa. Es costumbre decirse en estas fecha unos y otros al despedirse “Feliz Noche”, ya que se trata de que en esa noche en la que se ha bebido mas de la cuenta no salgan a relucir las rencillas familiares que siempre están latentes en espera de saltar a la menor chispa.

También el 23 y el 24 había una costumbre que ha quedado en desuso y era la de pedir el aguinaldo. Los barrenderos, carteros y otros profesionales iban puerta por puerta entregando una tarjeta de visita “felicitando las Pascuas” para recibir un dinerillo extra llamado aguinaldo, algo que no sentaba bien porque tenían su sueldo pero siempre había quien colaboraba económicamente por compromiso mientras otras personas se negaban a abrirles la puerta para no darles. Mas de lo mismo ocurría con la chiquillería que iban “en romería” por las casas pandereta en mano y siempre encontraban a alguna vecina que con buen humor les decía “Si me cantáis un villancico os doy un aguinaldo”.



El día 25, tras una larga noche de insomnio, se levanta uno a la hora de comer y es el día de comer sobras y además recalentadas pues se ha hecho comida para la cena de Nochebuena suficiente para abastecer a un regimiento. La mañana de este día todo está en calma y es un gusto pasear tranquilamente por Madrid, en caso de encontrarnos con alguien nos saludamos diciendo “Felices Pascuas”. Los peques tienen un primer anticipo de los juguetes, en una clara competencia entre la tradición de los Reyes y Papa Noel, que hoy en día viste de rojo gracias al arte del birlibirloque de una famosa marca que le cambio su vestimenta verde.


Autor: Chusseau-Flaviens, entre 1905 y 1908. Foto del archivo George Eastaman.

Después del 25 viene un periodo navideño mas festivo y menos familiar. El día 31 Nochevieja se asiste a la Puerta del Sol a oír las campanadas de fin de año donde “no cabe un alfiler”, otros toman las doce uvas en casa o asisten a alguna megafiesta autorizada o botellón particular, o también ir de ronda tirando cohetes y petardos pues ir dando golpes de pandero ha quedado en desuso.


Venta de panderetas en la Plaza Mayor (1945). Fuente: Nicolas – Álbum Flickr.

El 5 de Enero es la segunda oportunidad de hacernos ricos con la Lotería del Niño y en la que muchos terminan perdiendo el reintegro que les tocó en la de Navidad invertido para este primer sorteo del año. Este día algunos acuden al Cotillón de Reyes, pero es el día de nuestros peques porque tienen que asistir a alguna de las cabalgatas que recorren los diversos barrios; la ilusión con que esa noche se acuestan embarga también a los padres, ya que pequeños y grandes están deseosos de que llegue la mañana del 6 para ver que tal se han portado los Reyes Magos y observar la cara de sorpresa de los tiernos infantes.

Acaba la Navidad, afortunadamente para nuestro bolsillo, porque aprovechando el tirón de la paga extraordinaria, se han efectuado un sin fin de gastos no habituales como son compra de Lotería, regalos de Reyes y ahora también de Papa Noel, comidas de empresa, comidas con amigos/amigas, cena de familia en Navidad, celebración de la noche de Fin de Año, Cotillón de Reyes, etc., es decir se ha tirado la casa por la ventana y hemos echado unos kilos de mas a base de mariscos, asados y dulces.



El día 7 de Enero todo vuelve a la rutina, comienza el desmontaje de toda la parafernalia de adornos navideños y la devolución de regalos que no nos valen o están repetidos, solo los peques tienen un día mas de vacaciones que les permite disfrutar de los regalos de Reyes, ventaja que los que peinamos canas no tuvimos, pero para los mayores empieza el duro camino de apretarse el cinturón haciendo cábalas para llegar a fin de mes y sobrellevar una cierta desmoralización que nos invade al observar el calendario y ver que después de tantas fiestas laborales ya no hay otra hasta el 19 de Marzo, día de San José (cuando la hay), mas de dos meses después, solo la permanencia de los Nacimientos hasta el 2 de Febrero nos hace recordar vagamente la Navidad pasada. Para muchos el 7 de Enero es el momento de la verdad cuando hay que cumplir los deseos que uno se ha autoimpuesto, siendo los mas habituales, uno el dejar de fumar, siempre a primero de año, pero por aquello de que hay todavía fiestas, se deja para después de Reyes; y el otro el ponerse a dieta para perder esos kilos de mas que se vienen arrastrando durante todo el año y que se han visto incrementados por los excesos culinarios; a unos y a otros les deseamos suerte en este empeño.



Los que hacemos el blog deseamos de corazón a todos los lectores

FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO

Y también:

BON NADAU E ERÓS AN NAU (aranés)
FELICES NAVIDAES Y PROSPERU AÑU NUEVU (bable)
BON NADAL I FELIÇ ANY NOU (catalán/valenciano)
ZORIONAK ETA URTE BERRI ON (euskera)
BO NADAL E PROSPERO ANINOVO (gallego)
BON NADAL I PROSPER ANY NOU (mallorquín)
FELI NAVIAI Y PROSPERU ANU NOVU (mañego)

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Autor: José Manuel Seseña.
En este blog también colaboran: Angel Caldito y Ricardo Márquez.

Notas:
[1] Los Nacimientos, algo muy tradicional en España, fueron introducidos por Carlos III a su regreso de Nápoles. Como norma general se abren y se cierran al público coincidiendo con dos fechas de la liturgia cristiana, desde la Inmaculada Concepción (8 de Diciembre) hasta la presentación del Niño en el Templo, también conocido por día de La Candelaria (2 de Febrero, cuarenta días después de Nochebuena).
Por aquello del puente de la Constitución, algunos adelantan su apertura al 6 de Diciembre aprovechando esta fiesta.
[2] Es admirable el tesón con el que algunas personas mantienen esta tradición año tras año, a veces sufriendo la indiferencia de su entorno mas inmediato. Citaremos dos ejemplos:
Guadalupe (Cáceres), en la zona de villa arriba, hay uno que se puede visitar durante todo el año. Tiene un amplio espacio con numerosas figuras algunas con movimiento, río, iluminación, cambio de luces, etc.
Campanario (Badajoz), con sus mas de 12.000 figuras que se incrementan cada año pasa por ser uno de los mas grandes de España, al que acuden visitantes de los cuatro puntos cardinales. Hay en él varios tipos de Nacimientos pero el mas importante es el que tiene las características de los españoles, con numerosas piezas en movimiento, río, lluvia, iluminación, cambio de luces, etc. Es tan laborioso su montaje y desmontaje que solo se realiza parcialmente, empezando la preparación en Agosto para que esté listo en Diciembre.
[3] Un refrán dice “Quien regala bien vende si el que lo recibe lo entiende”.
[4] Entre las carnes era muy tradicional comer pavo en Nochebuena que se vendían vivos en la Plaza Mayor y en la Plaza de Puerta Cerrada, entre otros lugares. De ahí el dicho “Estás mas mosqueado que un pavo en Navidad”.

martes, 15 de diciembre de 2009

El Ventorro del Tío Chaleco

La palabra Ventorro, como su propio nombre indica, era un lugar donde existía una venta, normalmente en los cruces mas importantes donde confluían varias intersecciones. En nuestro relato que datará sobre los años 40 – 70, el del Tío del Chaleco la confluencia era la c/. López de Hoyos con el arroyo del Abroñigal, donde existía un puente sobre el cual se podía cruzar el arroyo, pues López de Hoyos era una vía importante para el acceso a la ciudad.

Fuente: Archivo fotográfico de la Comunidad de Madrid. (1969). Final de la c/. Escabiosa. Esa especie de muralla que se observa en el lado derecho es sin duda el colector donde se unian el arroyo de las Cañas y el Abroñigal, Se observa el edificio del fondo a la derecha, es Perlofil.

Al Ventorro en adelante lo catalogaremos como barrio, aunque en ocasiones seguiremos llamándolo como Ventorro.

La gente que vivía en este barrio estaba muy identificada con el Cerro de la Cabaña por su proximidad, existía un cierto pique entre ambos barrios, se decía “ subir al Cerro “ o “ bajar al Ventorro“, lo que les hacia como inferiores, pero eran dos barrios a los que les unían incluso lazos familiares.

La frontera entre los dos barrios era en la práctica el arroyo de las Cañas, del cual se aprovechaban ambos barrios. Este arroyo, que entraba en el Ventorro procedente de la zona de Arturo Soria, recorría casi todo el tramo de López de Hoyos por la parte de atrás y en el lado de los pares, entre la c/. Alejandro Chacón y la c/. Escabiosa, donde en su confluencia con López de Hoyos y a 50 metros aproximadamente se convertía en un colector que desembocaba en el arroyo Abroñigal.

Fuente: Archivo fotográfico de la Comunidad de Madrid. Usuario: Aurora Sen Flores (1956).

Siguiendo con el compromiso de recuperar barrios desaparecidos, y al igual que con el capitulo del Cerro de la Cabaña 2ª parte, el relato irá dirigido a lo que era el barrio, sus vecinos, sus comercios y sus costumbres.

El Ventorro lo vamos a delimitar por una franja que comprenda: por el norte con el arroyo Abroñigal y el pinar que en aquella época existía, al sur la prolongación del arroyo Abroñigal con la cuesta de Queremón, al este Sanatorio de la Paz – en la c/. Lopez de Hoyos – con la c/. Alejandro Chacón, y al oeste el Paseo de los Jacintos hasta la c/. Queremón.


El barrio tenia muchas calles pero la mayoría eran calles pequeñas, la c/.Lopez de Hoyos era la principal y por entonces junto a la c/. Máquina eran las únicas que estaban asfaltadas, ordenándolas de este a oeste serian: Valentina Gutiérrez, Santa Mónica, Monte Sinaí, San Vicente Mártir, Máquina, Cerezo, Avenida de los Tilos, Suerte, Escabiosa, Las Flores, Buen Pastor, Eucalipto y Paseo de los Jacintos.

El Ventorro en su aspecto de barrio poco difería de los barrios limítrofes como podían ser el Cerro de la Cabaña, la Quinta de la Paloma, Ibarrondo y Ciudad Jardín. El Ventorro respecto a estos barrios (excepto la Ciudad Jardín) presentaba la ventaja de tener mas vida por estar atravesado por una vía tan importante como era la c/. López de Hoyos, por la cual discurría toda la circulación de vehículos que accedían o procedían de Hortaleza, Canillas y Ciudad Lineal al centro de Madrid.

Tomando como referencia los años 50 – 60, ya se intuía el movimiento circulatorio que tomaría con el venir de los años esta travesía, por ese motivo y con gran acierto por parte de los vecinos se congregó la mayoría de los comercios existentes en el barrio.

Refiriéndonos a la vecindad al igual que sucedía con la mayoría de barrios que no superaban o se encontraban entre un censo de 500 – 1500 habitantes, aunque no se llegara a tener una intima amistad, si se podría decir que se conocían casi todos, bien por el nombre, por el apellido, por la familia o por el apodo que también proliferaba. Eran gente en su mayoría trabajadores por cuenta ajena, había familias económicamente desahogadas, otras menos, y las había económicamente precarias. Había quien vivía en casa individual, pero predominaban las familias que vivían hacinadas en una finca donde había 2, 3, 4 e incluso 5 vecinos. Por los años 60 se empezaron a levantar algunos edificios de pisos.

Fuente: Archivo fotográfico de la Comunidad de Madrid. Usuario: Aurora Sen Flores (1937).

Si por algo el Ventorro del Tío del Chaleco traspasara fronteras quizás fuera por la popularidad del único vecino que alcanzó la fama, este no fue otro que Manolo Santana, conocidísimo tenista tanto en nuestro país como fuera de él, aunque Santana no nació en el Ventorro si que llegó siendo muy niño. Procedía de una familia humilde, eran cuatro hermanos y él en su adolescencia visitaba el club de tenis El Viso donde le entró el gusanillo, y de recogepelotas llegó hasta lo mas alto. A pesar de ser quien fue y del poder económico del que disfrutaba, su madre estuvo trabajando hasta los últimos días.


En el capítulo de los comercios el Ventorro era quizá el mas rico en comparación con los barrios limítrofes, pues sí al hablar del Cerro de la Cabaña reflejábamos que disponía de todo tipo de establecimientos para su abastecimiento, sin que fuera del todo cierto, en cambio refiriéndonos al Ventorro si que podríamos asegurar que disponía de todo lo esencial.

A continuación vamos a enumerar todo lo que seamos capaces de recordar, empezando por la parte alta y bajando por la acera de los números impares de la c/.López de Hoyos.

Creo recordar que el primer comercio que nos encontrábamos era una bodega de la que no recuerdo el nombre, al lado había una casa de repuestos del automóvil –Miguel–, por debajo había un taller mecánico, que por cierto eran muy buenos profesionales y en el que muchos chavales de aquellos barrios aprendían el oficio. Por debajo del taller había una peluquería de señoras que ejercía dentro de su casa, estaba la trapería casi esquina con la c/. Maquina, entrando en la c/. Maquina había a la izquierda un bar y mas adelante una tienda de muebles y electrodomésticos. Seguido había una lechería y mas adelante pasando las curvas en el lado izquierdo había un gran almacén de carbón. Volviendo hacia la c/. López de Hoyos y en la otra acera quiero recordar que había una mercería o cacharrería, también había una carnicería, una casquería y una frutería.

Ya en López de Hoyos y siguiendo la ruta establecida, había una pequeña tienda donde se cambiaban novelas y tebeos, tu entregabas los tebeos, cogías otros y abonabas 5 céntimos por cada uno (por entonces era muy común en los hombres leer novelas); luego un taller y alquiler de bicicletas, una carbonería, y después una droguería–mercería que la dueña se llamaba Sra. Masa. Seguido estaba la peluquería de caballeros de Manolo que aparte del corte de pelo también se dedicaba a poner inyecciones; era un hombre muy conocido y querido en el Cerro pues lo mismo le llamaban para que subiera a pelarte como a pincharte, fuera la hora que fuera. Por debajo de la peluquería estaba la carnicería de Fraile (que hoy en día tiene varías en la Vaguada, San Sebastián de los Reyes,....) ; después una fontanería y seguido un despacho de pan que también servía Julio Baena (el hombre que atendía el despacho se llamaba Cosme).

En López de Hoyos esquina con la c/. Suerte había una fuente, a esta fuente era a la que bajaban del Cerro a por agua antes de que existiera la del Cerro. Ya en la curva estaba la bodega del Maño, esta bodega era la mas grande y la mas conocida del Ventorro, quizás no hubiera nadie en todo el Ventorro y aledaños que no la conociera. Después de la bodega y en la misma curva había una frutería-verdulería, y seguido estaba el taller de Javi, lo llevaban el padre y su hijo; la casa donde estaba el taller era una casa familiar y los que vivían ella eran todos familia. Como otros negocios de entonces, empezaron trabajando con poco, como el que dice en la calle, el taller estaba en pleno arroyo Abroñigal prácticamente debajo del puente.

Fuente: Archivo fotográfico de la Comunidad de Madrid. Usuario: Aurora Sen Flores (1953). Posiblemente el Paseo de los Tilos, en la explanada donde acababa el canalillo.

Ya cruzado el puente había un bar llamado la Curva, en el verano hacían baile en el jardín. Recuerdo que se bajaba por una escalera a la pista de baile. Este bar era muy conocido pues en aquella época muchos jóvenes de otros barrios iban a bailar allí. Antes de desaparecer fue un jardín restaurante llamado la Chuletera.

Después de la curva, enfrente en la c/. Buen Pastor nº 1, nos topábamos quizás con lo que era el emblema del barrio, la fábrica de pan “ La Luna “. Si antes refiriéndome a la bodega del Maño decía que la conocía todo el barrio, esta fábrica de pan digamos que era el Ventorro en si, punto de referencia para cualquier extraño. La Luna era bastante importante por la cantidad de producción diaria que elaboraba y que repartía mayormente fuera de la zona.

Al final de la c/. Buen Pastor estaba la fábrica de hielo, tan conocida si cabe como la fábrica de pan. Era la única fabrica de hielo que yo recuerde que existía, de hecho repartía hielo no solo a los bares de los barrios limítrofes sino que repartían por varias zonas de Madrid. El reparto se hacía con carros de mano a los sitios cercanos y con motocarro a las zonas mas alejadas.

Recorte del diario La Voz de Madrid. 1932

También había en la c/. Las Flores una fábrica de empanadillas, no recuerdo el nombre comercial pero recuerdo que trabajaban muchas chicas de estos barrios. Terminando esta ruta del lado de los impares de López de Hoyos pasada la curva sé que había un taller como de carpintería, y al final en el esquinazo de la c/. Queremón estaba la tienda conocida por los consumos, dedicada a la venta de pienso, legumbres, y harinas.

Retomamos la ruta esta vez por la acera de los pares. Creo recordar que lo primero era una clínica que se encontraba dentro de un chalet, se llamaba Los Leones. Luego una vaquería, el dueño se llamaba Juan; después estaba la chatarrería de Pepe a la que acudíamos para vender todo lo vendible, desde hierro, plomo, cobre, botes, botellas,... de todo lo que encontrábamos por los basureros.

Después de la chatarrería estaba el taller de cerrajería de Felipe, Felipe vivía en la c/. Eusebio Martínez Barona. Mas abajo estaba la vaquería de la Felipa, permanecieron en el barrio hasta que les expropiaron y se marcharon a la c/. Ávila, donde continuaron con el negocio hasta su jubilación. Un poco mas abajo estaba la única churrería que existía, yo no recuerdo que hubiera ninguna en otro barrio de las cercanías. La imagen del churrero o churrera con las cestas, una en cada brazo, por los barrios voceando la mercancía, era una imagen inolvidable.


Seguimos y nos encontramos con un despacho de pan que pertenecía a Julio Baena la fabrica de pan que estaba en el Cerro. Por debajo estaba la farmacia de D. Mariano, por debajo de la farmacia había una clínica, mas abajo una tienda de ultramarinos de nombre El Derroche, seguido una frutería (la dueña se llamaba Consuelo), una pescadería (creo que la que despachaba se llamaba Carmen, una chica muy machorra); y por último en la esquina con la c/. Simón Bartolomé otra tienda de ultramarinos que se llamaba La Barata. En la c/. Simón Bartolomé había un almacén que vendía vinagre, pienso y alfalfa, es decir, suministro para los animales, se llamaba la Chuti. Ya en la c/. Escabiosa había una peluquería de caballeros, se llamaba Hilario Galán, y mas abajo una casquería. También en la c/. Escabiosa estaba el almacén de carbón de Pedro Guerra, y ya en López de Hoyos pasado el puente había otro bar de nombre La Huerta.

Hasta aquí un repaso de los comercios o tiendas que existían en el Ventorro, a partir del año 65 fueron desapareciendo algunos e instalándose otros en su lugar, por ejemplo un club de los llamados americanos de chicas de alterne que hubo en la cuesta de López de Hoyos, no recuerdo el nombre aunque lo visite varias veces. Quizás me deje alguno, quizás no estén todos en su orden, pero lo que si puedo asegurar es que los que he reflejado existían.

Fuente: Archivo fotográfico de la Comunidad de Madrid. Usuario: Carmen García Pascual (1965).
El Cerro de la Cabaña, final de la calle Justo Martínez, visto desde el campo camino del Ventorro. 

Respecto de las costumbres a las que se pudiera hacer referencia en dicho barrio, no creo que difieran mucho de las costumbres de los otros barrios limítrofes, puesto que las personas que lo habitaban poco se diferenciaban los unos con los otros, si algo pudiera ser era el de su condición de barrio mas transitado por vehículos y por lo tanto tenia mas actividad que los otros. Si tuviéramos que citar alguna actividad esta sería la que se producía en torno al “canalillo”, justamente donde acababa. En su tiempo fue lavadero no solo para los vecinos del Ventorro, era zona de reunión, nunca faltaba gente en sus inmediaciones y para los chicos era zona privilegiada para los juegos por existir una gran explanada y comunicarse prácticamente con el pinar. Del “canalillo” se podría decir que era la frontera con la Ciudad Jardín.


Espero que este relato sea motivo de recuerdo para las personas que vivieron o simplemente transitaron por el Ventorro del Tío del Chaleco, pues a mi me produce un gran placer recordar lo que mi memoria me permite, aunque soy consciente de que se podría ampliar o mejorar, e intentado plasmar en el mis recuerdos.

Los restos del naufragio: dos fotos del cartel de Neumáticos Javi que todavía hoy (08/mar/2012) existe en la esquina de Alfonso XIII con Pinto Ribera. Foto de: Félix Aguirregaviria



Equipos de Bressel, principios de los años cincuenta. Fotos de Pipe. Su padre es el primero de la izquierda que está de pie en el equipo masculino.
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Autor: Pedro Gómez.
En este blog también colaboran: Angel Caldito, José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.

Fuentes fotográficas:
Archivo fotográfico de la Comunidad de Madrid.
BNE.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Tranvías de Madrid - A vueltas por Madrid – Primus Circumdediste Me

Ahora que hemos concluido la vuelta a Madrid a través del viaje virtual del tranvía C, el primer recorrido público circular importante de nuestra ciudad, tras un año justo de periplo, la tercera parte de lo que tardó Juan Sebastián Elcano en dar la vuelta al mundo, vamos a seguir hablando de los servicios circulares titulando esta entrega con el lema del escudo de armas que le concedió Carlos I. ”Fuiste el primero en darme la vuelta”.

Un cangrejo procedente de Barquillo se dispone a girar por Cedaceros para llegar a San Jerónimo. Obsérvese la vía en cuádruple carril y el doble hilo, una para la vía estrecha y otro para la ancha.

Varios han sido los proyectos de establecer servicios de circunvalación alrededor de Madrid y otros no pasaron de simple idea con diferente distancia del punto central. Entre los primeros podemos hablar de la Ciudad Lineal y de la pretensión inicial de los tranvías de vía estrecha y entre los segundos al Metro de la República.

Característica común de todos los circulares ha sido la existencia de algún obstáculo que impidió cerrar el círculo o demorarlo. Hablaremos solo de los que se completaron.

Calle de Velázquez en el cruce de Goya orientada a Alcalá. La vía ancha se instaló sobre la estrecha en tercer carril desde el primer momento (1.911). Fuente: http://www.viejo-madrid.es/

El que da el nombre al tema de hoy es el servicio circular de los tranvías de vía estrecha, ancho métrico, popularmente conocidos por “cangrejos” debido al color con que iban pintados, que fue el primero de estas características en Madrid y que nos hemos permitido titularlo en honor de la gesta de Elcano.

Un cangrejo pasa por delante del Congreso de los Diputados. Puede llevar tres destinos, Hermosilla, circular por Independencia o Norte. Fuente: http://www.viejo-madrid.es/

El 1 de Octubre de 1.901 la Compañía Eléctrica Madrileña de Tracción inauguró la línea por la parte alta del Barrio de Salamanca lo que le permitió poner en funcionamiento nuevos servicios entre los que se encontraban los de una línea circular que tenía dos letreros auxiliares POR INDEPENDENCIA para el sentido contrario a las agujas del reloj y POR BARQUILLO para el de las sentido agujas del reloj, que en el momento de iniciarse las tablillas eran rojas con letras blancas o amarillas muy débiles.

Un cangrejo haciendo el recorrido circular camino de Barquillo-San Jeronimo. La foto es después de 1.924 cuando ya se circulaba por la derecha.

El trazado de la vía estrecha fue muy tortuoso en la zona de Barquillo y también en el Barrio de Salamanca donde se alternaban las calles de una sola vía con sentido único de circulación tranviaria con las de doble vía, consecuencia todo ello de la negativa de las empresas de vía ancha a que coincidieran con las suyas por lo que la C.E.M.T. tuvo que buscar trazados adyacentes sin poder conseguir su objetivo de alcanzar la Puerta del Sol. A pesar de ser los tranvías de corta longitud y algo mas estrechos, en las curvas tenían que abrirse las vías hacia el lado contrario a fin de poderlas tomar con mejor desarrollo.

Un cangrejo que acaba de salir de Barquillo pasa delante de la Iglesia de San José. Aún no estaba la Gran Vía. Fuente: http://www.viejo-madrid.es/

Particularidades iniciales del itinerario:
-Circulación por la izquierda en todos los tramos donde hay vía doble.
-Pequeño tramo de vía única en Cedaceros con Los Madrazo.
-Circulación en estuche por Alcalá entre Cedaceros y Barquillo[1].
-Vía única con apartaderos entre Barquillo con Alcalá hasta Plaza de las Salesas.
-Cuádruple vía en Almagro entre Zurbano y Marqués de Riscal, a la derecha de la ancha
-Circulación por Velázquez en el lateral de los impares.

Un cangrejo camino de San Jerónimo se detiene en la Plaza de la Independencia para dejar pasar posiblemente a un 32 Diego de León-Sol (izquierda) y un 4 Sol-Ventas (derecha)

Cruces con la red de vía ancha:
-Argensola/Zurbano con Génova.
-Marqués de Riscal/José Ortega y Gasset con Paseo de la Castellana.
-José Ortega y Gasset con Serrano.
-Velázquez con Goya.
-Lagasca con Goya.
-Conde de Aranda con Claudio Coello.
-Columela con Claudio Coello.
-Plaza de la Independencia[2].
-Plaza de Cánovas del Castillo (Neptuno).

Tarifas:
-San Jerónimo-Lista, esquina Serrano 0,10 Pts.
-Lista-San Jerónimo esquina Cedaceros 0,10 Pts.
-Vuelta completa desde cualquier punto 0.15 Pts.


Después de la inauguración hubo como es natural bastantes modificaciones cuyo detalle harían engorrosa su lectura, generalizándolas diremos algunas de ellas: duplicación de algún tramo de vía única, cambio de las tablillas, denominación de la línea con la letra “L”, establecimiento de un efímero servicio auxiliar por Jorge Juan en el sentido Independencia, alteración del paso por el Barrio de Salamanca con el cambio de sentido circulatorio en Madrid, retorno en San Jerónimo por la misma ruta por la que había llegado, etc.

El 5 de Octubre de 1.934 se declaró una huelga general en España. Este día los tranvías de Madrid no prestaron servicio y los de la red de vía estrecha ya no lo harían mas acabando con ello este primer servicio circular.

Aunque no hay ningún cangrejo y ya la circulación es por la derecha, obsérvese la vía en tercer carril, transformación llevada a cabo poco antes de 1.920.

Epílogo
Este trabajo ha sido posible en su mayor parte gracias a la consulta de los archivos de D. Carlos López Bustos (q.e.p.d.), experto conocedor de los tranvías de Madrid.

La C.E.M.T. quiso establecer un servicio circular mas amplio pero la falta de acuerdo con el Ayuntamiento para construir el paso sobre las vías de la estación del Norte impidió que se enlazaran los extremos de sus líneas en Marqués de Urquijo esquina Rosales y Glorieta de San Vicente.

Años después en vía ancha se pusieron servicios circulares en las líneas 15, 17 y 20 manteniendo inamovibles las cabeceras, pues los coches iban por Hortaleza y regresaban por Fuencarral o viceversa pero no pueden ser considerados a los efectos de este trabajo porque no tenían repercusión en la prestación al público.

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Autor: José Manuel Seseña.
En este blog también colaboran: Angel Caldito y Ricardo Márquez.


Notas:
[1] La única coincidencia del trazado de la vía ancha y la vía estrecha. Estuche quiere tramo en cuatro carriles, los del interior para la vía estrecha y los del exterior para la vía ancha.
[2] Las vías por la Plaza de la Independencia estaban situadas junto a las aceras lo que hacía interminable el rodeo de la Puerta de Alcalá