En estas fechas en las que celebramos el culto a los muertos con el día de Todos los Santos[1] y la Noche de Halloween[2] hemos considerado de interés los que hacemos este blog hacer una pequeña referencia a las propuestas tranviarias para llegar a la Necrópolis de la Almudena. Para otra ocasión queda el seguimiento de los autobuses que hicieron este servicio, llamados popularmente “camionetas” a los que empezaron a hacerlo allá por los años cincuenta.
[1] Fiesta instaurada por la Iglesia para recordar a aquellos santos anónimos. Se celebra el 1 de Noviembre desde que el Papa Gregorio III (731-741) la trasladara a esta fecha. Este día, además de visitar a los difuntos, es costumbre en muchos lugares de España ir a merendar al campo y comer castañas.
[2] Fiesta anglosajona de origen celta que se celebra la noche del 31 de Octubre. Marcaba el fin del verano cuando los ganados eran recogidos de los prados y guardados en establos y los espiritus podían salir de los cementerios para meterse en los cuerpos de los vivos, y éstos para evitarlo decoraban sus casas con adornos esperpénticos.
En Madrid la necesidad de este medio rápido de transporte se hizo patente en una nota de prensa aparecida en 1.884, en plena epidemia colérica, en la que se mencionaba como en un día caluroso de julio estuvo detenido en el Puente de Ventas uno de los carros que transportaban cadáveres a causa de la rotura de un eje.
b) La conducción de cadáveres ha de efectuarse digna y decorosamente, con todo acompañamiento, desde las estaciones o depósitos que en la línea de circunvalación construyera el Ayuntamiento hasta la Necrópolis y el Cementerio de Epidemias. A dichas estaciones los cadáveres serían llevados a horas determinadas.
c) La conducción de cadáveres será gratuita para los pobres de solemnidad, entendiéndose por tales a este efecto a aquellos cuyo recibo de inquilanato en el mes de fallecimiento y en el anterior no llegase a 15 pesetas.
Siguen después en el tiempo diversos tiras y aflojas entre la Compañía y el Ayuntamiento sobre quien tiene que realizar los accesos al cementerio que dilatan indefinidamente la construcción del tranvía que finalmente no se lleva a cabo (excepto el Tranvía Metropolitano) y tampoco se realiza este tipo de transporte.
Solo queda mencionar como curiosidad una de las ofertas que hizo en un determinado momento la empresa al Ayuntamiento como era la construcción de iglesias en los depósitos de cadáveres y en los puntos de enlace de los ramales al cementerio con la línea de circunvalación.
Han acompañado a los mismos 912.500 personas, cifra que sin duda habrá de duplicare con el ferrocarril, pero ateniéndose a la actual, o sea 500 viajeros diarios, hubiera dado un ingreso por este concepto, sobre el tipo de una peseta por billete de ida y vueltas,.....
Tomando como tipo mínimo el movimiento de viajeros en el día de Todos los Santos, en cada uno de los cincos años, en 5.000, que seguramente han pasado de 8.000, resulta,........
Tras el fracaso de este tranvía hay nuevos proyectos, ya sin transportes de cadáveres, que tampoco ven la luz.
1º) Febrero de 1.911. Se piensa establecer un "Tranvía Municipal" desde la Plaza de Manuel Becerra a la Necrópolis, que como tantas iniciativas no se lleva a cabo.
2º) 1.917. La C.M.U. solicita una línea que partiendo de Ventas llegue a la carretera de Vicálvaro donde están las puertas de entrada a los Cementerios de la Almudena y Civil. No es concedida debido a la situación económica de la empresa que se halla en suspensión de pagos.
3º) 1.917. Se autoriza al Tranvía del Este el establecimiento de una línea similar con la condición de que construya el viaducto sobre el arroyo de La Elipa, pero renuncia a la concesión al resultarle gravosa esta cláusula.
[2] Se trataba del Puente de La Elipa en la prolongación de O'Donnell, compromiso que había adquirido el Ayuntamiento de Madrid con la compañía del Tranvía Metropolitano a cambio de que esta hiciera otro puente en la línea de circunvalación.
Muy oportuno en estas fechas. Me sigue admirando este trabajo de investigación sobre los orígenes y las visicitudes de los tranvias madrileños. Esta idea de los tranvias fúnebres es verdaderamente poética. Parece un cuento de Borges. No se si era algo inspirado en alguna experiencia de otras ciudades. Si respondiese solo al genio de algún empresario merecería ser recordado por su nombre.
ResponderEliminarUn saludo
Magnifica la labor de investigacion y el acompañamiento de fotos en el texto. Es muy de agradecer para quienes seguimos interesados sobre el pasado de Madrid y sus alrededores.
ResponderEliminar¡Enhorabuena por el trabajo!.
Difícilmente se puede decir algo para enriquecer este artículo dada su alta calidad. Me permito tímidamente añadir que antes de acceder al tortuoso puente de Ventas sobre el arroyo del Abroñigal, los duelos se despedían algo más arriba, en lo que hoy es la plaza de Manuel Becerra (antiguamente plaza de la Alegría). Répide en "Las calles de Madrid" dice en el apartado de esta plaza: "... la parada de los entierros, el tráfago contínuo de toda clase de vehículos, desde los ómnibus de tracción animal hasta los modernos autobuses, que llevan visitantes a los cementerios, las vendedoras de flores de fúnebre destino y la varia multitud de los acompañamientos en aquellos tristes cortejos, dan a esta plaza un peculiar aspecto, que en el día de los Santos y en su víspera esde una abigarrada confusión..." Saludos.
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios. Es un aliciente para los que formamos el blog, José Manuel, Angel y yo, para continuar con las investigaciones. Son muchas horas de buscar, cruzar y verificar datos.
ResponderEliminarAñadir al comentario de Jesús, que según se dice la plaza de la Alegría era llamada con sorna por los madrileños por "la alegría" de ver partir a los difuntos. Dicho esto con todo respecto, pero como muestra de la característica del pueblo madrileño a sacar punta a todo, hasta de las penas.
Ricardo.