En 1951 había en el Hogar Alto de los Leones, enfrente de la CEA, tres empleadas de la limpieza que un día, de la noche a la mañana, decidieron despedirse para irse de animadoras a un cabaret, eso que dos de ellas habían estado hasta hacía poco acogidas en el Hogar Clara Eugenia, en Hortaleza.
De las tres, Amalia y Otilia(1), eran muy hermosas, especialmente esta última, quien estuvo insistiéndome durante días, hasta que consiguió que le prestara una corbata con muestra escocesa que tenía yo, para ponérsela el día que libraba. Mas como no sabía hacer el nudo, me llevó a su alcoba para que se lo hiciera yo... Y ahi estaban -a solas- la real hembra y el chaval. Ella, con guasa en la mirada, y él, afanado como nunca en su lucha temblorosa por hacer el nudo Wilson sobre aquellas cumbres... Y todavía hoy sé lo que pensaba: "Andá, éste a lo mejor es marica, ¿o es que va para santo...?" Ni lo uno ni lo otro, liebe Otilia, simplemente, un gilipuertas.
El caso es que el día que tenía libre -de 10 de la mañana a 10 de la noche-, lanzaba el cubo, la bayeta y las viejas alpargatas a un rincón, y a continuación, con un abrigo azul marino ajustado a la cintura, de vuelo y esclavina; una blusa blanca que a duras penas celaba su altiva proa, medias finas y zapatos negros de tacón alto, se transformaba en una arrogante belleza de arrabal, que, olvidando por completo las enseñanzas religiosas recibidas durante tantos años en Auxilio Social y pisando fuerte, se iba sin vacilar un momento camino del placer y el devaneo. La más joven de las tres, Bienvenida, de 18 años, no mucho mayor que yo, y que me trataba, ¡rayos y truenos!, como a su hermano pequeño, era de cuerpo muy esbelto, espigada y de pecho plano, ideal para lucir uno de los modelos de Christian Dior y no para ir vestida de fregona. Ella también le dijo "abur" a toda aquella absurda machaconeria religiosa y sin pensárselo más, las tres gracias salieron de naja alegremente, a la conquista del Cabaret. Qué no hubiera dado por haber sabido cómo continuó esa novela... Sin embargo, una cosa es cierta: Como quiera que aquello acabara, la decisión tomada fue sin duda mejor que quedarse en el Hogar Alto de los Leones de Auxilio Social, haciéndose polvo las rodillas, fregando suelos por 75 pesetas al mes.
Ernesto Fernández (Wiesbaden – Alemania)
En este artículo han colaborado: José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.
Nota:
1 - Nombres figurados.
Ernesto: Te veo muy espabilado con las de la limpieza de entonces. ¿Eran tan guapas, tan apetecibles como dices? Quizás,con el tiempo, serían chicas de conjunto con Celia Gamez y hasta llegarían a usar "medias de cristal"
ResponderEliminarPor soñar , que no quede...
Un saludo
Marisa
Marisa, te lo garantizo: Mas que guapas eran hermosas. Una hermosura mezcla de juventud y chicha pujante, y además reprimida desde una eternidad, que clamaba al cielo y a los infiernos por logros fecundos, lejos del cubo, la bayeta y el Auxilio Social.- Aquí está lloviendo. Un abrazo
ResponderEliminar¡Qué bueno, Ernesto! Siga usted escribiendo historietas, por favor.
ResponderEliminarHola, Miguel de Cáceres, me alegro de que te haya gustado, y tienes razón, hay que seguir escribiendo historietas amenas. A lo mejor le envío a Ricardo mis recuerdos de trabajador en Alemania, en la esperanza de que al leerlas, más de un taciturno empedernido tenga que sonreir, aun en contra de su volunta.
ResponderEliminarMe ha encantado el artículo Ernesto...cuéntanos más sobre aquella infancia y adolescencia...
ResponderEliminarP.D. Tenías que haberla besado cuando lo de la corbata...claro que eso tú ya lo sabes....
Irene
Hola Irene (bonito nombre alemán).
ResponderEliminar¿Qué por qué no la besé? Porque eso era un pecado casi tan gordo como el "hacer cositas feas", y uno acababa asando castañas, junto a Lucifer, allá en su reino. mea culpa. Saludos
Magnífico relato, D. Ernesto, aunque supongo que le hubiera apetecido que algún pasaje hubiera tenido un desenlace diferente, ¿no?.
ResponderEliminarComo dice la canción, "todos queremos más..."
Un saludo.
Oye, Manuel, por favor, ni de usted ni mucho menos de Don, que aquí dentro, en la cibernética, se acostumbra a ser muy democrático.
ResponderEliminar¿Qué si me hubiera apetecido otro desenlace? Pues no sé. Hasta que no se demuestre lo contrario, las cosas ocurren como impepinablemente tienen que ocurrir. Y así mi Otilia, adornada con ese detalle masculino de la corbata, acudió a su placentera cita, mientras que yo..., yo me quedé con el recuerdo. Vale
Hola, acabo de descubrir vuestro blog y me parece interesantísimo. Tengo oido que en la calle Olimpo de La Ciudad Lineal, hubo el Cine-Terraza Ruferco, ¿alguien lo recuerda?.
ResponderEliminarSaludos.
Miguel
Hola Miguel. Disculpa la tardanza en contestas, pero hemos tenido que hacer varias consultas.
ResponderEliminarImagino que preguntas por el Cine-Terraza Ruferco pues en el libro “Madrid y el cine”, de Pascual Cebollada, aparece en el listado bajo la siguiente descripción: “RUFERCO, Olimpo 6, inscripción en 1967 en el REC, cine de verano al aire libre, Pedro Ruiz Izquierdo (propietario), baja el 12-09-1985 en el REC.”
Este cine estaba en el barrio de Portugalete, cuya historia puedes ver en estos dos artículos:
http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2010/08/el-barrio-de-portugalete-el-arte-como.html
http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2011/04/barrio-de-portugalete-asociacion-de.html
Primeramente decir que los del “otro lado de la vía”, es decir, los del otro lado de la Ciudad Lineal, los que somos del Cerro de la Cabaña, no conocimos ese cine, ni Antonio Ramos, ni Pedro Gómez, ni el que suscribe.
Por ello preguntamos a nuestros amigo de Portugale. Rosim nos cuenta lo siguiente:
“Recuerdo perfectamente el Cine. Se ve en la última foto del Guernica en negro, al fondo a la izquierda en la que se ve un chalet. En aquel entonces solo había una valla. Para nada era la calle Olimpo, para nosotros aquello era el camino de la Cuerda. No estuvo mucho tiempo funcionando. En verano íbamos por la noche a ver películas, recuerdo que eran sobre todo de Joselito. Se trataba de un patio con sillas. Para mi era enorme, hoy, al cabo de los años, al volverlo a ver era más bien pequeño”.
Por su parte, Santi Martínez, otro amigo de Portugalete, nos confirma lo siguiente: “Efectivamente existió pero estaba en la calle Puerto de Santamaría (o Tantalis), casi esquina a la calle Toronga, frente a la calle Lido”. Incluso nos envía una foto aérea donde se ve la finca hoy ocupada por un chalet, pero que no vamos a añadir.
En definitiva, se trataba de un cine muy pequeño de barrio, con sillas en un patio y sin una instalación fija, un cine de verano. Era solo conocido por los vecinos, lo que indica que ni hacían publicidad por otros barrios limítrofes. Posiblemente su inscripción en las salas de cine fue hecha para poder proyectar las películas y la calle Olimpo fuera la dirección del propietario. No debió de estar en funcionamiento todos los año que indica su licencia.
Muchas gracias a todos por su ayuda para contestar este comentario.
Saludos.
Muchas gracias a todos los componentes del blog por dar respuesta a mi consulta sobre el cine Ruferco.Por lo que leo, mi dirección era equivocada y estuvo en la calle Tantalis esquina a la calle Toronga.
ResponderEliminarSaludos.
Miguel
Oye Miguel, ¿por qué no me preguntas mejor que dónde quedó aquella corbata escocesa -prestada y nunca más devuelta-, que mi bella Otilia lucía tan inocentemente? Ay, si ese adorno, tan varonil normalmente, nos hubiera podido contar, entre aromas y suspiros de fémina, su historia...
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