Fue en julio de 1894 cuando se fundó la sociedad “Tranvía a Vapor de Madrid a Colmenar Viejo y Ramal a Chamartín de la Rosa", que su propio nombre indicaba cual era su fin.
De esta forma encontrábamos dos concesiones para un mismo tramo, lo que ocasionó graves problemas entre las compañías. La CMU, la constructora de la Ciudad Lineal de Arturo Soria, compró la Rural del Norte en mayo de 1898, con el fin de dar servicio a la al Ciudad Lineal que en aquel entonces estaba en plena construcción. El ramal para la conexión era el de Chamartín, como es lógico.
De inmediato la línea tranviaria tomó nuevos bríos, y en octubre del mismo año 1898 llegó el tranvía al pueblo de Chamartín, y algo más de un año después a Fuencarral.
Así en el tramo hasta Chamartín había vías de las dos sociedades y comenzó una rivalidad entre ambas. Para liar más la cosa la CMU comenzó el proyecto de un tranvía a vapor desde Fuencarral hasta Colmenar Viejo en junio de 1901 y lo presentó en septiembre de 1903, lo que todavía exacerbó más el conflicto.
La CMU comenzó a colocar sus vías en Fuencarral en noviembre de 1903, aunque creemos que se trató más de un hecho para demostrar el poder de la compañía ya que hasta marzo de 1906 no se retomaron los trabajos. También hay que tener en cuenta que Fuencarral entraba dentro del proyecto de la Ciudad Lineal que debería de rodear Madrid, y así fueron numeradas las parcelas donde se encontraba la estación del pueblo de Fuencarral por la CMU como si fueran parte de la Ciudad Lineal.
La CMU intentó comprar a la sociedad rival (“Tranvía a Vapor”) pero fracasó en el intento y en mayo de 1904 comenzaron los juicios por la concesión, moviendo las juntas directivas de ambas compañías sus hilos desde los ayuntamientos hasta el Gobierno de la Nación.
En abril de 1906 la CMU comenzó a levantar los planos topográficos sobre el terreno, y en septiembre ya estaban tendidos los 4 primeros kilómetros de vía en Fuencarral. En junio de 1907 se empezó la explanación en Valdelatas en la que estaban trabajando 120 hombres, y 17 meses después quedó terminada hasta la estación de Viñuelas, actual término municipal de Tres Cantos, creado por segregación del de Colmenar Viejo, iniciándose de inmediato el nivelado de terreno del último tramo, entre Viñuelas y Colmenar Viejo.
El automotor llegó a Viñuelas en diciembre de 1908 conducido por Emilio Soria, que era el supervisor de todos los trabajos de la línea, y con tal motivo se ofreció una fiesta a los 230 peones que estaban trabajando en el movimiento de tierras. De los viveros de la Ciudad Lineal se trajeron 2.000 ailantos que fueron plantados en los desniveles del terreno para afianzar las tierras.
En marzo de 1909 ya estaban puestos los 2 primeros kilómetros de vía desde Viñuelas. La impresión es que la CMU iba a ganar a la compañía rival por lo que de nuevo hicieron una oferta de compra que fue infructuosa. A principios del verano comenzó a levantarse la estación de El Goloso, a la que se le puso el nombre de Valdelamasa por petición del Marqués de Santillana, quien cedió terrenos para tirar la línea.
Por desgracias, y como le pasó en casi todos los proyectos a la CMU, empezaron los problemas con las compras de terrenos, ya que algunos propietarios de Colmenar se negaban a venderlos, con lo que dio comienzo el tedioso tema de las expropiaciones.
En mayo de 1910 la CMU aprueba el nombre definitivo de las estaciones, siendo desde Fuencarral: Valverde (anteriormente pensaban en Alcobendas), Valdelamasa (anterior El Goloso) y Castillo de Viñuelas. En junio de este mismo año quedó inaugurada la línea hasta Viñuelas, llevando la CMU las viejas maquinillas del tranvía de la Ciudad Lineal a la línea del ferrocarril pues la línea de tranvía de la Ciudad Lineal había sido electrificada. Mientras se siguen plantado lirios, cañas y acacias en todos los terraplenes para el asentamiento del terreno.
En diciembre de 1910 se llega al acuerdo de la compra de las acciones de la compañía rival, aunque algunos accionistas de la absorbida siguieron litigando hasta el verano de 1912. Atrás quedaron ya los desencuentros, como cuando entre una compañía y otra se cortaban las vías de salida de sus cocheras.
Por fin en mayo de 1911 quedaron tendidas todas las vías hasta Colmenar y llegó por primera vez a la estación el automotor, cuyo ayuntamiento, viendo el éxito del proyecto, cedió la cantera a la CMU en firme. Hasta entonces la cesión no estaba decidida y cambiaba de una compañía a otra, según fueran las relaciones del ayuntamiento con las mismas.
El día 30 de mayo de 1911 llegó la primera locomotora a Colmenar Viejo, con muchos directivos y familiares de la CMU. La inauguración oficial de los 21 kilómetros y 260 metros desde Fuencarral a Colmenar Viejo tuvo lugar el día 23 de Julio, con un tren engalanado que partió de Tetuán a las 5 de la tarde. En Fuencarral se unieron todas las autoridades municipales y al llegar a Colmenar Viejo fueron agasajados con una espléndida merienda.
De inmediato se tendió una vía hasta el mismo pie de las canteras y también se pensó en transportar madera de pino de los pueblos aledaños de la sierra madrileña. Para finales de ese año se sacaron unos abonos mensuales, muy apreciados por todos los comerciantes que todos los días iban a la capital a vender sus productos. Así se estableció un tren que partía de Colmenar a las 3 y media de la madrugada, llamado de los vaqueros y cazadores, pues en él venían los unos con sus cántaros de rica leche y los otros con la caza para venderla a primera hora en Madrid.
Para que la línea fuera más operativa se hizo una nueva estación en Fuencarral en febrero de 1913, y se comenzó a transportar también ganado y brezo, siendo tanto el tránsito de mercancías que la CMU planteó al Ayuntamiento de Madrid la instalación de un fielato exclusivo para los trenes en Cuatro Caminos y que estos no pararan en el fielato de Tetuán. La construcción del sanatorio de Valdelatas fue un nuevo impulso para la línea desde mayo de 1915.
Por desgracia el estallido de la Primera Guerra Mundial ocasionó la falta de carbón, por lo que debió de cerrar el servicio del tren en varias ocasiones. A ello también se unió la suspensión de pagos de la CMU lo que repercutió mucho en el mantenimiento del tren.
El servicio se fue deteriorando, hasta que en abril de 1922 la CMU decidió suspender el servicio de viajeros, quedando solo el transporte de mercancías. El sanatorio de Valdelatas hizo una queja oficial por este motivo. El servicio fue reanudado aunque con tan solo un coche de pasajeros y con muchos trenes anulados.
Así estuvo sobreviviendo malamente el tren a Colmenar, hasta que en 1935 cerró definitivamente la línea. El año antes la CMU intentó venderla al Estado, pero sin éxito. Una pena pues desde el principio hubo varios proyectos para prolongar la línea a la sierra madrileña, incluso en 1926 el Ayuntamiento de Madrid pidió una línea directa de ferrocarril a la sierra, ¡y cual mejor que la de Colmenar!, para crear en la sierra “el gran parque de Madrid” que sirviera de distracción a los vecinos de la capital.
Terminada la Guerra Civil el servicio fue reanudado, y debido a la falta de carburantes y que muchos vecinos de la capital iban a los pueblos a buscar comida, el tren volvió a resurgir, pero el material móvil estaba en tan malas condiciones que el Estado expropió la línea y transformaron el ferrocarril del ancho l,44 al métrico en enero de 1943.
A principios de 1955 el gobierno decretó el cierre definitivo de la línea, mandando levantar todas las vías pues su trazado afectaba sensiblemente a la línea en construcción Madrid-Burgos. La mejora de los camiones y autocares hicieron que la explotación fuera deficitaria. Gran parte de las explanaciones fueron aprovechadas cuando se desdobló la carretera de Colmenar y fue convertida en autovía.
Las Canteras
En agosto de 1911 la CMU empezó la explotación de sus canteras, siendo destinadas las primeras piedras al cerramiento de sus estaciones, y a la construcción de las casas y el camino carretero de la Ciudad Lineal.
La cantera más importante era la llamada “Molino de Viento”, propiedad de la empresa “Fomento de Obras y Construcciones, FOC”, que era de pórfido diabasa (una especie de granito negro), al igual que la otra cantera conocida como “Pozo Escalo”. También había canteras de particulares como La Magdalena, El Acotao, Arroyo Pozancoa,...
Aunque la CMU tenía un almacén de piedras en las Ventas, decidió poner puntos de venta de piedra en las estaciones principales de todas sus líneas de tranvías, así se vendía también en Canillejas, Dehesa de la Villa, Carretera de Hortaleza,... y en enero de 1912 compró un solar en Bravo Murillo para acumular la piedra que era también arrendado y compartido con FOC.
Estas piedras se utilizaban como adoquines en las calles de Madrid, entre otras: Gran Vía, Goya, Conde de Peñalver, Méndez Álvaro,... y para el afirmado de carreteras (FOC producía en sus canteras de Colmenar 4 millones de adoquines al año en 1924).
La cantera de la CMU suministraba sus piedras al Metro de Madrid, prácticamente todos los grandes bloques de granito que estaban en las bocas del metro, marcos, paredes, escaleras, ... en definitiva, cualquier piedra granítica que utilizaba el Metro provenían de las canteras de la CMU. Además los bloques graníticos eran utilizados en los zócalos de muchos edificios de Madrid, las famosas piedras berroqueñas.
La explotación de las canteras y el fácil transporte hasta Madrid hizo crecer la economía de Colmenar de una forma espectacular, así en 1926 no había ningún pobre en el pueblo, ya que todo el que quería trabajar lo podía hacer de jornalero en las canteras o en cualquier actividad afín a ellas. Más de 300 obreros de las canteras construyeron sus casas en el pueblo en el periodo comprendido entre 1911 a 1926.
Autor: Ricardo Márquez
En el blog historias matritenses también colabora José Manuel Seseña
Agradecimientos: A César Mohedas, por los documentos prestados para su consulta.
Fuentes:
- Madrid, Fuencarral, Colmenar Viejo – Don Carlos López Bustos. Artículo de la revista Hobbytren.
- José Antonio Tartajo y José González Márquez, de sus comentarios en el grupo de Facebook de Historias Matritenses.
- Revista de la Ciudad Lineal.
Buenas noches, Ricardo y enhorabuena por el post.
ResponderEliminarNo llegué a conocer el tren de Colmenar, pero sí y mucho el tranvía que justo antes de llegar a Fuencarral, daba un rodeo para pasar frente a la estación, ya convertida en bar para entonces (1959), y por cierto abierto hasta muy altas horas de la noche. Incluso desaparecido el tranvía, aún seguía el edificio de la estación aunque ya clausurado, y frente a él un depósito elevado sobre cuatro pilastras de ladrillo, que no sé qué utilidad habría tenido en su momento para el tren, quizá se utilizaba como reservorio de agua. Hoy de todo eso ya no queda rastro, solo un descampado.
Un saludo.
Muchas gracias Rafael por tu comentario. No creo que nadie recuerde el tren a Colmenar, pero vale como inicio tus recuerdos. Tuvo que tener mucha importancia para el Colmenar y Fuencarral el tren, al menos económicamente.
ResponderEliminarUn saludo
Nueva foto añadida. El interior del almacén de piedra de Brazo Murillo. Foto: Javier Roselló, de Facebook.
ResponderEliminarPara mí ha sido una maravilla haber podido leer toda la historía del ferrocarril a Colmenar. Nací en Valdelatas y tengo los recuerdos de haber subido en la maquinilla hasta fuencarral donde hacíamos transbordo a Cuatro Caminos, duró poco mi experiencia.
ResponderEliminarPaseábamos por lo que hace el terraplen bajo las vias de Valdelata a San Fernando viendo pasar los combois de reparación de vías.
Si alguien está interesado en este tema o de los arededores de Valdelatas ponerse en contacto con 8pitocho@gmail.com.
Gracias.