lunes, 16 de marzo de 2009

Anecdotario Tranviario – El Alcalde en un atasco de tranvías.

Iniciamos hoy en el blog un nuevo tema dedicado a las anécdotas que tienen que ver con los tranvías madrileños. Son situaciones jocosas que provocan hilaridad desde la perspectiva que da el tiempo pero que en su momento pudieron tener algunas de ellas situaciones dramáticas o conflictivas entre los que las vivieron, otras simplemente son sucesos históricos en los que se han visto inmersos los tranvías. Las hemerotecas están llenas de ellas aunque no todas las que posteriormente puedan ir apareciendo procederán de esa fuente pues también las hay de la recogida de testimonios orales.

Las anécdotas tranviarias ya han tenido cabida en diversos temas tratados anteriormente en el blog como son en Primera toma cinematográfica en Madrid, donde se habla del paso de las señoras por la Puerta del Sol esquina a Montera y en los Kioscos de la Ciudad Lineal, donde se comentan los consejos paternalistas de D. Arturo Soria.

La que hoy comentamos está recogida por D. Carlos López Bustos (q.e.p.d.) ampliada con aportaciones personales en base a sus trabajos inéditos con el fin de situar al lector en la coyuntura en que sucedió y tiene que ver con la Gran Vía que el próximo año celebrará el cien aniversario del comienzo de las obras, conmemoración para la que se anuncian diversos actos. Vayamos ya sin mas preámbulos.

En 1.928 se encontraba en obras el tercer trozo de la Gran Vía, entre la Plaza del Callao y la Plaza de España.

Construcción del tercer tramo de la Gran Vía. La parte central de la foto corresponde a lo que fue el tramo intermedio suprimido de la calle Flor por donde bajaban los tranvías a la actual Plaza de España. Fuente: http://www.urbanity.es/ (Juanjo).
Los tranvías en la plaza de Santo Domingo tenían dos direcciones, una hacia Quevedo por donde iban las líneas 3, 13 y 14 y otra hacia la Plaza de España utilizada por las líneas 8, 9, 10, 21, 22, 27, 33, 34 y 41.

Los que se dirigían hacia la Plaza de España compartían trazado con los de Quevedo por la calle de San Bernardo hasta el cruce con la de Flor donde se desviaban para seguir por ésta y llegar a Leganitos que desde aquí tenía doble vía. Los inversos iban directamente a Santo Domingo por Leganitos en la que por su estrechez en la parte alta solo tenía una vía a partir de Flor.

El avance de las obras de la Gran Vía cortó a partir del 4 de Enero de 1.929 la circulación tranviaria por la calle de la Flor entre la calle de San Bernardo y la de Leganitos, pues el tramo comprendido entre San Bernardo e Isabel La Católica quedaba “engullido” por la Gran Vía.

Esta supresión hizo que todos los tranvías que iban hacia la Plaza de España se tuvieran que desviar por Leganitos compartiendo el tramo de vía única entre la Plaza de Santo Domingo y Flor lo que fue causa de frecuentes atascos tranviarios y automovilísticos. En uno de ellos, unos días después del cambio de trazado, se produjo un colapso de tranvías de colosal magnitud pues, a pesar de que por las obras fueron eliminadas con carácter definitivo las líneas 33 y 34, pasaban por este punto crítico siete mas.

Y aquí viene lo anecdótico para darnos cuenta de cómo sería la envergadura del problema pues dio lugar a que se personase el Alcalde D. José María de Aristizábal Manchón (1.927-1.930) para estar “en primera línea” y ver las medidas adoptadas para su resolución. Es una situación que nos resulta increíble en la actualidad porque si el primer edil de cualquier gran ciudad acudiera a las retenciones circulatorias que acontecen diariamente no haría otra cosa. El Alcalde en la reunión del Ayuntamiento del 12 de Enero de 1.929 propuso a la compañía de tranvías la construcción de una vía por la calle de Isabel La Católica.

Los atascos tranviarios cesaron el 27 de Septiembre de 1.929 al entrar en servicio para bajar a la Plaza de España la nueva vía instalada por Isabel la Católica desde la Plaza de Santo Domingo hasta unirse con la de Flor Baja[1] que estaba desde el 4 de Enero sin funcionamiento entre esta confluencia y la de Leganitos.


Autor José Manuel Seseña Molina
En el blog Historias Matritenses también colaboran Ricardo Márquez y Ángel Caldito

[1] La calle de la Flor iba desde la calle de los Libreros a la de Leganitos. Como consecuencia de las obras del tercer tramo de la Gran Vía, llamado Eduardo Dato, quedó dividida en dos trozos inconexos denominándola desde entonces a la parte de la calle de los Libreros “Flor Alta” y a la parte de la calle de Leganitos “Flor Baja”.

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