En septiembre de 1940, el antiguo velódromo de la Ciudad Lineal, situado en la parada número 7 (1), todavía estaba sin habilitar después de haber sido utilizado como depósito de material de guerra del 36 al 39. Como resulta que a los niños del Hogar Alto de los Leones nos llevaban allí a jugar, al ver a los soldados que íban recogiendo los últimos restos que yacían esparcidos por el cesped y contagiados quizá por ellos, también nosotros empezamos a buscar con pasión trozos de baquelita (todavía no existía el plástico) con los que con mucha paciencia y habilidad podíamos pergeñar una sortija de color gris sucio que a nosotros nos parecía maravillosa.
En los años 1942 y 43 volvieron a organizar carreras en la pista del velódromo (2), gracias a que los peraltes se habían conservado intactos durante la guerra. Sin embargo, no creo que tuvieran mucho éxito, pues pronto lo transformaron en el campo de futbol del Plus Ultra(3), equipo filial del Madrid (seguramente por razones políticas aún no se decía Real Madrid), que ganaba muy a menudo y llegó a jugar en segunda división. Hubo quien temíó incluso que subiera a primera, transformándose en un rival peligroso para el Madrid. La figura del equipo era Villita.
A los niños de "Leones", despues de oir misa en San Juan Bautista, nos dejaban entrar gratis a ver el partido todos los domingos, pero como nosotros no entendíamos nada de fútbol lo único que hacíamos era pasearnos por el campo contemplándolo todo. Sin embargo, algo había que atraía nuestra atencion, y era el deporte de "basebal" –tal como lo pronunciábamos, tan cándidamente-, siendo nuestro equipo favorito "Los Piratas", y su figura, "Gandul". Aquellos jugadores de atuendo tan extravagante, bateando con tal fuerza para luego correr como una exhalación, eran algo fenómeno de ver, al tiempo que apreciábamos inconscientemente lo exótico de ese juego importado de los E.E.U.U.
A la terminación de las carreras de bicicletas o de los partidos de futbol, los aficionados se apresuraban a coger uno de los dos o tres tranvías –las "maquinillas"-, aparcados en una especie de via muerta a la altura de la entrada. En la tapia exterior con grandes letras ponía Campo del Plus Ultra. La entrada a los entrenamientos era libre.
Enfrente de la salida del Velódromo, atravesando las vías, había un sencillo bar de una planta, Casa Molinero, cuyo interior apenas recuerdo, únicamente la máquina tragaperras, y fuera, el juego de la "rana" -ya se jugaba en tiempos de Cervantes- y dos mesas con sillas de hierro sobre un terreno apenas nivelado, agradablemente cubierto con la sombra de los pinos. A la caída de la tarde, encima de la entrada, una lámpara de neón de luz verdosa iluminaba toda la zona confiriéndole un carácter algo esperpéntico que sin embargo no nos molestaba lo más mínimo. Y algo más abajo, enfrente del Hogar Azul, entre las paradas 7 y 8, estaba el paraiso de los niños: un quiosco de chucherías con pipas, altramuces, cacahuetes, caramelos, chicle, chufas, etc. Lo llevaban dos chicas muy simpáticas. En verano, dentro del quiosco olía a caramelos y a madera de pino recalentada.
Autor: Ernesto Fernández -Wiesbaden, (Alemania).
Agradecimientos:
A Fernando Galindo por la cesión de la fotografía.
Fuentes utilizadas:
Biblioteca Nacional de España.
Diario ABC.
Notas:
1- Para ver más detalles pueden ver la Parada 8 de la Ciudad Lineal. Aquí se menciona la parada 7 en lugar de la 8 debido a modificaciones en las paradas del tranvía a lo largo de los años.
2- El velódromo volvió a abrir sus puertas el 18 de Julio de 1942. Aunque tuvo mucho éxito y gran afluencia de espectadores, su mantenimiento era muy escaso y las quejas por su estado continuas.
3- El día 2 de Octubre de 1946 el Plus Ultra comenzó a jugar en el velódromo de la Ciudad Lineal, tras unas obras de reforma e instalar nuevas dependencias.
Te estabamos poniendo "falta" pues hace tiempo no nos traspasas tus ya casi históricos recuerdos de "La Ciuli". Yo he ido ido a ver los entrenemientos del Plus Ultra despues de salir del cole ( el S.E.K.estaba justito al lado del campo))y antes de ir a casa comer, francamente , me importaba poco lo del futbol, pero ibamos mas que nada para pasar el rato con los coleguis del colegio. A ellos (casi todos eran chicos) les molaba montón lo de los entrenamientos...Casa Molinero recuerdo mas que nada el nombre, pero no la puedo ubicar en donde estaba.
ResponderEliminarSigue refrescando nuestra memoria, ¡Por fa! SALUDOS MARISA
Hola,María Luisa,a mí también me alegra oir (leer) algo de vosotras. En este momento estoy en el piso de un antiguo "colega" de A.S., en Huelva, y salgo mañana para Madrid, donde pasaré unas horas para ver a mi hermano Paco, y luego continuar para Alemania. El artículo del "Velódromo" no es gran cosa, pero sí entretenido. Hay veces que juego con la idea de abrir mi propio blog, y más ahora en que me han regalado una especie de guía informativa de esta "ciencia" tan desconcertante. El clima este es un sueño para mis bronquios. Un abrazo
ResponderEliminarDos nuevos anuncios añadidos del Velódromo del diario ABC. Gracias Paco Fernández por la información.
ResponderEliminarNueva foto añadia:
ResponderEliminarPlus Ultra Aficionados (segundo equipo del Plus Ultra) que jugaba la liga que se llamaba Copa Ramón Triana. El segundo empezando por la izquierda es Joaquín Caparros, actual entrenador de fútbol. Foto cedida por: Blanca Galindo y Elisa.
Gracias por la foto a Blanca Galindo y a Elisa. La foto sin ser muy antigua lo parece, por lo que ha cambiado la forma de "posar" de los jugadores: La fila de arriba, con los brazos cruzados, eso ya no se estila, y la de abajo, en cuclillas, menos todavía. Ahora se ponen medio agachados, en una posición que da un poco de risa; mejor como están ahí. Además, esas pelambreras algunos las han substituido hoy día por el corte al doble cero o por un peinado a lo mohicano.
ResponderEliminarSaludos.