miércoles, 12 de octubre de 2011

El Velódromo y Campo del Plus Ultra – Ciudad Lineal


En septiembre de 1940, el antiguo velódromo de la Ciudad Lineal, situado en la parada número 7 (1), todavía estaba sin habilitar después de haber sido utilizado como depósito de material de guerra del 36 al 39. Como resulta que a los niños del Hogar Alto de los Leones nos llevaban allí a jugar, al ver a los soldados que íban recogiendo los últimos restos que yacían esparcidos por el cesped y contagiados quizá por ellos, también nosotros empezamos a buscar con pasión trozos de baquelita (todavía no existía el plástico) con los que con mucha paciencia y habilidad podíamos pergeñar una sortija de color gris sucio que a nosotros nos parecía maravillosa.

Como curiosidad podemos leer Aeródromo en la valla publicitaria. Era un espacio polivalente.

En los años 1942 y 43 volvieron a organizar carreras en la pista del velódromo (2), gracias a que los peraltes se habían conservado intactos durante la guerra. Sin embargo, no creo que tuvieran mucho éxito, pues pronto lo transformaron en el campo de futbol del Plus Ultra(3), equipo filial del Madrid (seguramente por razones políticas aún no se decía Real Madrid), que ganaba muy a menudo y llegó a jugar en segunda división. Hubo quien  temíó incluso que subiera a primera, transformándose en un rival peligroso para el Madrid. La figura del equipo era Villita.

Campeonatos de España de Ciclismo.

A los niños de "Leones", despues de oir misa en San Juan Bautista, nos dejaban entrar gratis a ver el partido todos los domingos, pero como nosotros no entendíamos nada de fútbol lo único que hacíamos era pasearnos por el campo contemplándolo todo. Sin embargo, algo había que atraía nuestra atencion, y era el deporte de "basebal" –tal como lo pronunciábamos, tan cándidamente-, siendo nuestro equipo favorito "Los Piratas", y su figura, "Gandul". Aquellos jugadores de atuendo tan extravagante,  bateando con tal fuerza para luego correr como una exhalación,  eran algo fenómeno de ver, al tiempo que apreciábamos inconscientemente lo exótico de ese juego importado de los E.E.U.U.




Haciendo esquina con el Velódromo  (Campo del Plus Ultra) se encontraba la Central Eléctrica de los tranvías, que nos gustaba ver desde fuera  para poder meter la nariz en la nave de los generadores de electricidad. Lo sorprendente es que allí nadie vigilaba, y sólo de vez en cuando vi aparecer a un mecánico vestido con un mono, que sin embargo no decía nada cuando me veía en el dintel de la puerta, siempre abierta. La distribución de electricidad se hacía a través de un poste del tendido situado al final del edificio, y de allí pasaba directamente a la red del tranvía, prolongándose a continuación hasta el otro lado de la calle, donde se introducía en una caseta que contenia un transformador (se ve muy bien en todas las fotos de entonces), situado en un callejón cubierto de hierbajos, y de allí pasaba a las viviendas. Un día se subió un muchacho al poste de toma junto a la central para ver el partido sin pagar ... y se quedo "seco". La verdad es que la caja de enchufes del poste, negra y de paredes curvas, siempre me pareció una ca1avera (el "malo" de la pelicula  "La Guerra de las Galaxias", tambien tenía en 1a cabeza algo parecido).

Curiosa foto de la celebración del partido de rugby entre la Gimnástica y el Madrid (así calificado, a secas, por el Heraldo Deportivo, aunque el uniforme corresponde al del Real Madrid).

A la terminación de las carreras de bicicletas o de los partidos de futbol, los aficionados se apresuraban a coger uno de los dos o tres tranvías –las "maquinillas"-, aparcados en una especie de via muerta a la altura de la entrada. En la tapia exterior con grandes letras ponía Campo del Plus Ultra. La entrada a los  entrenamientos era libre.

En el ángulo superior derecho, podemos ver el Parque de Diversiones y el velódromo junto a la fábrica de electrícidad.

Enfrente de la salida del Velódromo, atravesando las vías, había un sencillo bar de una planta, Casa Molinero, cuyo interior apenas recuerdo, únicamente la máquina tragaperras, y fuera, el juego de la "rana" -ya se jugaba en  tiempos de Cervantes- y dos mesas con sillas de hierro sobre un terreno apenas nivelado, agradablemente cubierto con la sombra de los pinos. A la caída de la tarde, encima de la entrada, una lámpara de neón de luz verdosa iluminaba toda la zona confiriéndole un carácter algo esperpéntico que sin embargo no nos molestaba lo más mínimo. Y algo más abajo, enfrente del Hogar Azul, entre las paradas 7 y 8, estaba el paraiso de los niños: un quiosco de chucherías con pipas, altramuces, cacahuetes, caramelos, chicle, chufas, etc. Lo llevaban dos chicas muy simpáticas. En verano, dentro del quiosco olía a caramelos y a madera de pino recalentada.



Comparando esta última foto del año 1952 con las dos anteriores de 1944, podemos ver que ya están construidos los vestuarios en uno de los fondos y ha desaparecido la gran chimenea de la fábrica de electricidad.

Algunos domingos iban a Casa Molinero cuatro amigos que estaban haciendo el servicio militar en el Ministerio del Ejército. Llegaban a la caida de la tarde montados en las bicicletas del ejército, era años en que escaseaba la gasolina, uniformados con gorra de plato y correaje doble. A continuación se sentaban en una de las dos mesas que había fuera, delante del establecimiento, a jugar al tute y a beber vino tinto. Sus novias, con aspecto de "chachas" endomingadas, se sentaban así mismo en la otra mesa sin orden ninguno, con el bolso bamboleándoles entre las piernas y el gesto aburrido,  permaneciendo así durante horas haciéndoles compañía. Ellos, sin embargo, inmersos en un paraiso mezcla de tute y buen vino, apenas sí las miraban. Mas las hembras, pacientes y hábiles, sabían que todo no era más que cuestión de tiempo, y que al final serían ellas las que se llevaran la palma de la victoria. A la hora de volver al cuartel, uno de los chicos estaba tan borracho que no se podía ni tener en la bicicleta. Así que, al final, no sé si se lo llevaron en volandas o atravesado sobre dos bicicletas, pues como ya era tan tarde me tuve que vo1ver a1 HCU (Hogar Ciudad Universitaria). Era e1 verano de 1949.  

Mosaico que se encontraba en la entrada de los vestuarios desde la calle Arturo Soria. A la izquierda estaba la puerta de los vestuarios. Foto cedida por: Fernando Galindo.

Plus Ultra Aficionados (segundo equipo del Plus Ultra) que jugaba la liga que se llamaba Copa Ramón Triana. El segundo empezando por la izquierda es Joaquín Caparros, actual entrenador de fútbol. Foto cedida por: Blanca Galindo y Elisa.
-.-.-

Autor: Ernesto Fernández -Wiesbaden, (Alemania).
En este artículo han colaborado: José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.

Agradecimientos:
A Fernando Galindo por la cesión de la fotografía.

Fuentes utilizadas:
Biblioteca Nacional de España.
Diario ABC.

Notas:
1- Para ver más detalles pueden ver la Parada 8 de la Ciudad Lineal. Aquí se menciona la parada 7 en lugar de la 8 debido a modificaciones en las paradas del tranvía a lo largo de los años.
2- El velódromo volvió a abrir sus puertas el 18 de Julio de 1942. Aunque tuvo mucho éxito y gran afluencia de espectadores, su mantenimiento era muy escaso y las quejas por su estado continuas.
3- El día 2 de Octubre de 1946 el Plus Ultra comenzó a jugar en el velódromo de la Ciudad Lineal, tras unas obras de reforma e instalar nuevas dependencias.

viernes, 7 de octubre de 2011

La Ilustración Española Americana – Año 1874

Exterior de la nueva Plaza de Toros.
La Ilustración Española Americana.
Julio de 1874.
Autor: Desconocido (creo que basada en una foto de Laurent).

Fachada posterior de la nueva Plaza de Toros, tomada desde el balconcillo de los correles..
La Ilustración Española Americana.
Julio de 1874.
Autor: Desconocido (creo que basada en una foto de Laurent).


Vista de una parte del interior de la nueva Plaza de Toros.
La Ilustración Española Americana.
Julio de 1874.
Autor: Desconocido (creo que basada en una foto de Laurent).

Se trata de la conocida por Plaza de Goya o Felipe II. Estaba justo donde está el Palacio de los Deportes.


Exterior de la estación del Norte a la llegada del general Serrano.
La Ilustración Española Americana.
Diciembre de 1874.
Autor: desconocido.


Llama la atención el Cuartel de la Montaña, que se encontraba sobre donde está actualmente el Templo de Debot, y lo despoblado que estaba la montaña del Príncipe Pío.

Salida del Excmo. Sr. Duque de la Torre para el ejército del Norte.
La Ilustración Española Americana.
Diciembre de 1874.
Autor: desconocido (parece firmado por Perea).


Panteón de los señores de Azas, en el cementerio de San Nicolás de Beri.
(Proyecto y dirección de don Domingo de Inza, arquitecto de la Academia de San Fernando).
La Ilustración Española Americana.
Julio de 1874.
Autor: Desconocido (Aparece firmado por Rico).

Patio de los pobres en el Cementerio General del Norte.
La Ilustración Española Americana.
Noviembre de 1874.
Autor: Desconocido (Aparece firmado por A. Ferrán T)


Incendio del palacio el marqués de Bedmar, en la noche del 30 de noviembre de 1874.
Aparece firmado por Nao.


Estaba situado en la calle Génova esquina a Zurbano. El incendio se inicio en la planta alta cuando estaba en construcción, y aunque vivía ya la familia del marqués (a pesar de estar de obras), no hubo ningún herido.


Capilla del Obispo
La Ilustración Española Americana
Septiembre de 1874
Autor: Desconocido

Estatua de Murillo
La Ilustrición Española Americana
Noviembre de 1874
Autor: Desconocido (Firmado por Rico)

Capilla del Pilar.
La lustración Española Americana.
Noviembre de 1874.
Firmado por Nao.

Nuestro amigo Nicolás nos envía la siguiente sobre este grabado:

La capilla, fue mandada edificar por Mariano Monasterio junto al Paseo de la Castellana.
Para saber más se puede consultar la Madripedia que dice así:
"Barrio de Barrio de Mariano Monasterio

Se hallaba al final del paseo de la Castellana, frente a la actual calle de María de Molina que entonces no tenía salida a la Castellana. Monasterio adquirió una gran extensión de terreno a la derecha del paseo de la Castellana y construyó un pequeño barrio de hoteles, entre ellos el suyo propio, según el proyecto de Carlos Velasco en estilo suizo. Y dotó el barrio de una pequeña capilla dedicada a Nuestra Señora del Pilar, situada en la esquina de María de Molina, frente a la estatua del marqués del Duero, construida en 1874. Cuando se abrió la calle de María de Molina hacia el paseo de la Castellana desapareció el barrio"

Además nos adjunta las siguientes fotos:

Foto de la capilla tomada sobre 1870 por Juan Mon. La capilla se inauguro en 1874, como dice la Ilustración Española Americana. Pensamos que el grabado está hecho sobre esta fotografía.
  
Imagen del mismo fotógrafo del palacete que Monasterio levantó al lado de la capilla.

Mil gracias Nicolás.
-.-.-

Autor: Ricardo Márquez
En este artículo también ha colaborado José Manuel Seseña.

Entregas anteriores:
Año 1873

viernes, 30 de septiembre de 2011

El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (III)

Iniciamos viaje.

Gran ambiente en la estación de Cercedilla antigua. Colección César Mohedas

El paseo peatonal de Francisco Moruve, acceso natural de los viajeros para ir o venir desde el centro urbano de Cercedilla, finaliza en unas escaleras junto a la entrada de la estación del Eléctrico. Como ya se indicó en la entrega anterior, se halla sobreelevado sobre la playa de vías del Eléctrico y en el otro lado está el Colegio del Aribel, de niñas, regentado por monjas, con actividad veraniega únicamente, edificios que hoy, desafectados de la función docente-residencial, componen un conjunto hostelero, y a continuación la residencia de los empleados del Banco Zaragozano (1). Poco después el paseo se aparta de la estación e inicia una fuerte subida en la que sobresale en el lado de la izquierda un chalet profusamente ajardinado y con mucha humedad, una delicia para los paseantes en los días de fuerte calor, con gran cantidad de hortensias que se vislumbran detrás de la barrera de arizónicas, hoy desaparecidas, y junto a él otro anterior con mucho terreno en el mas absoluto de los abandonos, afortunadamente rehabilitado en la actualidad.

Un recarrozado junto a la grúa de transbordo. www.drehscheibe-foren.de

El Paseo Francisco Moruve es un escenario magnífico para contemplar como era la construcción residencial de principios del siglo XX en Cercedilla, que se caracteriza  por los ladrillos rojos que están colocados en los cantos de todas las aristas de los edificios y en los marcos de las ventanas, alguno de los cuales poseía un balcón-terraza de hierro en la primera planta que servía de porche para la planta baja. Lamentablemente el paso inexorable del tiempo ha hecho que haya de este tipo de casas bastantes mas de las deseadas que se encuentran en estado absoluto de abandono, cuyas causas pueden ser de lo mas diverso: fallecimiento sin descendencia, problemas de herencia, desinterés de los herederos, coste de la rehabilitación, etc.

Unidad de Maquinista estacionada en la playa de vías de lo que fue la salida de la estación antigua de Cercedilla. Foto José Luis Cortijo

Rebasando la última aguja de la estación, la vía inicia un fuerte ascenso, que, salvo en las zonas de paradas de apeaderos y apartaderos de la línea, será constante en todo el trazado, que aquí se hace mas palpable porque se ve la enorme altura que va adquiriendo mientras la vía del ferrocarril de Madrid va quedando muy abajo perdiéndose en el túnel de La Luminaria (2). La vía del Eléctrico tiene aquí el único puente sobre ella, se trata de la calle del Doctor Benitez cuya continuidad es el Camino de Matalavieja que nos lleva a la ermita de Santa María, junto al río Guadarrama, lugar de romería el 8 de Septiembre, festividad de la patrona Nuestra Señora de la Natividad, y que, según parece, fue donde estuvo el emplazamiento original de Cercedilla antes de trasladarlo al lugar actual por ser un entorno mas saludable. Este día tradicionalmente se abren al público algunos prados aledaños a la ermita para celebrar la romería, comitiva formada por diversas carrozas siendo la última la carreta tirada por bueyes en la que va la Virgen, que vuelve a su lugar permanente de estancia desde la ermita del Carmen, junto a la Plaza Mayor, subida a ésta unos días antes.

El motor recarrozado 431-503 apartado en la estación de Cercedilla antigua por la llegada de las nuevas unidades de Maquinista. Foto Antonio Agulló

A continuación del puente, la vía entra en una profunda trinchera en recta, teniendo a la izquierda el enorme edificio chalet-torre de Pradolongo, construcción en ladrillo rojo y piedra, típica de la zona en los inicios del siglo XX, rodeado por jardines y árboles de gran porte, ya centenarios, cerrando su enorme perímetro por una  impresionante verja de hierro (3). Al final de la trinchera se encuentran las curvas mas cerradas de toda la línea, de 50 m. de radio, con una a la izquierda que tiene contracarril por situarse sobre un cortado desde el que podemos contemplar las primeras vistas importantes del recorrido, el cerro de La Luminaria, hoy urbanizado con chalets, el cerro de La Golondrina, la vecina población de Los Molinos, y a nuestros pies la salida del túnel de la línea Villalba-Segovia, por el lado Madrid.

Nave de reparación de Cercedilla construída en la zona de toperas de la estación antigua. Foto Javier Aranguren

Al final de la curva anterior se inicia una contracurva a la derecha de igual radio, al término de la cual se halla el paso a nivel con una declividad de 53,2%o en un desarrollo de 140 m. Este punto, conocido por El Frontón por un establecimiento hostelero aquí situado, es el mas conflictivo del recorrido porque es el cruce con la carretera (Madrid)-Guadarrama-Cercedilla y el inicio de la carretera de Camorritos que va a ir en paralelo a la vía en su lado izquierdo.

Así estaba el terreno de la rampa de salida de la estación de Cercedilla antes de construir el Eléctrico. En lo alto el chalet de Pradoluengo

En el paso a nivel por la izquierda es la carretera procedente de la estación con el nombre de Emilio Serrano, a la que unos ciento cincuenta metros antes de llegar se halla el inicio de las calles ya mencionadas de Paseo de Francisco Moruve y Doctor Benitez, punto en el que estaba el hotel La Guipuzcoana, hace muchos años desaparecido, regentado en la época que estamos comentando de principios de los años sesenta por dos señoras muy mayores que tenían la personalidad de ir vestidas y acicaladas a la moda de su juventud. Hoy este edificio se mantiene con otra funcionalidad.

La rampa de salida con vía. Foto posiblemente anterior a 1936 pues la línea de Madrid está sin electrificar. Colección César Mohedas

Frente al hotel, al otro lado de la carretera, un alto muro de un gran chalet en el que destaca un pilón con un caño siempre seco en una decorativa boca, en el que salió vino en los fastos de su inauguración, allá por finales de los años cuarenta o principio de los cincuenta.

Dejamos atrás en nuestro viaje a Cercedilla. Al fondo el muro del primer tramo de la carretera abandonada de la República. Colección César Mohedas

En el paso a nivel por la derecha la carretera va hacia el centro de la población de Cercedilla tomando el nombre de calle de Marquesa de Casa López, y casi en el mismo sitio, una vez rebasada la calle que actualmente se llama Madre Paula Montal, dos selectos establecimientos, hoy desaparecidos, orientados a la colonia veraniega, el primero de pescadería, sucursal de una conocida empresa que sigue existiendo con sede en Madrid, ubicado en los bajos de un edificio de dos plantas, y el segundo de una sola planta con marquesina, de frutería situado a continuación. Ambos edificios, uno en piedra y otro en ladrillo, son característicos de la arquitectura serrana.

Vista de conjunto de las tres estaciones de Cercedilla nevadas, desde el puente del camino de Matalavieja. Foto Javier Aranguren

El paso a nivel, está guardado con cadenas de las que cuelgan unos aros metálicos. Una de las personas que lo atienden es una señora que tiene que sacar “garbo y poderío” para imponerse entre los conductores de los coches que quieren pasar antes de que lo cierre, pues al carecer de teléfono y hacerlo en base al horario establecido, hay veces que la demora en la salida en el ascendente desde Cercedilla hace que quede cortado el tráfico mas tiempo de lo necesario, en cambio en el descendente siempre tiene la ayuda del insistente silbato del tren al salir del apeadero de Cercedilla-Pueblo (4). Al personal de guardería le sería cambiado posteriormente el uniforme azul oscuro por el amarillo luminoso.

Vista playa de vías de Cercedilla en la vertical camino Matalavieja, vía ancha y eléctrico antigua y nueva (2ª fase). Colección Javier Aranguren

La caseta del guardabarreras, hoy desaparecida, estaba adosada a un kiosco de piedra que existe sin uso sin que, muy posiblemente, tampoco haya tenido alguna función en el pasado. Este pequeñísimo recinto para el ferroviario se hallaba en el lado exterior de la curva y muy próximo a la vía que, recordemos, es de un radio de 50 metros lo que producía un considerable desgaste del raíl externo que había que sustituir cada dos años aproximadamente. El control del ripado, que es como se llama la disminución del alma del carril, se hacía cuando el material suizo tocaba la techumbre de madera de la caseta y se la llevaba por delante, lo que nos da idea de la escasez de espacio (5).

Único puente sobre el ferrocarril para el camino de Matalavieja. Trinchera y semáforo entrada a la estación de Cercedilla. Foto: Manuel Cayola.

A partir del paso a nivel nos acompaña a la izquierda la carretera de Camorritos que tiene el nombre de Avenida de Ramón y Cajal, en honor de este insigne investigador,  premio Nobel de Medicina en 1906, que veraneó en Cercedilla.

Salida del túnel La Luminaria de Cercedilla lado Madrid. El punto negro es la altura que ya ha adquirido el Eléctrico

Poco después pasamos el cruce de la calle de los Registros que, durante un tiempo a finales de los sesenta y principio de los setenta, contó con guardería, conservándose, sin uso, el “cuchitril” por llamarlo de alguna manera, de la caseta del guardabarreras de un tamaño de la mínima expresión al igual que el de la carretera antes mencionado. Actualmente este paso a nivel también está protegido con barreras automáticas.

Desde aquí vemos a nuestra derecha la Bola del Mundo y La Maliciosa, aquella con las instalaciones de televisión y ésta con su impresionante pared vertical.

Paso a nivel de Cercedilla, todavía guardado por personal. El guardabarrera lleva el uniforme amarillo reglamentario. Foto Javier Aranguren

Inmediatamente después llegamos al apeadero de Cercedilla-Pueblo, en un emplazamiento algo diferente al actual pues carece de andén y los viajeros han de subir al tren desde la carretera que en este punto está algo elevada sobre la caja de la vía lo que facilita su acceso. La carretera y la vía se hallan en elevación sobre el terreno circundante que está en pendiente hacia el lado derecho, abajo del cual discurre en paralelo la calle de Registros que hemos cruzado antes. El acceso al apeadero desde el centro urbano en la Plaza Mayor se realiza por la carretera que tiene el nombre de calle Mayor, en el pasado Avenida del Generalísimo, hasta encontrar la calle del Doctor Cañadas que nos lleva hasta la de Registros, y aquí por paso inferior peatonal bajo la carretera y la vía permite llegar a la parada. Para la espera del tren en el apeadero se cuenta con dos bancos de piedra con árboles, que casi siempre están ocupados de viajeros esperando al tren.

Inicio de la carretera de Camorritos junto al paso a nivel, todavía sin pavimentar. Colección César Mohedas

La parada del tren en el apeadero, en rampa de “solo el 29,4 %o”, nos permite contemplar desde lo elevado que está, el teleclub de Cercedilla en la calle Registros, mas abajo el primer parque municipal cerrado, llamado en esta época de la Cruz de los Caídos(6), y a la izquierda, al otro lado de la carretera, haciendo esquina con la calle de San Andrés, la casa llamada de Falange, así denominada por servir de base de abastecimiento a los diversos campamentos del Frente de Juventudes de la sierra situados en la zona de La Peñota y El Ventorrillo, atendidos por prehistóricos camiones que llevan la matricula FET.

El Eléctrico quiere ir por nuevos caminos (paso a nivel de la calle Registros). Foto Ezequiel Martín, www.cercedilla.net

Ahora que el apeadero de Cercedilla-Pueblo ha quedado suprimido por obra y gracia de ¿?... merece que nos detengamos recordando en la intensa actividad que ha tenido en la época a la que nos estamos refiriendo.

1) El primer tren de la mañana salía de Cercedilla-estación a las 7,30 y como se ha indicado anteriormente no tenía enlace con ninguno de Madrid, pues el primero llegaba después. La existencia de este horario estaba plenamente justificada por el numeroso grupo de obreros de los diversos ramos relacionados con la construcción que subían aquí para ir al Puerto de Navacerrada a las obras de las nuevas edificaciones que estaban surgiendo.

También era aprovechado por montañeros madrugadores que querían estar cuando antes en el Puerto de Navacerrada para tener mas tiempo de ruta, que, o bien estaban veraneando o bien habían pasado la noche en Cercedilla (7).

2) Frecuente utilización por vecinos y veraneantes para subir al Puerto de Navacerrada, pero también para pasar una mañana en el pinar de Camorritos y bajar a comer en el que pasaba por aquí a las 13 horas. Los billetes eran despachados en ruta por el interventor, mediante un bloc donde apunta el recorrido y precio, a nuestro entender un sistema lento ya para esa época.

3) Utilización diaria por las numerosas empleadas de hogar de los chalets de Camorritos que bajaban a Cercedilla a realizar las compras de los productos alimenticios y de limpieza en los diversos establecimientos, en alguno de los cuales por la confianza de años los veraneantes tenían cuenta abierta con los comerciantes para que el personal de servicio no llevara dinero y de paso “evitar sisas”.

4) Algo que hoy nos resulta chocante es que gran parte de los establecimientos hosteleros del Puerto de Navacerrada carecían de medios de locomoción propios o no estaban dispuestos en bajar a Cercedilla a por las provisiones, y para ello se valían del ferrocarril. Poco antes de la hora de llegada del tren empezaban a aparecer algunos mozos de las tiendas con banastas cargadas al hombro para introducirlas en la plataforma.

Un tren, ya sin parar, entre el apeadero antiguo y el nuevo. Obsérvese el estrecho voladizo de éste y su inclinación. Foto José Luis Cortijo Martín 2011

Esto era frecuente fuente de conflictos pues el tren solo llevaba el coche motor a pesar de saber de este problema y de que era necesario subir con el remolque para que hubiera sitio para todo. Al hacer la parada, viajeros y mozos se abalanzaban sobre las tres puertas del coche motor para evitar unos quedarse en tierra por culpa de las banastas y otros porque no las pudieran introducir (8). Mas de una vez no fue posible que pudieran acceder todos los viajeros por la racanería de no poner remolque.

Finalmente un recuerdo a la abnegada labor de los interventores que a partir del apeadero de Cercedilla-pueblo “se tenían que poner las pilas” como diría un castizo, para cobrar en ruta a los numerosos viajeros que aquí subían al tren (9).  

Vista parcial de Cercedilla. El punto negro indica el lugar del apeadero de Cercedilla-Pueblo

Continuará nuestra evocación, y también reivindicación, del Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama.
-.-.-
Entregas anteriores:
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (I)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (II)

Autor: José Manuel Seseña
En el blog Historias Matritenses también colabora Ricardo Márquez.

Agradecimientos:
A Javier Aranguren por la autorización para poder reproducir fotos de su colección, y también a Senén Fernández, José Luis Cortijo Martín, Ju5 (Lorena y Juan), Ezequiel Martín (www.Cercedilla.net), Gonzalo Fanjul hijo, Antonio Agulló, Carlos López Bustos, José Gascón, Jordi Ibáñez, Justo Arenillas, José Luis García Salazar, Antonio García Portas y Mercedes (Maquetrén), Jaime Fernández (Amical Ferroviaria), Mariano Orozco, Paco Zabala, César Mohedas y Manuel Cayola, cuyas fotos están intercaladas en las diversas entregas, grandes aficionados al ferrocarril y al Eléctrico en particular, algunos de los cuales ya no están entre nosotros. Asimismo también a todos aquellos que nos han dado su apoyo para realizar este trabajo.

También a las páginas web www.cercedilla.es, www.panoramio.com, www.newasport.com y www.drehscheibe-foren.de

Bibliografía

El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama, de Javier Aranguren.
Automotores Españoles (1906-1991), de Javier Aranguren.

Notas:
(1) La privilegiada situación de Cercedilla hizo que fuera el lugar escogido por varias entidades bancarias para establecer las residencias de verano de su personal en periodos quincenales, abiertas solo del 1 de Junio al 30 de Septiembre y cerradas el resto del año, aunque alguna como la del Ventorrillo abría los fines de año. La diferente forma de entender las relaciones laborales que tienen estas empresas, ha hecho que en la actualidad ninguna siga realizando esta función, principalmente por venta del inmueble a terceros.
Las entidades bancarias con residencia establecida en Cercedilla fueron:  Bilbao, Central, España, Español de Crédito, Exterior de España, Hispano Americano, Rural y Mediterráneo, Zaragozano.
(2) Este tramo es donde se realiza la maniobra de gravedad indicada al final de la entrega anterior.
(3) Hoy Pradolongo es parque municipal, y por tanto, accesible. Lamentablemente el chalet-torre no existe y su espacio es ahora un mirador elevado sobre el resto del jardín, desde el que se puede apreciar el entorno de la zona baja de la estación de Cercedilla y La Peñota.
(4) Hoy este paso a nivel tiene guardería automática y luminosa. Los demás pasos sin barreras que hay a partir de aquí cuentan en la actualidad con señales luminosas que indican la inmediatez del paso del tren, medida de seguridad importante de la que carecían en la época comentada.
(5) Comunicación personal de Javier Aranguren al que se la contó tal cual la señora guardabarreras que decía cuanto esto ocurría “Ya me van a cambiar pronto el carril porque el tren ya tropieza en el tejadillo”.
(6) Parece ser que se intentó por parte municipal la conservación en este parque de un material de los suizos reformados.
(7) Un hecho curioso sucedió una vez en este tren, pues unas vacas que estaban sueltas por el monte o se habían escapado de su prado, quedaron enganchadas en unas zarzas sin poderse mover y obstaculizando el paso del tren. El conductor paró el convoy y abriendo la puerta de la cabina indicó lo que pasaba pidió voluntarios para desembarazar a los animales, e inmediatamente surgieron varios obreros que bajaron a la vía para liberarlos. Cuestión anecdótica resuelta de forma exitosa sin mayor problema.
(8) En una ocasión, un avispado mozo que observó que el tren de solo coche motor venía prácticamente lleno, basado en su agilidad introdujo la banasta de patatas y otros alimentos impidiendo con ello que nadie mas pudiera subir, y en ese momento mi abuelo, de fuerte y estricto carácter, le echó mano de la camina por la espalda para impedirlo quedándose con un trozo de tela en la mano; inmediatamente le reconvino que primero son las personas y si queda espacio, las mercancías después. La cuestión se resolvió bajando el mozo la banasta de la plataforma quedando en tierra.
(9) La dificultad para moverse por el tren al ir siempre lleno, la retrógrada forma de expedir los billetes con demasiadas casillas a rellenar, el pago del viaje sencillo o de ida y vuelta que implicaba dar casi siempre cambio sonándoles los bolsillos de la calderilla que llevaban, etc., hacía que algunas veces los que íbamos a Camorritos el viaje nos resultara gratis pues ni tan siquiera le habíamos visto aparecer ya que su labor unas veces la empezaba en el remolque y otras en el motor.

viernes, 23 de septiembre de 2011

De pequeño estudio de cine, al doblaje. Estudios Vallehermoso.

En el barrio de Arapiles del distrito de Chamberí de Madrid, en la calle Vallehermoso número 59, se encontraban los pequeños estudios de cine del mismo nombre, de los que vamos a relatar su historia.

El edificio que ocupaban los Estudios Vallehermoso en el número 59 de la misma calle en la actualidad.

Sus comienzos datan de 1962, cuando fueron creados por los productores de cine Arturo Marcos y Eduardo Manzanos (propietarios a su vez de los decorados cinematográficos de Hoyo de Manzanares) para realizar los interiores de sus producciones.

De izquierda a derecha: Arturo Marcos y Eduardo Manzanos.

Vista aérea actual de lo que fueron los estudios Vallehermoso.

Por esa época, los estudios de rodaje estaban en plena decadencia y apenas se construían decorados -la mayoría de los rodajes se hacían en interiores naturales-. Arturo Marcos y Eduardo Manzanos, se asociaron con Fernando Jiménez, director y copropietario de los laboratorios Madrid Film, siendo el director técnico de ellos Antonio Roces, durante muchos años socio e ingeniero de sonido de los Estudios Roptence. Disponían de un plató, salas de montaje, doblaje, proyección, decorados, etc., en los que se invirtieron doce millones de pesetas de las de entonces.

Fragmento de la película “El proscrito del río Colorado” con la actriz Elisa Montés.

Escenas de la película “El proscrito del río Colorado”, en la que se pueden ver los decorados realizados en los estudios Vallehermoso.

En los tres años que funcionaron como estudios de cine, se rodaron los interiores entre otras de las siguientes películas: Promesa sagrada (1964), Crimen de doble filo (1964), El hombre del valle maldito (1965), El séptimo de caballería (1965) y El proscrito del río Colorado (1965).



También se realizaron varios programas de televisión, entre los que destacó Escala en Hi-Fi, un musical de gran éxito en aquella época.

En 1966, debido a su falta de rentabilidad, hubo que cambiar el rumbo, dedicándolos al doblaje cinematográfico. Se vendieron a Pedro Couret, un empresario de cine, que en colaboración con Salvador Arias, profesional del ramo, crearon unos estudios especializados en doblaje y sincronización de cine y televisión que funcionaron hasta 1996 con el nombre de Estudios Arcofón.

Salvador Arias (director de los estudios Arcofón).

De izquierda a derecha en la Sala 2 de los Estudios Arcofón: Delia Luna, Rosa María Belda, Jesús Nieto y Juan Antonio Castro. Foto propiedad de la Asociación ADOMA (Actores de doblaje de Madrid).

Jesús Nieto Obejero

En el tramo final de los estudios realizó las funciones de director artístico Jesús Nieto -fundador de DOYSON, la primera cooperativa de doblajes-, que desarrolló sus actividades en los Estudios Arcofón.
-.-.-

Autor: Angel Caldito
En este artículo han colaborado: José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.

Fuentes:
-Para ver la relación de doblajes efectuados en los Estudios Arcofón, en la web: http://www.eldoblaje.com/
-ADOMA (Asociación de actores de doblaje de Madrid) web: http://www.adoma.es/
-Naimara Producciones
M. de Cultura Nº 90.770- Dep. Legal M-50936-2005
Titular Licencia J.V. Imagen S.L.
-Google.maps