viernes, 30 de septiembre de 2011

El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (III)

Iniciamos viaje.

Gran ambiente en la estación de Cercedilla antigua. Colección César Mohedas

El paseo peatonal de Francisco Moruve, acceso natural de los viajeros para ir o venir desde el centro urbano de Cercedilla, finaliza en unas escaleras junto a la entrada de la estación del Eléctrico. Como ya se indicó en la entrega anterior, se halla sobreelevado sobre la playa de vías del Eléctrico y en el otro lado está el Colegio del Aribel, de niñas, regentado por monjas, con actividad veraniega únicamente, edificios que hoy, desafectados de la función docente-residencial, componen un conjunto hostelero, y a continuación la residencia de los empleados del Banco Zaragozano (1). Poco después el paseo se aparta de la estación e inicia una fuerte subida en la que sobresale en el lado de la izquierda un chalet profusamente ajardinado y con mucha humedad, una delicia para los paseantes en los días de fuerte calor, con gran cantidad de hortensias que se vislumbran detrás de la barrera de arizónicas, hoy desaparecidas, y junto a él otro anterior con mucho terreno en el mas absoluto de los abandonos, afortunadamente rehabilitado en la actualidad.

Un recarrozado junto a la grúa de transbordo. www.drehscheibe-foren.de

El Paseo Francisco Moruve es un escenario magnífico para contemplar como era la construcción residencial de principios del siglo XX en Cercedilla, que se caracteriza  por los ladrillos rojos que están colocados en los cantos de todas las aristas de los edificios y en los marcos de las ventanas, alguno de los cuales poseía un balcón-terraza de hierro en la primera planta que servía de porche para la planta baja. Lamentablemente el paso inexorable del tiempo ha hecho que haya de este tipo de casas bastantes mas de las deseadas que se encuentran en estado absoluto de abandono, cuyas causas pueden ser de lo mas diverso: fallecimiento sin descendencia, problemas de herencia, desinterés de los herederos, coste de la rehabilitación, etc.

Unidad de Maquinista estacionada en la playa de vías de lo que fue la salida de la estación antigua de Cercedilla. Foto José Luis Cortijo

Rebasando la última aguja de la estación, la vía inicia un fuerte ascenso, que, salvo en las zonas de paradas de apeaderos y apartaderos de la línea, será constante en todo el trazado, que aquí se hace mas palpable porque se ve la enorme altura que va adquiriendo mientras la vía del ferrocarril de Madrid va quedando muy abajo perdiéndose en el túnel de La Luminaria (2). La vía del Eléctrico tiene aquí el único puente sobre ella, se trata de la calle del Doctor Benitez cuya continuidad es el Camino de Matalavieja que nos lleva a la ermita de Santa María, junto al río Guadarrama, lugar de romería el 8 de Septiembre, festividad de la patrona Nuestra Señora de la Natividad, y que, según parece, fue donde estuvo el emplazamiento original de Cercedilla antes de trasladarlo al lugar actual por ser un entorno mas saludable. Este día tradicionalmente se abren al público algunos prados aledaños a la ermita para celebrar la romería, comitiva formada por diversas carrozas siendo la última la carreta tirada por bueyes en la que va la Virgen, que vuelve a su lugar permanente de estancia desde la ermita del Carmen, junto a la Plaza Mayor, subida a ésta unos días antes.

El motor recarrozado 431-503 apartado en la estación de Cercedilla antigua por la llegada de las nuevas unidades de Maquinista. Foto Antonio Agulló

A continuación del puente, la vía entra en una profunda trinchera en recta, teniendo a la izquierda el enorme edificio chalet-torre de Pradolongo, construcción en ladrillo rojo y piedra, típica de la zona en los inicios del siglo XX, rodeado por jardines y árboles de gran porte, ya centenarios, cerrando su enorme perímetro por una  impresionante verja de hierro (3). Al final de la trinchera se encuentran las curvas mas cerradas de toda la línea, de 50 m. de radio, con una a la izquierda que tiene contracarril por situarse sobre un cortado desde el que podemos contemplar las primeras vistas importantes del recorrido, el cerro de La Luminaria, hoy urbanizado con chalets, el cerro de La Golondrina, la vecina población de Los Molinos, y a nuestros pies la salida del túnel de la línea Villalba-Segovia, por el lado Madrid.

Nave de reparación de Cercedilla construída en la zona de toperas de la estación antigua. Foto Javier Aranguren

Al final de la curva anterior se inicia una contracurva a la derecha de igual radio, al término de la cual se halla el paso a nivel con una declividad de 53,2%o en un desarrollo de 140 m. Este punto, conocido por El Frontón por un establecimiento hostelero aquí situado, es el mas conflictivo del recorrido porque es el cruce con la carretera (Madrid)-Guadarrama-Cercedilla y el inicio de la carretera de Camorritos que va a ir en paralelo a la vía en su lado izquierdo.

Así estaba el terreno de la rampa de salida de la estación de Cercedilla antes de construir el Eléctrico. En lo alto el chalet de Pradoluengo

En el paso a nivel por la izquierda es la carretera procedente de la estación con el nombre de Emilio Serrano, a la que unos ciento cincuenta metros antes de llegar se halla el inicio de las calles ya mencionadas de Paseo de Francisco Moruve y Doctor Benitez, punto en el que estaba el hotel La Guipuzcoana, hace muchos años desaparecido, regentado en la época que estamos comentando de principios de los años sesenta por dos señoras muy mayores que tenían la personalidad de ir vestidas y acicaladas a la moda de su juventud. Hoy este edificio se mantiene con otra funcionalidad.

La rampa de salida con vía. Foto posiblemente anterior a 1936 pues la línea de Madrid está sin electrificar. Colección César Mohedas

Frente al hotel, al otro lado de la carretera, un alto muro de un gran chalet en el que destaca un pilón con un caño siempre seco en una decorativa boca, en el que salió vino en los fastos de su inauguración, allá por finales de los años cuarenta o principio de los cincuenta.

Dejamos atrás en nuestro viaje a Cercedilla. Al fondo el muro del primer tramo de la carretera abandonada de la República. Colección César Mohedas

En el paso a nivel por la derecha la carretera va hacia el centro de la población de Cercedilla tomando el nombre de calle de Marquesa de Casa López, y casi en el mismo sitio, una vez rebasada la calle que actualmente se llama Madre Paula Montal, dos selectos establecimientos, hoy desaparecidos, orientados a la colonia veraniega, el primero de pescadería, sucursal de una conocida empresa que sigue existiendo con sede en Madrid, ubicado en los bajos de un edificio de dos plantas, y el segundo de una sola planta con marquesina, de frutería situado a continuación. Ambos edificios, uno en piedra y otro en ladrillo, son característicos de la arquitectura serrana.

Vista de conjunto de las tres estaciones de Cercedilla nevadas, desde el puente del camino de Matalavieja. Foto Javier Aranguren

El paso a nivel, está guardado con cadenas de las que cuelgan unos aros metálicos. Una de las personas que lo atienden es una señora que tiene que sacar “garbo y poderío” para imponerse entre los conductores de los coches que quieren pasar antes de que lo cierre, pues al carecer de teléfono y hacerlo en base al horario establecido, hay veces que la demora en la salida en el ascendente desde Cercedilla hace que quede cortado el tráfico mas tiempo de lo necesario, en cambio en el descendente siempre tiene la ayuda del insistente silbato del tren al salir del apeadero de Cercedilla-Pueblo (4). Al personal de guardería le sería cambiado posteriormente el uniforme azul oscuro por el amarillo luminoso.

Vista playa de vías de Cercedilla en la vertical camino Matalavieja, vía ancha y eléctrico antigua y nueva (2ª fase). Colección Javier Aranguren

La caseta del guardabarreras, hoy desaparecida, estaba adosada a un kiosco de piedra que existe sin uso sin que, muy posiblemente, tampoco haya tenido alguna función en el pasado. Este pequeñísimo recinto para el ferroviario se hallaba en el lado exterior de la curva y muy próximo a la vía que, recordemos, es de un radio de 50 metros lo que producía un considerable desgaste del raíl externo que había que sustituir cada dos años aproximadamente. El control del ripado, que es como se llama la disminución del alma del carril, se hacía cuando el material suizo tocaba la techumbre de madera de la caseta y se la llevaba por delante, lo que nos da idea de la escasez de espacio (5).

Único puente sobre el ferrocarril para el camino de Matalavieja. Trinchera y semáforo entrada a la estación de Cercedilla. Foto: Manuel Cayola.

A partir del paso a nivel nos acompaña a la izquierda la carretera de Camorritos que tiene el nombre de Avenida de Ramón y Cajal, en honor de este insigne investigador,  premio Nobel de Medicina en 1906, que veraneó en Cercedilla.

Salida del túnel La Luminaria de Cercedilla lado Madrid. El punto negro es la altura que ya ha adquirido el Eléctrico

Poco después pasamos el cruce de la calle de los Registros que, durante un tiempo a finales de los sesenta y principio de los setenta, contó con guardería, conservándose, sin uso, el “cuchitril” por llamarlo de alguna manera, de la caseta del guardabarreras de un tamaño de la mínima expresión al igual que el de la carretera antes mencionado. Actualmente este paso a nivel también está protegido con barreras automáticas.

Desde aquí vemos a nuestra derecha la Bola del Mundo y La Maliciosa, aquella con las instalaciones de televisión y ésta con su impresionante pared vertical.

Paso a nivel de Cercedilla, todavía guardado por personal. El guardabarrera lleva el uniforme amarillo reglamentario. Foto Javier Aranguren

Inmediatamente después llegamos al apeadero de Cercedilla-Pueblo, en un emplazamiento algo diferente al actual pues carece de andén y los viajeros han de subir al tren desde la carretera que en este punto está algo elevada sobre la caja de la vía lo que facilita su acceso. La carretera y la vía se hallan en elevación sobre el terreno circundante que está en pendiente hacia el lado derecho, abajo del cual discurre en paralelo la calle de Registros que hemos cruzado antes. El acceso al apeadero desde el centro urbano en la Plaza Mayor se realiza por la carretera que tiene el nombre de calle Mayor, en el pasado Avenida del Generalísimo, hasta encontrar la calle del Doctor Cañadas que nos lleva hasta la de Registros, y aquí por paso inferior peatonal bajo la carretera y la vía permite llegar a la parada. Para la espera del tren en el apeadero se cuenta con dos bancos de piedra con árboles, que casi siempre están ocupados de viajeros esperando al tren.

Inicio de la carretera de Camorritos junto al paso a nivel, todavía sin pavimentar. Colección César Mohedas

La parada del tren en el apeadero, en rampa de “solo el 29,4 %o”, nos permite contemplar desde lo elevado que está, el teleclub de Cercedilla en la calle Registros, mas abajo el primer parque municipal cerrado, llamado en esta época de la Cruz de los Caídos(6), y a la izquierda, al otro lado de la carretera, haciendo esquina con la calle de San Andrés, la casa llamada de Falange, así denominada por servir de base de abastecimiento a los diversos campamentos del Frente de Juventudes de la sierra situados en la zona de La Peñota y El Ventorrillo, atendidos por prehistóricos camiones que llevan la matricula FET.

El Eléctrico quiere ir por nuevos caminos (paso a nivel de la calle Registros). Foto Ezequiel Martín, www.cercedilla.net

Ahora que el apeadero de Cercedilla-Pueblo ha quedado suprimido por obra y gracia de ¿?... merece que nos detengamos recordando en la intensa actividad que ha tenido en la época a la que nos estamos refiriendo.

1) El primer tren de la mañana salía de Cercedilla-estación a las 7,30 y como se ha indicado anteriormente no tenía enlace con ninguno de Madrid, pues el primero llegaba después. La existencia de este horario estaba plenamente justificada por el numeroso grupo de obreros de los diversos ramos relacionados con la construcción que subían aquí para ir al Puerto de Navacerrada a las obras de las nuevas edificaciones que estaban surgiendo.

También era aprovechado por montañeros madrugadores que querían estar cuando antes en el Puerto de Navacerrada para tener mas tiempo de ruta, que, o bien estaban veraneando o bien habían pasado la noche en Cercedilla (7).

2) Frecuente utilización por vecinos y veraneantes para subir al Puerto de Navacerrada, pero también para pasar una mañana en el pinar de Camorritos y bajar a comer en el que pasaba por aquí a las 13 horas. Los billetes eran despachados en ruta por el interventor, mediante un bloc donde apunta el recorrido y precio, a nuestro entender un sistema lento ya para esa época.

3) Utilización diaria por las numerosas empleadas de hogar de los chalets de Camorritos que bajaban a Cercedilla a realizar las compras de los productos alimenticios y de limpieza en los diversos establecimientos, en alguno de los cuales por la confianza de años los veraneantes tenían cuenta abierta con los comerciantes para que el personal de servicio no llevara dinero y de paso “evitar sisas”.

4) Algo que hoy nos resulta chocante es que gran parte de los establecimientos hosteleros del Puerto de Navacerrada carecían de medios de locomoción propios o no estaban dispuestos en bajar a Cercedilla a por las provisiones, y para ello se valían del ferrocarril. Poco antes de la hora de llegada del tren empezaban a aparecer algunos mozos de las tiendas con banastas cargadas al hombro para introducirlas en la plataforma.

Un tren, ya sin parar, entre el apeadero antiguo y el nuevo. Obsérvese el estrecho voladizo de éste y su inclinación. Foto José Luis Cortijo Martín 2011

Esto era frecuente fuente de conflictos pues el tren solo llevaba el coche motor a pesar de saber de este problema y de que era necesario subir con el remolque para que hubiera sitio para todo. Al hacer la parada, viajeros y mozos se abalanzaban sobre las tres puertas del coche motor para evitar unos quedarse en tierra por culpa de las banastas y otros porque no las pudieran introducir (8). Mas de una vez no fue posible que pudieran acceder todos los viajeros por la racanería de no poner remolque.

Finalmente un recuerdo a la abnegada labor de los interventores que a partir del apeadero de Cercedilla-pueblo “se tenían que poner las pilas” como diría un castizo, para cobrar en ruta a los numerosos viajeros que aquí subían al tren (9).  

Vista parcial de Cercedilla. El punto negro indica el lugar del apeadero de Cercedilla-Pueblo

Continuará nuestra evocación, y también reivindicación, del Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama.
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Entregas anteriores:
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (I)
El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (II)

Autor: José Manuel Seseña
En el blog Historias Matritenses también colabora Ricardo Márquez.

Agradecimientos:
A Javier Aranguren por la autorización para poder reproducir fotos de su colección, y también a Senén Fernández, José Luis Cortijo Martín, Ju5 (Lorena y Juan), Ezequiel Martín (www.Cercedilla.net), Gonzalo Fanjul hijo, Antonio Agulló, Carlos López Bustos, José Gascón, Jordi Ibáñez, Justo Arenillas, José Luis García Salazar, Antonio García Portas y Mercedes (Maquetrén), Jaime Fernández (Amical Ferroviaria), Mariano Orozco, Paco Zabala, César Mohedas y Manuel Cayola, cuyas fotos están intercaladas en las diversas entregas, grandes aficionados al ferrocarril y al Eléctrico en particular, algunos de los cuales ya no están entre nosotros. Asimismo también a todos aquellos que nos han dado su apoyo para realizar este trabajo.

También a las páginas web www.cercedilla.es, www.panoramio.com, www.newasport.com y www.drehscheibe-foren.de

Bibliografía

El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama, de Javier Aranguren.
Automotores Españoles (1906-1991), de Javier Aranguren.

Notas:
(1) La privilegiada situación de Cercedilla hizo que fuera el lugar escogido por varias entidades bancarias para establecer las residencias de verano de su personal en periodos quincenales, abiertas solo del 1 de Junio al 30 de Septiembre y cerradas el resto del año, aunque alguna como la del Ventorrillo abría los fines de año. La diferente forma de entender las relaciones laborales que tienen estas empresas, ha hecho que en la actualidad ninguna siga realizando esta función, principalmente por venta del inmueble a terceros.
Las entidades bancarias con residencia establecida en Cercedilla fueron:  Bilbao, Central, España, Español de Crédito, Exterior de España, Hispano Americano, Rural y Mediterráneo, Zaragozano.
(2) Este tramo es donde se realiza la maniobra de gravedad indicada al final de la entrega anterior.
(3) Hoy Pradolongo es parque municipal, y por tanto, accesible. Lamentablemente el chalet-torre no existe y su espacio es ahora un mirador elevado sobre el resto del jardín, desde el que se puede apreciar el entorno de la zona baja de la estación de Cercedilla y La Peñota.
(4) Hoy este paso a nivel tiene guardería automática y luminosa. Los demás pasos sin barreras que hay a partir de aquí cuentan en la actualidad con señales luminosas que indican la inmediatez del paso del tren, medida de seguridad importante de la que carecían en la época comentada.
(5) Comunicación personal de Javier Aranguren al que se la contó tal cual la señora guardabarreras que decía cuanto esto ocurría “Ya me van a cambiar pronto el carril porque el tren ya tropieza en el tejadillo”.
(6) Parece ser que se intentó por parte municipal la conservación en este parque de un material de los suizos reformados.
(7) Un hecho curioso sucedió una vez en este tren, pues unas vacas que estaban sueltas por el monte o se habían escapado de su prado, quedaron enganchadas en unas zarzas sin poderse mover y obstaculizando el paso del tren. El conductor paró el convoy y abriendo la puerta de la cabina indicó lo que pasaba pidió voluntarios para desembarazar a los animales, e inmediatamente surgieron varios obreros que bajaron a la vía para liberarlos. Cuestión anecdótica resuelta de forma exitosa sin mayor problema.
(8) En una ocasión, un avispado mozo que observó que el tren de solo coche motor venía prácticamente lleno, basado en su agilidad introdujo la banasta de patatas y otros alimentos impidiendo con ello que nadie mas pudiera subir, y en ese momento mi abuelo, de fuerte y estricto carácter, le echó mano de la camina por la espalda para impedirlo quedándose con un trozo de tela en la mano; inmediatamente le reconvino que primero son las personas y si queda espacio, las mercancías después. La cuestión se resolvió bajando el mozo la banasta de la plataforma quedando en tierra.
(9) La dificultad para moverse por el tren al ir siempre lleno, la retrógrada forma de expedir los billetes con demasiadas casillas a rellenar, el pago del viaje sencillo o de ida y vuelta que implicaba dar casi siempre cambio sonándoles los bolsillos de la calderilla que llevaban, etc., hacía que algunas veces los que íbamos a Camorritos el viaje nos resultara gratis pues ni tan siquiera le habíamos visto aparecer ya que su labor unas veces la empezaba en el remolque y otras en el motor.

viernes, 23 de septiembre de 2011

De pequeño estudio de cine, al doblaje. Estudios Vallehermoso.

En el barrio de Arapiles del distrito de Chamberí de Madrid, en la calle Vallehermoso número 59, se encontraban los pequeños estudios de cine del mismo nombre, de los que vamos a relatar su historia.

El edificio que ocupaban los Estudios Vallehermoso en el número 59 de la misma calle en la actualidad.

Sus comienzos datan de 1962, cuando fueron creados por los productores de cine Arturo Marcos y Eduardo Manzanos (propietarios a su vez de los decorados cinematográficos de Hoyo de Manzanares) para realizar los interiores de sus producciones.

De izquierda a derecha: Arturo Marcos y Eduardo Manzanos.

Vista aérea actual de lo que fueron los estudios Vallehermoso.

Por esa época, los estudios de rodaje estaban en plena decadencia y apenas se construían decorados -la mayoría de los rodajes se hacían en interiores naturales-. Arturo Marcos y Eduardo Manzanos, se asociaron con Fernando Jiménez, director y copropietario de los laboratorios Madrid Film, siendo el director técnico de ellos Antonio Roces, durante muchos años socio e ingeniero de sonido de los Estudios Roptence. Disponían de un plató, salas de montaje, doblaje, proyección, decorados, etc., en los que se invirtieron doce millones de pesetas de las de entonces.

Fragmento de la película “El proscrito del río Colorado” con la actriz Elisa Montés.

Escenas de la película “El proscrito del río Colorado”, en la que se pueden ver los decorados realizados en los estudios Vallehermoso.

En los tres años que funcionaron como estudios de cine, se rodaron los interiores entre otras de las siguientes películas: Promesa sagrada (1964), Crimen de doble filo (1964), El hombre del valle maldito (1965), El séptimo de caballería (1965) y El proscrito del río Colorado (1965).



También se realizaron varios programas de televisión, entre los que destacó Escala en Hi-Fi, un musical de gran éxito en aquella época.

En 1966, debido a su falta de rentabilidad, hubo que cambiar el rumbo, dedicándolos al doblaje cinematográfico. Se vendieron a Pedro Couret, un empresario de cine, que en colaboración con Salvador Arias, profesional del ramo, crearon unos estudios especializados en doblaje y sincronización de cine y televisión que funcionaron hasta 1996 con el nombre de Estudios Arcofón.

Salvador Arias (director de los estudios Arcofón).

De izquierda a derecha en la Sala 2 de los Estudios Arcofón: Delia Luna, Rosa María Belda, Jesús Nieto y Juan Antonio Castro. Foto propiedad de la Asociación ADOMA (Actores de doblaje de Madrid).

Jesús Nieto Obejero

En el tramo final de los estudios realizó las funciones de director artístico Jesús Nieto -fundador de DOYSON, la primera cooperativa de doblajes-, que desarrolló sus actividades en los Estudios Arcofón.
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Autor: Angel Caldito
En este artículo han colaborado: José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.

Fuentes:
-Para ver la relación de doblajes efectuados en los Estudios Arcofón, en la web: http://www.eldoblaje.com/
-ADOMA (Asociación de actores de doblaje de Madrid) web: http://www.adoma.es/
-Naimara Producciones
M. de Cultura Nº 90.770- Dep. Legal M-50936-2005
Titular Licencia J.V. Imagen S.L.
-Google.maps

viernes, 16 de septiembre de 2011

Parque de San Juan Bautista

La propia calle Bueso Pineda era de tierra, y además, solo cruzando aquélla estaba el campo que se extendía hasta la calle Julián Hernández, que entonces apenas era un camino, al que no llegábamos porque antes estaba el cauce de lo que había sido un arroyo que, cruzando Arturo Soria, se dirigía hacia lo que después fue el Parque de San Juan Bautista. Por entonces el arroyo estaba canalizado. Había unos pozos cubiertos con unas piedras en forma de pirámide. Nos gustaba oír correr el agua y echar piedras por algún hueco de la tapa. Creo que el arroyo se llamó de Los Chopos.”
Jesús Sastre (q.e.p.d); para la Parada 9 de la Ciudad Lineal.

Vista del arroyo de Los Chopos. En la esquina superior izquierda está la calle Bueso Pineda en su cruce con la calle Arturo Soria. Destaca el velódromo de la Ciudad Lineal, donde jugó el Real Madrid y posteriormente el Plus Ultra.

Referente a la vía de agua, yo estaba harto de ir antes de hacerse el Parque de San Juan. Cuando empezaron a hacer los viales estaba todo el campo lleno de pozos, bajábamos a quitar las tapas y echábamos piedras en los pozos de esa vía de agua que bajaba de Arturo Soria hacia el Abroñigal.”
Pedro Gómez, para la Parada 9 de la Ciudad Lineal.

Me permito empezar la historia del Parque de San Juan Bautista con los relatos que hicieron como preparativo del artículo de la Parada 9 de la Ciudad Lineal mis amigos Jesús y Pedro.


Efectivamente, el barrio o Parque de San Juan Bautista se construyó sobre el cauce del arroyo de Los Chopos. En el plano anterior, fechado en 1900, podemos ver el arroyo en toda su extensión. Atravesaba la manzana 85 de la Ciudad Lineal e iba a desembocar en el arroyo Abroñigal, a la altura de lo que hoy en día es el cruce de la avenida de la Paz con la avenida de América.

Además, podemos ver la finca de La Quinta de la Paloma, la huerta más importante del arroyo Abroñigal en aquella época según muchos autores, y la antecesora del barrio del mismo nombre. Asimismo vemos el camino de los Coches que actualmente es la calle Normas, y el camino viejo de Canillas que discurría un poco más al norte de la actual avenida de América.

Añadir que se ve el trazado de un ferrocarril (Madrid-Burgos), que no pasó de ser un proyecto.

Sería sobre este terreno de pequeñas y suaves colinas, horadadas por el arroyo de Los Chopo y por cuyo subsuelo discurría el famoso Viaje del Agua del Alto Abroñigal, que junto a otros fueron hasta mediados del siglo XIX los que proveían el agua a la capital, donde se levantó el barrio.

En la esquina inferior derecha la Iglesia de San Juan Bautista, junto al camino de Los Coches. Al otro lado vemos La Quinta de la Paloma e Ibarrondo al fondo. En la parte superior izquierda podemos intuir el cauce del arroyo de Los Chopos.

En la fotografía anterior podemos ver las lomas donde años después se construyó el Parque de San Juan Bautista. Según nos recuerda Pedro Aguilera, vecino de La Quinta, estos campos estaban sembrados. Nuestra amiga Gloria nos informa que los terrenos eran cultivados por Marianillo, el pastor del barrio, y que los terrenos pertenecieron a la marquesa de Amboage.

El proyecto del barrio se remonta al año 1956, cuando los arquitectos C. de Miguel y Eugenio Aguinaga Azqueta, elaboran el proyecto del barrio.

Anuncio publicado en Julio de 1958.

Este tipo de urbanización aprovechaba los grandes terrenos que estaban todavía yermos entre los grandes viales que se dirigían a Madrid, o estaban en proyecto. El barrio de San  Juan Bautista se asentó en el polígono comprendido entre una recién inaugurada avenida de América (año 1952), la proyectada M-30, calle Normas y la Ciudad Lineal.

Anuncio en la prensa escrita. Abril 1959.

A semejanza del Barrio de la Concepción (año 1953), el barrio contaba con un parque, zonas espaciosas e incluso, con el tiempo, un polideportivo. Es más, San Juan Bautista y el Barrio de la Concepción se encuentran enclavados en unas zonas equivalentes en la urbe de Madrid, en el lado más exterior de la M-30.

Anuncio en la prensa. Abril de 1960.

En el proyecto de Eugenio Aguinaga se contemplaba la creación de un Centro Comercial, y todos los edificios tenían en sus bajos locales para el establecimiento de comercios para dar servicio a los vecinos. Esto concuerda con la preocupación de  Eugenio Aguinaga por el abastecimiento a la población, a finales años sesenta fue el autor de la remodelación que hizo el Ayuntamiento de Madrid en los mercados y puso la base para las nuevas galerías comerciales tan de moda en las nuevas urbanizaciones.


Los terrenos pertenecían al barrio del Progreso, distrito de Chamartín. Todavía en aquellos años los pueblos que fueron absorbidos por Madrid desde finales de los cuarenta (Villaverde, Carabanchel, Hortaleza, Canillas...); estaban fuera de control, sobre todo por las grandes extensiones que abarcaban los distritos, como es el caso de Chamartín.


Fue por esta causa que en un principio el Parque de San Juan Bautista funcionó de forma autónoma respecto al Ayuntamiento. De hecho no fue hasta Enero de 1965 cuando el Ayuntamiento se hizo cargo de los parques y zonas verdes, a la vez que en los barrios de la Concepción, Marqués de Portugalete, Elipa,..... Hasta bien entrado 1967 todavía las direcciones eran por el número de bloque.

La iglesia de San Juan Bautista, la bolera en primer término y la entrada del colegio, pintada de blanco, a la espalda. Inicio de los años setenta. Foto grupo Facebook.

En febrero de 1963 la Federación Castellana de Fútbol decidió construir sobre 21.500 metros cuadrados el Estadio García de la Mata. Pasados los años, hacía 1974, se ampliaron las instalaciones creándose el polideportivo con una buena piscina municipal.


A la vez que el barrio se iba construyendo muchas empresas se situaron junto a la avenida de América, como Hispavox, Parke-Davis y varios laboratorios; y como no, también estaban los viejos estudios cinematográficos CEA y el campo de fútbol del Plus Ultra.

Imagen tomada desde el barrio de la Colina. Al fondo San Juan Bautista, y en primer termino a la izquierda “Las Casitas”. Frente a la iglesia el campo de fútbol.

Fue a finales de los años setenta cuando se construyó el instituto de enseñanza media en el solar existente entre la iglesia y Sorzano, y que reemplazó al colegio que estaba pegado a la iglesia.


Las dos fotos anteriores están tomadas desde la calle Sorzano. En la primera podemos el solar y en la segunda las obras de construcción del instituto. Foto grupo Facebook

En los primeros años el medio de transporte más cercano era el tranvía de la Ciudad Lineal, las líneas  periféricas de autobús que pasaba por el puente de la Cea  y, algo más alejado, los autobuses que transitaban por López de Hoyos.

Anuncio fechado en Junio de 1959, muy curioso por las referencias que menciona como Av. del Abroñigal, Posterior Occidental, la Parada del 9, el tranvía 1, el edificio RCA,.....

La empresa Castro fue la concesionaria para dar el servicio de autobús al barrio desde 1967, con las conocidas “camionetas” de la línea P1. A lo largo del tiempo fue variando su itinerario debido a las múltiples obras que había en su recorrido: el túnel de Francisco Silvela, las obras de la M-30, acondicionamiento de la avenida América, ...; así como las cabeceras de la línea: Diego de León, Francisco Silvela y Pueblo de Canillas, Poblado de Canillas.

Pedro Gómez nos da la información del recorrido de la P1, extraída de una guía de Madrid de principios de los años setenta y en la qué viajó a menudo: Francisco Silvela, Avenida de América, giraba por debajo del puente de la Paz (no existía la M30), subía por Ramírez de Arellano, c/. Torrelaguna, giraba por la c/. Sorzano, c/. Agastia. c/. Angel Muñoz, cruzaba Arturo Soria, entraba en el Carril del Conde y carretera de Canillas.

En diciembre de 1973 entró en servicio la línea 11 de la EMT (Diego de León-Esperanza) para sustituir a la P1. La línea 11 dejó de prestar servicio al barrio en Enero de 1993, pasando a ser la línea 53 la encargada. Pero la que más recuerdan los vecinos es la línea de microbuses M-7 (San Bernardo – San Juan Bautista), que estuvo en funcionamiento desde Febrero de 1967 hasta Septiembre de 1992.


Para acabar con buen sabor de boca no podemos dejar de mencionar al equipo de fútbol del barrio: El Cóndor, y como no, las fiestas que se celebraban en el campo de fútbol, frente a la iglesia(1). Allí se ponía la verbena y en la noche de San Juan se prendía la hoguera. Era el lugar de encuentro para todos los barrios limítrofes.

El juego de bolos sigue ligado al barrio, contando con unas magníficas boleras.
 Foto grupo Facebook

Quizás el momento cumbre de las fiestas de San Juan Bautista fue el año en que se programaron varios festejos taurinos en una plaza de toros portátil.
En esta foto realizada por mi desde la ventana de mi casa, con una cámara Kodak Instamatic, se puede apreciar la plaza de toros instalada en el campo de fútbol, en la que actúo el famoso torero Blas Romero "El Platanito", fue en el año 1968.

También se puede apreciar como era el barranco de Lasical, la Iglesia, la caseta-vestuario del campo de fútbol y al fondo las casas de "La Colina". Foto y comentario de José A. Margolles.


Lamentablemente, debido a problemas de orden público se han dejado de celebrar las fiestas en los últimos años. Confiamos que vuelvan lo antes posible.

Vista actual del barrio.
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Autor: Ricardo Márquez.
En este artículo también ha colaborado: José Manuel Seseña.

Nota:
1 - Anteriormente se celebraron las fiestas en otros sitios. Detalles en el artículo de la Parada 9.

sábado, 10 de septiembre de 2011

La Ilustración Española Americana – Año 1873

Con esta serie pretendemos dar a conocer las imágenes sobre Madrid de la revista La Ilustración Española Americana. Intentaremos ir publicando años íntegros y esperamos no saltarnos ninguna imagen (la búsqueda es muy complica y es fácil que algo se nos pueda pasar).

Estáis invitados a comentar cuanto queráis sobre los grabados, estamos seguro que entre todos podremos sacar el jugo a estas visiones del pasado.

Aspecto de la calle Hortaleza el día de San Antonio, abad (SIC)
La Ilustración Española Americana.
Enero 1873.
Autor: Miranda y X (así figura en la revista).

Nuevo depósito en construcción para las aguas del Lozoya.
La Ilustración Española Americana.
Enero 1873.
Autor: Rico sobre una fotografía de Laurent.


Construcción del Mercado de la Plaza de la Cebada.
Enero 1873.
Autores: Pellicer y Rico.
En futuras entregas veremos la inauguración del mercado.

Exterior del Museo del Prado.
La Ilustración Española Americana.
Marzo de 1873.
Autores: Ferrer y Varela.

Rendición de las palmas en la Iglesia de San Luis.
Abril de 1873.
La Ilustración Española Americana.
Autores: Ferran y Capuz.
Está iglesia estaba en la calle de la Montera. Fue incendiada en 1935. Para saber más sobre la iglesia podéis visitar el blog de nuestra amiga Inés
 


El Matadero de Madrid.
La Ilustración Española Americana.
Mayo 1873.
Autores: Miranda y Capuz.

Verbena de San Antonio de la Florida.
La Ilustración Española Americana.
Junio de 1873.
Autores: Pradilla y Rico.


El Jardín Botánico.
La Ilustración Española Americana.
Julio 1873.
Autores: composición Monleón, grabado Rico.


Conducción al almacén de la Villa de la estatua de Felipe III, que existía en la plaza Mayor.
La Ilustración Española Americana.
Julio 1873.
Autores: Perea y Pico.


Vista de la plaza Mayor (sobre fotografía de Laurent).
La Ilustración Española Americana.
Julio de 1873.
Autor: Rico.


El barrio de Salamanca.
La Ilustración Española Americana.
Agosto 1873.
Autores: Avendaño y Capuz.

Fuente en el puente de Toledo.
La Ilustración Española Americana.
Septiembre 1873.
Autores: Pie de Leopold y Rico.

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Autor: Ricardo Márquez
En este artículo también ha colaborado José Manuel Seseña.